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Invita UABCS a rally literario ‘Andanzas Nocturnas‘; habrá intercambio de libros

FOTOS: UABCS

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el objetivo de fomentar la lectura entre la comunidad estudiantil y la sociedad sudcaliforniana, la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) realizará la IX edición de “Andanzas nocturnas”, un espacio donde los asistentes dan lectura a textos literarios de los géneros poesía, narrativa, ensayo o dramaturgia, informa en un comunicado la UABCS.

De acuerdo con Ariadna Mendoza Romero,responsable del Fondo Editorial de la institución, el evento se llevará a cabo el próximo miércoles 13 de febrero, entre las 17:30 y las 20:00 horas, en el espacio universitario conocido como el “Jardín de los Mangos”, ubicado junto al edificio del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Jurídicas (CSH-02).

Mendoza Romero explicó que el encuentro se realiza por la tarde-noche con la intención de darle un ambiente bohemio; para lo cual, incluso, se enciende una fogata, donde los participantes realizan el rally literario, dan su opinión sobre diversos textos, intercambian o venden sus libros e incluso se hacen acreedores a diferentes premios.

“Hemos llevado a cabo esta actividad cada inicio de semestre, con la intención de que los alumnos puedan romper el hielo y convivir un par de horas con estudiantes de otras carreras; asimismo, damos oportunidad a que lean textos propios y con ello también fomentamos el talento literario que hay en la Universidad”, enfatizó.

Ariadna Mendoza Romero añadió que aunque generalmente la asistencia es en su mayoría público universitario, la invitación se hace extensiva para toda la comunidad sudcaliforniana que deseen pasar una tarde literaria amena; conocer autores que quizá le son desconocidos, o inclusive compartir algunos pasajes de obras propias, concluye así el comunicado de la UABCS.




El vals de los monstruos, de Lola Ancira

FOTOS: Internet

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Leer resulta una transformación en cada libro; al terminar nos quedamos con una sensación, una reflexión o simplemente pasamos a lo que sigue. No obstante, hay libros que van más allá y nos sacuden, nos impresionan no sólo por la calidad con que fueron escritos, sino por los temas que abordan y que algunos lo hacen de un modo especialmente perturbador. Ese es el caso de El vals de los monstruos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018), de Lola Ancira (Querétaro, 1987), una danza de aberraciones, en efecto, que muestran el lado más oscuro de la naturaleza humana y que no salimos indemnes al concluir. Es un magnífico libro de cuentos producto de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), a través de Jóvenes Creadores, en 2014-2015.

Distintos elementos entran en juego para converger en puntos torales que nos definen a los personajes, tan poco dueños de sí mismos y más esclavos de sus instintos, de sus emociones más grotescas. Es una forma de esclavitud que se ejerce en la oscuridad del anonimato, como una experiencia para nada redentora, si no que al contrario rompe con sus paradigmas morales y los asume como una cuestión normalizada dentro de su esfera particular. Estas criaturas de Lola Ancira no son de un universo alterno, ni producto de una fantasía literaria, que aunque son de ficción, provienen de la fuente inagotable de la realidad.

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Vemos cómo el ajedrez, por ejemplo, entra en un espectro de competencia extraña y cómo un androide ilusorio hace de la narración una exhaustiva manera de contarnos cosas que tal vez no nos gusten, pero que ahí están detrás del telón de la vida diaria; sostiene la historia de principio a fin, mostrándonos una falsa realidad, como es, de hecho, en todos los demás relatos. El miedo es otro elemento que Ancira aborda con aristas más complejas, donde se entrelazan el amor, la muerte, la enfermedad, el sueño como una manifestación contra la cotidianeidad y su pérdida irreparable y que deriva en la vejez como una cárcel atemporal.

También entran en juego la estructura de las relaciones humanas, tan complicadas para todos, centro motor de todas nuestras desavenencias y desamores. Pero este vals que nos propone Lola Ancira está muy lejos de un salón aristocrático en fiesta opulenta, es el baile de animales humanos cargados por sus instintos deformes, con la atenuante del pensamiento distorsionado que los vuelve evasivos, incapaces de comprender la dimensión de sus comportamientos atípicos, pero que desarrollan sin recato desde la locura, el dolor y la violencia.

Lola Ancira nos expone a sus criaturas desde la barrera, como una manera de hablarnos de esa otra circunstancia que nunca se hace pública hasta que los vemos en la nota roja o se hace un escándalo mediático que funciona muchas veces como cortina de humo. Y lo hace una manera maravillosa, con un don de poesía, una sensibilidad que sin miedo nos pone frente a nuestros ojos un microcosmos bizarro, doloroso y repulsivo.

Interactúan la reflexión interior, las relaciones fracasadas, la sensualidad, el erotismo distorsionado, el incesto y paradójicamente la familia como punto de apoyo para no perdernos en las penumbras de personajes tan incómodos, desolados y descarnados por sus propias desgracias y apetitos sexuales; tal como sucede en el relato de un proxeneta que abusa de niñas, descritos con la maestría de quien es capaz de vencer los más miserables modos de poner frente a nosotros la conducta humana.

Aquí hay que decir que la mujer juega un papel muy importante en cada historia, donde la vemos vulnerable y también esclava de sus propias manías y afrentas. En este libro no hay buenos y malos, hay hombres y mujeres guiados por rieles inconmovibles, de los que no quieren bajarse por ser parte de sus vidas. El vals de los monstruos es una danza que como lector resultará difícil aprender sus pasos, y aun de bailarlos con alguna pareja, pero que en definitiva sabremos descubrir otra visión, ponernos otros ojos para mirar, no sin resquemores, a monstruos que acechan en la oscuridad pero también a plena luz del día.

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Epigrafilia, la poesía adnominal de Raúl Cota Álvarez

FOTO: Facebook / Interior: Internet

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Raúl Cota Álvarez es sin duda uno de los poetas e intelectuales sudcalifornianos más influyentes dentro del contexto de la ciudad de La Paz. Ha logrado concebir importantes proyectos culturales que han beneficiado a un gran número de jóvenes interesados en la Poesía, a través de talleres literarios y de ediciones de revistas y colecciones de plaquetas con poesía, cuento y ensayo. Su labor incansable ha permeado en varios sectores, lo cual ha facilitado la difusión y promoción de la Literatura en todos sus ámbitos.

Por otro lado, también es un poeta que ha sabido construir su poesía a base de esfuerzo, constancia y dedicación. Iniciación al fuego es su primer libro de poemas y con el que dio pauta para que conociéramos algo de su producción. Ese libro entraña una búsqueda profunda de la significación de la realidad, una propuesta sobre los impactos del silencio y el cómo la poesía termina siendo nuestra forma de solucionar cada uno de esos frentes. Iniciación al fuego es una exploración que reivindica a su autor de sus propios exilios de la vida cotidiana y nos pone como lectores ante la posibilidad de entender las contingencias que significa vivir.

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Recientemente se publicó su libro, Epigrafilia, con el que ganó el Premio Regional de Poesía Ciudad de La Paz 2016, dando un paso importante hacia la consolidación de su obra personal, donde encontramos a un poeta más maduro, con sus mismas obsesiones y con un empecinado decir sobre las cuestiones sensorias, destacando su ritmo envolvente que nos lleva de la mano hacia un canto que trata no de revelarnos algo, sino de desnudar sus propios descubrimientos.

Escribir poesía no es fácil y él lo sabe, pero logra superar los escollos con cada nuevo poema y con un nuevo tratamiento. Los espejos, las errancias, la piel, las caricias, los silencios, la sensualidad, el mar, la arena, el agua son elementos que se despliegan y juegan un papel importante en la construcción de sus tropos. Nada más agradable que leer un poeta que va hacia el objeto para mostrarlo en sus diversas interpretaciones.

La poesía de Raúl Cota Álvarez no es fácil ni podemos esperar entenderla a la primera, porque su apuesta poética no va en ese sentido, sino en el de explorar la palabra, el verso y el poema como producto final, jugando con imágenes, metáforas y quitando las máscaras a la realidad con una actitud honesta. Y justamente su actitud honesta es lo que deja ver que su poesía va creciendo con él. No obstante, como lector veo que hay algunas construcciones sintácticas dentro del poemario que debilitan su escritura, que son manías u obsesiones que al escribir pasamos por alto porque no nos damos cuenta por estar imbuidos en el ritmo o en la idea del poema.

Así, a lo largo del libro hallamos 194 formas de agregarle al sustantivo adjetivos o complementos adnominales, que para un libro breve y poemas breves, resultan un exceso, pues tienden a ser monótonos y corren el peligro de ser una letanía, excepto en aquellos casos donde se libera de esas formas de escribir. Aquí algunos ejemplos:

  1. cobijo del suspenso,
  2. espasmo de la ausencia,
  3. olvido de la voz
  4. pájaros del miedo.
  5. engaño de la rosa
  6. la noche de tu cuerpo,
  7. el humor insano del silencio
  1. el naufragio del origen,
  2. el pulso del vientre
  3. fuerza del bullicio.
  4. el oficio del silencio.
  1. el vino espeso de los sueños,
  2. errante en la memoria
  3. el acecho del reflejo en los cristales,
  1. catarata de transparencias ancestrales
  2. piel de la ventisca.
  3. ascensión de olas enclaustradas
  4. íntimo horizonte del instante.
  5. astillas de luz a la deriva
  6. hallazgo hecho carne en el aliento.
  7. recuerdo del silencio
  8. memoria en la aduana del olvido.
  9. la entraña de la sangre
  10. el vaho cardinal del tiempo.
  1. la silueta de los nombres,
  2. el filo del silencio
  3. la piel del tacto
  4. la breve eternidad de su reflejo.
  5. la veleta de su sangre
  1. la sombra del silencio,

Todos ellos reflejo de un poeta que conoce el lenguaje, pero que al basar el hilo conductor de sus poemas en ese fraseo, hace que el salto poético se obstruya y no logre la sorpresa estética que hizo en su primer libro. Incluso en su otro libro Canto de las mutilaciones se repite ese modelo retórico. Estoy más que convencido que Raúl Cota Álvarez es un poeta que impacta, que convence, que resuelve sus cuitas diarias con la búsqueda de una poesía que hable por él, donde aprendemos de él y disfrutamos de una poesía que se desgaja y promete nuevos y mejores tiempos.

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La realidad es un balde de agua fría. ‘Los Cuentos breves’ de Gabriel Rovira

FOTOS: Cortesía

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Es un cliché decir que la realidad supera la ficción. Esa frase está provista la mayor parte de las veces de la brusquedad con que nos enfrentamos a los hechos a pesar de nuestros intentos de sabotearlos y con ello hallar acomodo en alguna fantasía mental que nos haga evadirnos de esa realidad. La Literatura está colmada de eso, abreva a través de sus creadores elementos de la vida cotidiana tratando de reflejar en ella algo de lo que han experimentado, vivenciado y sufrido a través de los años.

La Literatura que se escribe hoy en día ha adquirido distintas convenciones, donde prevalece lo comercial y se va dejando de lado la coyuntura estética en aras de que los libros se vuelvan objetos masivos aunque carezcan de calidad. Muchos de ellos son sólo fórmulas bien estructuradas que enganchan a públicos que no están interesados en las formas del pensamiento ni en los cuestionamientos de la realidad, y que son presentados como “literatura”, pero que son de “superación personal” o historias que no tienen otro sentido que entretener sin provocar escozor intelectual. Otro componente es la Literatura que tiene fuerte tendencia a ser breve, síntoma sin duda de la premura y velocidad con que se viven en las ciudades, pero aún con la idea de una narrativa que explora distintos ángulos de la condición humana, como sucede en Cuentos breves, de Gabriel Rovira.

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Gabriel Rovira es uno de los escritores más completos de Baja California Sur: autor de varios libros de poesía, narrativa y ensayo, es maestro de generaciones de estudiantes de Literatura y con ello incluso, por añadidura, formador de narradores, ensayistas y poetas desde las aulas de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS). He tenido la oportunidad de entrevistarlo en más de una ocasión y es sin dudas un gran conversador, con una amplia gama de temas que nos muestran la pasión con que vive la Literatura, tal como sucede en su obra.

Su más reciente libro, Cuentos breves, es un repaso instantáneo por la vida diaria, donde podemos ver lo que la realidad hace en unos personajes, no obstante que a nosotros nos deja la certidumbre de que la realidad tiene muchos ángulos y que la ficción sólo es un pretexto para hablar de lo que no conocemos de ella. Seis relatos breves que tienen como centro de reunión esa realidad, una manera juguetona e irónica de abordar inquietudes y dudas, pero también certezas, aunque éstas se parezcan demasiado al caos.

Por ejemplo, en el cuento El mago, la magia y la realidad conviven como dos opuestos en una fusión perfecta, sin embargo, la realidad termina imponiéndose: un mago intenta hacer que una taza levite con el sólo poder de su mirada, acto que termina logrando, pero la voz de su mujer hace que la taza se precipite en su ascenso. El mago repite el experimento con el deseo de que la taza vuelva a elevarse, pero la voz de la esposa otra vez lo regresa abruptamente a su condición cotidiana y terrenal.

En Anillo, su cuento más enigmático y simbólico, está la historia de un hombre que sueña que una serpiente de fuego ataca a su mujer y que despierta y le cuenta lo que soñó, y esta le dice que soñó lo mismo y le muestra las quemaduras, y luego despierta a su mujer que le contaba que una serpiente la atacaba y quemaba su cuerpo, es decir, un sueño sobre otro sueño hasta que la realidad se impone. La serpiente siempre ha sido símbolo de maldad y sabiduría, pero también de deseos sexuales reprimidos; por otro lado, el fuego es purificación y cambio. A eso hay que agregarle el horror de estar atrapado en un sueño, donde no se distingue entre lo que es real y lo que es onírico. Al final la realidad es más fuerte incluso que una pesadilla.

En Mielecita, un marido agradece a un joven el que su mujer haya cambiado debido a él, y lo amenaza con matarlo si la deja, pero que, eso sí, no le sea infiel y que nunca quede mal con ella. En la tercia restante de cuentos: Agenda, Sed y Un hombre de costumbres, la conjunción de ingredientes de la realidad se hace evidente, la historia de las relaciones humanas como eje central: una mujer que desea la independencia y hacer lo mismo que el hombre —también la plomería—, aunada a la frustración conformista de andar con alguien que no ama y que considera poca cosa, lo que hace patente que no tolera su realidad ni los cambios que ejerce; asimismo, vemos en otra vertiente que la realidad se impone al pensamiento y a los deseos, donde al final queda la tribulación y el vacío.

En su último relato, un hombre no puede —ni quiere—, escapar de su destino inefable —”costumbre le llama—, y asesina a su mejor amigo porque se acuesta con su mujer; planea el crimen perfecto con apariencia de suicidio. La historia deja abierta la idea de que lo que cuenta al otro en la cantina sólo es una fantasía por lo que no sabemos si es real o no. Cuentos breves es un libro escueto que hay que leer como gozo literario para que nos enfrentemos a otras aristas de la realidad.

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‘La compañía inglesa’, de Jorge Postlethwaite

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La gran diferencia entre la Literatura sajona y la hispana puede resultar ocioso escudriñarla, pero cuando hacemos una exploración para explicarnos la sinfonía y las visiones con que cada una aborda tópicos de la vida y el pensamiento humanos, descubrimos que, si bien los puentes pueden ser artificiales, a veces las distinguimos por su velocidad y cosmopolitismo en una y por su poesía y paisajismo exótico en otra. Jorge Luis Borges, a mi ver, es un perfecto clon de ambas cosas, una fusión venturosa en que realizamos el viaje literario desde dos flancos culturales, destacando sobre todo la síntesis intelectual y el disfrute por un lenguaje depurado, que personalmente agradezco en un escritor.

Jorge Postlethwaite (Mexicali, Baja California, 1977) es uno de ellos, quien desde una de las Californias ha logrado cimentar un lenguaje novedoso, preciso, inteligente, eminentemente literario, rayando en lo histórico, lo ensayístico, que mezclados nos depura una narrativa sorprendente y sobria, poniendo siempre como punto de arranque la historia cotidiana, inspirada —tal vez— en su propia vida, lo cual se hace rica en emociones y acciones que conforman historias bien construidas, con vínculos entre una anécdota y otra, es decir, entre cuento y cuento, que es el caso de su libro La compañía inglesa, un puñado de cinco relatos que obtuvo el Premio Regional de Cuento Ciudad de La Paz 2016. Debo decir que por momentos también me recuerda la cadencia y el ritmo de La invención de Morel, de Adolfo Bioy Cazares, aunque es obvio que la temática los distancia a los dos.

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La compañía inglesa forma parte de las nuevas publicaciones del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, y sin duda es una de las más sobresalientes por su solvencia narrativa y su capacidad para meternos de lleno en cada una de sus anécdotas, que están bien delineadas a partir de datos y técnicas literarias que aparentan ser ficciones, pero en realidad nos cuenta sobre las relaciones familiares, de origen británico y estadounidense, donde los apellidos son lazos más que de sangre, son enigmas que abren narraciones de escritores y personajes históricos directamente imbricados con la voz del narrador. Mención aparte es la bella edición que enmarca este libro.

Ahí tenemos, por ejemplo, cómo Robert Louis Stevenson, desde El Sauzal, se vuelve una leyenda de Baja California por una isla donde se dice el escritor se inspiró para escribir La isla del tesoro. O cómo en otra historia el pretexto de la invasión británica por los recursos naturales se torna un complejo grupo de monólogos que entrelazados nos van contando parte de la historia de las Californias y de las compañías diversas que quisieron asentarse y apropiarse de la península. O también cómo la alusión a El Aleph de Borges se transforma en El Caleph, una figura retórica que nos recuerda la fundación de la California a partir del relato de Las sergas de Esplandián. Es un verdadero festín literario que hay que leer y disfrutar de cabo a rabo. Lo recomiendo de manera amplia.

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