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Culminan participación de JNC2023

FOTO: INSUDE

La Paz, Baja California Sur (BCS). Por medio de un comunicado de prensa por parte del Instituto Sudcaliforniano del Deporte (INSUDE) se informó que, este domingo llegó a su fin la participación de la delegación de Baja California Sur en la primera etapa de los Juegos Nacionales CONADE 2023 que se llevan a cabo desde Villahermosa, Tabasco, dejando un balance positivo con la obtención de un total de 19 preseas, mismas que se acumulan al medallero general otorgadas por las disciplinas de luchas asociadas, karate y taekwondo a lo largo de un mes de competencia.

Cabe señalar que la disciplina de karate es la que rindió de buena manera en esta edición, contabilizando 10 medallas reflejadas en una de oro que fue obtenida por Jorge Isaac Suárez Nieves, dos de plata por Santiago Elías Urquídez Ojeda así como Daniel Alejandro Cruz Romero y siete de bronce gracias a Carlos Armando Martínez Solís, Mónica Yaretzi Rivero Castañeda, Carlos Esteban Salgado Ochoa, Allison Naomy Martínez Covarrubias, Ernesto Alberto Aguilar Islas, así como los equipos juvenil mayor (Déborah Mendoza Arnaut, Gloria Yesenia Cabrera Palomino, Karla Ashli Vázquez Gómez y Rosa Lucía Zúñiga González) y superior femenil (Allison Naomy Martínez Covarrubias, Mónica Yaretzi Rivero Castañeda, Sofía Cervantes Ruíz y Valeria Nicole Velázquez Romero).

Por su parte, la disciplina de luchas asociadas se agenció cinco medallas, de las cuales dos fueron plateadas por la vía de Rommel José Murillo Yuén y José Luis Navarro Nolasco, así como tres de bronce otorgadas a Ingrid Marilú Alcaráz Tolentino, Winston Gerardo Navarro Vega y Víctor Hannyel Estrada Armenta. En materia de taekwondo, se pronosticaban alcanzar una gran cantidad de medallas, no obstante, se pudo obtener cuatro preseas donde una de plata le corresponde a Marco Eduardo Guluarte Agúndez, así como tres de bronce que están en propiedad de Óscar Saúl Pulido Maza, Luís Raúl Cuevas Olachea y Estefanía Valdéz Cota.

Finalmente, se informó que, Baja California Sur culmina la primera etapa de la magna justa nacional con un total de 133 medallas, contabilizando 30 de oro, 43 de plata y 60 de bronce, concluyó su comunicado de prensa.




¡Qué viva México!

FOTOS: Internet

Colaboración especial

Alejandro Aguirre Riveros

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¡Alerta spoiler! Pero nada que no te ahorre el sufrimiento de sentarte a ver ¡Qué Viva México! (2023), la última entrega de Luis Estrada, el rebelde de la cinematografía mexicana, famoso por sus ataques frontales y sin piedad a la política y la sociedad de nuestro país. En sus cintas pasadas, Estrada ha demostrado una capacidad notable para mezclar el humor y la sátira en una disección brutal de la realidad mexicana. Sin embargo, en esta ocasión, su nuevo proyecto deja mucho que desear.

A lo largo de su carrera, este audaz director ha homenajeado a los grandes del cine internacional, desde Fellini hasta De Sica, y ha incorporado elementos de la Época de Oro del cine mexicano, en especial de humoristas como Cantinflas y Tin Tan. Pero en esta ocasión, lo que nos entrega es más una caricatura que una película, y nos deja preguntándonos: ¿Dónde quedó Estrada?

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Después de casi una década de silencio desde “La dictadura perfecta” (2014), Estrada vuelve con “¡Qué Viva México!”, una cinta que genera mucha expectativa pero que termina cayendo en una parodia de sí misma. Nos presenta la historia de Pancho Reyes, quien tras olvidar sus raíces humildes durante dos décadas, regresa a su pueblo natal, La Prosperidad, para enfrentarse a una guerra despiadada por la herencia de su adinerado abuelo minero.

Los Reyes de La Prosperidad, una excéntrica familia que no duda en usar cualquier medio para ganar esta guerra por la herencia, se transforman en el centro de un espectáculo caótico y folclórico. Pero lo que parece un inicio prometedor se apaga a medida que la película se prolonga. Lo que podría haber sido una crítica mordaz y aguda se convierte en un enervante espectáculo de tres horas que te deja exhausto y frustrado.

El humor, que alguna vez fue la gran arma de Estrada, se siente forzado y repetitivo en ¡Qué Viva México! El contraste entre los familiares fifís y “el pueblo noble” pierde su gracia en poco tiempo y lo que queda es un abismo sombrío de desesperanza donde ningún personaje se salva. En lugar de ofrecer una visión fresca y audaz sobre el México contemporáneo, Estrada nos presenta una cinta llena de estereotipos y clichés que parecen sacados de un meme de Facebook.

Los personajes son caricaturas sin redención, lejos de la complejidad y profundidad que nos había acostumbrado este maestro del cine. Desde el corrupto gobierno hasta la población de doble moral, todos reciben su dosis de ironía, pero lo hacen en una serie de chistes y situaciones que parecen más propias de una telenovela de bajo presupuesto que de una película de un director reconocido como Estrada.

Y aquí es donde duele más. ¡Qué Viva México! se siente como una oportunidad desperdiciada, una crítica superficial que se queda corta en todos los aspectos. En lugar de ofrecer una visión incisiva y mordaz de la sociedad mexicana, la cinta cae en la repetición y la trivialidad, sin ofrecer nada nuevo o provocador.

Estrada, alguna vez considerado un visionario, parece haberse rendido ante la facilidad de los estereotipos y el humor simple. Su crítica, antes aguda y penetrante, se ha diluido en una lluvia de chistes sin gracia y situaciones forzadas que apenas provocan una sonrisa. Su película se convierte en un reflejo sombrío de la desesperanza y la corrupción que parece justificar lo mal que está México, sin ofrecer ninguna propuesta o solución.

Este mar de trivialidades se siente aún más evidente en la construcción de los personajes. Los actores, algunos de ellos reconocidos por su talento, como Damián Alcázar y Joaquín Cosío, parecen perdidos en este revoltijo de clichés y situaciones ridículas. A pesar de que interpretan tres roles distintos, la falta de un guion bien desarrollado y una dirección clara convierte sus actuaciones en algo olvidable.

Estas referencias a Los Tres Huastecos, una clásica película de la época de oro del cine mexicano, parecen forzadas y sin ningún sentido, como si Estrada estuviera tratando de emular el éxito de sus anteriores cintas sin realmente entender lo que las hacía únicas.

Incluso el mensaje político, siempre presente en las obras de Estrada, se pierde en este mar de absurdos. Lo que debería ser una crítica mordaz al nuevo jugador en la escena política mexicana, Morena, se convierte en una sátira superficial y vacía, que no aporta nada nuevo a la conversación.

La duración de la película, innecesariamente larga, solo agrega a la frustración del espectador. Lo que podría haber sido un divertido sketch se convierte en una agonía de tres horas que se siente más como un castigo que como una experiencia cinematográfica.

En conclusión, ¡Qué Viva México! es una gran decepción. Lejos de ser una crítica audaz y mordaz a la política y la sociedad mexicanas, se convierte en una burla de sí misma, que deja al espectador con un sabor amargo y la sensación de haber desperdiciado tres horas de su vida. Es una lástima que un director tan talentoso y provocador como Luis Estrada haya perdido su rumbo de esta manera.

Nos queda la esperanza de que este patito feo de la filmografía de Estrada sea solo un traspié y que en el futuro nos entregue cintas que nos devuelvan la fe en su talento. Mientras tanto, quédense con La ley de Herodes y olviden que ¡Qué Viva México! existe. Porque, aunque suene duro, este es un filme que ni merece ser recordado ni, mucho menos, ser visto.

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