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Crítica: ‘Cars 3’

IMÁGENES: Internet.

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde el lanzamiento de Toy Story en 1994, Pixar tuvo una racha perfecta de producciones que fueron una amalgama exitosa en crítica y taquilla. La dirección de John Lasseter los llevó a concebir historías increíbles como Wall-E, Up! y Toy Story 3 y las predicciones apuntaban a ir más arriba. Pero entonces llegó Cars 2 y la racha perfecta se terminó. Con decisiones creativas muy extrañas, ­—seguramente se basaron en las ventas de los juguetes—  se decantaron por darle el protagonismo a Mate la Grúa, dejando en segundo plano todo lo que había hecho memorable a la primera parte.

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Con ello en mente, Cars 3 supera en todo a su antecesora, y se convierte en una digna secuela. Y al parecer, Pixar se tomó muy a pecho el desprecio por la segunda parte ya que la única referencia a ese film es que respetan el orden de los números, no quedando rastro alguno de esa exótica y rara aventura de espías que fue la segunda entrega. Con decir que incluso Mate es poco más que un cameo y —quizás hiera algunas susceptibilidades— no se extraña en lo absoluto.

En esta tercera parte, el Rayo McQueen es un corredor consolidado que domina su competencia cuando el tiempo, y la tecnología lo alcanzan para verse superado por los más nuevos competidores. Así que después de un suceso casi trágico, empieza a reevaluar su carrera y busca la manera de mantenerse vigente con la ayuda de una entrenadora personal llamada Cruz Ramírez, contratada por su nuevo, rico y poderoso patrocinador llamado Sterling, quien es un impulsor de la tecnología que no duda en desechar lo que no sirve.

Con esta premisa, la historia se convierte en un road trip que lleva al Rayo y a Cruz de viaje por muchos caminos donde la productora Pixar aprovecha para mostrar el gran avance tecnológico logran en cada producción que presentan en la gran pantalla. Las imágenes creadas tienen un nivel de textura que en algunas ocasiones parecen cien por ciento reales. La recreación de múltiples escenarios y climas es sobresaliente y ello contribuye a que la historia y los personajes sean aún más entrañables. En la playa, en el lodo, en el bosque, entre la niebla, en el desierto y dentro de la pista de carreras, todo está cuidado al más mínimo detalle. Con Pixar, el entorno se convierte en un personaje y todo el conjunto se sublima para crear un producto visualmente perfecto.

Y aunque toda la película se mantiene en ese nivel de perfección visual, hay tres secuencias que explotan al máximo esa cualidad: la carrera inicial, el entrenamiento en la playa y la batalla en el lodo. No contaré de más en la trama pero el ritmo de edición, los encuadres, movimientos de cámara y la coreografía de cada personaje están realizadas con maestría. La carrera nos lleva directamente al asfalto y sentimos en carne propia el vértigo, el calor y la emoción como nunca se había mostrado en el cine. La secuencia en la playa es sumamente divertida y todos aquellos fanáticos de Rocky no evitarán recordar aquella épica carrera entre Rocky Balboa y Apollo Creed en su preparación para derrotar al monstruoso Clubber Lang. Y la batalla en el lodo es un caos perfectamente sincronizado y que nos introduce a un personaje que seguramente será de los nuevos favoritos de la franquicia.

Sin embargo, el guion de Cars 3 batalla para mantener su nivel de emotividad hasta el final y decide tomar la vía fácil, la vía conocida sin arriesgar mucho en su historia. Se mantienen en la línea del homenaje a la nostalgia y se apega mucho a la primera entrega. Los malos resultados de la segunda parte los obligaron a irse por la segura, sin complicaciones, apelando al carisma de los personajes y transitando por el camino ya conocido. Un camino que deja vía libre para seguir explorando el mundo de Cars.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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Crítica: Alien: Covenant

Alien: Covenant ya está en las salas de cine de La Paz. Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Entretiene 

 

ADVERTENCIA: Esta reseña contiene spoilers de Alien: Covenant.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al igual que los tripulantes del Covenant, esta película hace un viaje de dimensiones interestelares de momentos alucinantes y emocionantes, a tramos soporíferos y predecibles. Tiene escenas que pueden ser de lo mejor de la franquicia, a secuencias en las que todos sabemos qué, cómo, cuando y porqué va a pasar. Alien: Covenant, es una producción palomitera que es más cercana a un remake que a una aportación a la franquicia que consta ya de seis películas –sin contar las malas bromas que fueron Alien vs. Depredador.

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Y aunque lo más sobresaliente es que nos cuentan el origen del Xenomorfo y lo vemos emerger por primera vez en la línea temporal de la historia, esta aparición no emociona ni sorprende. Incluso se percibe como un personaje innecesario, ya que la amenaza del androide David como el origen y la mente –artificial– maestra detrás de la creación de la mencionada abominación es más terrorífica que la misma aparición del legendario monstruo.

De hecho, el verdadero protagonista de la historia es David, el androide interpretado por Michael Fassbender, quien también interpreta a Walter, el androide bueno, que paradójicamente son los personajes mejor desarrollados de la película, ya que todos los humanos son una bola de llorones  que siguen yendo solos a orinar o van a bañarse en unas ruinas oscuras donde nadie te podrá escuchar aunque grites desgarradoramente. Son una bola de clichés de malas decisiones y de carne, sangre y vísceras que tarde o temprano explotarán en la pantalla. Porque tarde o temprano, a todos, a todos, les llega su hora. Les dije que habría spoilers, aunque eso ya lo sabíamos porque ha pasado en todas las películas de la saga.

Es en esa repetición gastada de la fórmula que la película pierde lo que pudo haber ganado con su premisa de que los seres humanos seremos víctimas de nuestras creaciones. De que somos parte de un ciclo en el cual en la búsqueda de la verdad sobre nuestro origen, está la respuesta a nuestra extinción. En ese sentido, la película es una excelente secuela de Prometeus, ampliando el socavón filosófico en el que nos sumergimos en aquella producción, pero es una pésima precuela de Alien, porque a pesar de que el Xenoformo de sangre súper ácida se muestra en plenitud de facultades gracias a la tecnología digital, de repente el suspenso se convierte en una película de acción más parecida a Transformers que a un thriller de supervivencia al límite.

Al final, la película sufre lo mismo que sus protagonistas. Un guión que intentaba seguir el camino de descubrimiento mediante el suspenso y la angustia, que fue infectado por una idea que le exigía tener muchos aliens, mucha sangre, muchos clichés y un desnudo para mostrar en el trailer y activara las hormonas de un público que jamás había visto al Xenomorfo en pantalla grande. ¿El resultado? Un híbrido sin sabor, con algunas ideas buenas, con una ejecución en la dirección notable, pero que no es suficiente para salvarla de la mediocridad.

 

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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Crítica: T2 Trainspotting. La secuela que mata la ilusión

Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 ADVERTENCIA: Esta reseña contiene algunos spoilers.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS)Trainspotting marcó una época en todos aquellos pubertos que nos ufanábamos de, al fin, poder ver películas clasificación “C” sin necesidad de andarnos escondiendo. Fue la entrada a un nuevo universo, donde nuestros ojos y nuestras mentes se enfrentaban a una prodigiosa manera de contar historias, que nos sorprendían al igual que ponían a nuestras mentes a trabajar. Fue un golpe que nos dejó en shock y que nos dejó  hambrientos  de ese estilo tan inusual y de esos héroes tan ineptos y poco preparados para la vida, porque al reflejarnos en ese espejo de celuloide creíamos que como Renton, a pesar de estar sumidos en nuestra propia mierda, podríamos huir hacia la redención, enterrar el pasado, y escoger nuestro camino. En términos millenials, porque YOLO, equis, soy chavo.

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20 años después, Danny Boyle vuelve a la silla de director y reúne a todo el elenco original para contarnos la segunda parte. Una segunda parte tan innecesaria de realizar como ineludible de ver. Una segunda parte que se soporta en su original, que abusa de la nostalgia de la primera porque ya no tiene la fuerza ni la agilidad para volver a ser ese producto revolucionado que alguna vez fue. Una segunda parte que es importante sólo por su legado, pero que sabe perfectamente su lugar y no trata ni siquiera de enfrentarse a ella. Una segunda parte que se sabe derrotada, innecesaria, pequeña, inferior y que vive de oportunidades perdidas; pero que por eso es genial y tiene un impacto más brutal que la anterior.

Si Trainspotting nos aventaba en la cara la pregunta de ¿Qué demonios estoy haciendo con mi vida? y al final nos esbozaba una respuesta de que aún éramos seres capaces de elegir, ‘T2’ es más brutal todavía. En esta secuela, la pregunta es ¿Qué demonios hice con mi vida? y la respuesta no es nada agradable. La esperanza se ha desvanecido, se es lo que se es y es demasiado tarde para intentar cualquier otra cosa. El ciclo se cierra y no hay manera de escapar de él. Renton es un Godínez con un matrimonio fracasado, Sick Boy se dedica a chantajear tipos con videos comprometedores, Spud sigue en su eterno programa de rehabilitación y Begbie no logra la libertad bajo palabra y le dan cinco años más de encierro. Si antes podías elegir una carrera, una casa o un trabajo, ahora las elecciones son una foto de perfil en Facebook, una filtro de Instagram o una animación de Snapchat.

Y sin quererlo, dos generaciones con 20 años de distancia se miran a los ojos y se saben mucho más cerca de lo que pensaban. Las malas elecciones del pasado se enfrentan a las elecciones sin sentido de ahora. Los caminos son paralelos y ambos llevan a un muro que parece infranqueable o a un abismo donde la vida termina. Y la preguntas retumban en la cabeza, pero la generación ‘T1’ ya sólo responde a sus instintos y se las quita de la cabeza, es demasiado tarde para detenerse a pensar y es mejor dejarse llevar. Lo hecho, hecho está. Quizás los que vienen atrás, puedan elegir mejor, aunque las opciones son cada vez más escasas.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

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Crítica: Guardianes de la Galaxia Vol. 2; ¿mejor que la primera parte?

Los Guardianes de la Galaxia Vol. 2. Imágenes: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En 2014 Los Guardianes de la Galaxia llegaban como una apuesta menor al universo Marvel, pero resultó ser una película que vino a refrescar el cine de superhéroes y lanzó nuevas pautas para su realización. Bajo este panorama, la segunda parte se enfrentaba, ahora sí, a la presión de entregar un producto a la altura y que respondiera a unas altas expectativas que el público, fans, crítica y la industria en general esperan, y puedo afirmar que no defraudará  a nadie.

Los Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es una película muy entretenida, llena de acción, efectos especiales y mucha comedia. En realidad, más que un filme de superhéroes, es una comedia espacial muy atípica pero muy acertada, dándose lujos de usar referencias pop ochenteras en los límites del universo y aún así, mantener su atención de manera explosiva y emotiva.

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El director y escritor de la saga, James Gunn, demuestra que la primera parte no fue obra de la casualidad y muestra una evolución y madurez en su estilo que desemboca en un espectáculo visual que está perfectamente cimentado en un argumento sólido y en un guión casi perfecto, que sabe lo que quiere, que lo consigue y además, logra independizarse del universo Marvel para crear una saga por sí misma. Es decir, se quita de encima la sombra de Iron Man que ha sido el eje de este universo y si por alguna razón, en la próxima película de The Avengers aniquilan a todo el equipo, Los Guardianes de la Galaxia sin ningún problema podrán continuar riéndose de todo y salvando el cosmos existan o no Shield, Tony Stark o el Capitán América.

El reparto, liderado por Chris Pratt como Star-Lord, también presume una evolución en sus personajes y logran desarrollar su “anti-química” de manera hilarante, sobre todo con el personaje al que da voz Bradley Cooper Rocket Racoon, que pudiera parecer algo simple, pero es destacado que un personaje creado por computadora logre un nivel de comunión con el equipo como una pieza clave del mismo y llevándose uno de los momentos más emotivos de todo el filme. En anteriores reseñas me he quejado amargamente del CGI, pero aquí, todo está tan bien construido, que pronto se te olvida que Rocket es un  mapache creado a computadora.

Asimismo, el Drax de Dave Bautista sorprende como el alivio cómico de sí, una comedia –perdón por la redundancia– mientras Zoé Saldaña como Gamora es la que menos evolucionó en su personaje, pero su propio arco argumental logra ser parte importante de la trama. Y claro, Baby Groot con la voz ¿¡!? de Vin Diesel arranca suspiros de ternura al por mayor.

El segundo volumen de esta saga espacial con miles de referencias y alguno que otro cameo ochentero es una reelaboración de la fórmula que conocimos en 2014. Es el mismo platillo, pero con adiciones que le añaden sabor y espectacularidad. Y en el eterno debate de “segundas partes nunca fueron buenas”, en esta ocasión yo digo que sí, esta segunda parte es mejor que la primera. Y si comenzamos con los argumentos, antes de empezar con todo lo que acabo de exponer en párrafos anteriores, los retaría a encontrarle un pero a la escena de créditos de iniciales. ¡Qué inicie el debate!

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

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Crítica: La Vigilante del Futuro; muy poco Ghost con mucho Shell

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Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Entretiene

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Me rehusaba a llamar a la película con el título que le pusieron en México, “La Vigilante del Futuro”, ya que elimina todo el significado que el título original “Ghost in the Shell” nos dice. Mientras la Vigilante nos vende un filme de acción, efectos especiales, explosiones y alguna que otra emoción, el Ghost va mucho más allá. El Ghost implica un viaje al espíritu y la conciencia, al autodescubrimiento y cuestionamiento de lo que somos como humanos y como sociedad. Vaya, es un ejercicio existencialista de esos que nos provocan despertar para salir de la Matrix y experimentar el mundo real que nos han arrebatado.

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Después de exponerme a los 107 minutos de duración de la película, me rehuso a llamarla “Ghost in the Shell”. Esta película no puede llamarse “Ghost In the Shell”, no se merece ese título lleno de simbolismo que nos podría abrir los ojos ante la amenaza de la tecnología, o el descubrimiento de nuevas virtudes que podrían perpetuar nuestra existencia más allá de lo biológicamente posible. Este filme deslumbrantemente visual pero emocionalmente vacío sólo le alcanza para ser nombrada con el título tan genérico como olvidable que fue bautizada en México. “La Vigilante del Futuro” no es más que una soldado, que vive en el futuro, y se la pasa vigilando no sabemos muy bien qué.

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Como lo mencioné anteriormente, el apartado visual es magnífico. Nos transporta a un mundo donde la tecnología, literalmente, nos tiene agarrados del cogote. Un futuro donde la adicción al WhatsApp es una bonita anécdota como ahora son el VHS o el Walkman. Pero es tanto el esfuerzo que hicieron para hacer una fotografía delirante y además dejar en claro que era una imagen fiel al anime dirigido por Mamoru Oshii en 1995, que durante todo el filme tenemos que comernos secuencias con una puesta en escena exageradamente artificial más una edición lenta y errática donde el director quería que notáramos a fuerza las referencias visuales y estéticas del material en que se basa. Me explico, hay escenas donde los personajes, la acción, la cámara y hasta los diálogos se mantienen estáticos por unos segundos de más sin ninguna razón más que cacarear –imagino– que estaban realizando una referencia al material original. Esto sin duda los fans lo apreciarán, pero para quienes nos acercamos por primera vez a este universo se torna muy frustrante.

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Así que, otra vez, Hollywood vuelve a meter la cuchara para convertir un material que tenía el potencial de ser un referente de la ciencia ficción, en un intento de blockbuster con clasificación “B” para maximizar las ganancias. Por ello llamaron a Scarlet Johansson –quien dentro de todo lo hace bien– para interpretar a la Mayor, por ello se disfrutan algunas secuencias de acción geniales que hacen llevadera la experiencia y por ello quizás en taquilla le vaya bien, pero su legado morirá muy pronto hasta desvanecerse rápidamente a diferencia de su material de origen en el manga y su posterior versión animada. “La Vigilante del Futuro” tiene una cubierta que te hace desear romper su cascarón y saber que esconde dentro, pero ahí solo hay estática y una voz amordazada que paulatinamente se va apagando hasta terminar por desvanecerse completamente.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir