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Satélite ‘TESS’ de la NASA buscará exoplanetas

FOTO: Uabcs

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde hace algunos años, la búsqueda de planetas en otras estrellas ha generado gran entusiasmo debido a que los miles de exoplanetas confirmados y la expectativa de encontrar otros con condiciones similares a las de la Tierra, impulsa a los científicos a trabajar en esta área científica, señaló Miguel Ángel Norzagaray Cosío, profesor de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), a través de un comunicado de prensa.

“Con exoplanetas nos referimos a planetas como los que conocemos en el sistema solar, pero que orbitan estrellas distintas al Sol. Desde hace muchos años se especuló de su existencia, pero la enorme distancia de las estrellas vecinas hacía imposible detectarlos. No fue sino hasta finales de la década de 1990 cuando hubo equipo astronómico suficientemente preciso como para poder lograr esta hazaña, que es un verdadero parteaguas en la astronomía”.  

De acuerdo con el profesor universitario, desde telescopios terrestres de uso general hasta algunos más especializados se han empleado para detectar estos planetas extrasolares con técnicas de gran diversidad, algunas de ellas al alcance de los aficionados.

Sin embargo, el mayor progreso en la materia vino con la puesta en órbita de la sonda Kepler por parte de la NASA, que confirmó miles de exoplanetas y dejó gran cantidad por confirmar antes de descomponerse prematuramente.

Para avanzar aún más en el tema, Norzagaray Cosío indica que este año la NASA finalmente lanzó la sonda TESS (Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito por sus siglas en inglés), con la esperanza de encontrar miles de nuevos exoplanetas en estrellas cercanas.

Según el investigador de la UABCS, perteneciente al Departamento Académico de Sistemas Computacionales, TESS empleará la misma técnica que Kepler, pues buscará planetas que pasen frente a las estrellas en cada órbita, lo que se conoce como tránsito, pero el campo en el que se buscarán será mucho mayor, aproximadamente 400 veces.

Asimismo, indica que TESS observará estrellas más brillantes que las de Kepler, con la intención de encontrar exoplanetas que puedan ser estudiados en detalle por telescopios en Tierra.

Miguel Ángel Norzagaray asegura que con misiones como ésta, se está en espera de contestar la gran pregunta de si estamos solos en el universo o hay otros planetas con vida; al igual de saber si hay otros planetas lejanos con condiciones adecuadas como para poder ser considerados un segundo hogar para la vida en la Tierra.




2018, año de interesantes eventos astronómicos

FOTOS: UABCS.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El doctor Miguel Ángel Norzagaray Cosío, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), da a conocer que en este año que recién empieza se tienen contemplados diferentes fenómenos astronómicos que se podrán seguir de diferente forma.

Como todo el tiempo, el cielo ofrece muchas maravillas que son posibles disfrutar, explica a través de un comunicado de prensa, independientemente, de si se tiene equipo astronómico o no. Aunque algunas de ellas son fáciles de ver desde la ciudad, otras sí requieren alejarse de las luces citadinas para poder apreciarlas como es debido. “Lo importante es darse tiempo para deleitarse con los fenómenos ocurridos en el cielo y, si se puede, aprender un poco más del universo que nos rodea”.

Tan sólo el próximo 31 de enero, se podrá apreciar un eclipse de luna, que se verá a temprana hora de la mañana, antes de salir el Sol. Según el investigador, los observadores cuidadosos podrán apreciar como desde antes de las 5 de la mañana la luna cambia de brillo paulatinamente hasta verse de color rojizo. Este hecho será muy importante para la comunidad de La Paz, ya que los otros eclipses de Luna o Sol no serán visibles en esta región.

También, a finales de marzo, Venus comenzará a verse tras la puesta de Sol; para abril, Mercurio se le unirá y estarán en conjunción esa primera semana (4 de abril); el primero de ellos continuará en el cielo varios meses, pero Mercurio desaparecerá pronto y será hasta el mes de julio cuando vuelvan a encontrarse.

Hacia mayo, los observadores podrán ver a Júpiter a temprana hora de la noche y, dos meses después, a Saturno. Norzagaray Cosío expone que ambos planetas serán los protagonistas de la noche por un largo periodo, y la Luna estará en conjunción con ellos cada mes. Será hasta finales de octubre cuando Júpiter dejará de ser visible y Saturno en noviembre.

Con relación a las lluvias de estrellas, el investigador de la UABCS señala que todo el año ocurren este tipo de fenómenos, pero sólo las notables son realmente de interés para la mayoría de los aficionados. Deben observarse después de la media noche y el mayor problema suele ser la Luna, indica.

En este caso, Miguel Norzagaray dijo que las lluvias de estrellas de este año en las que el satélite natural de la Tierra no afectará la visibilidad, ocurrirán el 21 de abril (Líridas), 11 de agosto (Perseidas), 8 de octubre (Dracónidas), al inicio de noviembre (Táuridas) y el 13 de diciembre (Gemínidas).

Finalmente, el catedrático dio a conocer que, como cada año, se informará con suficiente anticipación la fecha y sitio donde se llevará a cabo la Noche de las Estrellas, evento que reúne a una gran cantidad de personas en el malecón para platicar sobre astronomía y compartir experiencias.




¿Por qué tan de moda las ondas gravitacionales?

IMÁGENES: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Casi todo lo que tenemos ha sido desarrollado haciendo uso de las mismas fórmulas que dedujera un destacado científico hace ya cientos de años. Desde lo más cotidiano a lo más sofisticado, todo se ha hecho todo con las famosas leyes de Newton; hasta los aviones son diseñados pensando así, incluyendo los avanzados aviones de guerra. Agregando el electromagnetismo a la mecánica de Newton, tenemos todo lo necesario para cada artículo y tecnología que usamos. ¡Ha sido así toda la vida!

Sin embargo, desde hace mucho se sabía que algunas cosas no encajaban bien. Por ejemplo la órbita de Mercurio adelantaba vuelta tras vuelta su acercamiento máximo al Sol, llamado perihelio, contra lo que era de esperarse. No había explicación con las teorías de Newton. Hasta se pensó en algún otro planeta que fuera el que perturbara la órbita, pero tras años de búsquedas se rechazó la idea.

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Cuando hace un siglo Einstein da a conocer sus teorías —en 1905 la de la Relatividad Especial y diez años después la de la Relatividad General—, explicó a la perfección el desajuste de Mercurio, lo que significaba un buen soporte de la teoría. De repente, el universo podía verse desde una perspectiva distinta, haciendo del espacio y el tiempo una sola cosa, un enmarañado de cuatro dimensiones. Esta fibra de la que se compone el universo, el espacio-tiempo, que a bajas velocidades y masas se comporta como el de Newton, a altas velocidades y enormes masas se comporta como el de Einstein, dejando la teoría newtoniana como caso particular.

Estas nuevas teorías son un modelo para explicar fenómenos que tienen que ver con la fuerza de gravedad, la más débil del universo. Las otras tres fuerzas, en orden de menor a mayor magnitud  son la electromagnética, la nuclear débil y la nuclear fuerte.

Comprueban teoría de Einstein

Pero Einstein predijo además varios fenómenos que debían ocurrir en caso de ser cierta su teoría. Así, durante un eclipse de Sol en mayo de 1919, la posición de estrellas cercanas al Sol tendría un cambio pues su luz viajaría haciendo curva en las proximidades de la masa solar. Una vez observado el eclipse, esta fue la segunda prueba de que el modelo de Einstein estaba en lo correcto. La predicción del cambio de coordenadas de las estrellas fue perfecta.  Tal curvatura del espacio-tiempo en las cercanías de objetos masivos fue corroborada una y otra vez por observaciones astronómicas que cada vez han sido más precisas. De ahí ha surgido el concepto de lentes gravitacionales, que dejamos al lector diligente.  Cada solución ofrece una manera de medir el universo.

La teoría presentada por Einstein está en forma de un conjunto muy complicado de ecuaciones, que una vez establecidas ciertas condiciones pueden resolverse, no con poco esfuerzo. Uno de los primeros en dar solución a una de las ecuaciones fue Karl Schwarzschild y resultó en el descubrimiento teórico de los hoyos negros, lugares en el espacio donde hay tanta masa que ni la luz puede salir de ellos. Estos ya habían sido postulados desde 1783 a partir de la teoría de Newton, pero la idea era tan descabellada que en ese momento nadie hizo caso de la idea pues se creía que la luz era una onda sin masa y no habría interacción posible.

Fue con la puesta en órbita de las primeras sondas que observaron el universo en rayos X lo que permitió descubrir el primer hoyo negro, llamado Cygnus X-1. Esa gran fuente de rayos X fue intensamente estudiada y reconocida como un sistema binario, compuesto por una estrella y otro objeto invisible de cuyo entorno se emana la intensa radiación.  Para 1973 ya era aceptado por la comunidad científica que la compañera invisible del sistema era el primer hoyo negro detectado. Un punto más para la teoría de Einstein.

De ahí a la fecha se han encontrado una gran cantidad de hoyos negros y han sido clasificados por la cantidad de masa que poseen, los hay de masa estelar, producidos por el colapso gravitatorio de una estrella de masas superior a la del Sol y también los llamados supermasivos, con millones de masas solares, ubicados en el centro de muchas galaxias.

Todo iba bien con la teoría, la respuesta a la órbita de Mercurio, la curvatura del espacio cerca de objetos masivos y la existencia de hoyos negros. Podemos agregar esta lista de éxitos la de la dilatación del tiempo, predicción que dice que entre más rápido viaja un reloj más se atrasa con respecto a otro reloj que no se mueve. Esto pudo ser comprobado con la puesta en órbita de relojes atómicos, comparando con otros relojes atómicos en Tierra. El atraso del reloj en órbita estaba bien calculado por la teoría.  Otro punto para Einstein y su teoría.

Este retraso de los relojes en órbita es algo que sí comienza a tener impacto en nuestra vida cotidiana. Cada vez que usamos el GPS de nuestro celular, la información coordinada de los distintos satélites GPS requiere de correcciones relativistas pues viajan a alta velocidad. Baja en comparación con la de la luz, pero suficientemente rápido como para requerir de tal corrección.

Las ondas gravitacionales

Faltaba un punto más para Einstein, pues su teoría predice la existencia de ondas gravitacionales. De manera rápida, las podemos pensar como vibraciones que ocurren y viajan por el espacio-tiempo, de la misma manera como lo hacen las olas en el agua al aventar una piedra. El detalle aquí es lo débil que es la fuerza de gravedad. Basta levantar un pedazo de fierro con un pequeño imán para darse cuenta de que la masa de la Tierra no es suficiente para hacer que caiga al suelo.

Por ello, la amplitud de las ondas gravitacionales o fluctuaciones de esta fuerza debían ser muy débiles para poder ser detectadas, a menos de que sean producidas por cataclismos astronómicos enormes, como el choque de estrellas masivas o agujeros negros. Con este panorama, se comenzaron a hacer esfuerzos por detectarlas desde la década de 1960.

Ya para la década de 1980, los detectores desarrollados eran tan sensibles que buena parte del esfuerzo era para aislar el ruido producido por el ambiente alrededor del detector. El más exitoso de estos fue el proyecto LIGO (observatorio de ondas gravitatorias por interferometría láser), que consiste en dos largos tubos al vacío de 4 kilómetros, colocados perpendicularmente. Un rayo laser se produce en el vértice, se divide en dos partes, cada una va por un tubo y regresa, midiéndose la velocidad precisa del retorno. Si existen las ondas gravitacionales, en algún momento los rayos comenzarán a llegar en momentos distintos.

Esto fue precisamente lo que pasó el 14 de septiembre de 2015, al detectarse la primera onda gravitacional. Con los datos recabados por LIGO se pudo saber que correspondía a una colisión entre hoyos negros, incluso se dedujo la masa aproximada de cada uno de ellos. Por desgracia, en esa ocasión no se pudo determinar en dónde ocurrió tal colisión. Hubiera sido perfecto que al detectarse la onda gravitatoria hubiera habido observatorios en el mundo que obtuvieran imágenes en diversas longitudes de onda de la galaxia donde ocurrió para análisis adicional, pero el área de búsqueda fue tan grande que no se encontró la fuente. Aún así, este resultado se publicó en 2016 y corroboró la teoría de Einstein.

Para la alegría de todos los astrónomos, las detecciones de ondas gravitacionales continuaron y la tercera de 2017, con fecha del 14 de agosto, se detectó una cuya radiación fue también percibida por observatorios de rayos gama en órbita, lo que permitió localizar la fuente. La onda detectada recibió la denominación GW170817, también registrada por Virgo, otro observatorio de ondas gravitacionales en Europa.

En esta ocasión la fuente de la onda fue detectada en la una galaxia de la constelación de la Hidra, menos de medio día después de la llegada de la onda gravitatoria. El análisis en conjunto reveló que se trató de la colisión de dos estrellas de neutrones, que giraban una en torno a la otra reduciendo poco a poco su distancia.

Las ondas gravitacionales son una nueva forma de ver el universo y abren posibilidades que ni sospechamos a la astronomía. Lo mejor es que además de apuntalar teorías científicas, estos proyectos dejan a su paso desarrollos tecnológicos que en algunos casos se incorporan a nuestra vida cotidiana en formas diversas. Algunos en la cocina, otros en nuestro carro, nuestras telecomunicaciones o alimentos.

Hay seguramente mucho más por venir en este nuevo frente científico de las ondas gravitacionales. Comenzando con mejores detectores y tecnología.




El periodo romántico de la astronomía

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Urano. Imágenes: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Tenemos la costumbre de ponerle nombre a todo. Esto incluye los periodos históricos, como El Renacimiento, el Medievo y muchos otros. En el caso de la historia de la astronomía, también sus diversas etapas han sido separadas y (etiquetadas) nombradas dependiendo de la manera de ser desarrollada o por otras causas. Existe el llamado periodo romántico y lo mencionaremos brevemente, aprovechando la fecha. Cabe aclarar que, al ser una ciencia, objetiva como cualquiera, romanticismo como tal no aparece, sólo los que nos movemos en estas aguas somos capaces de ver algo romántico, así como aquellos que en serio buscan ese extra en todas las cosas. Sirva también este breve texto para hacer ver que, en ocasiones, a los científicos les gana su naturaleza humana oportunista y chapucera.

Antes del romanticismo ¿qué?

En esta época, unos 50 o 60 años previos a 1800, hubo una evolución de la manera de desarrollar algunas ciencias. La formalización y el deseo de realizar descubrimientos empleando principalmente la observación y la razón. Fue la época productiva de la familia Herschel, que dedujeron la forma lenticular de la Vía Láctea, nuestra galaxia.

En este periodo también se descubrió el planeta Urano, que ya había sido observado y aparecía en diversos mapas celestes como una estrella. Es curioso que fue el primero en descubrirse, pues los anteriores ya eran conocidos desde la antigüedad, por ser visibles fácilmente a simple vista. Por ello, Herschel obró con cautela y anunció un nuevo cometa. Noches de observación revelaron un disco bien definido y una órbita lenta para ser cometa, así que se admitió como el séptimo planeta del sistema solar. ¿Habrá otros? Era una pregunta válida.

La independencia con la que la astronomía comenzó a desarrollarse, alejada de influencias no naturales (cosas metafísicas o de orden religioso) la hicieron blanco de ataque de diversos grupos, particularmente de algunos filósofos positivistas, que creían razonable que fuera imposible poder conocer jamás la composición química de las estrellas, decían que sólo sería posible conocer sus distancias y posiciones geométricas.

El romanticismo

Luego de trabajar de manera racional ante todo, e incluso de exagerar en esta postura en algunos casos, rechazando otros métodos, comienzan los intentos por hacerlo a un lado tal racionalismo y llega el periodo romántico. Es un intento por hacer descubrimientos con mayor libertad, sin estar encasillados con un método único. Una apertura en la forma de desarrollar, que llamaba mucho la atención en las nuevas generaciones de astrónomos y científicos de ciencias afines.

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Los descubrimientos de esta época son muchos: catálogos más detallados de miles de estrellas, el periodo orbital de muchos cometas, la luz ultravioleta, la distancia de la primera estrella o el movimiento del Sol en la galaxia. Muchos pasaban horas observando el cielo y cotejando cartas celestes, tratando de descubrir otro planeta o algún fenómeno nuevo.

El polémico descubrimiento de Urano

De los más notables, y que habla de la manera como algunas cosas se desarrollaban, fue el descubrimiento del planeta Neptuno. Tras ser descubierto Urano, muchos comenzaron a observarlo y a comprobar las Leyes de Kepler del movimiento orbital, que todo planeta cumplía a excepción de Mercurio. De gran utilidad fueron las tablas astronómicas de Bouvard, que incluían la órbita de Urano.

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Urano.

Poco tiempo se necesitó para que encontraran que Urano no cumplía del todo con las famosas Leyes del movimiento, así que surgieron diversas hipótesis incluyendo la posibilidad de que estuvieran incorrectas las Leyes de Newton, particularmente la del inverso del cuadrado. La hipótesis de mayor peso fue que otro objeto lo estaba perturbando, tal vez otro planeta no descubierto aún. A partir de la segunda ley de Newton, Le Verrier calculó en 1846 la posición aproximada de nuevo objeto y Johann Galle, en el observatorio de Berlín, lo encontró el 23 de septiembre, la misma noche en que se recibió la solicitud de Le Verrier, a un grado de distancia de la estimación. Fue llamado Neptuno, primer planeta descubierto primero en el papel. Al igual que Urano, ya había sido observado desde al menos dos siglos antes y lo habían incluido en mapas celestes, como “34 Tauri”.

El problema mayor fue la disputa entre francés e ingleses por adjudicarse el descubrimiento. Un año antes de Le Verrier, John Adams ya había hecho cálculos de su posición. El joven matemático inglés, hijo de granjeros, se entrevistó con el astrónomo James Challis, director del observatorio de Cambridge, para que buscara el nuevo planeta en la dirección estimada. Challis dio poca importancia al trabajo y se lo quitó de encima dándole una carta de recomendación para que fuera a buscar a George Airy, astrónomo real. Adams no lo pudo ver jamás y lo único que hizo fue dejar sus cálculos en casa del importante personaje.

Tiempo suficiente para que Le Verrier y Gaulle descubrieran Urano. Curiosamente, Le Verrier también había acudido con James Challis, quien de nuevo se desatendió del asunto.

Una vez que se supo que los alemanes habían encontrado el nuevo planeta a partir de cálculos de los franceses, los ingleses comenzaron lo que sería una larga alegata con respecto a la prioridad del cálculo de Adams. Se trata posiblemente del mayor pleito que se ha dado en el mundo de la astronomía por la autoría de un descubrimiento.

En esa época, se optó por adjudicar el descubrimiento tanto a Adams como a Le Verrier, pero la historia no terminó ahí. Se sabe que quienes trataban de encontrar información al respecto en los archivos históricos ingleses encontraba que la información oral mencionaba al matemático Adams como el que sufrió una injusticia que fue resarcida adecuadamente.

La verdad sale a la luz

Esta imagen comenzó a cambiar a mediados del siglo XX, cuando ciertos documentos que se habían mantenido en secreto salieron a la luz. En 1954, el astrónomo Marshall Smart recibió algunos papeles que fueron revisados por Rawlins, quien anunció que los ingleses habían falseado algo de la información.

No todos los documentos estaban en dicha colección. Algunos sabían de un expediente llamado archivo Neptuno guardados en la biblioteca del observatorio de Greenwich. Curiosamente, esta información era negada cada que se solicitaba. Todo indica que el archivo había sido solicitado por un astrónomo que olvidó devolverlo y que se había mudado varias veces a diversos países y se encontraba trabajando en cerro Tololo, Chile. Tras morir de un ataque cardiaco, el observatorio de Greenwich fue informado y Adam Perkins fue a Chile, donde encontró el expediente perdido.

De los documentos se supo que Adams no era un matemático de bajo perfil, sino bien conocido y que sus resultados originales distaban 20 grados de la posición de Neptuno. Tras leer los de Le Verrier modificó los suyos.

Luego de este descubrimiento, quedan muchas preguntas. ¿La figura de Adams fue utilizada por ser un matemático notable para urdir un fraude? ¿Estaba Adams consciente de esto? ¿Quiénes idearon tal mentira?

Aún falta investigar algunas cartas personales de la época, pertenecientes a la familia Herschell, que hace pocos años se supo que existían. Por lo pronto, lo más importante es que ahora sabemos que quien descubrió Neptuno fue Le Verrier.

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Le Verrier.

 




Astrología vs astronomía; ¿porqué la gente cree en los horóscopos?

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A pesar que desde hace siglos, la ciencia ha echado abajo los argumentos de la astrología, ésta sigue vigente. Fotos: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La confusión entre ambos términos es interminable. Una y otra vez los empleamos de manera indistinta o invertimos su uso por confusión o simple e inevitable error. Pero ¿cuáles son las verdaderas diferencias entre astronomía y astrología? ¿Es realmente necesario distinguirlos? Veamos un poco al respecto.

Se da por entendido que, en los inicios de la humanidad, hace cientos de miles de años, cuando nos hicimos conscientes de nuestra existencia y muchas otras cosas, también comenzamos a observar el mundo con curiosidad y poco a poco fuimos entendiendo algunas cosas y haciendo preguntas sobre lo que nos rodeaba. Observar el mundo incluyó darse cuenta de los cambios en los astros.

Nuestros primitivos antepasados no entendían qué eran el Sol, la Luna, las estrellas ni esas otras estrellas brillantes que cambiaban de posición entre ellas. Tampoco las estrellas fugaces ni los cometas. Ante el miedo a lo desconocido y la necesidad de creer en algo que reconforte, se les dio significado divino o interpretó como malos augurios, mensajeros de calamidades. Surgieron así los primeros dioses, sin atributos antropomorfos, y les inventamos historias. Cada civilización alrededor del mundo creó poco a poco la suya. Al mismo tiempo, se imaginaron formas en el cielo, interpretando las estrellas como dibujos, creando las primeras constelaciones y las historias entre ellas. Mitologías de todo tipo surgieron, algunas seguramente perdidas en el tiempo.

El tiempo pasó y se reconoció que los astros permitían medir el tiempo: de un amanecer a otro se definió como día y de una luna llena a otra como el mes. Ante los cambios de posición del Sol, identificable fácilmente en la inclinación de las sombras, surgió el concepto de año. Es natural y especular que miles de años de prueba y error, midiendo, contando y desarrollando la aritmética terminaron en un año con 12 meses y algo así como 360 días. Mucho tiempo habría de pasar antes de darse cuenta de la cantidad exacta y la necesidad de años bisiestos, como medida correctiva.

De estas prácticas y la observación general del cielo surgió el estudio del cosmos, la cosmología, reconocida como una de las ciencias más antiguas. El dibujo, los grabados y posteriormente la escritura permitieron registros de observaciones que pasaron de generación en generación, acumulando conocimiento, permitieron analizar y encontrar patrones de comportamiento en muchos fenómenos, incluidos los de los cuerpos celestes.

Cuando los Caldeos encontraron que el Sol pasa por las mismas posiciones cada año, les dieron más importancia, dividieron esa franja del cielo en 12 regiones y definieron las constelaciones zodiacales que llegaron para quedarse. Se definieron las fechas en las que el Sol entra en cada constelación No han desaparecido desde entonces. Ya desde antes se intentaba interpretar los astros, tratando de hacer coincidir asuntos de la vida cotidiana con sus movimientos. La definición de tales constelaciones especiales dio pie a interpretaciones más específicas y el intento de predecir el futuro. Cada civilización antigua creyó que sus movimientos influían en la vida de la humanidad.

Los horóscopos llegaron y dieron paso a herramientas como las cartas astrales, que pretendían mayor precisión en los intentos de adivinar. Fue el griego Hiparco de Nicea quien encontró que las fechas en las que el Sol entra en cada constelación zodiacal cambia con el tiempo, debido a lo que llamó precesión de los equinoccios. Con el paso de los siglos las fechas ya tenían diferencias de días, pero se continuó con las fechas tradicionales determinadas por los Caldeos. Parte de la tarea de los cosmólogos seguía siendo la interpretación de los astros y los horóscopos de las clases dominantes. Pasaron siglos con estas tareas.

Entre muchas grandes cosas, El Renacimiento trajo consigo una división cada vez mayor entre los cosmólogos, con unos defendiendo las fechas tradicionales y otros exigiendo con urgencia una actualización, pues el desfase del Sol era ya de casi un mes. La popularización del modelo de Copérnico, el apoyo de Galileo usando telescopio, las leyes de Kepler y Newton terminaron por concretar el divorcio entre las dos corrientes de cosmólogos.

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De esta manera, surgió la astronomía, ciencia dedicada al estudio de los astros aplicando el método científico, basado en evidencias, y por otra parte siguió su camino la astrología, práctica no científica basada en supersticiones. Por sus características, la astrología, particularmente los horóscopos, han resultado de gran atractivo desde el inicio de su existencia.

La veracidad de los horóscopos ha sido sometida a prueba con metodologías científicas en muchas ocasiones, al menos desde mediados del siglo XX. Aunque cada estudio ha revelado la falsedad de esta práctica, sigue teniendo gran popularidad en todo el mundo y parece no haber manera de quitar del pensamiento de las sociedades las ganas de que los horóscopos sean veraces.

No tengo duda de que, por la similitud de los dos nombres, la gente seguirá confundiendo los términos y más considerando que las diferencias no son conocidas por el grueso de la población. Bien se entiende en psicología que preferimos creer ciertas frases vagas, cuando aseguran cosas que nos convienen. Lo cierto es que hay gran diferencia entre lo que hay que creer sin aportar pruebas y lo que va ganando credibilidad conforme la evidencia y experimentos bien diseñados arrojan el mismo resultado una y otra vez.

Mientras los horóscopos y toda práctica astrológica se mantengan a nivel de juego, no hay problema, pero cuando a la gente le cobran grandes cantidades de dinero tratando de cambiarle aquello que está supuestamente designado por los astros se trata de un verdadero fraude, un robo. Además, se sabe que cada que aceptamos creer en una superstición, estamos más predispuestos a creer en otras y si eso se mezcla con oportunismo, la combinación suele ser mala.

Por lo pronto, seguiré escribiendo sobre astronomía, donde siempre se encuentran maravillas del universo de las que vale la pena hablar sin necesidad de inventar fenómenos, formar asociaciones imaginarias ni forzar falsas correlaciones.