1

Archivo Histórico lanza plataforma digital. Miles de documentos a un clic

PORTADA: ISC / Interiores: Sealtiel Enciso Pérez.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este miércoles 31 de octubre se llevó a cabo la presentación oficial de la Plataforma Digital del Archivo Histórico  “Pablo L. Martínez”. Este hecho es de trascendental importancia debido a que coloca a esta institución a la vanguardia en cuanto a la utilización de las TICS (tecnologías de la información y la comunicación) para la difusión de los tesoros históricos con los que cuenta.

Son cada vez más las instituciones que adoptan estas tecnologías del Internet para facilitar la consulta de sus grandes acervos desde cualquier parte del mundo. Además nuestro Archivo Histórico no ha escatimado ni en ancho de banda ni en espacio para dar una accesibilidad rápida en la consulta de sus documentos. La tecnología web que se ha destinado para su Plataforma Digital es de primer nivel con un diseño minimalista, ecológico y funcional que facilita la consulta, incluso de usuarios poco familiarizados con las tecnologías computacionales.

También te podría interesar: La rebelión de los pericúes. Un grito de rebeldía en la California ancestral 

La Plataforma Digital de este importante repositorio cuenta con 14 mil 500 fotografías, 96 títulos de libros que se pueden descargar de manera gratuita; catálogos que dan cuenta de 148 años de historia de nuestra península; 458 imágenes de mapas, planos y diseños de construcciones en el territorio; tres fondos digitalizados, 20, 268 expedientes y 69, 006 páginas digitalizadas de documentos. Todo lo anterior al alcance de “un clic” de cualquier escuela, institución, investigador, dependencia, compañía en cualquier parte del mundo.

El gran esfuerzo desplegado por todo el personal del Archivo Histórico  “Pablo L. Martínez” ha sido mayúsculo y consideramos que llega en el mejor momento, por lo que su contribución será valorada y sobre todo utilizada para generar más cultura.

 

Ofrecemos una gran felicitación a su directora, la maestra Elizabeth Acosta Mendía, por su capacidad de gestión y de organización que ha podido hacer posible el nacimiento de esta plataforma, y reconocemos el gran esfuerzo de las instituciones de Cultura de Baja California Sur al apoyar estas obras.

Nuestro Archivo Histórico estatal está a punto de cumplir sus primeros 50 años de existencia y consideramos que esta presentación será el punto de partida de unos festejos que se antojan inolvidables y sobre todo que resaltan la importancia de la Historia y su conocimiento para el engrandecimiento de Sudcalifornia.

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Benito Juárez, el indígena zapoteco que llegó a la Presidencia de México

benito-juarez-portada

Detalle del mural de José Clemente Orozco, Juárez “El clero y los imperialistas”. Museo Nacional de Historia – Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

“A propósito de malas costumbres había otras que sólo servían para satisfacer la vanidad y la ostentación de los gobernantes, como la de tener guardias de la fuerza armada en sus casas y la de llevar en las funciones públicas sombreros de una forma especial. Desde que tuve el carácter de gobernador, abolí esta costumbre usando de sombrero y traje del común de los ciudadanos y viviendo en mí casa sin guardia de soldados y sin aparato de ninguna especie, porque tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder, y no de trajes ni de aparatos militares propios, sólo para los reyes de teatro. Tengo el gusto de que los gobernantes de Oaxaca han seguido mi ejemplo”, Benito Juárez en Apuntes para mis hijos.                                                                                              

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Quién ha pasado de largo frente a alguna de las pinturas de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas? Es probable que nadie; su cara regordeta, su peinado impasible, al que tantas madres intentaron revivir en sus hijos en la década de los ochenta, pero sobre todo su proeza: pasar de ser un humilde indígena zapoteco, que pastoreaba borregos y que tocaba la flauta (según cuenta la historia) a ser el 27º Presidente de México —desde donde impulsó el respeto a la Constitución de 1857, la separación de la Iglesia y el Estado (Leyes de Reforma), la educación gratuita y laica, entre otros decretos y acuerdos—, son motivo suficiente para conmemorar su natalicio cada 21 de marzo.

El camino que transitó Benito Juárez en la presidencia estuvo lleno de vicisitudes, ahí están, para muestra, la Revolución Francesa, el cargo ejercido a bordo de una carreta, el intento de asesinato, hechos que para Juan Villoro en el relato Un sueño burocrático, contenido en el libro ¿Hay vida en la tierra?, implican, junto a otros, que “Nadie se ha superado tanto entre nosotros”, y tiene razón —de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), siete de cada diez personas hablantes de lengua indígena se encuentran en situación de pobreza (CONEVAL, 2015)—.

También te podría interesar ¡Si las mujeres no están, la democracia no va!

El paso que vivenció Benito Juárez, de un humilde indígena zapoteco a Presidente de México, está en relación con la educación que se procuró en la Ciudad de Oaxaca, donde convergieron, por un lado, las ideas liberales de la época, que suponían al indio ignorante sólo mientras estuviera sujeto a la vida comunal, toda vez que el quehacer cotidiano se nutría con prácticas mágico-religiosas y, por el otro, de la masonería, a través del Rito Nacional Mexicano, cuyos mandamientos son, a decir del historiador del Valle de México, Luis J. Zalce y Rodríguez: “amor fraternal, socorro y verdad”.

Para quienes vivimos en Baja California Sur, el temple de Benito Juárez se hace notorio cuando en 1859, Estados Unidos de América quiso comprar el territorio de Baja California, como parte del Tratado McLane-Ocampo, por el cual proporcionaba cuatro millones de dólares a Juárez, que en ese entonces combatía en la Guerra de Reforma contra los conservadores, a cambio del paso de mercancías y militares estadounidenses por el territorio mexicano, y el prócer se negó.

Así de grande fue el talante de Benito Juárez, hombre de un metro 37 centímetros de altura, en cuyo cuerpo se albergó un pastor de borregos, un flautista, un abogado, un político, un Presidente de México, al que los soldados se negaron a asesinar un 14 de marzo de 1858, cuando Guillermo Prieto les gritó, mientras cubría el cuerpo de Juárez con el suyo: “¡Alto, los valientes no asesinan!… sois unos valientes, los valientes no asesinan, sois mexicanos, éste es el representante de la ley y de la patria”.