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La separación de The Beatles: 10 de abril de 1970

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 10 de abril de 1970, hace 50 años, Paul McCartney anunciaba su separación de The Beatles, pero en realidad había comenzado desde antes, tal vez, como apuntan muchos biógrafos, desde la muerte de Brian Epstein en 1967, e incluso desde que dejaron los espectáculos y conciertos en vivo en 1966. Algunos afirman que por la relación de John con Yoko Ono, que comenzó en 1968.

Digamos que la declaración de Paul fue en realidad la crónica de una separación anunciada, a la que muchos se resistían aceptar, pues habían visto crecer y evolucionar a la banda durante los sesenta. The Beatles fueron amos y señores de esa década, reconocidos como los artistas más influyentes en la historia de la música, además del impacto sociológico, económico y comercial que significaron. Nadie, en ese sentido, los ha superado.

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La historia de The Beatles es la historia de los años sesenta. No se puede entender esa década sin la aparición de esa banda. Su separación en 1970, que coincide con la aparición de su último álbum, y de su película homónima, Let It Be, causó una profunda congoja en sus fans y un perpetuo deseo de que algún día volvieran a unirse en el futuro inmediato, lo cual nunca ocurrió, al menos no los cuatro, aunque Paul, George y Ringo sí llegaron a hacerlo durante la grabación individual de Harrison All Days Must Pass, en noviembre de 1970, tema que pudo ser parte del llamado “Álbum Blanco”.

Ese deseo habría de acabar con la muerte de John Lennon el 8 de diciembre de 1980, que por cierto este año cumple cuarenta años del deceso y ochenta de haber nacido. Paul, George y Ringo volverían a unirse para la grabación de los discos Anthology 1, 2 y 3 (acetatos y videos), en la década de los noventa, donde incluyeron dos canciones de John, grabadas con su voz domésticamente en la década de los setenta.

El rompimiento de The Beatles fue la fase final de un encuentro que comenzó el 6 de julio de 1957, cuando Paul —de 15 cumplidos en junio pasado— y John —de 16, a cumplir 17 en octubre— se conocieron en la iglesia de San Pedro de Woolton. Ese día John había tocado con su banda de skiffle The Quarry Men, que ya tenían un tiempo tocando y presentándose en diversos lugares, aspirando a convertirse en músicos profesionales.

Ese encuentro de los dos adolescentes habría de ser la dupla de compositores más importantes en los años por venir y, con ello, las canciones más entrañables de la historia de la música. Antes de decantarse en la formación de The Beatles, pasaron por varios cambios de nombre: The Beetles (sin la “a”), The Silver Beetles, The Beatals, The Silver Beets, The Silver Beatles, Long John and the Silver Beetles, hasta sintetizarse en The Beatles en agosto de 1960, cuando se fueron por primera vez a Hamburgo, cuyo nombre se le atribuye al artista plástico y amigo de John, Stuart Sutcliff.

Los primeros integrantes de The Quarry Men habrían de fluctuar durante algún tiempo, hasta la llegada de McCartney y Harrison —de 14—, los que final serían los definitivos, pero cuya consolidación lograrían hasta la llegada de Ringo Starr y la salida de Pete Best, bajo la representación artística de Brian Epstein. The Quarry Men grabaron un disco sencillo —que tuvieron que pagar por hacerlo—, con dos canciones “That’ll Be the Day”, de Buddy Holly y “In Spite of All the Danger”, de Harrison y McCartney, cantada por Lennon.

Así que ese nacimiento en julio de 1957, con la llegada de Paul a la vida de John, hasta abril de 1970 con el anuncio de Paul rompiendo con la banda y por tanto de la vida de John (durante algún tiempo), marcaría la evolución de la música del siglo XX, y del rescate inglés del rock and roll estadounidense, que ya estaba de salida desde que Elvis Presley se alistó al ejército. Fueron 13 años de una fuerza musical que se desarrolló hasta que se mostraron los síntomas de la fatiga, el desencanto, la falta de armonía y la explosión de egos, en especial de Lennon y McCartney, que no supieron cómo manejar los efectos del éxito y que terminaron por separarlos para siempre como asociación musical.

La verdad es que no me los imagino reunidos en los setenta, ni si esa reunión hubiera evitado el asesinato de John, ni tampoco los veo tocando en tours internacionales ya ancianos, aferrados a glorias pasadas como les dio un tiempo a tantas bandas de la época. La separación sólo vino a reforzar el mito que ya eran para ese momento de sus vidas

 

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A medio siglo de la separación de The Beatles. Música para todas las generaciones

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El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En abril de 1970, Paul MacCartney anunciaba oficialmente la separación de The Beatles. Un mes después salía a la venta su último álbum: Let It Be. A mi me faltaría casi una década para nacer, sin embargo, soy uno de los miles y miles en el planeta que tiene algún recuerdo ligado a la que —le pese a quien le pese—, podría considerarse como la banda de rock más grande de todos los tiempos. Y es que su música ha sido un poderoso pegamento entre las generaciones.

¿Qué es lo que hizo tan grande a estos genios de la música? A 50 años de la separación de The Beatles se han escrito un mar de cosas, y este es un breve artículo de cómo influyó en una vida —en mi vida—, como lo fue seguramente en la millones, así que responder en unas líneas en qué reside su grandeza resultaría absurdo. Con todo, creo que una de sus mayores cualidades es haber experimentado una evolución —con una audaz experimentación y cambios radicales—, que a medio siglo ha permitido que diferentes canciones puedan ser adoptadas por personas de diferentes edades. Cualquier disco, cualquier tema, podría formar parte de cualquier soundtrack de cualquier ser humano en el mundo.

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En mi niñez y adolescencia, la música de The Beatles llegó a través de algunos cassettes de éxitos como los Past Master I y II, con lo que creía conocer lo mejor de la banda. Claro, como cualquier neófito tarareas Yesterday o Hey Jude creyendo que eran sus mayores joyas, pero al ir creciendo te das cuenta que las más populares no siempre son las piezas más importantes de tu archivo personal; de hecho, algunas de las mejores canciones para uno, por supuesto, cambian con el tiempo, y a veces no aparecerían en un listado de sus mejores rolas, como en mi caso, la admiración que siento por la genialidad musical en I’ve Just Seen a Face, Hey bulldog o Happiness is a Warm Gun. Mi favorita de unos años para acá: While My Guitar Gently Weeps.

Muchos artículos se han publicado, seguramente con pleitos entre los jueces, sobre sus mejores álbumes —de hecho, la música de The Beatles puede ser todo un campo de estudio desde cualquier ángulo, sea desde un medio frívolo o desde análisis académico. Para uno que creció con su música de una forma desperdigada, a como fuimos encontrando sus discos en el camino, sólo podríamos delimitarlo de forma caprichosa. En un momento de mi vida, el Rubber Soul lo rayé de tanto ponerlo en mi etapa universitaria, y el White Album —para mí el mejor, seguido con poco por el Revolver— de plano lo perdí en alguna borrachera. Porque eso sí, las canciones de estos ingleses estuvieron en medio de todo tipo de bebidas, desde el café hasta la cerveza. Lo que sí creo es que, en muchos casos, quien crea que el mejor es el Sargent Pepper —en muchos casos, repito— sería porque así se ha repetido hasta el cansancio; pero vamos de nuevo: lo más publicitado no es sinónimo de lo más significativo o trascendente para quienes hemos explorado su música.

Como sea, no buscamos establecer listados. Ni somos quién, ni nos importa. Sólo celebramos que hace medio siglo dejó de existir para siempre una banda de pop icónica en muchos sentidos, y la sentimos y la amamos como si hubiésemos estado en su concierto en la azotea. Incluso, viví sus “noticias” y las discutía, como entre amigos, al “establecer” que la separación había sido “por culpa de Yoko Ono“, pero al paso del tiempo uno se da cuenta que solo forma parte de los mitos, de las palabras que intentan explicar fácilmente procesos más complejos. Y cada que veo Imagine vuelvo a llorar cuando se anuncia la muerte de John Lennon. Sus biografías han sido parte de mi educación artística, y al igual que sus temas, las comprendo de diferente manera según la edad, y ocasionalmente regreso a las primeras canciones con la frescura de que apenas se hubieran publicado.

Sin duda, The Beatles son parte importante de mi vida. Cambia mi percepción de su historia musical conforme avanzo en edad, y no dejan de sorprenderme a pesar de la distancia en décadas. Jamás olvidaré cuando, siendo estudiante de la UABC en Mexicali, hace dos décadas, la galería de la universidad expuso la colección de un beatlemaniaco de aquella ciudad, y sería la primera y única vez que vi abarrotada una exposición, y al inaugurarla, se tocaron canciones en vivo, mientras de ni se sabe dónde, algunos hacían los coros agudos de Noregian Wood; ni cuando en La Habana, Cuba, en un concierto en tributo a John Lennon, espontáneamente, los espectadores nos tomamos de la mano y cantamos al unísono el Imagine con la fuerza y la emotividad que un himno de esa magnitud lo vale.

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Los casi 80 años de John Lennon: entre El Jóker y el ambientalismo

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este 9 de octubre John Lennon cumpliría 79 años, de no haber sido por un desconocido que decidió quitarle la vida. Muchas cosas se han dicho de él, positivas y negativas, pero todas invariablemente hacen mención de la importancia y el impacto mediático que tuvo como Quarrymen, como Beatle y como solista, no sólo como músico sino como artista y pensador.

Aún recuerdo a Aimeé de la Peña decirme, entre lágrimas, la mañana del martes 9 de diciembre de 1980 en San Antonio, BCS, que John Lennon había muerto, que lo habían asesinado. Visto a la distancia podemos percatarnos de la influencia y de cómo permeó en todos los niveles socioeconómicos, y de cómo su figura fue sentida y vista como si fuera la de un familiar en todos los rincones de la Tierra.

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Ciertamente fue un producto comercial, resultado del manejo de la mercadotecnia del momento y que gracias a ello se convirtió, junto con sus compañeros, en un fenómeno mundial. Pero la personalidad de Lennon estaba lejos de ser meramente la de un rockstar que se conformaba con ser famoso. La historia trágica de su vida lo marcó para siempre y terminó por moldear su talento, creándole una capa de supervivencia que le permitió reponerse de los fracasos, algo así como la antítesis del Jóker, personaje del universo de DC que ahora toma revuelo por la película de orígenes que estelariza de modo magistral Joaquin Phoenix, y que nos muestra lo que una sociedad decadente, injusta, indiferente, puede operar en la mentalidad perturbada de un hombre. Las correspondencias entre Lennon de la realidad y Jóker de la imaginación pueden ser asombrosas. Pero yo no quería hablarles de eso, quizá en otra ocasión les cuente algo del filme de Todd Phillips, Jóker, en particular.

Decía que esa historia trágica hizo algo con la personalidad de Lennon. La madre y el padre ausentes, y luego el regreso de la madre en la adolescencia que marcó su destino musical: la vida y muerte de Julia Stanley le dio a Lennon la tea definitiva del fuego sagrado de la creatividad, que lo llevaría hasta lo más alto del pináculo de la consagración poética, artística y musical.

Hay muchas películas y libros que hablan de él, muchos enfocados en cómo llegó al éxito —que sirve de caldo de cultivo para la cuestión comercial—, pero también hay puntos de vista que lo ponen en retrospectiva como un hombre ambiguo, atormentado, luchador social, adicto a las drogas y genial artista. Todo eso nos pone a un sujeto que fue dueño de su tiempo, y que influyó en la mayoría de jóvenes de su generación, no sólo en el nivel musical, pues muchos quisieron imitarlo, sino por las causas que comenzó a buscar y apoyar, acompañado por la artista plástica japonesa Yoko Ono, quien sería al final de su vida su meta y oportunidad de dirimirse con la vida y alcanzar una especie de redención con los afectos y cariños faltantes durante su infancia.

Los casi 80 años de vida de John Lennon recuerdan que la actividad humana que deja una honda huella en el camino, es la que permanecerá hasta que el mundo guarde silencio o la especie homo sapiens-sapiens se autoextinga sin control, como de hecho sucede ahora mismo: el clima está cambiando, hay anuncios apocalípticos de crisis ambiental, pero los únicos que no cambiamos somos nosotros, vemos la destrucción y nuestra conciencia sigue intacta, a pesar de que la realidad nos abofetea directamente en la cara todos los días con la muerte de cientos de luchadores sociales que defienden sus recursos hídricos, sus tierras y bosques. Pero tampoco quería hablarles de eso.

Sólo deseaba celebrar la vida de un músico genial y de haber tenido la oportunidad de vivir en su tiempo y disfrutar de su legado musical, que es mucho.

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Abbey Road, a 50 años de la icónica portada del último álbum de Los Beatles

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Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  El nacimiento de Los Beatles es, sin duda, uno de los acontecimientos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Con ellos vinieron no sólo su música, sino un cambio de paradigma que impactó a nivel global, desde la moda, a la rebeldía de los jóvenes que rompieron con los viejos tabúes y estructuras de las relaciones humanas y familiares, algo ya muy dicho y sabido, por lo que no es propósito de esta reseña hablar de ello en esta ocasión.

El periplo iniciado por John Lennon a mediados de los cincuenta con The Quarrymen hasta la consolidación de la banda en 1962 —pasando por Johnny And The Moondogs, Long John And The Silver Beatles y The Silver Beatles—, había de terminar con la grabación de su último álbum, Abbey Road. Aunque Let It Be fue su último álbum en salir al mercado en 1970, Abbey Road se hizo también en 1969, empezando entre abril y mayo con la lista de diez canciones completas para un LP que debía ser lanzado en julio o agosto.

Después de casi una década de estar juntos, de disfrutar la fama y de renegar de ella, Los Beatles intentaron volver a su esencia, a la alegría de sus primeros tiempos, de subir a los escenarios para estar de nuevo en contacto con sus seguidores; para ello idearon, por iniciativa de Paul, un documental que se llamaría Get Back (que luego Paul retomaría dicho proyecto con su propio material, pero ya con los Wings, a partir de los conciertos masivos alrededor del mundo, a finales de los ochenta). No obstante, para esas fechas los ánimos entre el cuarteto de Liverpool estaban por completo desgastados y bajo mucha tensión, que inició en seguida de la muerte de Bryan Epstein y continuó cuando quisieron establecer quién dirigiría la compañía que habían construido, Apple y todo lo que significara la marca Beatles.

Para nadie es un secreto que McCartney deseaba estar al frente y que luego quiso imponer a su suegro, que finalmente los otros tres escogieron una segunda opción y que no fue del agrado de este último. También por otras fechas John, en 1968, comenzaba una relación con la japonesa artista plástica Yoko Ono, con la que habría de casarse después de la boda de Paul con Linda en 1969, con quienes ya estaban en franca competencia de pareja. Esa situación contribuyó para que las cosas entre la banda se deterioraran todavía más, llegando a ese punto que llaman de no retorno.

La idea de Get Back terminó siendo una película y un álbum que había de enlatarse año y medio, y que en 1970 surgiría como Let It Be. En ese proceso nació Abbey Road, cuya portada estaba destinada a ser la más icónica en la historia del rock y de los propios Beatles. Es cierto que Sargent Pepper tiene lo suyo, que representa la obra cumbre del grupo según la crítica especializada, pero Abbey Road habría de ser la imagen más asociada al cuarteto, y que sería imitada en los años por venir, tanto en el cine, la televisión, la plástica y la música, así como el disco que fue uno de los mejores de su carrera, en opinión de varios críticos, en especial el lado B, que utilizó un meadley de 16 minutos, un conjunto de canciones entrelazadas.

El 1 de julio de 1969 comenzaron las grabaciones de lo que sería el álbum Abbey Road, sin la presencia de Lennon, quien había tenido un accidente automovilístico en compañía de su hijo Julian, Yoko y su hija Kyoko. Paul es quien graba la primera de tres sesiones con Her Majesty. Durante esos días de julio, Los Beatles son ya más artistas por separado que una banda, donde cada quien busca el modo de separarse y de hacer su propia vida, tanto personal como profesional. Es George quien celebraría más este proceso, pues, en sus propias palabras, “estaba harto de ser un Beatle”, y lo que más quería era su independencia, puesto que se había dado cuenta de su capacidad creativa.

Para el 9 de julio Paul hace varias versiones de Maxwell’s Silver Hammer y dos días después George y Ringo le agregarían los coros. El 15 de julio trabajaron en You Never Give Me Your Money. El 17 hacen Octopus’s Garden; el 18 terminan Oh Darling sin John. El 21 de julio Lennon realiza un programa nuevo de grabaciones ya recuperado de las lesiones del accidente y abre con Come Together junto con los otros tres integrantes.

En los estudios EMI, los Beatles continúan con la creación de su nuevo álbum con la canción Mean Mr. Mustard y Here Comes The Sun, seguida de Sun King, una composición que habría de ser dos canciones separadas para el nuevo LP. El 25 siguen con Bathroom Windows, que se convertiría en She Came In Through The Bathroom Window. El 28 graban Polythem Pam y para el 31 hacen las versiones finales de Golden Slumbers, Carry That Weigth y The End. Luego para la edición final agregarían I Want You (She’s So Heavy), un experimento de casi ocho minutos de sólo catorce palabras. Así terminaba el trabajo de estudio del que sería el último disco de Los Beatles. Sólo faltaba la portada.

El 8 de agosto de 1969 Los Beatles salieron a la calle de Abbey Road, lugar donde estaban sus estudios y empresa, para una sesión de diez minutos con el fotógrafo Iain MacMillan. La idea era mostrar a la banda de modo cotidiano, como gente de a pie cruzando por una calle, sobre la cebra del asfalto. Lennon salió vestido de blanco; Ringo de negro; Paul de traje de oficina, y George de mezclilla, como trabajador obrero. El dato curioso aquí es que Paul salió con sandalias por el calor que hacía y para las primeras pruebas se le ve con ellas, pero en algún momento se las quita y así queda para la posteridad con esa imagen, con los pies desnudos. En 2012 fueron redescubiertas el resto de las fotografías que acompañaron a esa sesión fotográfica.

Mucho se ha especulado sobre la interpretación —a partir del 22 de octubre de ese año— que se le da a esta fotografía final por el rumor que comenzó con la supuesta muerte de Paul y que había sido sustituido por un doble allá por 1967, y haría que miles de conspiranoicos comenzaran a ver en sus portadas mensajes ocultos que los otros tres Beatles ponían para recordar a su amigo fallecido. Pero tampoco este espacio será para hablar de ello, primero porque quien esto escribe no es seguidor de esa teoría, y segundo porque no es propósito de este espacio. Ahí para la otra, foulks, se las debo.

El 26 de septiembre de 1969 sale para su venta Abbey Road, el último LP de estudio en el que colaboraron los cuatro integrantes; el 1 de octubre sale en Estados Unidos. Para el 18 de octubre el nuevo disco de Los Beatles ingresa la lista del Billboard y permanece durante 87 semanas llegando al primer lugar. Por su parte, Come Together se incrusta en el lugar veintitrés, pero luego llega al primer lugar y se queda por 16 semanas; algo similar sucede con Something. El 27 de octubre Abbey Road se convierte en disco de oro e incluso el sencillo Come Together/Something. El 29 de enero de 1970 la revista Time le da una mención honorífica como el mejor álbum de 1969 y el 9 de febrero es nominado para un Grammy.

A cincuenta años de esa fotografía vemos que la música de Los Beatles ha resistido el embate del tiempo y que la imagen se ha sostenido en el imaginario colectivo como una de las más fuertes iconografías de los sesenta, junto con el gran movimiento que significó esa década, desde lo ideológico, político, literario, artístico y musical, hasta la misma vida cotidiana. Todo ese conjunto de cosas sacudieron al mundo —a pesar de la resistencia de los conservadores en los gobiernos— y contribuyeron a que el mundo siguiera su curso.




50 años del Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles

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Imágenes: Internet.

Colaboración Especial

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 10 de abril de 1970, The Beatles decidieron separarse para siempre. Hace 47 años el mundo se quedó sin el sonido del Mersey Beat londinense, pero durante ese tiempo todo lo que tuviera que ver con el cuarteto más famoso del siglo XX se convirtió en leyenda y aun en mito fantástico. Quienes no vivimos su apogeo crecimos escuchando su música y aferrándonos a su historia, a una posbeatlemanía que no termina.

Durante la década de los 60’s, The Beatles fueron las figuras más importantes de la música popular, en especial del rock, que tuvo varias vertientes y de las cuales ellos fueron innovadores en todos los sentidos. Prácticamente se puede decir con justicia que hay un antes y después de The Beatles. En esos diez años obtuvieron 27 Número 1 en las listas de popularidad tanto del Reino Unido como de Estados Unidos, además del resto del mundo; asimismo, grabaron catorce álbumes de estudio, un sinfín de sencillos y todos con un éxito arrollador.

Claro, no surgieron de la nada, ni eran el diseño publicitario de una campaña fríamente calculada como sugieren algunos conspiranoicos. Su historia comienza en el verano de 1957, cuando John Lennon y Paul McCartney se conocieron (que, datos aparte, en este 2017 cumplirían 60 años de ese hecho); luego seguiría Hamburgo en Alemania a principios de los 60’s y de regreso a Liverpool en el club La Caverna, que es una especie de templo beatlémano en la actualidad. La historia interna de The Beatles se cuenta aparte, pues algunos miembros de origen terminaron abandonando la agrupación, principalmente cuando se hacían llamar The Quarrymen; después en The Silver Beatles, cuyo caso más sonado fue el de Pete Best, que fue sustituido por Richard Starsky, más conocido como Ringo Starr, y la muerte prematura del mejor amigo de John Lennon, Stuart Sutcliffe, quien fue el que, se cuenta, le puso Beatles a la banda.

Por supuesto, no sólo fueron catorce LP’s, hicieron recopilaciones de sus canciones más emblemáticas y más populares, como consta en los álbumes rojo y azul, Let It Be Naked, Past Masters 1 y 2, por mencionar algunos. A mediados de los 90’s se renovaría el sonido beatle con las ya famosas Antologías 1, 2 y 3, que incluyó CD’s y VHS’s en su momento, con un éxito total, donde se incluyeron dos canciones inéditas, Free As A Bird y Real Love, ambas cantadas y compuestas por el fallecido John Lennon, y que gracias a la magia de la tecnología, se pudo incorporar a los otros tres ex integrantes, logrando con ello que el cuarteto se reuniera por primera vez desde 1970.

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Quienes fuimos seducidos por la música beatle, la escuchamos o por discos o por canciones en particular, o por ambos casos. Por eso sabemos que fue con Help! , de 1965, que The Beatles iniciaron su transformación y perfeccionamiento musical, alejándose de sus triunfos iniciales cuyo único propósito fue el de alcanzar el éxito y la fama; además, en Help!, a diferencia de sus otros álbumes, esta vez, exceptuando Act Naturally y Dizzy Miss Lizzy, todas las canciones estaban firmadas por la dupla Lennon y McCartney, más dos de Harrison. En seguida vinieron dos de sus discos más aclamados por la crítica, Rubber Soul y Revolver, de 1965 y 1966, respectivamente, y donde ahora sí todas las canciones estaban compuestas por ellos y su evolución se hizo más patente. En opinión de George Harrison, esos dos discos eran lo mejor de su producción discográfica, a los que pensaba como un álbum doble.

La cosa es que The Beach Boys, a quienes se les consideraba The Beatles estadounidenses, quedaron impresionados con el álbum Revolver, y quisieron hacer algo parecido pero muy superior, algo jamás visto ni oído. Ese disco fue Pet Sounds, que tuvo un éxito sin precedentes en su historia como banda de rock, y al que se califica como uno de los mejores álbumes de toda la historia. The Beatles, al ver el resultado, no quisieron quedarse atrás, y para sacarse la espinita clavada, comenzaron a idear algo que superara lo hecho por The Beach Boys, incluso algo que venciera a sus propios éxitos. Era el Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de 1967.

George Martin declaró alguna vez que sin Pet Sounds, el Sargent Pepper jamás hubiera existido. La idea la principió Paul, haciendo esbozos y trazando la fisonomía de los que sería el álbum siguiente. Se introdujeron canciones tanto de John, Paul y George, con la voz de Ringo en A Little Help Of Muy Friends. Experimentaron con nuevos sonidos y nuevos instrumentos, como la cítara hindú de Harrison en Within You Without You, y se aventurarían por el rock psicodélico de Lucy In The Sky With Diamonds. Por primera vez se incluirían las letras en un cuadernillo diseñado con fotos de The Beatles, ataviados con uniformes tipo militar de diferentes colores, que hoy son clásicos. Y lo espectacular vino con la portada del disco, que sería catalogada como la mejor de su época y como la más icónica de todos los tiempos (claro, también está la de Abbey Road, de 1969, pero ese es otro asunto), donde se incluyó la figura de personajes de la Historia y la farándula cinematográfica, a quienes The Beatles admiraban. No entraré en el debate de los mensajes “ocultos” y de los que tanto se ha hablado en los últimos cincuenta años (y que muchos de ellos giran en torno a la supuesta muerte de Paul), si no en el de la versión de que la portada simbolizaba la muerte de The Beatles y el nacimiento de la Banda de Los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta, es decir, rompían con su pasado reciente y se incorporaban a la creatividad desbordada y al arte conceptual, que fue como terminó denominándose al Sargent Pepper.

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El éxito fue instantáneo. Para inicios de 1968 el disco ya había vendido millones de copias. El 8 de enero de ese año, Jimmi Hendrix interpretó la primera canción del álbum, Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band, en un concierto que ofreció en Londres, como una manera de reflejar el impacto que había suscitado en él. Después se sucedieron las críticas y todas fueron unánimes: The Beatles se habían reinventado, habían logrado el mejor disco de la Historia del Rock. Después vinieron otros acetatos, con éxitos equiparables y novedosos, aunque sin la conmoción lograda con el Sargent Pepper. The Beach Boys quisieron revolucionarse haciendo lo propio con otro más, sin embargo, aunque lo realizaron, jamás salió al mercado. A pregunta expresa, alguna vez se le cuestionó a uno de los integrantes si creían que habrían podido superar a The Beatles, él contestó: “El Sgt Pepper nos hubiera pateado el trasero”.

Así que hace 50 años The Beatles encontraron su Buda y lo destruyeron para convertirlo en el mejor disco de los sesenta, pero también como el inicio de la evolución del rock, un disco considerado conceptual desde todos los ángulos: como música y como objeto de arte. Las trece canciones incluidas parecen enlazadas unas con otras, pero distintas entre sí, cada una desde su propio universo y al mismo tiempo como una obra total. Para celebrarlo, este año se planea un documental que saldrá a finales de mayo, sobre todo lo ocurrido en torno al álbum, dirigido por el mismísimo Allan Parker; además, por supuesto, el relanzamiento del disco, que incluirá dos canciones que debieron salir originalmente: Strawberry Fields For Ever y Penny Lane, que en su momento fueron lanzadas como sencillos, y que según George Martin fue un completo error haberlas excluido. La primera fue integrada al Magical Mistery Tour y la segunda al llamado Disco Blanco.

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50 años se dicen fáciles. 1967 fue el año también de la publicación de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y que este año cumple también su primer medio siglo. Fue el año en que The Beatles comenzaron a convertirse en mitos geniales, en monstruos fantásticos que seguimos recordando a través de su música. Ni las descargas mp3 en línea han logrado que dejen de ser rentables ni la música moderna ha logrado destronarlos. En esta media década se han hecho películas en torno al Sargent Pepper, unas memorables, como la de 1978, actuada y cantada por los Bee Gees, más una pléyade de músicos y cantantes de la época, llamada homónimamente Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band y dirigida por Michael Schultz.

Celebremos, pues, los cincuenta años del nacimiento del Sargent Pepper. No hay un mínimo de nostalgia recordar a la más grande banda del siglo XX, porque están vivos aquí en el presente, leyendas auténticas que respiran en las venas de los que aman a The Beatles y a la Historia.

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