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Crítica: Star Wars, Los últimos Jedi

FOTOS: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Entretiene.

¡Alerta! Esta reseña tiene spoilers. Y aunque generalmente recomiendo no leer hasta ver la película, mi decepción fue tan grande después de ver este filme, que ahora los invito a leer la reseña, conocer los spoilers y unirse a mi pena. Sí, me he convertido al Lado Oscuro…

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Uno de los conceptos que aprendes cuando estudias alguna rama de la comunicación es que la objetividad no existe. La objetividad es un mito que se busca, se desea, se aspira a ser una persona objetiva e imparcial pero eso es una misión prácticamente imposible. Sin embargo, es la búsqueda genuina de la objetividad la que puede darle un ápice de credibilidad a la fuente que emite la información. Esto viene a cuento porque para mí fue imposible desprenderme de mi alma warsie en un viaje cuasiastral para no sentirme afectado por la carencia de emociones y valores,  y para rematar, un allanamiento destructivo de los cánones casi sagrados que representa Star Wars. Cánones que fueron retorcidos,  centrifugados y expuestos a radiación solar de una manera brutal —y bruta— por el director Rian Johnson. Así que bajo esta advertencia de declararme un seguidor fiel de la saga cinematográfica de Star Wars —warsie en idioma fanático— es que viene esta disertación sobre la apabulladora decepción que fue esta experiencia cinematográfica.

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No recuerdo haberme sentido tan vacío al escuchar la música de Johnn Williams —que tradicionalmente despiden todas las películas de esta saga—, como en esta ocasión. Y es que más allá de haber pulverizado el personaje de Luke Skywalker y de presentar una nueva generación de protagonistas que no parecen dar el ancho para soportar esta historia, el filme tiene un ritmo muy lento que es acentuado por todas las situaciones que no reflejan ninguna trascendencia en la historia de la saga. Ni en las vapuleadas precuelas pudimos decir que no fueran trascendentales los hechos que vimos como en esta nueva entrega. Aquí, aunque la puesta en escena es perfecta y espectacular, es la ausencia de espíritu y sustancia las que hacen que se tambalee de manera mortal el resultado final del filme.

Puede ser que Rian Jonhson nunca supo el terreno donde se movía, o nadie le dijo a qué se enfrentaba, o peor aún, tuvo un ataque de soberbia y así como Luke Skywalker desecha el sable de luz que Rey durante dos años esperó entregarle —dos años es un decir—, Jonhson con el mismo desdén se desprende del canon que ha hecho a Star Wars el mito que es hoy.

No es que se desprecie o se fustigue en contra de la reinvención, sino que esta película no era el momento adecuado para hacerla. La oportunidad de reinvención era en The Force Awakens, y al entregar un muy buen film que rehízo el Episodio IV y que despertó todos esos midiclorianos que estaban algo aletargados en nuestra sangre, perdieron la oportunidad de esa reinvención. Todo lo que construyeron y las expectativas que crearon en el filme anterior nos prepararon a un camino que quería más emociones y descubrimientos épicos, y no irnos arrancando poco a poco nuestra alma galáctica que para la mitad de la película, sólo esperaba ese momento glorioso que pudiera darnos algo en lo cual pudiéramos sostener nuestra fe en La Fuerza. Pero no, el momento nunca llegó y cada nueva revelación, cada nuevo giro se convirtió en algo chocante, en algo por desechar y en algo criticable. En nuestra mente hambrienta de gloria cósmica, cualquier cosa que no supiera a Luke en un regreso triunfal, a Rey con un origen heroico, a Snoke como una reminiscencia de algún Sith, a Kylo Ren como el legítimo heredero de Darth Vader, o alguna repentina aparición de un viejo Lando Calrissian o a un Chewie mucho más activo. Digo, sustituir a Han Solo por los porgs es algo arriesgado: muy arriesgado y tonto.

¿Pero la película es espectacular? Sí, mucho. ¿Salen nuevas naves espaciales? Sí, medio traqueteadas pero las hay. ¿Conocemos nuevos planetas? ¡Un planeta casino y uno hecho de sal roja que se ve bien bonito en la pantalla! ¿Entonces sí es Star Wars? No, la película me dejó la sensación como si el alma de esta historia hubiera sido poseída por algún capítulo de Star Trek. ¿O de qué otra forma explicar esa “trama” de una persecución hasta que se les acabe el combustible?

La Primera Orden Descendiente del Imperio capaz de crear tres planetas que son un arma en sí mismo, que cuenta con un ejército de stoormtropers y recursos de naves ilimitados, no puede atrapar y destruir de una vez por todas a una simple flota rebelde que está atrapada y a punto de ser aplastada. Y a todo esto ¿que es la ‘Primera Orden’? Al parecer a nadie le importa, los habitantes de Canto Bight se ven felices y sin ninguna razón para que le quiten lo suyo, y por otro lado nadie responde al llamado de los rebeldes porque quizás, las cosas realmente están bien y esto más bien es un pleito entre dos facciones de la galaxia. Adiós al Senado y a la República, la épica espacial fue reducida a un pleito entre barrios, entre dos grupos extremistas que aún creen en la Fuerza y en los ‘lados oscuros’ y ‘brillantes’ de la misma. En pocas palabras, tanto la Primera Orden, como la Rebelión son intrascendentes en la galaxia. Quizás por ello Luke se retiró de la batalla, quizás por eso Lando nunca llegó al llamado y DJ vio una oportunidad de ganarse un dinero fácil, engañando a dos bobos rebeldes que pelean por… ¡Realmente no sabemos por qué!

Pero sin duda, en dos años ahí estaremos esperando con ansias el Episodio IX, sin muchas expectativas y ahí sabremos si este trago amargo era realmente necesario y todo era parte de un plan espectacular, o simplemente ya no supieron que hacer con una de las mitologías más importantes de la historia del cine.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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Rogue One: la Fuerza no se extingue; Star Wars de nuevo al cine

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La nueva de Star Wars ya está en los cines de La Paz. Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por: Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Qué se puede decir de una película de la saga de Star Wars que no pueda ser un spoiler? Poco, sin caer pronto en la redundancia, y es por eso que aquí viene una seria, muy seria advertencia: ESTA RESEÑA TIENE UNOS CUANTOS SPOILERS, QUE AUNQUE CONSIDERO QUE NO SON FUNDAMENTALES PARA EL DISFRUTE DE LA PELÍCULA, PUEDE GENERAR ALGUNA CONTROVERSIA. Y si ya la vieron, no duden en comentar al final de este texto.

La función estaba programada para las 12:01 horas del 15 de diciembre de 2016. A diferencia de otras funciones de estreno de media noche, en esta ocasión no había muchos sables de luz rondando en la audiencia, ni Yodas, ni Chewbaccas, ni Darth Vaders. Por ahí alguien se aventuró a llevar una capa simulando el atuendo del villano Orson Krennic interpretado por Ben Mendelsohn, pero reinaba una calma expectante, con la emoción bien guardada para evitar alguna decepción galáctica.

La sala se encontraba casi llena, y a pesar de un retraso de media hora en el inicio de la función, parecía que el público no tenía mucha prisa por presenciar el estreno. Casi no hubo silbidos y el grito de cácaro se escuchó una o dos veces. O los smartphones nos siguen succionando con mayor eficacia la atención en momentos ásperos, o la desvelada afectó a la mayoría del público, o es tanto el temor a una cinta que falle en su cometido que como condenados a muerte, tratamos de estirar el tiempo hacia lo inevitable lo más que se pueda.

Y por fin llegó. El fondo negro con las letras azules que nos dicen que hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana, ocurrieron los eventos que estamos a punto de presenciar. Algunos aplausos. Y en un chispazo, estamos en el espacio ante un planeta azul que tímidamente asoma sus continentes ante nuestros ojos. Empiezan las cejas levantadas y los pensamientos en voz alta. ¿Y la música de Star Wars? ¿¡Y las letras amarillas que nos cuentan los antecedentes de la historia!? Desde un inicio, el director Gareth Edwards se desprende la saga original y se posiciona como un spinoff que busca su propio estilo y personalidad. Un estilo más crudo, violento, sarcástico, dinámico y realista. Una fotografía de muchos más colores y contrastes que las trilogías originales, y una música que sigue el canon, pero que se eleva con personalidad propia.

Tenemos también a un grupo de rebeldes comandados por la mercenaria Jyn Erso, interpretada por la carismática Felicity Jones y el Capitán Cassian Andor, rol de un  sobresaliente Diego Luna, que llevan el peso de la trama en sus hombros. Una mercenaria que ha tenido que sobrevivir en un mundo violento por su cuenta, y un miembro del ejército que está condenado a cumplir órdenes por una causa y un ideal que se difumina poco a poco. Junto a ellos, Forest Whitaker como Saw Gerrera nos trae a un líder y mentor radical –algunos le llamarán extremista–, Donnie Yen a un ciego creyente de la Fuerza que nos regala las mejores secuencias de pelea del filme; Wen Jiang como el aguerrido Baze Malbus; Riz Ahmed como el piloto Bodhi Rook; Mads Mikelsen como el padre de Jyn, Galen Erso; y Alan Tudyk como el androide K-2SO.

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Y todos ellos habitan el universo creado por George Lucas a su manera. Aquí la inocencia e ingenuidad que Anakin, Luke o Rey nos mostraron en sus inicios como protagonistas de sus respectivas trilogías no existe. Desde su niñez, Jyn Erso estaba preparada para pelear y subsistir de la manera que fuera necesaria. Del mismo modo, los rebeldes al Imperio Galáctico no son un aura de bondad y buenas intenciones, así como los oficiales del imperio pueden tener amigos y criar a su familia en la mismísima Estrella de la Muerte. Y aunque no se profundiza más en la historia para no perder de vista quienes son los buenos en este relato, se deja plantada una semilla que de florecer, nos puede evidenciar que rebeldes e imperiales luchan por lo mismo: poder, sólo que en diferentes trincheras.

Pero a pesar de estos cambios, todo el universo de Star Wars se mantiene firme y convincente en la pantalla. El filme aprovecha todo lo que ya sabemos y no se detiene a explicar mucho quienes son los malos y los buenos y porqué, eso ya lo conocemos de sobra. Y nos muestra a los X-wings en batallas épicas contra los ATT, destructores y cazas imperiales. Algunos cameos entrañables y otros sumamente sorpresivos. Es una nueva historia, con un nuevo punto de vista, con los elementos que han hecho histórica toda la saga de Star Wars.

Y lo que fue una expectativa moderada y emoción contenida, se desborda en los minutos finales. Alaridos, risas, aplausos y resoplidos por haber presenciado un espectáculo fílmico a la altura quizás, del Episodio V (El Imperio Contraataca), y nos hace confiar en esta idea de los spin offs que a muchos tenía nerviosos. Ya una vez George Lucas por un pelito echaba todo a la basura con sus precuelas y sus Jar Jar Binks, pero parece que la mitología está en buenas manos –las manos de Mickey Mouse-, que la fuerza lo acompañe.

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