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Declaran ganador del concurso del Programa Nacional de Salas de Lectura “Yo Soy”

FOTO: Cortesía

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Gobierno del estado, la Coordinación de Fomento Editorial, el  Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC) y el Programa Nacional Salas de Lectura, llevaron a cabo el concurso para mediadores de salas de lectura en Baja California Sur, siendo el primer lugar Bertha Salaices Polanco.

En esta edición, la ganadora se caracterizó de “Don Quijote”, personaje de la reconocida novela “Don Quijote de la Mancha” de Miguel Cervantes Saavedra.

En dicho concurso, se contó con 7 participantes quienes enviaron cada uno un vídeo, dos provenientes del municipio de Los Cabos, cuatro de La Paz y uno de Comondú, considerando por parte de los organizadores y jurado, que todos fueran premiados por igual, ya que todos enviaron un gran trabajo con creatividad en sus caracterizaciones además de argumentos sólidos, comentó el director de ISC, Christopher Amador Cervantes.

El funcionario estatal destacó que el premio que se entregara a la persona ganadora es una dotación adicional del acervo de la Secretaría de Cultura, asimismo, comentó que el objetivo de este tipo de concursos es promover la participación e incentivar la producción creativa.

Para finalizar, expresó un agradecimiento y felicitaciones a todos los participantes de esta edición, comentando que estén atentos pues por medio de redes sociales ISC está ofreciendo actividades, cursos en línea gratuitos y convocatorias, haciendo la atenta invitación de visitar la página de Facebook @Radio Cultura ISC.

 




La Paz: 1823 el año del inicio. Espacios y personajes

FOTO: México en Fotos.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 3 de mayo de 1535, hace exactamente 485 años, se llevó a cabo el acto protocolario por medio del cual el Marqués del Valle de Oaxaca, Hernán Cortés, tomaba posesión de este emblemático sitio a través de un documento oficial al cual tituló “Auto de posesión de la Bahía y Puerto de la Santa Cruz”. Si bien es cierto que 16 meses antes, aproximadamente en enero de 1534, había llegado accidentalmente a estas costas su coterráneo Fortún Jiménez y su séquito de renegados y facinerosos, éstos no estaban investidos del Poder Real para tomar posesión a nombre de la Corona Española de sitio alguno, por lo tanto sólo el Adelantado de la Mar del Sur, Cortés, lo realizó oficialmente. Es así como podemos considerar que simbólicamente es esta fecha, el 3 de mayo de 1535, la fecha oficial de la fundación de nuestra ciudad y puerto, la cual en el año de 1596 fue renombrada como “La Paz” por el explorador Sebastián Vizcaíno.

Durante todo el siglo XVI y XVII, el puerto de La Paz permaneció como terreno de caza y vivienda de los diferentes grupos de Californios que paseaban en sus playas y pescaban en sus aguas, tal como lo venían haciendo desde miles de años atrás. Los aripes, huchitíes, monquis, coras y guaycuras habían desarrollado un delicado equilibrio con el ecosistema que le rodeaba en este sitio, por lo que cuidaban los recursos vegetales y animales de los que subsistían, así como los escasos manantiales de los que se proveían del vital líquido. Ocasionalmente eran visitados por algunos pequeños barcos en los cuales viajaban pescadores de perlas, los cuales, por lo general, abusaban de los naturales al obligarlos a realizar la pesca sin pagarles sus servicios. Además de lo anterior, no era raro que abusaran sexualmente de las mujeres de los naturales, lo cual hacía crecer el odio por parte de los Californios hacia los Colonos europeos.

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En el año de 1683, llegó a este puerto de La Paz la expedición dirigida por el explorador Isidro de Atondo y Antillón con la misión de establecer un poblado permanente en la California y, así mismo, iniciar con la catequización de los habitantes de este apartado rincón de la geografía de la Nueva España. En esta expedición venía el sacerdote Eusebio Francisco Kino, un hombre sumamente inteligente y de gran fe, que estaba encargado de cartografiar las costas de estas tierras. A este efímero asentamiento lo denominaron “Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Californias”. Lamentablemente, los prejuicios de los soldados, al considerar las acciones de los naturales como intentos de atacarlos o de faltarles al respeto, derivaron en una reprimenda armada donde murieron una decena de Californios a manos de los españoles. Ante el temor fundado de ser atacados como reprimenda por este acto tan deleznable, Atondo ordenó abandonar la ensenada y trasladarse unos 350 kilómetros más hacia el norte de la península.

Posteriormente a esta salida, nuestra ensenada de La Paz recobró paulatinamente la tranquilidad, hasta que 37 años después, a finales del año de 1720, los sacerdotes Jaime Bravo, Juan de Ugarte y Clemente Guillén, llegan a esta ensenada y fundan una pequeña Misión a la cual nombran “Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí”. Este pequeño poblado subsistió por espacio de 28 años, sobreviviendo a la Rebelión de los Pericúes en 1734 y a tres grandes epidemias que diezmaron a la población de naturales, motivo por el cual, en el año de 1748, se trasladó a los pocos habitantes sobrevivientes al poblado de Todos Santos. Con esto volvió a quedar abandonada esta ensenada, que solo era visitada ocasionalmente por barcos que venían en busca de placeres perleros o a comerciar con herramientas y alimentos para los pocos trabajadores de las Minas del Real de Santa Ana, El Triunfo y San Antonio, al sur de la península. Es de singular importancia recordar que en el año de 1769 de nuestra ensenada de La Paz partieron los barcos “San Carlos”, al mando del capitán Vicente Vila y el “San Antonio”, al mando del capitán Juan Pérez, los cuales brindaron ayuda vital a la expedición encabezada por Gaspar de Portolá y Junípero Serra para la colonización de lo que posteriormente se llamó “Alta California”. Fue por esos años que se construye uno de los pocos edificios que sobrevivieron hasta la primera mitad del siglo XIX el cual se llamó “La casa de su majestad” o “Casa real”. En este sitio había un representante de la Real hacienda el cual se encargaba de cobrar los impuestos por el desembarco de diferentes mercancías probablemente con destino a los poblados del sur de la península.

Debido a la importancia estratégica de esta ensenada, fue en el año de 1811 que el entonces jefe político de la Baja California, Felipe de Goycochea, comisiona al soldado José Espinoza y su esposa Brígida Marrón para que vigilaran el puerto e impidieran que otras personas se asentaran permanentemente en el lugar, así como cubrir la importante tarea de brindar atención a los tripulantes de los barcos que atracaran en la bahía. Estas personas fueron las primeras en criar ganado en este sitio, así como sembrar las primeras hortalizas y cereales para alimentarse y cubrir la demanda cada vez más creciente de los barcos que llegaban a La Paz.

Debido al aumento de tránsito marino y terrestre al puerto fue necesario que se permitiera el establecimiento de más personas, por lo que el gobernador José Manuel Ruiz publica un bando de gobierno autorizando este hecho en el año de 1823. Desde la óptica de varios historiadores sudcalifornianos como el Maestro Gilberto Ibarra Rivera, entre otros, se puede considerar este el año definitivo del auge de nuestra actual ciudad y puerto.

El señor Juan García es el que aparece en los registros de aquel año como el primero en solicitar el que se le conceda un terreno para habitar en la ensenada, a este ciudadano le siguieron decenas de marineros, comerciantes, horticultores, pescadores, criadores de ganado, etc. que empezaron a urbanizar estas tierras y a tejer las intrincadas relaciones sociales iniciales. El Maestro Eligio Moisés Coronado en su libro “Los apuntes históricos de Manuel Clemente Rojo sobre Baja California” nos transporta hacia esos primeros años de vida del puerto y nos deja entrever cómo se definía la traza urbana, dice así: “Doña Brígida, después de viuda, le cedió una parte de este terreno —en el punto que se identificó como el “Guamuchil”– a don José Antonio Altamirano, su pariente, quien desde luego construyó una casa en la lomita o mesa del norte, dejando de por medio el arroyo que la divide de la mesa del sur, adonde estaba fincada la tía Brígida”. Se menciona que el señor Ignacio Altamirano, capitán del barco “Balandra”, fue el primero en dedicarse a comerciar los esquilmos que se producían en su rancho y en los otros que había en el puerto (pieles, conserva, cebo, carne salada, etc.). El primer enlace matrimonial del que se tiene registro en este puerto se llevó a cabo entre Tomás Altamirano y Dolores Carrillo, en el año de 1825. Para el año de 1830 en el puerto había la cantidad de 300 habitantes. La mayor actividad económica que se desarrolló fue la del comercio y los precursores fueron José Antonio Altamirano, el francés Antonio Belloc, Antonio Ruffo y José Sierra.

No olvidemos que fue hasta el año de 1824 que las autoridades de la península de Baja California (Alta y Baja) juran su adhesión a la República Mexicana, por lo que 1 año después se nombra al señor Antonio Navarro, como Comisario Subalterno de Guerra y Marina del Departamento o Partido del Sur, con sede en San Antonio. En el año de 1827, se nombra como Guarda del Puerto de La Paz a Antonio Mendoza, encargado de cobrar los impuestos, informar sobre los desembarcos, requisiciones, cambios de tripulación naviera y atención a buques extranjeros fondeados en la ensenada. Fue hasta el año de 1830 que, por decisiones del gobernador José Mariano Monterde, se define como capital de la Baja California a nuestro puerto y posteriormente, en 1833, queda ratificada por el Congreso General.

El núcleo histórico o primigenio de este puerto de La Paz se estableció sobre la calle Playa (hoy Paseo Alvaro Obregón) con los linderos de la calle “Arroyo Central” (16 de septiembre) y Callejón “Sebastián Lerdo de Tejada”. En este sitio fincaron las primeras familias que llegaron y posteriormente establecieron sus locales comerciales y talleres por la calle que estaba a espaldas de sus hogares, la que llevó el nombre de “Comercio” y actualmente se llama “Carlos M. Ezquerro”. Al caminar por este sector podemos darnos cuenta del trazo irregular tanto en lo angosto como sinuoso de sus calles, lo anterior debido a que aún no existía un programa de urbanización y cada quien fincaba donde podía. Los nombres de las primeras calles fueron Playa, Arroyo Central, Del Teso, Portugal y La Breva. Conforme el puerto fue creciendo, hubo necesidad de fincar las dos lomas adyacentes a la playa las cuales se conocían como La Loma de la Capilla o de La Iglesia y la Loma del Voladero o El Voladero. La primera de ellas llevaba el nombre de “La iglesia” por creerse que en ella se construyó la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí, actualmente en ese sitio se ubica la Biblioteca de los Misioneros. La segunda Mesa se conocía de esta forma, del Voladero, por estar precisamente flanqueada por un corte vertical de varios metros lo que la hacía un sitio poco atractivo para habitar y que fue ocupado por los habitantes más pobres que llegaron a este puerto.

De acuerdo a las observaciones del Maestro Gilberto Ibarra Rivera en su libro “La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, Proceso Histórico y símbolos emblemáticos”, algo que distinguió al puerto de La Paz de los demás que había en el pacífico mexicano, fue que los huertos familiares de los que se servían los habitantes para elaborar sus alimentos, los tenían ubicados en la parte que daba a la Playa, hasta donde llegaba la última marea, por lo que al llegar los barcos a la ensenada nuestra, era una vista hermosa e impresionante el apreciar aquel verdor que precedía al caserío del lugar. Una de las primeras obras urbanas que se realizaron en el puerto fueron terraplenes para frenar la destructiva acción de los múltiples arroyos que convergían en el naciente puerto; para tal fin, los mismos habitantes, en sus horas libres o fines de semana, se dedicaron a crear diques con tierra, piedra y ramas que evitara que las avenidas de agua destruyeran sus huertos así como hicieran peligrar sus casas.

Otro de los aspectos que ha caracterizado a nuestro puerto ha sido su intensa vida política. Se considera al señor Cornelio Espinoza como el primer alcalde de nuestra ciudad. Su elección aconteció en el año de 1830, en que nuestro puerto inició con una especie de autogobierno al ser segregado de la Municipalidad de San Antonio y en espera de su reconocimiento como Municipalidad y capital de la misma. Posteriormente, ya con una situación política más clara en el año de 1831 se elige a Miguel Molina, como alcalde; Felipe Sepúlveda, regidor; y Juan Peña, síndico procurador. Al siguiente año el alcalde es el señor Luis Acosta. Para el año de 1834, La Paz ya era una ciudad pujante y en franco crecimiento con una población de 781 habitantes.

 

Ya establecida la capital de la Baja California en nuestra ciudad, fueron los jefes políticos José María Gómez Garay (1834), y Antonio Belloc (1835), los que iniciaron un plan de urbanización y embellecimiento del puerto: conmemoraron la primera celebración del Grito de Independencia y crearon una Plaza de Armas. Durante el año de 1836 y 1837, ocurrió una asonada durante la cual usurpó el poder político el militar José María Mata. Durante estos años hasta 1840, cuando se dieron las luchas al interior del país entre los centralistas y federalistas, aquí en Baja California todo pasó en relativa calma y sin altibajos que rompieran nuestra paz característica. Aquí entran en escena las principales familias porteñas que durante la segunda mitad del siglo XIX detentaron el poder económico en esta ciudad, sus cabezas eran los señores: Juan Gómez Aguiar, Antonio Belloc, Manuel Galindo, Manuel Castellanos, José Soto, Gregorio Durazo, Ángel Lebrija, Luis Acosta, Antonio Ruffo, Julián Félix y Miguel Sataray, entre otros.

El primer plano de la ciudad de La Paz fue levantado por el agrimensor francés Carlos Duprat. Esta obra se realizó por encargo del Gobernador José María Blancarte. El plano fue concluido en el año de 1857. En 1863 dio inició la construcción del muelle fiscal por los señores J. S. Waydelín e Isaac Swani, construido inicialmente con pilares y pisos de madera, el que, posteriormente, al correr del tiempo, fue reconstruido en varias ocasiones. De acuerdo al Investigador Ibarra Rivera, “Las obras materiales relevantes que se construyeron en tres décadas, fueron las siguientes: el templo católico, en su primera fase (1861-1865); el templo masónico (concluido en 1873); el Jardín Velasco (iniciado en 1876), en cuyo predio hasta 1867 estuvo situada una casa ocupada como hospital militar, el que funcionó a iniciativa del Gral. José María Blancarte, construcción cedida al municipio por el gobierno en 1865; Casa de Gobierno, empezada a construir por el jefe político José María Rangel en el año de 1880 y muchas obras más.

En el año de 1860, el gobernador Teodoro Riveroll enfrentó la necesidad de ampliar el fundo legal de la ciudad, puesto que la cantidad de personas que llegaban y su necesidad de fincar una propiedad había agotado totalmente el espacio establecido muchos años antes para este fin. Encargó al agrimensor Guillermo Denton que realizara esta obra tan importante, la cual estableció un diseño urbanístico a la par de las demás ciudades modernas del mundo con claros parámetros de anchura de calles, longitud de las manzanas, numeración de las calles, e incluso, colocó el nombre a calles que apenas se iban a trazar, nomenclatura que aún perdura. Hasta el año de 1869 fue que el Gobierno federal aprobó estas modificaciones y se pusieron en marcha. Producto de esta urbanización surgieron los tradicionales barrios del “esterito” y “el manglito”. El agrimensor Alfredo Savín Cota fue el encargado de lotificar las manzanas que fueron poblándose en base al plano de Denton, en noviembre de 1873. Fue en estas fechas que las primeras 15 calles de la ciudad que corrían de norte a sur fueron denominadas con nombre Ordinales, siendo la calle primera la que hoy se conoce como Belisario Domínguez, segunda la Francisco I. Madero y así sucesivamente.

Es de gran importancia mencionar que un hecho que benefició de sobremanera a nuestro puerto y su auge comercial, fue que a partir del año de 1827 hasta 1836 estuvo abierto sin restricción de ninguna especie a la entrada de buques de cualquier calado. A través del puerto de La Paz, los productos de los ranchos eran trasladados a la contracosta, donde se vendían muy bien y a cambio traían herramientas, maquinaria, miscelánea, vestidos, calzado y muchos otros productos necesarios en esta ciudad. Los nombres de algunos de los barcos de los que se tiene registro son: Flor de mayo, Loretana, Mercado, Diana, Merced, Gabriela y Joven Dorotea, y las balandras San Francisco, Sirena, San José y San Buenaventura. En el año de 1854, el presidente Antonio López de Santa Anna habilitó a nuestro puerto como Puerto de Altura permitiendo la introducción de mercancía nacional y extranjera, con la restricción que lo que llegara únicamente se consumiera en la península. Esta dispensa sólo duró 3 años pero ayudó mucho al crecimiento de nuestro puerto.

Producto de la pujante actividad minera de la región de Las Cacachilas y San Antonio, se empiezan proyectos de ampliación de caminos para ir hacia aquella parte austral de la península, construir minas y crear empresas de transporte. La Compañía Smith y Socios, proyectó un camino de 20 varas de ancho entre La Paz y San Antonio, para carros de mula de carga, uniendo lugares importantes en la época como La Huerta, Encinitos y Texcalama, un trazo bien calculado por unir la zona minera Las Cacachilas, fue iniciada su construcción en 1864. El señor Santiago Viosca, estableció una agencia terrestre de la Well Fargo & Co. para el transporte de carga, pasaje y correspondencia, comunicando La Paz con el Real de El Triunfo. En 1881, el empresario Manuel Navarro abrió la ruta La Paz-El Triunfo cubierta por su empresa Diligencias “La Baja California”, uniendo los puntos intermedios Pocitos-Playitas-Calabazas-Trinchera-San Blas. Sólo funcionó ese año. Durante esta última veintena del siglo XIX, las empresas de la familia Ruffo y González tuvieron un gran crecimiento ya que fueron las que acapararon el comercio de alimentos, medicinas y herramientas para todo el territorio, así como la venta de productos de importación de Estados Unidos y Europa, los cuales comercializaban a través de sus emporios mercantiles “La Perla de La Paz” y “La torre Eiffel”.

Durante estos años a nuestro puerto llegaban una gran cantidad de visitantes, comerciantes y personas que tenían la intención de radicar en nuestro puerto de forma definitiva. Su viaje lo hacían a través de las líneas de transporte marítimo que surgieron y que viajaban desde destinos como San Francisco, San Diego, toda la costa del pacífico Mexicano, Centro y Sud América, Nueva York y, por supuesto, Europa. Algunas de estas líneas llevaron por nombre: Compañía del Río Colorado, Compañía de Vapores Colorado Team Navigation, Compañía Vapores California, Línea Acelerada de Vapores del Golfo de Cortés, cuyos recorridos los hacían con los barcos Newbern, Álamos, Bernardo Reyes, Cárdenas, Culiacán, Manuel Herrerías, Unión entre muchos otros.

Para el año de 1895, la ciudad de La Paz registraba una población de 5184 habitantes. Su comercio estaba en la época de oro e incluso se establecieron representaciones consulares de Estados Unidos de América, Costa Rica e Inglaterra, para dar certeza y seguridad a los ciudadanos de estos países así como los negocios que aquí realizaban. La actividad perlera del puerto sufrió un impulso a partir del año de 1830, los primeros armadores de flotas para el buceo de perlas fueron Pablo de la Toba, Manuel Amao y Eduardo Encinas, a los que siguieron Severo Encinas, Francisco Lebrija, Antonio Belloc, Cristóbal Moreno, Antonio Pérez, Gerónimo Gibert y Antonio Trasviña, todos habitantes de La Paz. En el año de 1850, se estableció una regularización más precisa por medio de la cual se establecían periodos de pesca de madreperla, de veda, los impuestos sobre la actividad, derechos de los buzos y otras medidas que vinieron a proteger esta actividad. Para esos años se incrementó el número de dueños de armadas perleras, entre los que sobresalían: Navarro y Santisteban, Miguel González, Antonio Canalizo, Adolfo Savín, Hidalgo y Loreto Lucero, Antonio Ruffo y Manuel Encinas, Loreto Lucero, González y Belloc, González y Ruffo, Daniel Hidalgo, Octaviano Ruffo, y otros más. Un ingreso muy importante que tuvieron las empresas de la ciudad fue el comercio de la concha de la madre perla, la cual era muy cotizada en Europa y Estados Unidos.

Podríamos seguir hablando de más y más aspectos que fueron estableciéndose en nuestra hermosa ciudad de La Paz, sin embargo lo dejaremos para una posterior ocasión. Como podemos analizar, los festejos de fundación de nuestra ciudad no sólo deben restringirse al evento histórico de la llegada de Cortés a estas tierras o las muestras de artesanías o de manifestaciones artísticas. También se debe voltear, como hoy, hacia los trabajos de investigación historiográfica que durante muchos años han realizado un grupo bastante heterogéneo de investigadores y explorar esta veta inagotable, otorgándoles el sitio que siempre deben de tener, un sitio preponderante.

 

Bibliografía:

La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, proceso histórico y símbolos emblemáticos – Gilberto Ibarra Rivera

Los Apuntes Históricos De Manuel Clemente Rojo Sobre Baja California (Serie Cronistas) – Manuel C Rojo, Armando Trasviña Taylor

Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de marzo de 1857. Ulises Urbano Lassépas.

 

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Habrá apoyos económicos, sociales y de autoempleo para BCS

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La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el objetivo de restablecer la actividad económica y empresarial de Baja California Sur, así como ayudar a las familias a hacer frente a las afectaciones provocadas por la emergencia sanitaria por COVID-19, el Gobierno del Estado en coordinación con instituciones crediticias impulsa el “Plan Emergente”, mismo que será coordinado por la Secretaría de Turismo, Economía y Sustentabilidad (SETUES) y a través del cual los sudcalifornianos podrán acceder a apoyos económicos, sociales y de autoempleo.

Así lo dio a conocer el titular de la dependencia, Luis Humberto Araiza López, quien precisó que mediante este Plan Emergente los ciudadanos obtendrán beneficios como: apoyos de hasta 10 mil pesos para negocios, diferimiento del Impuesto sobre Nómina, diferimiento del pago vehicular y del Instituto de vivienda, suspensión de actos de fiscalización estatal, programas de auto empleo y empleo temporal y fomento al consumo de productos locales.

Además de acceso a créditos a la palabra a mujeres emprendedoras, acceso a créditos a través de la Banca Nacional de Desarrollo, apoyos especiales agropecuarios y apoyo para empresas y prestadores de servicios turísticos para la certificación del distintivo “Punto Limpio”.

Araiza López señaló que los interesados podrán consultar la página de internet www.setuesbcs.gob.mx/programas-y-apoyos/  para conocer los detalles de los programas y a su vez hacer la solicitud virtual a los correos electrónicos: ablanco@setuesbcs.gob.mx y/o bbarron@setuesbcs.gob.mx; donde además podrán externar sus dudas y/o recibir ayuda y asesoramientos para la gestión de estos trámites.

Luis Araiza subrayó la colaboración de la Secretaría del Trabajo y Desarrollo Social, Secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario, DIF Estatal y la Secretaría de Finanzas y Administración, para llevar a cabo este Plan Emergente.




Proponen homologar de leyes en materia de violencia política en razón de género

 

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para armonizar y homologar el marco jurídico estatal con el nacional y la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de violencia de política, fueron presentadas propuestas de reformas, adiciones y derogaciones de las Leyes  de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de Responsabilidades Administrativas del Estado y Municipios, Electoral del Estado, del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral para el Estado y del Código Penal, todas para el Estado de Baja California Sur, informó el Congreso del Estado.

Durante la sesión virtual ordinaria del 19 de mayo, la diputada Rosalba Rodríguez López presentó el compendio de reformas, en el que se legisla entre los tipos de violencia de género, la violencia política en razón de género, se establecen sanciones para quienes sean señalados como responsables, se reforman acerca de las prerrogativas, discriminación en candidaturas, entre otras.

En este compendio de leyes estatales se establece que se entiende por  violencia política en razón de género: “Toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo”.

La presidenta de la Comisión de Equidad de Género comentó que, con esta iniciativa, se acata el termino del Artículo 115 de la Constitución Federal, para que las leyes electorales federales y locales se promulguen y publiquen por lo menos 90 días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, es decir, la armonización debe estar legislada al día 30 de mayo del presente.

Expuso que, en el caso de Baja California Sur, se están reformando 5 leyes para homologar y armonizar la violencia política en razón de género, y que es un compromiso con organizaciones y sociedad modificar leyes de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, ley electoral, ley de responsabilidades administrativas, para medios de impugnación y código penal.

Añadió que el Congreso del Estado está trabajando en otros temas de paridad que también se debe armonizar y homologar. La iniciativa fue turnada a la Comisión de Asuntos Políticos y de Equidad de Género para su análisis y dictaminación.




Mueren más mujeres que hombres por COVID-19 en Baja California Sur

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La mortalidad en Sudcalifornia a causa del nuevo coronavirus está afectando en un porcentaje mayor a la población femenina que a la masculina, a diferencia de lo que sucede en el panorama nacional en el que, desde el inicio de la pandemia, han sido más los varones fallecidos que las mujeres. Las razones para que esto sea diferente en nuestro estado pueden ser varias y estar relacionadas con la alimentación, al porcentaje poblacional de los géneros, las enfermedades crónicas y, en general, al nivel de vida de las personas.

De acuerdo a las estadísticas presentadas por el gobierno estatal sobre los casos de COVID-19 con corte al viernes 15 de mayo, se tienen un total de 435 casos de contagios acumulados, que se distribuyen de la siguiente manera: Los Cabos 231, La Paz 174, Comondú 14, Mulegé 16 y Loreto 0.

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Con relación a los grupos de edad en los que se han dividido a los pacientes, el mayor número de infectados está dentro del rango de los 40 a los 49 años, seguido por las personas de 30 a 39 y después por los de 20 a 29 años. Tras estos primeros grupos vienen los de las personas de edad más avanzada, los pacientes de 50 a 59 años ocupan el cuarto lugar de afectación, les siguen los sexagenarios y el grupo de los adultos de más de 70 años. Cabe señalar que, en nuestra entidad, los niños y los jóvenes también han sido contagiados, al menos algunos que tienen entre los 10 y los 19 años de edad. Así mismo, de acuerdo a los datos presentados por el gobierno estatal, no se ha tenido hasta el momento ningún menor de diez años enfermo por COVID-19.

Lo anterior puede ser causado por varios factores, por ejemplo, que la mayor parte de la población que tienen entre 20 y 49 años sean personas económicamente activas, por lo que no se han quedado en casa la mayor parte del tiempo; y es que no todos pueden quedarse en casa si sus oficios y/o profesiones no les permiten encerrarse durante una cuarentena —que ya supera los sesenta días— con la alacena y el refrigerador atiborrados; por lo que muchas de estas personas se han expuesto más al virus resultando en un mayor número de contagios.

 

En cuanto a que la gente de mayor edad tenga un menor número de infectados debe influir que el tamaño de su población es menor y que este sector ha estado más resguardado al ser protegido durante la crisis por los más jóvenes, esos que siguen saliendo a buscarse la vida. Aunque cuando llegamos al rubro de las defunciones son los mayores de 70 años los que tiene el mayor porcentaje, seguidos por los sexagenarios y por aquellas personas en sus cincuentas. En cuanto al número de decesos tras los grupos de los de mayor edad le siguen los treintañeros y en seguida emparejados en la cifra de muertes están los veinteañeros y los que van de los 40 a los 49 años. No se han registrado muertes en menores de edad y jóvenes de hasta 19 años.

Entre los enfermos por el coronavirus, los pacientes con otros padecimientos crónicos han tenido un mayor impacto negativo en la evolución de su enfermedad y, desafortunadamente, la mayoría de estos casos han derivado en la muerte. En general la relación entre la combinación del COVID-19 con otras comorbilidades es muy similar a lo que sucede a nivel nacional. La hipertensión, la diabetes y la obesidad son las primeras enfermedades crónicas asociadas a un mayor número de decesos de los pacientes enfermos por el coronavirus.

Por otro lado, en nuestra entidad, de los enfermos por COVID-19 el 52% de las defunciones corresponde a mujeres y el 48% a hombres, a diferencia del panorama nacional en el que desde el inicio de la pandemia el sector masculino ha sido más afectado que el femenino; en general, con alrededor de un 68% de los decesos en el primer sector y con un 32% en el segundo.

Por supuesto que los números aún no son concluyentes, pues la crisis sanitaria continúa y no será hasta que se registren la totalidad de los decesos de esta primer oleada de contagios que se podrá analizar a profundidad todos los aspectos derivados de la pandemia, pero de seguir la tendencia de un mayor número de muertes de mujeres, las autoridades de salud y, en general, las de gobierno de todos los niveles deberán poner especial atención en determinar las causas de una mayor mortandad femenina que masculina, además claro de generar las estrategias y acciones necesarias para contrarrestar el daño en el sector femenino; y no estoy diciendo que deban morir más hombres, lo ideal es que nadie muriera por esta nueva enfermedad, sólo es que llama la atención que en nuestro estado sea a la inversa que en la mayor parte del país.

Estimado lector, si usted quiere analizar las cifras y sacar sus propias conclusiones por favor visite los siguientes sitios que el gobierno federal y el estatal han dispuesto para brindarnos información acerca del COVID-19: https://coronavirus.gob.mx/datos/ y https://coronavirus.bcs.gob.mx. Y, si le es posible, quédese en casa, no se arriesgue ni ponga en peligro a los demás.

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