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La discriminación en Baja California Sur

FOTOS: Internet

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este día el país está paralizado, en un ejercicio organizado por colectivos en contra la violencia y la desigualdad, que buscan la visibilización de los efectos de la victimización de que son objeto las mujeres. Es importante combatir los efectos, pero también lo es combatir las causas, y entre ellas, destaca la discriminación, que, como carga atávica, sistemáticamente se encuentra presente en todos los campos de interacción social en nuestra nación.

En esta lucha, que no es de hombres versus mujeres, sino de una sociedad informada combatiendo patrones de conducta equivocada, debemos hacer énfasis en erradicar la discriminación, en todas sus manifestaciones y en todos los ámbitos. Debe prevenirse, y en su caso, sancionarse.

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Contamos en la entidad con un marco legal que la sanciona, pero resulta inoperante, pues a la fecha, nadie ha enfrentado una sentencia condenatoria por el delito de discriminación. Sin sanción, la conducta no se inhibe. Habremos de analizar las causas por las cuales el asunto es letra muerta en nuestro Estado.

Entre las novedades que presenta nuestro Código Penal en vigor, destaca la reforma publicada el 10 de abril de 2019 relativo al delito de discriminación. En el título séptimo encontramos el capítulo de delitos contra la dignidad de las personas, donde se tipifica la discriminación en el Artículo 205, que establece una pena de uno a tres años de prisión o multa de 50 a 200 días y de 100 a 300 días de trabajo a favor de la comunidad, quien por motivo de género, edad, estado civil, embarazo, raza, procedencia étnica, idioma, religión, ideología, preferencia sexual, color de piel, nacionalidad, origen, posición social, trabajo, profesión, posición económica, discapacidad, características físicas, estado de salud o cualquier circunstancia que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o afectar los derechos o libertades de las personas, previendo seis hipótesis específicas:

  1. Provoque o incite al odio o a la violencia;
  2. Niegue a una persona un servicio o una prestación a la que tenga derecho;
  3. Veje o excluya a alguna persona;
  4. Niegue o restrinja derechos laborales.
  5. Niegue o limite un servicio de salud, principalmente a la mujer en relación con el embarazo; o
  6. Niegue o restrinja derechos educativos.

En el numeral siguiente, 206, se incrementa en un 50% la pena e impone destitución o inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo, empleo o comisión pública por el mismo lapso de la privación de la libertad, cuando se trate de un servidor público que, por las razones previstas en el primer párrafo del Artículo anterior, niegue o retarde a una persona un trámite, servicio o prestación al que tenga derecho. Este delito se perseguirá por querella, salvo que se trate de grupos vulnerables.

Más adelante, el código le otorga a la discriminación el carácter de agravante en figuras típicas autónomas, como el homicidio y las lesiones, pues en los numerales 131 y 138 incrementa la penalidad hasta en un tercio, cuando dichos delitos sean cometidos por discriminación hacia la víctima.

La tipificación de la discriminación como delito en México, tiene su antecedente en la legislación penal de la Ciudad de México, en ese entonces Distrito Federal, que tras la reforma constitucional de 2008 estableció en su Código Penal, Artículo 206, una pena de uno a tres años de prisión o de 25 a 100 días de trabajo en favor de la comunidad y una multa de 50 a 200 días de salario mínimo a quien discrimine por edad, sexo, estado civil, embarazo, raza, procedencia étnica, idioma, religión, ideología, orientación sexual, color de piel, nacionalidad o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Tipificar como delito la discriminación, en los términos planteados, implica una enorme dificultad técnica para su acreditación ante los tribunales, pues presenta elementos constitutivos de carácter subjetivo de difícil acreditación y, por otra parte, lo amplio del espectro dificulta la concreción de la conducta atribuible al indiciado.

Muchos que son discriminatorios no pueden perseguirse penalmente, porque no nos proporciona el legislador una definición certera de “dignidad humana”, concepto jurídico que debemos entender en su doble dimensión como derecho subjetivo y como derecho objetivo, y por otra parte, resulta casi imposible probar que se discrimina teniendo como objetivo “anular o menoscabar los derechos de las personas”.

Podemos concluir que es inoperante por inaplicable el tipo penal de discriminación y, a menos que se haga una correcta adecuación, seguirá siendo letra muerta.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Sudcalifornia: 100% migrante

FOTO: Archivo

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unos meses, camino de Mérida a Tihosuco, Quintana Roo, platicaba profundamente con un queridísimo compañero sobre el racismo, el clasismo y el exterminio que sufren las comunidades de los pueblos originarios; en esa conversación hablábamos específicamente de la comunidad maya. Pasamos desde La Conquista al Porfiriato y las órdenes explícitas del mismo don Porfirio Díaz fue de exterminar —literalmente— a los pueblos mayas en resistencia, quienes se oponía a que los expulsaran de sus casas, de sus terrenos, de sus tierras, de sus costumbres, de sus rituales, de su lengua.

Durante esos años, a los soldados que lograban asesinar a los indígenas, se les daba una medalla con la insignia “Mérito al exterminio maya”, así podía leerse a espaldas de dicha condecoración; cuando escuché esto no pude evitar pensar inmediatamente en Adolf Hitler y El Holocausto, el genocidio que a mitad del siglo pasado acabó con millones de personas que no eran afines al fascismo y el nazismo.

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Manifestación de pueblos originarios contra Monsanto (2015). FOTO: RT.

Continuando con la reflexión sobre el clasismo actual hacia los mayas en las urbes, y el racismo interiorizado de quienes buscan a toda costa negar sus raíces, los que cambian sus apellidos de origen maya y olvidan su lengua, los que no vuelven nunca al lugar donde nacieron, los que buscan “mezclarse” entre lo común, entre los “locales”; pensemos en que la idea del localismo, del regionalismo, o del patriotismo, a veces ésta se encuentra tan arraigada en nuestra mente que olvidamos reflexionar de dónde venimos. Después de platicar horas con Poot —mi compa maya— acerca de la xenofobia y diversos tópicos alrededor de la discriminación, no pude dejar de pensar cuántos de estos casos existen en Baja California Sur.

Querido Lector, Querida Lectora, ¿alguna vez te han preguntado?: “¿Tú no eres de por aquí verdad?, ¿eres chilango?”. Lo más irónico es cuando quién te lo pregunta ni siquiera habla costeño, pero se siente muy “patasalada”. Existe ésta idea romántica del “sudcaliforniano de abolengo”, “el paceño de cepa”, “el descendiente 100% sudcaliforniano“. También están los apellidos de renombre, con historias de éxito, de empresarios que hicieron su fortuna en la nada, en el desierto, en la oportunidad que generaba la ausencia de competencia en un mercado vacío.

Asimismo, nos encontramos ante la creencia de que existe un “sudcaliforniano puro“, el que viene de El Triunfo, Miraflores, San José, Santa Rosalía, etcétera. Dicha idea es más falsa que unas pestañas postizas; tan sólo hace falta echarse un clavado en el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez” para darnos cuenta de que estas familias de generaciones y generaciones de crianza y crecimiento en Baja California Sur, siempre tienen una ascendencia foránea, como la mía: los Palacios Avilés, familias conocidas y de varias generaciones atrás, asentadas en San José del Cabo, en la que si uno le rasca a la historia, resulta que un español se quedó atrapado en la península, tal como muchos foráneos, después de un trabajo encomendado —en este caso, en El Faro Viejo de Cabo Falso—.

FOTO: El Vigía

En estos apellidos reconocidos y populares en el estado, siempre podremos encontrar que la línea genealógica los lleva fuera de aquí: Francia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos, China, Alemania, España, entre otros. Entonces, ¿qué es ser sudcaliforniano? Es imposible pensar en nuestra memoria histórica, en nuestro regionalismo, sin incluir nuestro pasado foráneo. Lo mismo sucede con quienes ya son “muy sudcalifornianos” porque la abuela llegó hace 80 años, ¿y de donde vino la abuela? Seguro llegó de Oaxaca, Veracruz, Ciudad de México, Durango, Guanajuato, Jalisco, Guerrero, Baja California, o más recientemente de Sonora o Sinaloa, más específicamente, de Hermosillo, Culiacán o Mazatlán.

¿A dónde voy con esto? Creo que después de 40 años de que Baja California Sur se conformara como Estado, es hora de comenzar a ampliar la discusión sobre qué es ser sudcaliforniano; principalmente en torno a nuestra memoria histórica y teniendo en consideración que somos de los estados con mayor migración al año.

No hace mucho tiempo escuché a alguien criticar el arte de un reconocido muralista local, dicha persona decía con desprecio “¡es que no usa los colores sudcalifornianos!”. Pero, “¿cuáles son los colores sudcalifornianos?”, me pregunté, ya que Sudcalifornia está llena de testimonios diversos, de personas con largas raíces, incluso de diversas etnias y pueblos originarios: zapotecos, yaquis, tojolabales, mixtecos, triquis, etcétera. Es mezquino no reconocer  a nuestros antepasados para hablar de una identidad en constante construcción como la de Baja California Sur.

La mayoría de los jornaleros que trabajan en BCS, son migrantes provenientes de otros estados del país. FOTO: Milenio

Es importante dialogar alrededor de nuestra construcción identitaria como sudcalifornianos, porque cuando no reconocemos que somos una comunidad diversa, estamos negando nuestra historia y la humanidad de quienes tenemos enfrente. Reflexionar sobre la sudcalifornieidad es relevante hoy en día porque vivimos entre una comunidad chovinista, polarizada y que a veces raya en la xenofobia.

No tiene nada de malo que los “chilangos” tomen puestos de toma de decisión en las instituciones —siempre y cuando estén capacitados para el puesto—; tampoco está mal que aumente cada vez más el porcentaje de residentes de la comunidad norteamericana —siempre y cuando no clausuren accesos a playas o especulen con los usos de suelo en las urbes—; al mismo tiempo la comunidad mexicana se está duplicando cada año en Phoenix, Los Ángeles o Houston; tampoco resulta más o menos paceño si no se habla como costeño, o si alguien tiene más de 30 años que vino a vivir a La Paz, o tiene toda su vida aquí.

Según la realidad que me he construido alrededor de “abolengos” y “chilangos”, de documentos, libros y datos duros, ser sudcaliforniano es ser migrante, porque no hay nada más sudcaliforniano que el amor por esta tierra. Y esta tierra se edificó y se sostiene a base de migrantes.

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Familias homoparentales en BCS (II). Dos mujeres luchando por sus derechos

FOTOS: Cortesía.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). “Matty” y su pareja llevan casi dos décadas de relación amorosa, y 10 años criando a “Damián”. Como el Código Civil de Baja California Sur no lo contempla, a través de un amparo, en 2015 se casaron en La Paz, convirtiéndose así en el primer matrimonio igualitario de la entidad. Hoy en día libran otra batalla: que el Registro Civil del Gobierno del Estado de BCS reconozca plenamente a su hijo con los apellidos de ambas y se le expida un solo CURP que proteja la identidad del menor. De lograrse, sería la primera familia homoparental —o lesbomaternal— en BCS en conseguir este reconocimiento oficial en el Estado, como dos madres de un niño.

Justo este sábado 23 de junio en que se publica este artículo y en que en México se celebra el Orgullo Gay, con marchas y pronunciamientos en diferentes puntos del país, ellas convocaron a parientes, amigos, a la prensa y expertos en el tema a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, para denunciar su caso y seguir defendiendo sus derechos. Es en este marco de dar mayor visibilidad a la comunidad LGBTI que CULCO BCS publica este reportaje —la segunda y última parte—, obteniendo entrevistas exclusivas. Ésta es la historia de esta pareja de mujeres, pionera en conquistar sus derechos.

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En 2003 se establecieron en La Paz, BCS, y según “Matty”, siempre con la visión de tener hijos, así que desde 2006 se empezaron a preparar. Fue su pareja quien concibió al bebé. Cuentan con imágenes y recuerdos desde el ultrasonido hasta el alumbramiento, en donde la primera estuvo presente y fue quien cortó el cordón umbilical —y lo recuerda con nostalgia, pues “Damián” ya está empezando a dejar de ser el niño pequeñito del que tienen innumerables fotos.

Ellas estaban convencidas que “los primeros cinco años serían los más importantes” para su hijo, procurándole desde los pañales hasta el pediatra con el fin de que creciera en un entorno saludable. Si bien la familia de su pareja es más reservada, no han tenido mayor problema en el convivio familiar en general. Y desde la estancia infantil, hasta el kinder y la primaria, las madres han tenido un trato respetuoso por parte de los encargados de los lugares donde han educado al menor.

Al ir creciendo —explicó “Matty”—, el niño “se fue dando cuenta que también existen ese tipo de familia (heterosexual); y él, de forma individual, decidió con quién compartirlo y con quién no; él mismo ha llegado a sus propias conclusiones y decisiones (…) Es chistoso, pues él cuida a los demás, él no se siente raro sino que el mundo se puede sentir raro porque tiene dos mamás”.

“Damián” ahora tiene 10 años, pero desde más pequeñito ha sido consciente del tipo de familia en la que está y expresó lo que siente al respecto. Él entiende que las mamás influyen más en “el pensar y los sentimientos”, y los papás en construir cosas materiales, “en mi caso me ha gustado más que me enseñen a pensar y actuar; de mi tío, he aprendido sobre cosas materiales, pero para mí es primero pensar que actuar”. Aseguró que nunca ha sufrido bulliyng, y que ha platicado con sus amiguitos cómo es situación sin que esto genere inconvenientes; “yo más que sufrir, yo trato de que ellos no lo malintrepreten (…) Para mí ha sido ‘padre’ (tener dos mamás), si intento tener otra familia sería raro para mí”.

No es una moda

Al cuestionar a la mujer si la sociedad estaría preparada para reconocer socialmente a este tipo de familia, aseguró que sí. “La sociedad sí esta preparada y éstas familias han existido siempre (…) No es siquiera la moda o algo así lo que se ha mencionado también —como un argumento vacío, a mi parecer—, sino más bien es la legalidad que se le ha empezado a dar, el marco jurídico y la certidumbre, y en ese camino de los Derechos Humanos, de la inclusión, y de la prevención y erradicación de la discriminación, que se han venido a dar varios logros públicos y eso son los que han generado cosquillas para que socialmente estemos preparados (…) La ley ya esta preparada, las familias ya existen, ahora en estos avances en Derechos Humanos, han empezado a mostrarse más, pero no significa que no estuvieran, que no existieran.

Abundó en que “hay muchos tipos de familia. Las configuraciones de familia han ido cambiando, y también los conceptos jurídicos (…) Si tienen una duda, si tienen curiosidad o el morbo de poder entender a cualquier relación homoparental, homosexual, yo digo que el vínculo que nos une a todos es que somos humanos y el afecto que es el amor, es la unidad dentro de la diversidad, nos une el amor y la humanidad”. Por supuesto, como cualquiera, han pasado por malos momentos o desacuerdos, incluso, esta entrevista no la quiso dar la pareja pero respeto la decisión de “Matty” de sí concedérnosla.

En su relato, contó que ni el niño ni ellas han sufrido de discriminación en el entorno familiar, educativo o laboral; en sus trabajos, “al contrario, (han encontrado) la solidaridad, la inclusión, la empatía; están abiertos a vernos mas allá de una etiqueta. Si tuviese que mencionar la discriminación es en las instituciones públicas al momento de cuestiones de género, del matrimonio igualitario, del reconocimiento de nuestro hijo (…) Ha sido un camino interesante de resiliencia, de tolerancia, donde hemos tenido que enfrentar la discriminación de las instituciones públicas que curiosamente tienen sus propios mecanismos legales para combatirla”. Y se refirió en concreto al Registro Civil Estatal “que es el ‘coco’ de todos aquí el Estado, no soy la única, por ahí varias activistas y personas han también sufrido discriminación por parte de esa autoridad estatal”

¿Qué es lo que han solicitado ante esa instancia y no se les ha otorgado? El niño tiene dos actas de nacimiento, la primera —o “primigenia”, con apellidos de la madre biológica— y la segunda con los apellidos de ambas; mismo caso que el CURP. Lo que buscan es: modificar para tener una sola acta (con los apellidos de las dos) para que se dé certidumbre jurídica al niño; poner en reserva el acta primigenia; y unificar y consolidar un solo CURP para el menor de edad; si esto no se hace a cabalidad —como hasta la fecha—, el menor queda desprotegido para realizar trámites oficiales, como un pasaporte. Desde hace un año, aproximadamente, comenzaron el acercamiento al Registro Civil, y llevan alrededor de seis meses presionando ya con medidas jurídicas, con un amparo que llevó ya una orden judicial.

Ahorita no

Sobre este caso en particular, CULCO BCS se entrevistó con Sergio Aguilar Avilés, director del Registro Civil del Gobierno del Estado de BCS, quien subrayó que él se responsabiliza de asumir las consecuencias por negar el reconocimiento pleno de “Damián” con los apellidos de las dos madres tal como ellas lo han pedido, pues uno de los cuestionamientos fue si habría alguien detrás de esta decisión, si algún “jefe” se lo impedía.

El licenciado Aguilar Avilés señaló que él está para aplicar el Código Civil vigente en BCS, donde este tipo de casos no se contemplan; al preguntarle si no hay otras leyes nacionales, internacionales —e incluso locales— que protejan al menor, volvió a su postura de que en BCS “no tenemos la legislación” para hacer lo que la pareja busca. Está atrincherado en apegarse a lo que mandata el Código Civil del Estado.

Al comentarle que esto apuntaba a un acto de discriminación, aceptó que de entrada así es, pero que acataría la resolución de un ordenamiento federal, señalando que así lo hizo y mostrando el amparo que se interpuso. Hizo una parte de lo solicitado por la pareja, quienes obviamente, siguen inconformes. Esto ha escalado de tal modo que ellas ya le han interpuesto una denuncia penal en el Ministerio Público por actos de discriminación. En la opinión del Director del Registro Civil, el fondo del asunto “probablemente sea una confusión”, refiriéndose a “el planteamiento del amparo”. Hasta este viernes 22 de junio en que él fue abordado, no ha resuelto a favor de esta familia homoparental.

En el caso de que una mujer con hijos tenga una nueva pareja —varón— que desee otorgarle su paternidad a éstos, le llevaría menos de media hora acercarse al Registro Civil  del Gobierno del Estado de BCS, y obtener un reconocimiento legal y oficial, lo explicó el propio funcionario. Sin embargo, para el caso de parejas homosexuales no existen estos derechos. Ni siquiera el matrimonio, menos aún, el reconocimiento de menores con dos padres o dos madres. Si se llegara a lograr pronto, “Damián” sería el primer menor de edad en ser reconocido oficialmente por el Gobierno estatal como hijo de una pareja del mismo sexo, lo que por supuesto, sentaría un precedente en la media península.




Relaciones peligrosas. ¿Qué pasa y qué hacer ante la violencia contra la mujer? (IV)

FOTO: El Sol de Torreón.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La violencia contra las mujeres, generada a partir de patrones conductuales atávicos, por su reiterada práctica, es una de las violaciones a los derechos humanos más extendida, que tiene serias repercusiones en la salud, la libertad, la seguridad y la vida; que genera inestabilidad e impide el libre desarrollo de las personas en un marco social de justicia, respeto y armonía.

En México, la violencia contra las mujeres representa un problema histórico en el cual la discriminación, la desigualdad de género y los actos cotidianos que se cometen contra ellas, conforma un común denominador, dentro de las ecuaciones de los distintos niveles sociales, que es preciso conocer, reconocer, atender combatir y erradicar.

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Éstos son algunos datos importantes: la violencia contra la mujer es infligida en la mayoría de los casos por su pareja; en uno de cada tres casos de mujeres que han tenido una relación de pareja, hay referencia de haber sufrido alguna forma de violencia por parte de ésta; cuatro de cada diez homicidios de mujeres son cometidos por su pareja masculina.

Los factores asociados al riesgo de ser víctima de violencia contra la mujer son bajo nivel de instrucción; indicios de haber sufrido maltrato infantil; exposición a escenas de violencia en la familia durante la infancia; actitudes de aceptación de la violencia o de la desigualdad de género; antecedentes de haber tenido otras parejas o sospechas de infidelidad; y dificultades para comunicarse con la pareja.

Estos mismos factores son compartidos en alguna medida por el victimario, pudiendo agregar a éste: tener un trastorno de personalidad antisocial; ingesta excesiva de alcohol y/o drogas; creencia en el honor de la familia y la pureza sexual; o creencia en los privilegios sexuales del hombre.

La violencia, generalmente, describe un ciclo recurrente durante el cual se intercalan periodos de calma con periodos violentos, generalmente más violentos cada vez, de tal suerte es preciso sensibilizar a las personas, a fin de detectar y atender cualquier situación de violencia que puedan experimentar a nivel familiar, escolar, laboral y sobre todo en su relación de pareja.

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La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (INEGI 2016) dimensiona la problemática de las mujeres de 15 años y más, proporcionando información respecto del tipo de violencia que sufren (emocional, económica, física, patrimonial y sexual), en la relación de la pareja y en los ámbitos escolar, laboral, comunitario y familiar y nos muestra la cruda realidad de la situación:

◉ En el país residen 46.5 millones de mujeres de 15 años y más.

◉ El 57.1% de las mujeres se encuentran casadas o unidas, un 24.6% están solteras y el 18.3% restante, separadas, divorciadas o viudas.

◉ El 43.9% de las mujeres fueron agredidas por su pareja en algún momento de su relación.

◉ El 66.1% de las mujeres de 15 años y más (30.7 millones), han padecido al menos un incidente de violencia en sus vidas.

◉ El 49% sufrió violencia emocional.

◉ El 29% violencia económica, patrimonial o discriminación.

◉ El 34% física y el 41.3% sexual en los distintos ámbitos:

Ámbito de pareja y familiar

En los últimos 12 meses, el 10.3% fue víctima de violencia por parte de algún integrante de su familia, sin considerar al esposo o pareja. Los agresores más señalados: los hermanos, el padre y la madre. La violencia se ha ejercido principalmente en la casa y en la casa de algún familiar. Los principales agresores sexuales son los tíos y los primos.

En la comunidad

El 38.7% de las mujeres fueron víctimas de actos de violencia por parte de desconocidos. El 34.3% sufrió violencia sexual (intimidación, acoso, abuso o violación). Las agresiones ocurrieron principalmente en la calle y parques: 65.3%, autobús y microbús: 13.2%, y en el metro: 6.5%.

En el trabajo

El 26.6% de las mujeres que trabajan o trabajaron alguna vez, experimentaron violencia, principalmente de tipo sexual y de discriminación por razones de género o por embarazo. Los agresores más frecuentes son los compañeros de trabajo con el 35.2% y el patrón o jefe con el 19.3%.

En la escuela

El 25.3% enfrentaron violencia por parte de compañeros 47.1%, compañeras 16.6% y maestros 11%. En los últimos 12 meses, el 10.7% de las mujeres que asistieron a la escuela, fueron agredidas sexualmente. La violencia en éste ámbito ocurre en un 74.3% dentro de las instalaciones de la escuela.

¿Qué hacer?

Si vas a entrar o ya te encuentras en una relación de pareja, no permitas que la violencia se manifieste de manera alguna, pues si lo permites, muy probablemente escalará.

Si sufres de violencia en tu relación o sabes o sospechas de alguien que pueda estar experimentándola, ¡no esperes más! Acude de inmediato a la Agencia del Ministerio Público de atención inmediata en tu municipio. Es preciso intervenir para evitar que escale y tenga consecuencias irreversibles.

Toma como referencia la siguiente escala, elaborada por la Unidad de Género del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México, popularizada con el nombre de Violentómetro, y que constituye una herramienta de detección y sensibilización que permite alertar para atender este tipo de prácticas, describiendo una escala de tres niveles que son indicadores de un peligro potencial.