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Mujercitas: una oda al espíritu de sororidad

FOTOS: Internet

Kinetoscopio

Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La aclamada directora Greta Gerwig regresa tras el éxito de Lady Bird (2017) con una nueva adaptación del clásico literario: Mujercitas. La escritora y directora hace uso tanto de la novela original como de los escritos de la autora para hacer de Jo March, un alter ego de Louisa May Alcott, en un interesante juego metanarrativo donde autora y personaje se funden para dar una nueva dimensión a la obra.

Esta es la historia de cuatro jóvenes hermanas, determinadas a vivir bajo sus propios términos, en una época en la que el machismo recalcitrante y conservador de la sociedad norteamericana marcaba la pauta a mediados del siglo XIX.

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Así es como a través de las hermanas March se dibuja un mosaico de aspiraciones, sueños y realidades sobre la posición de la mujer en aquellos años: Jo, escritora en ciernes; Meg, hogareña y romántica; Amy, aspirante a pintora; y Beth, la pequeña pianista. Un conjunto de personajes de dimensiones arquetípicas que cobran vida de la mano de cuatro destacadas actrices: Saoirse Ronan (Lady Bird, Loving Vincent), Emma Watson (Harry Potter and the Sorcerer’s Stone, The Perks of Being a Wallflower), Florence Pugh (Midsommar, The Commuter) y  Eliza Scanlen (Babyteeth). Acompañadas en papeles secundarios por Timothée Chalamet como su amigable vecino Laurie, Laura Dern – recién ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto por su papel en Historia de un matrimonio –  como la abnegada madre de familia Marmee March y Meryl Streep como la cínica tía March.

El resultado es un apasionado tributo a Louisa May Alcott cuya mayor virtud es el poco respeto que demuestra por el material original. En lugar de hacer una calca audiovisual del libro, apuesta por una visión original sin dejar de ser por ello menos apegada al espíritu de sus personajes. Esto puede molestar a las fanáticas de la novela original, pero para quienes les resulta ser un nuevo material, permite la posibilidad de asomarse a la lectura y descubrir el increíble universo de Mujercitas como si fuera la primera vez.

La adaptación es estéticamente atractiva, apegada a la época, reflexiva y al mismo tiempo desafiante. La visión proto-feminista de la autora, es manejada de tal forma que en ningún momento llega a sentirse anacrónica (para bien o para mal). Las hermanas March evocan la búsqueda de una feminidad plena en un laberinto donde la masculinidad dicta las reglas y los espacios a su conveniencia. Una situación que, lamentablemente, parece no haber mejorado del todo a pesar de las conquistas logradas por el movimiento feminista en los últimos doscientos años. El resultado es una oda al espíritu de sororidad, adaptando el material original a las inquietudes y gustos de las nuevas audiencias.

Sin embargo, no es una película perfecta. Su mayor desazón y contradicción radica en que al final no deja de ser una obra romántica autocomplaciente de tipo chica busca chico. Y ya sabemos cómo acaban esas películas: con un sabor de boca empalagoso, simplista y dulzón. Situación a la que se suma el afán por condensar las más de trescientas páginas de la novela original en dos horas, a través de la constante yuxtaposición de viñetas, en un salto constante del pasado al presente, para convertir ciertos momentos, que deberían ser de gran carga emotiva, en imágenes deslavadas e incluso confusas.

Fuera de esta cronología rota, nos encontramos con que Greta Gerwig hace un gran trabajo al enfrentarse a la pesada labor de reinterpretar un clásico, en especial uno que ha sido adaptado al cine hasta al cansancio, para entregarnos una cinta que se siente fresca, auténtica y muy adecuada a estos tiempos de agonía patriarcal.

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Crítica: La Bella y la Bestia; ¿deberíamos dar oportunidad al remake?

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“La Bella y la Bestia” ya está en las salas de cine de La Paz. Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hagamos cuenta que no existe la versión animada de La Bella y la Bestia de 1991 y otorguemos a esta versión live-action protagonizada por Emma Watson y Dan Stevens: la oportunidad de ser valorada íntegramente por lo que ofrece en sus 132 minutos en pantalla. Démosle esa oportunidad a pesar de usar las mismas canciones, ser muy parecido el guión y algunas escenas, ser una recreación casi idéntica del filme animado. Hay que darle esa oportunidad porque les quiero asegurar algo: se la merece.

La Bella y la Bestia dirigida por Bill Condon es un espectáculo visual bien armado, minuciosamente planeado y elaborado con una maestría casi artesanal. Nos regala secuencias musicales que se equiparan a las de antaño, pero con la agilidad y dinamismo que requieren los tiempos actuales. Aprovecha el carisma de sus actores, resaltando sobre todos a Emma Watson, quien interpreta a una Bella que busca salirse de su odiosa rutina ante un pueblo que la acusa de ser diferente. Donde diferente significa ser independiente, tener inventiva y saber leer.

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En el caso de la Bestia, debemos decir que es uno de los puntos débiles del film. Si bien la actuación de Dan Stevens busca irse desprendiendo poco a poco de todas las capas de odio que atormentan a su personaje, hay una que nunca logra sacudirse y hace que demerite el trabajo de una producción de este tamaño. Me refiero al odioso CGI, animación por computadora que utilizaron para recrear el rostro y gran parte del cuerpo de la Bestia y que no aporta más que una sensación de incomodidad y desconcierto ante todo el espectáculo que la cinta ofrece. En este caso la utilización del CGI más que ser de utilidad y dotar de mayor carácter al personaje, funciona como un recordatorio de que nada de lo que vez en la pantalla es real, de que todo es un montaje, haciendo que el hechizo cinematográfico no logre su cometido al cien por ciento.

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Por otro lado, la utilización de este recurso funciona perfectamente para todo lo demás y respaldado por un gran elenco con las voces de Ewan McGregor como Lumiere, el candelabro; Emma Thompson como Mrs. Potts, la tetera; Sir Ian McKellen como Mr. Cogsworth, el reloj; y Stanley Tucci como el maestro Cadenza se convierten en personajes entrañables que logran desplegar su magia y son en gran medida los vehículos para que el filme se sienta ligero a pesar de sus más de dos horas de duración.

Este filme estuvo pensado para ofrecer un espectáculo cinematográfico y cumple su comeitdo a la perfección. Junto a La La Land, ¿será este un indicio de que los musicales están de vuelta en la gran pantalla? En una época donde el mundo parece caerse a pedazos, qué mejor receta para unir mentes y espíritus que la música y la imagen. Qué mejor manera que deslumbrarse ante colores llenos de vida y vibraciones musicales que activan los sensores encargados de enchinar la piel y mover los pies de manera alegre y querer pararse a cantar junto a otros cien asistentes a la sala cinematográfica. Qué mejor receta que cantar Bonjour en una villa francesa o ser huésped en una mansión encantada donde las teteras hablan y el invierno es eterno, con la eterna ilusión de que por fin podremos ver de nuevo salir el sol.

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La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir