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Última llamada para ver “Caperucita Roja, Muy Roja”, en La Paz

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Este sábado 26 de noviembre es la última fecha agendada este año de “Caperucita Roja, Muy Roja”. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). ArtEscena MkM invita a la presentación de la farsa “Caperucita Roja, Muy Roja” en La Paz, este próximos sábado 26 de noviembre en el Teatro Juárez, en su última fecha agendada para este año; la obra de teatro, dirigida por Mario Rey, es una comedia de humor negro escrita por Modesto Peralta Delgado, ganadora del Premio Estatal de Dramaturgia, “Ciudad de La Paz”, 2015.

La función de gala de “Caperucita Roja, Muy Roja” se presentará en el Teatro Juárez, en el Centro Histórico de La Paz, este próximo sábado a las 20:00 horas, con un costo de recuperación de 100 pesos. Boletos en taquilla.

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Bajo la dirección de Mario Rey, los actores y actrices invitan al público a presenciar la obra, sólo para adolescentes y adultos. Se trata de una farsa que parte de un final echado a perder del clásico cuento infantil, ya que en plena función, quien interpreta al Lobo Feroz, es un ser que realmente pretende comer gente;”Lo real… es lo que la gente quiere que sea real…”, señala el eslogan de esta puesta en escena de humor negro.

Mario Rey lleva un récord de 14 obras producidas en los últimos 7 años con ArtEscenaMkM, dentro de ellas se encuentran El cartero llamó 2 veces, Tita la muñequita, Gusy  y don Espuro, Los cuenta cuentos y Quien riera como llora Chavela, entre otras. Además, la puesta en escena cuenta con la música original de Lidia Calderón de la Barca.

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Peralta Delgado es el autor de la obra premiada por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2015, instituto que publicará este año el libro, de manera que la función será un referente cuando se realice la presentación editorial de esta comedia; este año, el escritor ha presentado en diferentes ciudades de Baja California y Baja California Sur “Prólogos a la Muerte”, Premio Estatal de Cuento 2013.

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¿Habrá un reencuentro de “Los Huizapoles”?; ¡Ah chingados, ¿se separaron?! (I)

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“Los Huizapoles” concedieron una entrevista exclusiva para CULCO BCS, por primera vez para un medio hablan sobre su trayectoria y aparente fin. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). En entrevista exclusiva —y por separado— para CULCO BCS, Armando Sepúlveda Rocha y Raúl Conde Peraza contaron la historia de “Los Huizapoles”, artistas de los más emblemáticos de Baja California Sur; cada uno habló de sus mayores logros y los motivos de su separación —la tercera— luego de aproximadamente 30 años de carrera en la que acumularon cinco producciones musicales y de 3 a 4 mil presentaciones en distintos foros de la República Mexicana.

Cité en un café a Armando Sepúlveda, quien dijo que son tantas las anécdotas que piensa escribir un libro. Señaló que su separación fue tranquila y en buenos términos, y que no descarta regresar a un foro, en un futuro, con su ex compañero, a una especie de gira de “reencuentro”. Según  él, esta tercera ruptura fue en el 2013, y tomando en cuenta que el nombre de “Los Huizapoles” nace en 1984, de haber seguido, en 2014 hubieran celebrado 30 años de carrera juntos. Ahora apenas se saludan —pues son vecinos en Chametla— pero no han querido coincidir en una misma presentación.

“Hasta habíamos durado mucho. Cualquier grupo es difícil que duren tanto tiempo (…) Creo que nuestro trabajo había dejado de tener un buen proyecto. Yo creo que ya no estábamos planeando muy bien lo que teníamos que hacer, lo que teníamos que decir, nos estábamos llevando por la corriente (…) Vas cayendo en círculos viciosos y eso te va alejando un poquito del buen propósito. Yo creo que cada quien traía otros proyectos personales que a la mejor no los habíamos realizado por hacer el trabajo en conjunto. Nos vino bien haberlo hecho. Yo en lo particular, retomé lo mío que es la música, retomé algunos proyectos (…) Me metí a la composición nuevamente, me sumergí bastante en la música; se puede decir que no hay algo malo qué decir de la separación, se puede decir que es algo bueno, y de ahí y casi los 30 años aprendí mucho de “Los Huizapoles” y aprendí mucho de Raúl, dejamos muchas cosas pendientes por hacer, realmente hay un horizonte muy amplio dentro del quehacer”.

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Por su cuenta —y solo—, Armando continúa haciendo música. Al preguntarle si, entonces, la ruptura fue en buenos términos, contestó que “fue una separación silenciosa, tranquila, sin reclamarnos nada, cada quien sabía lo que había hecho y lo que había dejado de hacer, y no hay ningún resentimiento, al contrario, aprendí mucho y nos abrieron muchas puertas, tuvimos muchísimas relaciones con gente de todos los ámbitos, y el reconocimiento”.

¿Estarías dispuesto a un reencuentro? Pregunté. “No sabe uno, lo que va a suceder hoy o mañana. Si el tiempo y las circunstancias lo permiten que volvamos a hacer un trabajo, adelante. Yo no estoy renuente a decir que el trabajo que hicimos se acabó. Probablemente juntos podamos tener una visión más madura más meditada, yo trabajando solo”, dijo. “No lo descarto, la misma gente ha habido propuestas, hay mucha gente que nos pide pero nosotros no lo hemos platicado, pero ya habido propuestas de trabajo”. ¿Cuál es la respuesta de Raúl Conde al respecto? No te pierdas la segunda parte de esta entrevista: da clic AQUÍ.

La historia

Todo empezó en 1976, por lo que su trayectoria en realidad abarcaría cuatro décadas este 2016. En aquel año, “el camarada” Adrián Gómez llegó hasta donde estaban un grupo de amigos que se reunían en el bazar del quiosco —cerca de donde antes estuvo pizzas La Fábula— en el malecón de La Paz. “Oigan, palomilla, hay un concurso de música latinoamericana”, les dijo, y esa experiencia marcó a Raúl Conde y Armando Sepúlveda a trabajar juntos en lo que más adelante  sería una exitosa fórmula. Ese concurso fue en la Ciudad de México, donde ambos fueron “estudihambres” en la UNAM.

Según Raúl, al ver que no tenían los instrumentos —ni los sabían tocar— de música latinoamericana, les propuso tocar las piezas folcklóricas sudcalifornianas, y así se fueron al Distrito Federal representando a BCS. En septiembre del 76 había pasado el huracán Liza, y para noviembre, estos trovadores choyeros ganaban el primer lugar nacional compitiendo con grupos de 20 estados de México, lo que los puso muy contentos y les dio la oportunidad de hacer una primera gira por el estado de Guerrero —entidad favorita para ganar el concurso, pero a la que desbancaron al segundo lugar.

Con canciones como Las calabazas y La suegra, este grupo de amigos bautizado como Baja Cactus, y más tarde como Dialecto iniciaba algo. Raúl y Armando estudiaban en la UNAM, el primero teatro y el segundo, música. El destino quiso que sus talentos para tocar la guitarra y contar chistes los unieran, y después de una temporada en la Ciudad de México, ambos se vieron, de nuevo, en La Paz. Estaban dispuestos a capitalizar sus dones. En enero de 1984 surge el nombre de “Los Huizapoles”, pues ocupaban otro nombre ya que en BCS no era nada original; “hasta los perros se llamaban Baja Cactus”, contó Armando.

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Foto: Internet.

Nacen Los Huizapoles

Raúl recordó que una noche de enero del 84 fueron invitados a tocar al centro nocturno Noche de Ronda —ubicado en El Manglito, por la Abasolo, a un lado del actual Chedraui Colima, en esta capital— y cuando un tipo les preguntó cómo se llamaban, ya que no les gustó “Armando y Raúl” o “Raúl y Armando” y les sugirió pensarlo porque “necesitaban un nombre de batalla”, a Raúl se le ocurrió entonces: “Los Huizapoles”.

Armando reconoce que el nombre se fue idea de su compañero. Por sus mentes les pasó ponerse “Los Cardones” —“pero nos dirían Los cabrones”— o “Las biznagas” —“pero estaba muy aputanado”—. Raúl cuenta que desde que aquel tipo los anunció en ese bar: “¡Y con ustedes Los Huizapoles!”, el público estalló en carcajadas.

El gerente de una radio local, Gustavo Gutiérrez —siguió Raúl— estaba en ese lugar y aunque le encantó el concepto le dijo “¿cómo que “Los Huizapoles”?, esta muy feo ese pinche nombre”, y les propuso nombrarse Los ases o Los diamantes. “¡No mames, no sabes de qué se trata esto!”, le respondió Raúl, quien asegura que su nombre embonaba muy bien por “el humor picante, las leperadas, y porque los huizapoles es lo más corriente que te puedas encontrar”, dijo entre risas.

No te pierdas la segunda parte de este artículo, con el resto de la historia.

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Este domingo en La Paz se presentará “Divino Pastor Góngora”

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José Sefami, actor mexicano de origen judío, interpreta “Divino Pastor Góngora”. Foto: Internet.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este domingo 20 de noviembre, en punto de las 19:00 horas, José Sefami se presentará en el Teatro Juárez de esta capital, con el monólogo Divino Pastor Góngora de Jaime Chabaud; el Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC) y la Secretaría de Cultura organizan y promueven esta puesta en escena de la Compañía Nacional de Teatro. El costo de entrada es de 250 pesos.

Divino Pastor Góngora, un ficticio actor de la Nueva España del siglo XVIII, que, tras haber acariciado la fama y el reconocimiento del pueblo y de la corte, huye perseguido por un inquisidor obsesionado con su captura, acusándolo de compartir la vida licenciosa que en la época se adjudicaba a los artistas del teatro, y de participar en los primeros círculos de conspiradores por la independencia de México. En su azarosa huida y, más tarde en su celda, Divino Pastor Góngora representa, narra y canta fragmentos de su alucinante vida teatral junto a sainetes, canciones y otros versos de la época que nos revelan a un actor virtuoso, pero también a un divertido antihéroe enamorado y sensual”, informa el ISC a través de un comunicado de prensa.

José Sefami, un actor mexicano de origen judío, es un histrión de cine, teatro y televisión, director de las revistas Paso de Gato y Cine Toma, quien ha participado en cintas como Amores perros, El infierno y Arráncame la vida; en Divino Pastor Góngora, es dirigido por Mauricio García Lozano, obra que se presentó este viernes en el Pabellón de la República en Cabo San Lucas, en el marco de la presentación de tres diferentes monólogos.

La función será la tarde de este domingo en el Teatro Juárez, ubicado en Belisario Domínguez entre 16 de Septiembre e Independencia, en la colonia centro de La Paz. Para mayores informes comunicarse al teléfono 612 1250207 y 1225011.

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“DeSazón” se presentó en La Paz; primeras actrices cocinaron sus recuerdos

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Foto promocional de la obra de teatro “DeSazón”, en Internet. Fotos interiores de Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). “DeSazón” se presentó la noche de este martes 15 de noviembre en el Teatro de la Ciudad. No es la primera narraturgia que se muestra en La Paz. Recordamos al menos tres puestas en escena, en los últimos meses en esta ciudad, donde la narrativa y la dramaturgia se unen en un foro, a través de largos parlamentos que conllevan a un punto en común entre los personajes. Así, esta obra de Víctor Hugo Rascón Banda (1948-2008) mostró a través de tres monólogos la vida de mujeres que simbolizan la multiculturalidad del estado de Chihuahua.

Julieta Egurrola dio vida a María Müller, menonita; Angelina Peláez a la maestra rural Consuelo Armenta; y Luisa Huertas a Amanda Campos, la tarahumara. Las tres primeras actrices de televisión encarnan la historia original —de 2003— de José Caballero y Alejandro Luna, bajo la dirección de Luis de Tavira, de la Compañía Nacional de Teatro.

A las 20:10 horas comenzó la obra. Julieta Egurrola salió de entre el público y un hombre le colocó un micrófono en un escenario desnudo, vestido sólo con unas cuantas sillas. La mujer menonita, de origen —y acento— europeo cuenta el despojo sufrido a las propiedades de su familia por parte de los bancos, y el virtual abandono cuando su esposo sale a trabajar a Estados Unidos. Angelina Peláez siguió, con un divertido relato de amores en medio de una violenta comunidad asediada por el narco. Finalmente, Luisa Huertas cuenta cómo llegó a convertirse en la mujer tarahumara huyendo de los militares y rescatada por un integrantes de esa etnia.

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A su manera, cada una de las mujeres nos informaba de ciertas estampas del estado de Chihuahua. Las tres, tocadas por la violencia o la marginación, contaban sus relatos a manera de talk show, mientras daban recetas de cocina, quedando sus historias en un punto de suspenso del que no se prevé, precisamente, un final feliz. Al contrario de sus comidas, sus vidas no parecían terminar de cuajar.

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Al transcurrir los casi 90 minutos de la puesta en escena, entre los asistentes que llenaron la parte de abajo del recinto y buena parte de arriba, empezó a haber gestos de aburimiento e impaciencia. La obra llegó a sentirse un poco lenta. El sonido no ayudó nunca —acaso ¿no se hacen pruebas de audio?  ¿Por qué contando con el beneficio del micrófono apenas se oían las actrices?— y tampoco vi justificación de que no se terminaran de apagar las luces de arriba del público.

Y no es que las actrices hayan fallado. Al contrario: hicieron gala de una memoria maratónica, una perfecta dicción —incluso, un acento muy asertivo a sus interpretaciones— y una estupenda corporalidad, muy adentradas en sus personajes. Sin embargo, de pronto se escuchaba más el aire acondicionado —o las toses o estornudos— que sus voces; y no faltó la imprudencia del público: una asistente abandonó la sala desde la primera fila, y Luisa Huertas —casi al final de su interpretación, no sabemos si aún dentro de su personaje o no— “agradeció” que se hubiera ido porque “nomás estuvo picándole al celular”, cosa por la cual, ya en camerinos, fue apoyada por quienes convivimos un breve momento con las actrices.

Esta vez no hubo una ovación de pie unánime, incluso, algunos parecieron salir a toda prisa. Con todo, no deja de ser una interesante historia y muy bien interpretada. Más allá de lo escénico, DeSazón contiene un relato fuerte, crítico, y señala la vulnerabilidad de mujeres maduras que fueron alcanzadas por algunos de los principales problemas que siguen  acosando al México actual. Una última anotación: Angelina Peláez fue espléndida en su interpretación, su personaje, creo, fue el más carismático para el público paceño que asistió anoche al Teatro de la Ciudad.

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