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AMLO y sus símbolos. A un año de su triunfo (I)

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Colaboración Especial

Por Raúl Carrillo Arciniega

 

Cómo se lee un logotipo

Charleston, Carolina del Sur (EE.UU.). Las democracias están en peligro. La sociedad actual apenas si recuerda los vicios de las dictaduras que asolaron a millones de personas en los países subdesarrollados. En México, en donde se había simulado todo, ha terminado por construirse algo que aquellos que se llaman de izquierda, han visto como la oportunidad para que haya una cuarta transformación (4T). López Obrador ha ganado la elección en lo que los analistas califican de la más abrumadora victoria desde las mejores épocas priístas, donde no había un solo voto en contra. AMLO ha ganado con un número elevado de votos y ahora argumenta es tiempo para la 4T.

Como la política mexicana es rica en símbolos ha mandado hacer un logo, que pretende dar una revisión histórica del paso del colonialismo a la vida independiente de México, es decir, su transformación, de ser un mero remedo de país a uno verdadero. En su emblema vemos en primer plano y al centro a Benito Juárez asido a una bandera, a su derecha a Miguel Hidalgo y a la derecha de éste a José María Morelos. A la izquierda de Juárez vemos la imagen de Madero y por último la figura de Cárdenas. Entendemos que en ellos se basa el proyecto simbólico de AMLO.

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Le ha llamado la Cuarta transformación porque arguye que han pasado tres antes que él, a saber por el dibujo, la primera La Independencia de México, representada por Hidalgo como el iniciador del movimiento, aunque no haya sido en contra de la Corona Española como bien se sabe, y un Morelos que lo único que sabemos de él es que usaba una pañoleta en la cabeza. Así el discurso que plantea la 4T es el de la heroicidad.

Visto en términos heroicos, La Independencia es la primera etapa después de la muerte del padre, aunque no haya sido consolidada ni establecida por ninguno de los dos próceres que se muestran en el logotipo del nuevo gobierno. Pero dentro del país de la simulación, la imagen icónica es más que suficiente. El gobierno en turno, que emana de una tradición de rico presidencialismo tlatoánico priísta, sabe perfectamente que la simulación es más importante que la verdadera transformación. En ese sentido, AMLO ha puesto el dedo en la llaga de toda una tradición que icónicamente se malentiende. La Independencia fue el proyecto de invención de un México que no podía ser como el que se tenía.

Al centro del logo, construyendo el proyecto de nación, está Juárez como reformista. Su política de reformador no importa mucho, porque desde el punto de vista simbólico sólo se atiende a su fenotipo, a sus facciones y a su extracción indígena; es decir, es el triunfo de La Independencia, aunque haya sido el único caso de un presidente que haya venido desde una base indígena oaxaqueña. AMLO ha dicho admirarlo porque vivió en Palacio Nacional y porque practicaba la honrosa medianía, además de haber separado La Iglesia del Estado, aunque sólo de manera simbólica porque no fue eso, sabemos, lo que aconteció con su supuesta separación entre La Iglesia y El Estado. Además, la imagen de Juárez opera muy bien en la proyección de un movimiento racial, de un movimiento que va hacia la reivindicación del indígena que puede llegar a ser todo lo que se proponga, gracias al esfuerzo personal y una serie de aciertos cósmicos y de buenas relaciones, como casarse con Margarita Maza, dando un braguetazo histórico.

Así, esa idea icónica de lucha por la igualdad es la que domina el paradigma simbólico de su logo. Ésta, entendemos, es la segunda transformación: La Reforma. El ciudadano común no comprende en realidad cuál ha sido la grandeza de Juárez más que por una frase que se encuentra en la Alameda central de la capital del país: Entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz, previamente usada por Kant. Así la operación es más simbólica que otra cosa. El propio AMLO ha dicho que Juárez es su modelo a seguir, aunque no sepamos a qué se refiere específicamente. Su proyección obedece a un modelo de identificación con el que se quiere equiparar, para entrar dentro de la historia que está dispuesto a dictar.

A la izquierda de Juárez vemos a quien parece ser Madero, mismo que fue el autor intelectual de La Revolución Mexicana, cuando menos con la consigna de Sufragio efectivo. No reelección. Escribió La sucesión presidencial y era espiritista. Aparentemente los espíritus le dictaron el libro y lo impulsaron a asumir su rol como presidente, antes de ser asesinado por el general Huerta en una emboscada mientras salía de Palacio Nacional, donde fue secuestrado para su bien por el mismo Huerta. En la película de Kazans es mostrado como un pusilánime que no entiende el verdadero sentir del pueblo y de lo que representaba la consigna de Tierra y libertad esforzada por El Zapatismo y El Villismo.

Ninguno de ellos logró consolidar nada, porque a ambos les gusta echar bala y temieron convertirse en una figura dictatorial como Díaz, contra quien pelearon con gallardía y mesianismo. Por tanto la visión de Madero se entendería en la voluntad de que el voto cuente, del sufragio efectivo. La visión del sufragio no se entiende muy bien. Sufragar no es el verbo que se use para ejercer la democracia; sufragar es ayudar o apoyar en algo en las primeras acepciones. Creo que cuando la gente que vota, aquella sin que pueda razonar su voto, cuando alguna vez se le presenta con esa frase, no comprende qué es lo que le están diciendo, sólo ponderan la necesidad de votar por aquel que le haya dado más beneficios reales.

Bajo ese esquema de pensamiento las huestes de AMLO podrían argumentar que les gusta el respeto al voto, hacerlo efectivo siempre y cuando se vean favorecidos en el número de sufragios. Por otro lado, el voto efectivo se consolida como la voz de una masa amorfa que pide y sabe. Ya sabemos por las múltiples afirmaciones de AMLO que el pueblo es sabio. Se refiere a la masa amorfa que lo vitorea y quien votó de acuerdo a los intereses que AMLO proyecta. La reelección entonces parece ser parte de un discurso que se aventura, una especie de grupo de enfoque donde se van midiendo las posibilidades en la sociedad para asestar el golpe de la imposición de los candidatos.

Por último, en el logo de la 4T aparece Lázaro Cárdenas. Éste se nos revela como un epítome de la reciedumbre gubernamental, quien luchó para privatizar el petróleo y devolvérselo a los mexicanos. Emanado del PRI pero opositor del gobierno despótico, Cárdenas inaugura la bonanza de México al reapoderarse de petróleo mexicano. Aquí habría que hacer una matización. La reposesión del petróleo ha sido muy mal entendida por la población mexicana. La consigna de que el petróleo es de los mexicanos ha generado una serie de denuestos y agravios entre todos los partidos políticos y sus simpatizantes. El petróleo nunca ha sido ni será de los mexicanos. Para decirlo concretamente: el petróleo es del gobierno en turno. PEMEX es un transnacional que explota el petróleo de México y cuyo ingreso y ganancias van directamente a las arcas gubernamentales, desde donde se utiliza para financiar costos de urbanización y, sobre todo, salarios y prestaciones burocráticas.

PEMEX paga el salario de todos aquellos que han encontrado en el gobierno una forma de vida. Nunca ha sido la recaudación fiscal, puesto que los esfuerzos por renovarla no han dado ningún fruto. La austeridad republicana que clama AMLO es, al final, una buena intención en el mar de las desgracias gubernamentales.

Así, el logo de la 4T enuncia un discurso falaz en todo sentido. Sin embargo, sí pretende establecer una narrativa que integre una serie de buenas intenciones históricas, para tratar de cambiarla. Por años ha quedado como una expresión del despotismo del Gobierno priista en turno. Ahora, el área del petróleo se ha convertido en un proyecto estratégico tanto de facto como simbólico. El nuevo gobierno pretende reestructurar PEMEX y otorgarle el centro de su proyecto, como el principal medio para hacerse de recurso y reestablecer esa bonanza que el propio Cárdenas trazó en su nacionalización. Ahora AMLO ha lanzado la iniciativa de construir una refinería, que a todas luces tiene un valor simbólico más que económico.

Sin embargo, desde la trinchera en la cual ha decidido estructurar su discurso, esto es bastante coherente. Pretende construir un país mental, un país discursivo que muestre cualquier configuración faraónica desde la cual pueda edificar su proyecto, una prueba fehaciente de que el Gobierno invierte recursos en un bienestar imaginado. Así, la 4T es una puesta en escena de la representación de un poder ancestral que busca consolidar sus instrumentos simbólicos, porque la política mexicana, dado que está corrompida y podrida desde sus adentros, no es más que una posición desde donde se puede improvisar y una tribuna desde la cual se puede decir cualquier cosa.

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Armida Castro: ¿la menos morena de Morena?

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La presidenta municipal de Los Cabos, Armida Castro, se erigió como tal impulsada por la enorme ola del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que avasalló en los comicios electorales de julio de 2018. Y como ella, hay muchos otros funcionarios públicos que en ese cisma electoral consiguieron sus cargos, no tanto por sus virtudes políticas, su experiencia, su compromiso y su honradez, sino por que fueron la opción pactada para aparecer en la boleta electoral bajo las siglas del nuevo partido, que a partir de entonces, se convirtió en la agrupación política más fuerte del país.

No estoy diciendo que Armida no tuviera aspectos encomiables para llegar al cargo que hoy ostenta, pero esos, en su persona, quedaron subsumidos bajo la figura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien fue el que la llevó de la mano a la Presidencia Municipal. ¿Cómo olvidar el video que ahora vuelve a circular en las redes, en el que se comprometió a dar una defensa férrea para la recuperación del Estero de San José del Cabo? ¡Qué mujer tan de arrestos a favor del pueblo y la ecología! Lástima que ahora, con el proyecto del hotel de la cadena Caesars Palace a punto de erigirse en el estero, su discurso no sea contundente, ni claro, y se conforme de excusas basadas en la actuación de sus antecesores.

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De que ella fue la elegida por Morena y AMLO para gobernar Los Cabos no hay duda, pues en mayo del año pasado, Obrador, a través de la presidenta del partido Yeidckol Polevnsky, mandó un mensaje a su estructura política y a su base electoral, ante los jaloneos previos a la elección: Quiero pedirles a todos ustedes sus votos, que no desperdicien su voto en nadie más. La única que lo merece y que va a cambiar de verdad Los Cabos es Armida, no me cabe la menor duda. Hace falta una mujer que les enseñe a los otros cómo hacer las cosas, dijo Polevnsky.

Es verdad que Armida está enseñando la manera de hacer las cosas en Los Cabos. En abril pasado, un grupo de miembros de Centro de Recuperación y Rehabilitación para los Enfermos de Alcoholismo y Drogadicción de San José del Cabo, ingresaron al Palacio Municipal, y al poco rato fueron desalojados por la policía, golpeados, y varios de ellos arrestados; que su administración contenga de esa manera una manifestación de inconformidad bajo la consigna de que su forma de protestar era incorrecta, es, cuando menos, un desafio a AMLO, quien cien veces protestó, bloqueó vialidades, hizo plantones y encabezó marchas. Ni un vidrio se rompió en el plantón de Reforma, ha dicho en repetidas ocasiones el tabasqueño; y Armida, con diez manifestantes, no tiene manera de negociar y usa la fuerza pública.

Una de las banderas de la Cuarta Transformación (4T) es la austeridad republicana, y no significa gastar menos en programas sociales o en la atención de pueblo en general, se refiere a recortar gastos innecesarios y a redistribuir los recursos con conciencia social. En este sentido, la Alcaldesa no ha entendido el concepto, pues está dispuesta a erogar una suma millonaria por la renta de una flotilla de autos de lujo y blindados para ella y su administración, en una enorme contradicción con los principios del partido.

Otra de las banderas de la 4T es la seguridad y la pacificación del país, y si bien es cierto que cuando Armida Castro tomó en sus manos el municipio éste ya era violento e inseguro debido al crimen organizado, ahora sus calles se han vuelto un campo de batalla entre taxistas tradicionales y prestadores de servicio de plataformas digitales como Uber; las golpizas callejeras, los atropellamientos, las persecuciones, la retención de personas y las agresiones a turistas nacionales e internacionales son la norma diaria en un conflicto social que ella ha sido incapaz de contener, ya no digamos de resolver.

Las alarmas debieron encenderse en la sede central de Morena y en mayo pasado, el diputado federal por el Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, fue a Los Cabos. Las quejas de la estructura partidista y la ciudadanía sobre Armida le llovieron al insigne compañero, quien le debió leer a la Alcaldesa la cartilla de la 4T, aunque Noroña ya debía venir preparado al respecto, pero parece que el llamado de atención llegó tarde y justo en los momentos en que Armida era objeto de acusaciones de nepotismo por tener en la nómina del Organismo Operador Municipal de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento (OOMSAPAS) a su hijo, Juan David Dimas Castro, quien desde entonces es el aviador más popular de la entidad.

FOTO: “El Sudcaliforniano”.

Armida insiste en que todo es una campaña sucia en su contra, pero hasta ahora no ha desmentido a cabalidad las acusaciones de nepotismo, que se suman a otras quejas por la presencia de varios familiares en la estructura de su gobierno municipal, incluido su marido.

Documentos del ISSSTE, y otros de la nómina del OOMSAPAS, son huellas que la inculpan, y circulan en las redes y en varios medios de comunicación en detrimento de su figura política y de Morena. Si a lo anterior sumamos su tendencia a reprimir la protesta social, su comportamiento ostentoso, su incapacidad de resolver el conflicto entre los trabajadores del volante, y su desdén poselectoral con respecto al ecocidio en el Estero de San José del Cabo, tenemos que gran parte de la sociedad desaprueba su desempeño en la gestión municipal.

Las notas periodísticas sobre la conducta de la alcaldesa, que es cuando menos reprobable, están reduciendo las posibilidades del partido de alcanzar la gubernatura del Estado en las elecciones de 2021. El gobierno de AMLO lleva seis meses, y el golpeteo mediático en su contra y la situación del país, van a hacer que su popularidad baje hasta que no se consigan buenos resultados en cuestiones económicas y, sobre todo, de seguridad; lamentablemente para alcanzar eso falta por lo menos la mitad del sexenio, para entonces la ola de Morena puede estar debilitada y no podrá catapultar a la Alcaldesa de Los Cabos;  tampoco al Alcalde de La Paz, Rubén Muñoz; ni a Walter Valenzuela, presidente municipal de Comondú a la gubernatura ­—como recientemente lo hizo en Puebla y Baja California con sus candidatos.

Los tres regidores deberán, si aspiran al cargo, valerse por sus propios actos y hasta ahora ninguno ha brillado con luz propia; y en el caso de Armida Castro, ella misma se está opacando. Aunque aún puede defenderse esclareciendo los turbios asuntos que se le imputan, su estrategia de evadir a la prensa y no dar la cara a la ciudadanía que le reclama, no le va a durar mucho y eso la va a sepultar en el olvido electoral.

Tras la visita del viernes 7 de junio de AMLO a Los Cabos, la actitud de Armida debe dar un giro, así es que sólo nos queda ver si puede deshacer la campaña sucia que —según ella—, hay en su contra, aunque hasta ahora todo parece indicar que, aunque sucia, tiene mucho de verdad, y la está posicionando a nivel nacional como la política menos morena de Morena.

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Cuando las aerolíneas te roban el tiempo en nombre de Josefa…

FOTO: El Universal.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En una acción ejemplar, Andrés Manuel López Obrador hizo renunciar a la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Josefa González Blanco, por lograr, mediante un amigo de ésta, que Aeroméxico retrasara un avión entre la Ciudad de México y Mexicali. El vuelo 198 fue demorado y Josefa hizo un aterrizaje forzoso fuera de la pista de la Cuarta Transformación (4T). Ojalá así sean las acciones, contundentes y expeditas, con quienes cometen actos más que cuestionables, que incluso requieren otro tipo de castigo, no sólo la renuncia, por ejemplo la cárcel. Josefa no puso a tiempo su reloj o se quedó dormida y eso hasta el trabajo le costó, pero le quedará el consuelo de pasar a la historia como la primera mártir de la 4T.

Pero ¿quién es el alto funcionario de Aeroméxico que a petición de Josefa retrasó el vuelo? Empleado de la aerolínea que se dio la prerrogativa de decidir sobre 38 minutos de la vida de todos los demás pasajeros, considerándolos así sujetos de menor importancia, cuyas ocupaciones, citas, trabajos, familias, urgencias y agendas en general le valieron menos que complacer a Josefa González.

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¿Qué acciones va a tomar Aeroméxico contra este poderoso funcionario que decide sobre el tiempo de los pasajeros? ¿De qué manera la compañía aérea resarcirá a los ultrajados de ese vuelo? Y es que el avión no fue retardado por Josefa, que ya hasta se quedó sin chamba, sino por uno o varios miembros de Aeroméxico, en un acto prepotente y falto de ética.

Y aunque en un comunicado la aerolínea dirigida por Andrés Conesa ya se disculpó y expuso que buscará entrar en contacto con los pasajeros para atenderlos —aunque con un poco de dilación—, ¿qué garantías tenemos los usuarios de la mayor compañía de transportación aérea del país, de que cuando se retrasen sus vuelos no es por capricho de sus empleados? ¿Quién nos asegura que no retienen el despegue por esperar a un amigo o familiar o por el pedido de algún otro funcionario o político influyente? Podrán culpar a la saturación de la terminal aérea Benito Juárez y soslayarse regocijados en la cancelación del NAIM; pero a partir del retraso de Josefa cada moratoria en un itinerario causará cuando menos suspicacia en el usuario común que no ostenta cargo público alguno y no tiene el poder de la influencia.

El escándalo es nacional por el cargo que tenía Josefa, por su amistad con el funcionario todopoderoso de Aeroméxico y por que el Presidente de la República la hizo renunciar en tiempos de la claudicación de Germán Martínez, el mayor chapulín azul, siendo ambos de los primeros bateados de esta nueva y administración federal. De los hierros de campaña ya tendrá AMLO más descalabros, las indeseadas pero necesarias alianzas políticas para asegurar la Presidencia, ya irán cobrándole la factura a Morena.

Al final del corto vuelo de Josefa por los aires de la administración federal, ¿quién responderá por el atropello cometido contra los demás pasajeros que no tienen un cargo público, que no son famosos y que no tienen un amigo en Aeroméxico? Ya lo sabremos cuando culmine la investigación que la compañía aérea ha iniciado por las anomalías detectadas en el proceder del manejo aeroportuario del vuelo mencionado. Esperemos que ni los implicados, ni la empresa misma queden impunes por el robo del precioso tiempo de los usuarios. Asunto del que también deberá entregar cuentas a la sociedad la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

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#AMLORenuncia

FOTOS: Internet.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

Ciudad de México. Durante el fin de semana santo, en las redes sociales se pidió la renuncia del presidente Andrés Manuel López Obrador, y la gran mayoría de los tuits lanzados con el hashtag #AMLORenuncia salieron de bots; y eso no es de ahora, la contratación de bots ha invadido las redes en contra de López Obrador desde antes de las elecciones del año pasado y a lo largo de los cuatro meses que lleva de gestión. ¿Cuántos pedimos la renuncia de Peña Nieto y Felipe Calderón?, sin duda muchos, y creo que un grupo considerablemente mayor al que ahora vive para denostar al presidente. Pero hay una gran diferencia y es la cantidad de quienes votamos por Morena y AMLO>>>: 30 millones, una cifra muy superior a los 15 millones que en 2006 refrendaron al PAN y a los 19 millones que en 2012 regresaron al PRI a Los Pinos.

Esa diferencia en los millones de votantes que en la elección presidencial legitimamos a AMLO es el punto de quiebre para que cada vez más mexicanos crean en la Cuarta Transformación (4T) de México. Pues a diferencia de este periodo presidencial, los dos anteriores se iniciaron con la sombra de sus respectivos fraudes electorales y con acciones tan aparatosas como inútiles para obtener una legitimación ciudadana que no alcanzaron en las urnas: el combate panista frontal a algunos cárteles del narcotráfico y el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo que realizó el priísmo.

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Así como las noticias de la liberación de Gordillo y de la devolución de sus bienes fueron manipuladas en las redes sociales para culpar a la administración de López Obrador, muchas otras noticias tergiversadas o falsas permean la Internet con la intención de desacreditar sin mayor fundamento a la 4T. La guerra sucia contra AMLO y sus bases sociales no ha cesado desde hace más de 18 años, sólo se relevan los oscuros operadores y los magnates que la organizan y financian; ya vimos la ruina de credibilidad en la que cayó el otrora intelectual orgánico favorito del partido en turno en el poder: Enrique Krauze, ya vimos a empresarios como los hermanos Coppel, y a otros de gran poder económico, expuestos por su mercenaria participación en la “guerra sucia” pre y pos-electoral.

A pesar de lo anterior, los datos de varias encuestas nos dicen que cada vez es mayor la aceptación del proceder de AMLO, pues además de los 30 millones que por él votamos, ahora se manejan porcentajes de aceptación de diversas fuentes que van del 78% y hasta el 90%, ésta última estimación manejada por El Financiero. De ser así, los que apoyamos la mayor parte de las decisiones presidenciales superamos en 8 a 2, e incluso en 9 a 1, a los opositores totales. Lo que cada vez deja con menos base social al PAN, al PRI y al disminuido PRD.

#AMLORenuncia tuitean los corifeos del régimen pasado cuando no son bots; y en muchos casos cuando los opositores son reales, propagan noticias falsas como las que publica Pedro Ferriz Hijar cuando AMLO se boleó los zapatos, por no tener nada más que decir, nada fundamentado, sólo diatribas rabiosas de uno de los tantos que no comparten la idea básica del obradorismo: primero los pobres.

Al gobierno hay que exigirle, hay que criticarlo, hay que guiarlo; pero con tres dedos de frente y con honestidad, no como hasta ahora han hecho la mayoría de sus detractores. Mucho falta por hacer y muchas cosas no saldrán como en el guión previo a la elección; pero hasta ahora, AMLO marca la agenda de la desorganizada oposición (cuando es real), del periodismo mexicano, incluida la “prensa” que extraña el chayote y de las manifestaciones sociales. Seguro habrá protestas, además de las organizadas desde el fifianato, como la convocada para el 5 de mayo y denominada  La marcha del silencio, que va apoyada con el hashtag #AMLORenuncia (un insulto usar lo del silencio cuando el antecedente fue una gesta heroica). Espero muchos detractores ese día en Ciudad de México y en muchas otras partes, pues sin ellos se nos va a olvidar batallar como hasta ahora lo hemos hecho, y disertar contra bots carece de la intensidad de la lucha política en las calles, ojalá no se quede en una pantomima como las anteriores manifestaciones anti-AMLO.

Más allá de las protestas actuadas, habrá otras manifestaciones de rechazo de sectores antes simpatizantes, pues a cada proyecto y con cada decisión la administración federal deberá realizar una negociación con diferentes grupos y con poderosos intereses económicos y políticos; y ninguna negociación es perfecta, siempre habrá detractores y perdedores ante el bien general de la población y la economía. En este sentido, si AMLO quiere pasar a la historia como un Presidente diferente a los mediocres títeres a los que nuestra clase política nos ha tenido acostumbrados, deberá marcar la diferencia en esas negociaciones y minimizar en la mayor medida posible las afectaciones a los opositores, y no será fácil ni con las comunidades desprotegidas ni con los poderosos grupos empresariales.

Por lo pronto, AMLO y Morena tienen la mayor legitimación social y política que un Presidente y un partido en el poder hayan tenido, y no por que así lo haya permitido la inacabada democracia mexicana; es así debido a que el año pasado el fraude que se maquinó desde las cúpulas empresariales y políticas, y que se echó a andar en sus primeras etapas fue detenido por más de 30 millones de mexicanos, era eso o despertar al tigre social; bajo la presión ciudadana los orquestadores del fraude recularon.

Mientras López Obrador mantenga el combate al huachicol y redimensione Pemex; restituya el papel social del Estado en los sectores de salud, laboral y educativo principalmente; y logre con su política la disminución de los niveles de violencia y acotan la libertad que hasta ahora han gozado los grupos criminales, entonces tendremos un proyecto de nación para más años que los de un sexenio y, obvio, sin la reelección de AMLO; lo aclaro para evitar una interpretación a modo de nuestros detractores.

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El Complot Berlín: de Enrique Fakerauze para Andrés Manuelovich

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En días recientes, Tatiana Clouthier, diputada federal de Morena y ex coordinadora de la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer su libro Juntos hicimos historia, en el que señala que en 2006, Enrique Coppel no sólo apoyó abiertamente a Felipe Calderón sino que fue uno de los empresarios que estuvo detrás de la guerra sucia contra AMLO, y que en 2018 encabezó un movimiento en favor de José Antonio Meade. La aversión de los hermanos Coppel a López Obrador no es nueva, su “pejefobia” es bien conocida, pues en 2006 los trabajadores de Grupo Coppel recibieron llamados para votar por Felipe Calderón del Partido Acción Nacional. Asimismo, en 2018 Enrique Coppel fue uno de los partidarios de la unión del Partido Revolucionario Institucional y el PAN para derrotar a Morena. Ese proselitismo político parece ya haber traspasado los límites de lo permitido electoralmente.

Clouthier también señala que Agustín Coppel generó una campaña negra para las elecciones de 2018 mediante la empresa Expertaria, que inició desde 2016 y cuyos integrantes crearon vídeos, memes, bots, trolls y páginas falsas cuya función era denostar al candidato de Morena y favorecer a Ricardo Anaya, todo dentro de una operación internacional, cuya base general de operaciones fue una casa con el número 245 en la calle de Berlín en laAlcaldía de Coyoacán, Ciudad de México. De acuerdo a Tatiana Clouthier, en esta campaña se sumó Enrique Krauze después de concertar su colaboración con Agustín Coppel.

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“Juntos hicimos historia” de Tatiana Clouthier

Gente cercana a Krauze, como Fernando García Ramírez, columnista en El Financiero y parte del consejo editorial de Letras Libres —publicación dirigida por Krauze— coordinó la elaboración y difusión de temas para denostar a AMLO, como el ya famoso caso de la intervención rusa en el proceso electoral mexicano de ese año o el del Eje México-Caracas-La Habana, entre otros; toda la información generada se almacenó en el portal PejeLeaks.Org, sitio patrocinado por empresarios mexicanos para difundir fake news en contra del tabasqueño. Las acusaciones vertidas en Juntos hicimos historia incluyen también a los comentaristas Pablo Hiriart y Ricardo Alemán. Ante tales acusaciones retomadas por Carmen Aristeguila respuesta de Krauze fue hecha pública el 14 de marzo en el programa de noticias de la periodista; en su comunicado, niega todas las imputaciones y se dice víctima de una persecución desde el poder, mencionando que se reserva su derecho de tomar acciones legales.

La revelación de la campaña negra contra AMLO no paro ahí. El 14 de marzo aparece una investigación periodística en el portal Eje Central, titulada Operación Berlín: conjura anti-AMLO, en la que un informante llamado Miguel Ángel detalla la trama del complot. El 17 de marzo Aristegui Noticias publica el texto Krauze operó contra AMLO. Testimonio sobre la insidia, firmado por Ricardo Sevilla, quien al día siguiente declaró en entrevista con Carmen Aristegui que formó parte del equipo de Krauze, incluso que fue él quien lo reclutó y orquestó gran parte del complot mediático. Sevilla no sólo aseveró muchas de las revelaciones hechas por Clouthier, además detalló la manera en que funcionó el equipo de Krauze, desde lo operativo hasta lo administrativo, y dijo tener las suficientes pruebas para demostrar sus dichos.

Sevilla también mencionó que estuvieron involucrados varios panistas como Germán Martínez, ahora director del Instituto Mexicano del Seguro Social, quien se adhirió a Morena poco antes de las elecciones presidenciales; también hizo énfasis en Margarita Zavala, entre otras personalidades del PAN. De igual forma, Sevilla aseveró que como parte del trabajo que efectuaban fabricaron tópicos para los debates electorales de Ricardo Anaya y con pleno conocimiento del candidato panista, señalando que todo fue financiado por los empresarios Alejandro Ramírez, director de Cinépolis; Germán Larrea, presidente de Grupo México; y Agustín Coppel, cerrando así la trama que Clouthier comenzó narrando con los hermanos Coppel. Lo anterior descubre el contubernio de empresarios, intelectuales y políticos en contra de AMLO durante el proceso electoral del año pasado. Las intenciones de Sevilla al confesar la confabulación y la operación de la campaña negra en la que participó, pueden basarse en su arrepentimiento —como él señala— o pueden ser una estrategia para no “hundirse” junto a Enrique Krauze y los otros conspiradores, después de lo que destapó Clouthier en su libro.

Ricardo Sevilla en el programa de Carmen Aristegui

Muy lejos está Krauze de ser coartado en sus libertades y mucho más de ser un perseguido en un país donde periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos caen ante las balas del crimen organizado y sufren represión de los diversos niveles de Gobierno, incluso ahora cuando la llamada Cuarta Transformación ha iniciado. Es importante recordar que la noche del 1 de julio pasado, Enrique Krauze dio su opinión sobre el triunfo de AMLO en el canal 2 de Televisa, dijo que López Obrador debía cuidar sus palabras: “…las palabras son las que cuentan, las palabras son las que hay que cuidar, la claridad de las palabras; si no creemos en las palabras, en el peso de las palabras, no creemos en la verdad, en la verdad objetiva […] tono, modales, formas, cultura y el respeto a la palabra”.

Esa noche Krauze reconoció con palabras conciliadoras y elogiosas al que en junio de 2006, en la revista Letras Libres, bautizó como “El Mesías Tropical”, en un ensayo erudito basado en el concepto del “Poder tropical de Tabasco”, referente a una fuerza espiritual ligada a la naturaleza. En ese entonces él empleó una palabra de “mucho peso”: Mesías, la cual con el tiempo derivó en una postura antiobradorista que permeó en gran parte de la sociedad. Desde entonces Krauze planteó una posición abiertamente contraria a las aspiraciones políticas de AMLO.

Con las recientes revelaciones de Clouthier y Sevilla, que descubren la participación de Krauze en la Operación Berlín, el intelectual derechista bien puede ser llamado Enrique Fakerauze, pues el elaborado entramado de la campaña negra se basó en memes, perfiles falsos y fake news dirigidos para descarrilar de la elección presidencial a Obrador. En las acciones realizadas dentro de la operación se puede determinar si se cometieron o no delitos electorales, pues todo estuvo patrocinado por empresarios nacionales, y en México la utilización de recursos económicos de empresas privadas para campañas que incidan en un proceso electoral está regulado, por lo que sin duda se requiere una investigación a cargo de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, La unidad de Inteligencia Finaciera de la Seceretaría de Hacienda y Crédito Público y demás instancias pertinentes.

Enrique Krauze

Después de que fue expuesto el Complot Berlín, en una de sus conferencias mañaneras, AMLO dijo que: Enrique Krauze es un buen historiador. Tiene una postura política no precisamente afín a la nuestra, pero merece todo nuestro respeto. Yo he tenido con él algunas diferencias, pero tiene toda la libertad para expresarse, para manifestarse. Nosotros no vamos a perseguir a nadie por sus ideas. No vamos a utilizar […] al Estado para perseguir a críticos. Lo que estamos buscando es que el Estado ya no proteja a escritores, que no haya intelectuales orgánicos.

Y es correcto que no sea Andrés Manuel López Obrador quien dirima esta batalla político-mediática, pues como Presidente ya no le toca a él medir las palabras de sus críticos, y más en el caso de Krauze, quien ha sido uno de sus más férreos detractores. Krauze respondió a AMLO mediante un tweet: Yo también lo respeto a usted, Señor presidente López Obrador. Mi crítica ha sido franca y pública. He apoyado su proyecto social y moral. Y agradezco que reitere usted su postura de proteger las libertades. En un sólo tweet, Krauze olvidó su dura crítica y “abrazó” el proyecto obradorista; únicamente le faltó decir que aceptaba con el “corazón abierto” el advenimiento del “Mesías Tropical” en la Cuarta Transformación.

Enrique Krauze, devenido de adalid de la palabra y la verdad en propagandista de memes y fake news, ya sabrá por donde dirimir estas acusaciones, incluida la vía legal para responder a lo expuesto por Tatiana Clouthier y Sevilla. Por lo pronto todo parece indicar que el afamado intelectual de derecha poco tiene de demócrata y que es capaz de inventar la trama más ruin e inverosímil, como aquella basada en una supuesta injerencia rusa, misma que AMLO tomó como bandera para hundir la campaña negra en su contra al llamarse a sí mismo Andrés Manuelovich.

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