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Créditos de autoconstrucción de vivienda. Una propuesta peligrosa

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con la pandemia de coronavirus, todo el mundo está pasando por una crisis económica sin precedentes, y los respectivos gobernantes están pasando por una prueba de fuego en su gestión al tener que sacar a su región adelante, claro, con el menor costo político para ellos. Y es que no hay receta que se pueda seguir, debido a la situación económica previa de cada país, de la cultura de sacrificio de sus habitantes, del sistema de gobierno imperante, entre otras muchas características.

En México, uno de los sectores que tiene más derrama económica y crea más empleos es la construcción, y es que este sector por si solo involucra flujo de efectivo en todos sentidos, desde los ingenieros y arquitectos que realizan los diseños de vivienda o proyectos importantes; los trabajadores empleados en el ramo que va desde albañiles, ayudantes, plomeros, herreros, ventaneros, choferes, veladores, etc; no dejando de lado los sinfín de negocios dedicados a la venta de materiales necesarios para la construcción.

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Un país se da a conocer al mundo por la inversión que se tiene en infraestructura, por decirlo de otra manera, cuando una nación está constantemente construyendo, es un indicador que bienestar económico y crecimiento de dicho país; es como si una empresa de abarrotes es un determinado tiempo empieza a construir sucursales, nos indica que esa empresa está creciendo económicamente, lo mismo pasa con la construcción.

Para entrar en detalle con los números, se sugiere, según los estándares internacionales, que para que un país esté dentro de los parámetros idóneos de inversión en infraestructura, debe de ser entre el 5 y el 8 por ciento del Producto Interno Bruto (P.I.B.). En base a lo anterior, y según la Cámara de la Industria de la Construcción, en México se destina tan solo el 2.5% del P.I.B. en el año del 2019, un porcentaje igual que Brasil y menor que Chile, que tiene un 3.5%, y que se consideran los gigantes económicos de Latinoamérica, pero en el otro extremo tenemos que China destina un 12% de su P.I.B. para obras de infraestructura, lo que hace que no nos sorprenda que los mejores puentes, las más grandes presas hidroeléctricas y los más fascinantes rascacielos, estén ahí; y como se dijo en el ejemplo de la tienda de abarrotes, ¿qué mensaje está dando Latinoamérica al mundo? Que no está creciendo económicamente. Muchos se preguntarán, ¿acaso con que México empiece a dedicar más presupuesto a la obra, saldremos del atolladero económico?; pues no se trata de hacer más con un dinero que no se tiene, pero sí incentivar al gobierno, y con más razón a la iniciativa privada, a construir infraestructura de obra en beneficio del país.

Uno de los rubros importantes en el sector de la construcción, es la vivienda dentro de todas sus modalidades: económica, de interés social, de interés medio y residencial; y es precisamente los créditos hipotecarios de los que más generan ingresos y crean empleos en todos sentidos, y cada trabajador que tenga un trabajo estable, tanto en el sector privado, como en el sector público, tiene derecho a un crédito que pueda utilizar para la adquisición de vivienda o, en su caso, en la construcción de vivienda en terreno de su propiedad. Cada crédito que el gobierno genera a los trabajadores vía Infonavit (trabajadores del sector privado) y vía Fovissste (trabajadores del sector público), no es otra cosa que regresar al trabajador un dinero depositado en una cuenta de vivienda que sus respectivos patrones depositan de acuerdo al salario registrado; así que es dinero regresado a los trabajadores y no es dinero regalado por el gobierno, como muchos creen.

Partiendo de esta premisa, también cualquiera diría que, al ser dinero ahorrado por el trabajador, puede hacer con él lo que más le convenga, pero para eso hay diversos reglamentos y distintos descuentos que tienen que tener el fin indicado, por ejemplo: si al trabajador le está descontando su patrón un saldo para la cuenta de vivienda, el trabajador debe de usar ese fondo, exclusivamente, para adquirir vivienda y no para otro fin, como lo explicaremos más adelante.

En medio de la crisis sanitaria derivada del coronavirus, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, propuso textualmente que todos los créditos de vivienda se les entregue directamente a cada trabajador, para que este construya su vivienda sin intermediarios (anuncio hecho en conferencia matutina el día 21 de abril del 2020), donde remató en días posteriores declarando que a los ingenieros y los arquitectos les cuesta mucho trabajo reconocer que la población no los ocupa para la construcción de caminos y viviendas.

Pero ¿realmente el presidente sabrá o al menos tendrá asesores que le informen bien cómo funciona en la actualidad el sistema de créditos de vivienda?, donde bien se ha sabido que el Infonavit, tiene un sistema muy regulado de los distintos créditos y que el Fovissste, que es precisamente el ente que se encarga de los créditos hipotecarios de los trabajadores del sector público el que va un poco más atrasado, pero trata de seguir los pasos del Infonavit, por ejemplo, los ya obsoletos ¨sorteos¨, que se tienen que inscribir cada año los trabajadores, y donde los sindicatos se reparten, al más viejo estilo, el número de créditos que les deben de tocar.

Para entrar en el tema de los créditos, vamos partiendo de los tipos más comunes dentro de Infonavit, que son compra de vivienda nueva o usada y construcción en terreno propio (el Infonavit, los define como línea 2 y línea 3, respectivamente); la propuesta del ejecutivo federal, estaría orientada necesariamente a la línea 3, porque en los otros casos el derechohabiente está necesitado a buscar y adquirir, de acuerdo a la demanda de los oferentes de vivienda o constructoras, y es importante mencionar que las constructoras ya debieron de cumplir con diversos requisitos previos ante el Registro Único de Vivienda (R.U.V.). Aun así, el trabajador no está obligado a comprar una de las viviendas ofrecidas por los constructores, y puede optar por comprar una vivienda usada a otra persona, con el entendido para el comprador que ya tiene un uso y ocupación, y no serían los primeros en habitarla.

Entonces, si la idea es darles el dinero a los trabajadores para que ellos construyan a su gusto, es necesario mencionar que este esquema ya existe y por cierto muy reglamentado y regulado. Como primer paso, que muchas veces genera problema para el trabajador, es que debe tener un terreno con todos los servicios urbanos, que esté registrado en catastro y en el registro público de la propiedad del ayuntamiento donde se piensa construir.

Aun suponiendo que lo anterior no sea problema, y que tenga un predio con todo lo necesario, el paso siguiente es que deberá contratar un constructor que esté registrado en Infonavit, y que tenga el perfil adecuado, así como la solvencia técnica para construir vivienda, no se diga que esté al corriente en el pago de cuotas patronales y en los impuestos correspondientes, o sea que debe ser un contratista bien ¨palomeado¨, precisamente por la dependencia crediticia de gobierno; ya que el derechohabiente conozca el padrón de constructores autorizados, él escogerá el que más le convenga o el que le recomiende la misma gente, es como especie de una licitación interna del trabajador para escoger quien le construirá su soñada vivienda.

El constructor elegido hace todo el trámite, donde incluso presenta una fianza de garantía de calidad de la construcción y otra fianza de hacer buen uso del dinero, que el derechohabiente le entregará en forma de ministraciones de acuerdo al avance de obra; y, lo más importante, el instituto le facilitará un supervisor con experiencia comprobada en obra que, en conjunto con el futuro propietario, revisarán que la vivienda se construya en base al proyecto ejecutivo aprobado.

Una vez leído lo anterior, no nos cabe la duda que el procedimiento es el correcto, no se mira en ningún paso alguna ventaja por parte del constructor, ya que el derechohabiente está en todo momento al pendiente de su obra, es más, los depósitos de efectivo en todo momento llegan a una cuenta del trabajador y nunca llegan a cuentas del contratista. Pero ¿qué pasaría si toda la reglamentación se echa a la basura y el dinero se entrega directamente al acreditado? Consideremos que, siendo un dinero de los trabajadores, el gobierno al menos debe pedir opinión a ellos mismos sobre el futuro de ese recurso.

En primer lugar, es muy posible que, al no haber una asesoría y una supervisión por parte de profesionales del ramo, las viviendas pudieran caer en obras de mala calidad, donde los albañiles encuentran soluciones empíricas y no técnicas a problemáticas constructivas.

Otro punto de vista importante es que, el Infonavit no pueda rastrear si la vivienda va construyéndose o se está quedando inconclusa; también es muy posible que el derechohabiente no le dé el uso final de una vivienda y el dinero llegue a otro fin, como la compra de un vehículo, de ropa, de un viaje o de algún problema de salud; pero, sin duda, el fundamento principal es que se está denigrando una profesión tan valiosa e importante para el desarrollo de una nación como lo es la ingeniería civil: por supuesto que cuesta trabajo entender que una persona pueda hacer caminos o detalles constructivos sin las técnicas aprendidas en las universidades, como se dijo al inicio, la técnica bien aprovechada lleva a países al desarrollo mundial, y si no, volteen a ver los edificios, las presas y puentes de China.

 

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Exhorta Congreso a Gobiernos Federal y Estatal a crear programas de apoyo

 

 

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La Paz, Baja California Sur (BCS). El Congreso del Estado de Baja California Sur aprobó por unanimidad de los legisladores y legisladoras presentes exhortar al Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador a fin de que  presente un programa de apoyo para los que menos tienen, a la economía familiar, y al pequeño, micro, mediano empresariado que comprenda una serie de medidas fiscales y socioeconómicas que brinden certidumbre a la población en general en tiempos de esta pandemia, informó el propio Congreso del Estado de Baja California Sur.

Así mismo, acordó exhortar al Gobernador del Estado Carlos Mendoza Davis para que establezca un fondo emergente para atender la pandemia por el COVID-19 con recursos reasignados de áreas no prioritarias como gasto corriente, comunicación social, viáticos, combustibles, entre otros rubros que no sean calificados como urgentes, para conformar una bolsa para apoyar a la población más vulnerable y sector empresarial.

La proposición con punto de acuerdo fue presentada por la diputada del PT Mercedes Maciel Ortiz, quien añadió a sus homólogos revisar el presupuesto del propio congreso para recortar gastos en comunicación social, gasto corriente y aportar en el mismo sentido.

La propuesta al mandatario federal sugiere omitir cortes de energía eléctrica por falta de pago, acciones para proteger la propiedad hipotecaria de las y los mexicanos, suspensión temporal de pago de impuestos, estímulos fiscales al empleo y a la inversión, entre otros rubros.

Por petición del diputado Marcelo Armenta que se incluyeron los conceptos de promoción turística y arrendamiento de autos para el recorte presupuestal.

La iniciativa registró la intervención a favor de la diputada Soledad Saldaña y los diputados Esteban Ojeda y Sebastián Quintino para apoyar a las microempresas y recortar el gasto del legislativo y así poner el ejemplo en el llamado a los Poderes ejecutivo federal y estatal como lo precisó la diputada Maciel Ortiz.




Exhorta Perpuli Drew a asignar el 80% de obra pública gubernamental a constructores locales

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La Paz, Baja California Sur (BCS). El diputado José Luis Perpuli Drew  presentó un punto de acuerdo para exhortar al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, al gobernador Carlos Mendoza Davis, a los presidentes de Los Cabos, La Paz, Comondú, Loreto y Mulegé, así como a los órganos autónomos del ámbito federal, estatal y municipal, a que en la asignación de la obra pública, determinen por lo menos en un 80 % del porcentaje mayoritario a constructores locales, se privilegie la contratación de mano de obra y la compra de insumos y servicios existentes en cada región donde se desarrollen, sin que ello comprometa  el precio y calidad de éstas, , informó el Congreso del Estado.

Sostuvo que esta medida, impactará positivamente a la economía de Baja California Sur, porque generan empleos y circulante, sustentando  su propuesta, con base en el artículo 30 de la Constitución Política de Baja California Sur, que establece textualmente: “Los Sudcalifornianos serán preferidos para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del Gobierno en que sea indispensable la calidad de ciudadano.”

Reconoció que, en ocasiones, estas obras las realizan empresas de otros estados del país, y  no contratan o contratan a pocas personas que viven en el lugar donde se desarrolla la obra; situación similar que se presenta en la contratación de bienes y  servicios que se requieren, los cuales no se contratan o adquieren en la localidad.

Propuso que, en el caso de las empresas constructoras locales, se otorguen estas obras  a quienes  tienen  domicilio fiscal y antigüedad de al menos tres años en Baja California Sur y que cuente con el aval de los Colegios de Ingenieros Civiles y/o Arquitectos del Estado.

En el caso de trabajadores y/o prestadores de servicios contratados para la realización de actividades de obra pública, propuso que se otorgue a quienes hayan radicado en el Estado por un mínimo de 12 meses previos al inicio de la obra.

Perpuli Drew pidió a sus homólogos de la Comisión de Puntos Fiscales y Administrativos (a donde fue turnado el punto de acuerdo), pensar en una reforma legal a la Ley de Obras Públicas y Servicios relacionados con el Estado y municipios de Baja California Sur, para lograr este propósito y/o proponer una reforma a la ley  que regula la asignación de la obra pública del gobierno federal.




#UnDíaSinNosotras: el paro nacional y el destino de México

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). México se va a detener si el 9 de marzo las mujeres logran un paro nacional, las pérdidas económicas serán exorbitantes, se va a desatar un cisma sin precedentes que recorrerá la nación de frontera a frontera. Será un acto apoteósico generado desde abajo, del pueblo para el pueblo; las mujeres son la mitad del nuestro y están demostrando la podredumbre social en la que sobrevivimos todos. Ellas han incrementado las protestas contra la violencia en los años recientes, han salido a las calles a protestar más que cualquier otro grupo o sector social, sobre todo durante la presente administración federal.

De acuerdo con las cifras de los últimos cinco años, reportadas por el  Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, sobre la violencia contra las mujeres tenemos que los índices de feminicidio no se han disparado durante el gobierno de la Cuarta Transformación (4T), como se maneja en las redes sociales y en algunos medios de comunicación por quienes interpretan los datos duros de manera sesgada o particularizando los conteos de algunos lugares, para después generalizarlos a nivel nacional. Al contrario, en esas cifras se aprecia una disminución considerable en cuanto al índice de incremento de los casos durante el año pasado.

 

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En el año 2015 se registraron 411 feminicidios, en el 2016 fueron 602, en 2017 se dieron 741, fueron 891 en 2018 y 976 en 2019. El aumento de un año a otro es el siguiente: 191 casos más del 2015 al 2016, 139 más entre 2016 y 2017, 150 fue la diferencia entre 2017 y 2018, para que en el 2019 fuera de 85 casos con respecto al año anterior, el menor número para los cinco años revisados. Si analizamos las cifras de homicidio contra mujeres: 1,735 casos en 2015, 2,190 en 2016, 2,536 para el 2017, 2,773 durante el 2018 y 2,819 en 2019, tenemos una disminución mayor en el índice de incremento de los casos para el último bienio en comparación con los otros.

Lo anterior demuestra que la campaña mediática que señala una abrumadora alza de los feminicidios y homicidios cometidos contra mujeres durante la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es falsa. El problema es añejo y desde la década de los noventa se incrementaron considerablemente los registros de mujeres asesinadas, sobre todo en Ciudad Juárez, Chihuahua; y desde entonces los crímenes perpetrados contra mujeres han aumentado en rancherías, pueblos y ciudades, por todo el país. Lamentablemente las cifras totales de estos delitos no han aminorado.

La disminución en los índices revisados entre el año 2018 y el año 2019 no es algo que podamos atribuir a la nueva administración, pues está claro que no hay una estrategia a corto plazo para atacar el problema. Así mismo, este decremento coincide con el aumento de las protestas feministas en la Ciudad de México, manifestaciones que se reproducen en menor medida y con menos agresividad en otras partes del país. Lo anterior se ha dado a la par de que en las redes sociales se han denunciado diversos delitos y conductas de violencia de género.

Es posible, y tal vez puede ser comprobado, que la baja en los índices analizados sea una consecuencia de las manifestaciones feministas, de las pacíficas y de las agresivas; puede ser que sean las mujeres, manifestándose de maneras antes inconcebibles para ellas, las que estén acotando a los feminicidas y a los homicidas.

Por otro lado, algunas de las respuestas de AMLO hacia los reclamos feministas han sido desalentadoras y vacuas, otras ofensivas para ellas y para la sociedad, aunque siga diciendo que él y su gabinete trabajan día a día para resolver el problema de la inseguridad y la violencia; ese cuyo manejo será el que permita continuar a la 4T más allá del 2024, ese que de no ser acotado y disminuido hará que cualquier transformación de nuestro país, por pequeña o grande que sea, no sea suficiente.

Es el miedo a vivir en un país salvaje lo que puede unirnos como sociedad para exigir al gobierno que proceda con eficacia y para que cada uno actuemos desde nuestros ámbitos, pugnando por erradicar la podredumbre social que nos carcome desde hace décadas. Si a esta administración realmente le importan las mujeres en lo particular, dentro del panorama de la inseguridad y la violencia, deberá atender sus reclamos para de verdad procurarles seguridad. No podemos esperar a que las estrategias de fondo, las que atacan a la pobreza y a la desigualdad social, comiencen a paliar los crímenes contra las mujeres. Es urgente que el gobierno federal emplace estrategias de acción inmediata, así como ya lo hizo en cuanto a la corrupción, contra el huachicoleo y ante el desabasto de medicamentos provocado por algunas farmacéuticas; son necesarias acciones de campo que prioricen la integridad de las mujeres, así como también es imperante mejorar el proceder de las corporaciones de investigación policíaca y de procuración de justicia para la atención de las víctimas.

Parar el país un día será un acto histórico y renovador, pero desgraciadamente también puede ser desvirtuado por la injerencia de los partidos políticos de la derecha y por los detractores tozudos de la sin razón, esos que ahora esbozan una oposición. Será despreciable que quienes han sido generadores y perpetuadores de la violencia contra las mujeres y, en general, contra la población, se monten en la gesta feminista para obtener dividendos políticos; pero aún con esa hipócrita y oportunista intromisión, que ya se está dando, #UnDíaSinNosotras puede darnos una bocanada de aire fresco entre el tufo de parálisis gubernamental y social ante la crisis de violencia.

Las mujeres tienen la última palabra; si han excluido al género masculino de otras protestas, no dudo que puedan deshacerse de políticos, “intelectuales”, comentaristas y cualquier otro personaje mediático y taimado que quiera robarles la bandera de su lucha.

Si es necesario parar al país, cueste lo que cueste, que se haga, si eso es lo que se necesita para que el gobierno federal escuche con más atención el justo reclamo de las mujeres y que actúe en consecuencia, que así sea. Que se pare el país para que todos reaccionemos ante la crisis de violencia. Es tiempo de que AMLO encare de frente un problema heredado, sí, pero del que ahora es responsable como primer mandatario del país. No debemos aceptar más respuestas baladíes o decálogos sacados de la manga.

El presidente debe entender que una protesta de la magnitud que se avizora no es contra él, que es por el pueblo bueno y sabio que hoy no puede estar mejor representado que por las mujeres. AMLO debe comprender que de esta gesta, y de las acciones gubernamentales que se generen, dependerá en gran medida el destino de nuestra nación y debe tener muy presente que ya nadie toma en cuenta a los gobernadores para solucionar los problemas más importantes.

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Las ocurrencias de AMLO vuelan

 

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

Ciudad de México (CdMx). Rifar un avión que costó 218 millones de dólares, el equivalente a 2,963 millones de pesos al tipo de cambio de 2012, para que con una ganancia de 3,000 millones de pesos —obtenida por la venta de seis millones de cachitos de lotería a quinientos pesos cada uno—, se salde la deuda con el propietario del mismo, que es la institución bancaria Banobras, y que con el remanente monetario de la liquidación se adquieran equipos médicos y para infraestructura hidráulica puede sonar a una ocurrencia, y sí que lo es.

Además, debe considerarse que en el esquema de compra a través de Banobras, la aeronave quedó bajo la responsabilidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), así como de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la operadora y final destinataria; instancias que desde entonces han pagado a Banobras 1,833 millones de pesos, es decir, más de la mitad del valor del costo original de la aeronave, manteniendo por concepto de pago de intereses y deuda general hasta el 2027 —fecha de finiquito del contrato de adquisición mediante Banobras—, una deuda aproximada de 2,724 millones de pesos; es decir que para cuando se liquide la deuda a Banobras, el avión le habrá costado al pueblo de México 4,557 millones de pesos.

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En caso de que la ocurrencia de AMLO se realice y se obtenga el monto esperado y con este se liquide la deuda actual con Banobras, apenas se tendrían alrededor de 270 millones de pesos de remanente, a los que se les tendrían que descontar los gastos de operación del sorteo, más los impuestos correspondientes por la compra-venta de la nave entre instituciones gubernamentales, pues la Lotería Nacional, una vez realizada la rifa, tendría que comprar el avión a Banobras  para poder entregarlo al ganador, pero aún así quedaría dinero para comprar equipo médico e hidráulico.

Los impuestos mencionados se pueden extinguir mediante un decreto presidencial por considerarse la maniobra de interés nacional, así como también podrían zanjarse las deudas entre las instancias de gobierno mencionadas y aligerar o nulificar la carga económica que la manutención del avión le generaría al ganador de la rifa. Emitir un decreto de esa índole es una prerrogativa del presidente que la oposición puede criticar y atacar en tribunales, pero que ni la más airada protesta podría invalidar; además, con una mayoría en las cámaras legislativas y ante una medida tan popular, pueden modificarse las leyes de enajenación de bienes que no contemplan casos de sorteos para tal efecto.

Ahora bien, y hablando de ocurrencias, dicen los detractores de la rifa que lo que ya se pagó ya lo pagó el pueblo, y que de concretarse el sorteo sería el pueblo el que pagaría nuevamente y hasta más del valor de la aeronave; tienen razón, el pueblo pagaría dos veces y hasta más. Pero miremos atrás y veremos que de ocurrencias está hecha la Cuarta Transformación (4T): la primera fue cuando AMLO decidió formar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), por el cual pocos personajes de la oposición daban tres pesos, pero el movimiento se consolidó en 2011 y se convirtió en partido político en 2014; tan sólo cuatro años después logró, en las elecciones presidenciales pasadas, más votos que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN) juntos, los doblegó por 3 a 2 en proporciones de la votación obtenida. Luego viene a cuento otra ocurrencia, y esa fue mucho más grande que la del avión, cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y saldar a los inversionistas y evitar la debacle económica por tal operación financiera; el aeropuerto fue cancelado, la deuda solucionada con la reestructuración de la misma mediante la emisión de bonos, y el país sigue adelante. Por cierto, la organización internacional Latin Finance acaba de galardonar al gobierno de la 4T por el buen manejo económico de la cancelación de la terminal aérea.

Tenemos muchas otras ocurrencias de AMLO: el acceso general y gratuito de toda la población a los sistemas de salud, la derogación de algunas de las Reformas estructurales, la de sembrar árboles por todo el país, la de hacer caminos a la vieja usanza de las comunidades o la de combatir la corrupción en uno de los países más corruptos del mundo; y de todos esos entuertos va saliendo avante el presidente.

Así que, cuando decimos ocurrencia debemos comprender el significado de la palabra, dice el diccionario en una de sus acepciones: idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre en la imaginación. Y seguro estoy que lo de la rifa ahí surgió, en la imaginación de AMLO, y se concretó en idea que ya es proyecto, del cual en las últimas semanas, para bien o para mal, es de lo que más se ha hablado en el país.

A veces algunas ideas son consideradas utopías, pero luego se transforman en realidades, sólo hay que revisar nuestra historia. En 1938 el presidente Lázaro Cárdenas del Río expropió la industria petrolera a diversas compañías trasnacionales y, ante la imposibilidad del Estado mexicano de saldar la deuda con éstas, hizo un llamado al pueblo para que le ayudara, este respondió y los mexicanos rompieron alcancías, entregaron alhajas, utensilios de cocina, incluso hubo gente que hasta con gallinas y huevos contribuyó. Díganme ahora si rifar un avión es una ocurrencia, yo pienso que sí lo es y es que de ocurrencias está hecha nuestra realidad.

De acuerdo a lo anterior, también deberíamos considerar como una ocurrencia haber adquirido una aeronave costosísima sin las posibilidades de pagarla de contado, erogando al final de la deuda contraída casi dos terceras partes más de su valor original. El gobierno de Felipe Calderón compró el avión en abonos, pero no chiquitos, generando una deuda de enormes proporciones para una nación con grandes desigualdades sociales y carencias en sectores estratégicos como en el de la salud pública y en el de la educación, entre muchos otros. Si es que en esa transacción entre organismos gubernamentales hubo intenciones corruptas, ya se sabrá, no lo dudemos. Felipe soñaba con un gobierno rico viajando a todo lujo con los recursos generados por un pueblo pobre, y digo que soñaba porque el aeroplano solamente fue usado por Enrique Peña Nieto, quien trasladó en la nave presidencial a familiares y amigos en viajes no tan oficiales; eso ya fue la cereza del pastel de uno de los mayores insultos que la clase política conservadora le ha hecho a la nación y es que también hay ocurrencias negativas.

Estoy seguro que millones de mexicanos estaríamos dispuestos a comprar un cachito; yo voy a comprar varios más. Me importa mucho que mi dinero pague el valor del avión y hasta por triplicado y que lo que quede de la operación se destine a los más pobres. La rifa sería un acto histórico de solidaridad del pueblo con su gobierno y de este con el pueblo. Ayudaríamos así a nuestro presidente a salir de un asunto que pareciera no tener remedio, si él empeñó su palabra y no ha podido cumplirla, millones de mexicanos lo respaldaremos y la haremos cumplir.

El avión presidencial es un símbolo del régimen pasado, si se vende o se rifa y parte del dinero obtenido se usa para causas sociales, daríamos un revés político más a quienes se les ocurrió comprarlo y a quienes lo usaron, sólo por eso vale la pena comprar un cachito.

Además de que el ganador podría ofertar la aeronave con un costo considerablemente menor al de su valor actual, para garantizar su venta, y aún así obtener una gran suma de dinero; o el premio podría ser otorgado en efectivo y a varios ganadores, si decidieran premiarse varios boletos, así la rifa sería aún más atractiva y el avión podría ser destinado a la Fuerza Aérea Mexicana por un periodo, para ser vendido en un precio justo y obtener más recursos y destinarlos de nueva cuenta a causas sociales. Las posibilidades son muchas, la tenacidad del presidente, única, ya veremos de qué tamaño es la solidaridad de los mexicanos.

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