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Ajedrez, más arte que ciencia o deporte

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). De las maravillosas aportaciones culturales que la India legó al mundo, destaca un juego matemático, basado en precisión y caos, repleto de posibilidades infinitas para el esparcimiento que logró convertirse en arte: el ajedrez.

Conocido, gracias a las ruinas de Mohenho Haro, desde hace más de 4000 años, el Chaturanga indio evolucionó hasta el deporte ciencia.

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Historia y mito

Su mismo origen es una leyenda poética de lo genial que representa su invención. En épocas remotas donde se confunden los hombres con los dioses, el rey Iadava guerreó contras las huestes del aventurero Varangul. Las batallas cruentas destrozaron la jungla en un bramido de sangre donde elefantes y demonios luchaban hombro con hombro.  El rey se vio en una posición estratégica difícil cuando su primogénito Adjamir (nombre persa que difiere del original perdido) sacrificó su vida junto a la de sus chatrias para restablecer las posiciones. De esta manera triunfaron las fuerzas del monarca que, sin embargo, quedó postrado de tristeza por la perdida del hijo bienamado. Pasó el tiempo y el rey se sumió en el mutismo y la desesperanza. No bastaban las cortesanas, ni los enanos, ni las cacerías del tigre para arrebatarle una sonrisa. Iadava sólo pensaba en la batalla fatal y se culpaba por su falta táctica. Un día llegó a la corte un joven brahmán, el legendario Lahur Sessa que traía un gran invento que interesaría al rey. Era un tablero de 64 escaques con cuatro ejércitos enemigos. El brahmán enseñó al rey a jugar y la sabiduría que conlleva la partida. En un momento del juego, las piezas parecían reproducir sobre el tablero las mismas posiciones de la batalla contra Varangul.

Entonces Lessa demostró que el sacrificio de un alfil era necesario para que el rey triunfara. Ante la evidente alusión a la muerte de su hijo, el brahmán demostró que, a veces, la fatalidad exige sangre en un momento determinado porque las posiciones son tales que no se puede otra solución. Admirado, el rey le dio a escoger cualquier cosa de su reino, porque según él, no había nada con lo que no pudiera compensar al sabio. Para darle otra lección, Lahur pidió humildemente que se le otorgase un grano de trigo por la primera casilla, dos por la segunda, cuatro por la tercera, dieciséis para la cuarta y así doblando la cantidad sucesivamente hasta llegar a la sexagésima cuarta. A los sabios de la corte les pareció nimiedad y se dispusieron a obedecer. Pero cuando calcularon lo que se les pedía se dieron cuenta de que era imposible, requerían una montaña de trigo que fuera ¡cien veces más alta que las cumbres del Himalaya! Ni utilizando todo el subcontinente indio para cosechar se darían en más de dos siglos la cantidad requerida y es que el cálculo resultó   2 64 – 1      lo cual da un total de 18 446 744 073 709 051 615  número sempiterno para la conciencia del hombre. Esto cualquier matemático lo sabe pero el ajedrez es mucho más que una leyenda. Los cuatro ejércitos cambiaron a dos y los árabes fueron los maestros indiscutibles que expandieron el juego a todo el mundo.

¿Qué representa este juego? En primera, toda una visión del universo. Desde la teoría del caos, el ajedrez se volvió un ejemplo clásico dado que las posibilidades de combinaciones son infinitas. Se inicia con un sistema ordenado que va cambiando según reglas establecidas hasta alcanzar un grado de desorden absoluto. Nunca han existido ni existirán dos partidas que sean iguales, aún cuando se presenten en un limite finito puesto que el tablero es restringido pero las combinaciones son infinitas. Después de cuatro jugadas hay 288 billones de combinaciones posibles. Así conciben algunos físicos el universo, espacio finito pero eterno. Es el rey de los juegos, porque representa un micro universo en sí mismo que puede ayudar a comprender de una forma sencilla el complejo universo que nos absorbe, gracias a un brahmán de hace cuatro mil años que intentó hacer comprender a un rey la fatalidad de la muerte en un concepto matemático.

El arte

El juego en sí puede dar lugar a piezas exquisitas sin precedentes, combinaciones de una belleza inefable como las del romántico Murphy o las del músico Philidor. Las partidas se apuntan para rememorarlas y traerlas de nuevo a la vida analizando cada movimiento. El placer del jugador radica en entretejer posiciones, avanzar, crear un espacio temporal donde cada acción tiene una repercusión y una consecuencia. La victoria alcanza grados de sublime satisfacción y es un alivio después de la catarsis del jaque mate.  La derrota deviene frustración y hasta melancolía, quizá enojo y depresión. El drama pasa del tablero a la psique generando sentimientos, transmitiendo pasión, convirtiéndose en droga (ningún jugador puede negar el agotamiento después de una sesión de arduas partidas).

No es gratuito el color de las piezas y enumerar los símbolos de equilibrio claroscuro sería insultante a la intuición del lector. Los cabalistas nacidos de la tradición judaica, creían que el secreto de la divinidad sería revelado mediante códigos y combinaciones de letras. Biológicamente, los caracteres evolutivos funcionan con un código semejante, una memoria de millones de años acumulados en diversas composiciones de bases nitrogenadas. El ajedrez posee su propio sistema codificado, con el azar y las probabilidades podría alguna partida alcanzar el sueño cabalístico y quizá su origen sea otra manifestación genética que se congratula a sí misma. Las piezas mismas son personajes y las jugadas se transforman en escenas teatrales. ¿Hay algo más ilusorio que el Peón sufriendo la metamorfosis de la Dama en la última fila? Enrocarse merece aplausos, es una danza de protección y ataque. El movimiento del Caballo, saltando de aquí para allá, destrozando posiciones, recuerda las pesadillas de un ángel vengador. Peón al paso es agresión fantasma. Los gambitos, las defensas y los finales sólo pueden existir coreográficamente. El jaque mate puede ser épico, pero también es una tragedia donde el Rey acepta la fatalidad.

El espacio no puede ser ajeno al tiempo. El fluir de la partida puede concentrarse en un ambiente relativo y tenso. Ahí está el cronómetro, repiqueteando, acuciando los nervios, grabándose en el cerebro del jugador. Se juega con el reloj, un aliado o un enemigo. Otra variable terrorífica que nos recuerda nuestra mortalidad, memento mori;  los segundos están contados para uno de los dos ejércitos. El presente es perturbación, no existe sino en las combinaciones que surgen dentro de la mente analítica y dependen del movimiento preconcebido. El arrepentimiento no salva el error, no hay marcha atrás, las manecillas presionan la decisión del próximo movimiento. La duda aniquila y la desdicha del ajedrecista es decidir, cuando todavía revolotea la equivocación fresca, libremente dentro de la restricción posicional.

Ajedrez como musa

El ajedrez es un prodigio en donde se conjuga la poesía con la mística y la lógica. La pasión que ha encendido a través de la historia ha alcanzado diversas manifestaciones artísticas. Ejemplos cultos inagotables como símbolos literarios y narrativos los encontramos en La Tabla de Flandes de Pérez Reverte, donde el tablero es el escenario de un complot criminal. A través del espejo, Lewis Carroll colocó a Alicia en un mundo feérico enmascarado por un problema de ajedrez. El poema de William Jones en 1763 donde se inventa a una ninfa, Caissa, como la nueva musa del juego. Una partida de ajedrez de Stefan Sweig, símbolo de las perturbaciones psicológicas originadas por la guerra dentro y fuera de los escaques, o el arcano filme El séptimo sello donde la misma muerte mueve sus piezas imbatibles durante el medioevo. Así mismo, como deporte y espectáculo, ha originado fenómenos políticos y filosóficos. Alekhine en su nazismo pugnaba por un estilo de juego ario superior al judío. En plena Guerra Fría, el match Fischer – Spassky tuvo tintes de novela negra. El match Deep Blue- Kasparov y X3D fritz- Kasparov, hicieron reconsiderar las definiciones de inteligencia y creatividad al enfrentar una computadora contra la mente humana.

Aprender ajedrez implica riesgos. Con sus antecedentes, reglas y oportunidades el juego ciencia puede adquirir tintes de religión y tú, lector, te convertirás en un fanático. Si este ensayo es tu primer atisbo al mundo de los enroques, bienvenido, encontrarás magia de cualquier forma, matemática, poética, deportiva, lúdica y hasta educativa.

Pero no esperes salir tan fácilmente de ese mundo. Una vez adelantado un peón se abren umbrales de percepción inefables. En un pequeño tablero se esconden las combinaciones libérrimas. Toda guerra y toda gloria, el valor y la cobardía, lucha entre dos instintos y la metafísica de la intuición. Eleva el ganar una batalla hacia los limbos olímpicos pero igual carcome la avaricia de nunca detenerse. Esa ansía loca que bulle dentro de nuestras arterias, esa necesidad de devorarlo todo puede saciarse con cada movimiento y cada ataque. Cuando el contrario obliga a que tu rey claudique se derrumba la empalizada. El rival ha sido mejor o el miedo nos ha nublado la estrategia. Ardor incontrolable, vacío, odio, entronque entre el rubicón y la farsa. El fracaso obliga de nuevo a elevarse, siempre hay alguien superior que caerá bajo nuestra adarga de fuego. Así, los jugadores somos títeres de la voluntad.

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Trampas en el ajedrez

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En la guerra todo es válido. Si el ajedrez resulta un microcosmos de la guerra, entonces cualquier ventaja por grotesca e inmoral que parezca sirve para alcanzar el objetivo. Semejante ética utilitarista se presenta en nuestra época con más descaro debido al aspecto económico de las competencias. En el ajedrez, las trampas van más allá de sacrificios o celadas sobre el tablero.

Engañar es la estrategia común del tramposo. Odiseo, prototipo del bribón genial, pudo dar mate a Troya con el caballo.  En nuestro siglo, las engañifas son menos clásicas pero igual de espectaculares. Vivimos en una sociedad agónica, rodeados de apariencias. Lo que los esteroides son al béisbol, los ordenadores son al ajedrez.

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En el 2006 un ajedrecista indio, Umakant Sharma, fue suspendido por la FIDE por 10 años. Descubrieron que el pícaro utilizaba un pequeñísimo bluetooth para redes inalámbricas. Por esta especificación industrial enviaba instrucciones para que un ordenador calculase los movimientos necesarios y así vencer. Sharma logró en sólo 18 meses calificar para el campeonato nacional de la India. Estos procedimientos son comunes en los foros ajedrecísticos en la red, donde desaforados jugadores con ratings altísimos, juegan con un programa independiente. En el caso del indio se comprende, hay jugosos patrocinios si logra ser profesional. Pero en el caso de los nerds cibernautas, el ego enfermizo puede ser el motor digno de un psicoanálisis.

En septiembre del 2010, tres jugadores franceses hicieron trampa en la olimpiada de Siberia. El gran maestro Feller, de 19 años, estaba detrás del tablero imaginándose variantes mientras su compinche Marzolo seguía el desarrollo en la red y con el uso de un programa establecía el siguiente movimiento. Cuando lo tenía, enviaba el mensaje codificado al tercer implicado, un tal Arnaud. Este se sentaba en un tablero escogido previamente en el salón de competencia. Cada tablero representaba un escaque.  Cuando Feller miraba en que tablero se sentaba Arnaud, entendía que jugada debía realizar.

Veselin Topalov y Vladimir Kramnik se enfrentaron por la corona mundial en el 2006. Kramnik ganó las dos primeras partidas de manera contundente. Después de la cuarta partida, Danailov, el entrenador de Topalov dio una conferencia de prensa donde acusó al ruso de haber visitado el baño durante 25 ocasiones por partida. El búlgaro sospechó que allí, de alguna forma, se comunicaba con sus asesores debido a que el área del excusado era la única que carecía de vigilancia por medio de cámaras. Topalov se negó a darle la mano a Kramnik, no debido a desacuerdos higiénicos. El comité organizador decidió que los dos ajedrecistas usarían el baño de mujeres en lugar de uno individual. Aceptaron que Kramnik efectuaba varias visitas al baño durante las partidas pero no podían negarle el acceso ni vigilarle detenidamente en sus procesos fisiológicos. Como respuesta, el incontinente se indignó y perdió la quinta partida al no presentarse. El presidente de la FIDE tuvo que negociar durante varios días con los equipos correspondientes y restringió los viajes al baño. Al final, Kramnik ganó el match y la corona mundial. A este vulgar episodio en la historia de los campeonatos se le conoció como el Toiletgate.

Victor Korchnoi expresó su indignación sobre esta controversia y dijo que en el lugar de Kramnik él hubiera abandonado el match. Pero al buen maestro se le olvida que en una ocasión enrocó a su rey después de haberlo movido. Si fue treta o simple desliz, sólo él lo sabe, pues esto se descubrió en el análisis posterior a la partida.

Además, el propio Korchnoi fue víctima de varios complots por parte del gobierno de la Unión Soviética para que este desertor jamás fuese campeón del mundo. En su match contra Karpov en 1978, los grandes maestros utilizaban la Enciclopedia yugoslava como fuente de consulta de las nuevas aperturas. El gobierno de la URSS publicó líneas falsas en dicha enciclopedia para que el equipo de Korchnoi creyera en ellas, mientras que advirtió al equipo de Karpov de la trampa.

En medio de las partidas, Karpov comía deliciosos yogurts. El equipo de Korchnoi acusó al equipo soviético de mandar mensajes cifrados que se decodificaban mediante el color y el tamaño del yogurt.

Los árbitros pusieron un tablero de madera entre las piernas de estos dos señores después de que en el primer match se daban patadas bajo la mesa, como buenos deportistas.

Las marrullerías son legendarias. El rey Cnut o Canuto II, vikingo que reinó sobre Inglaterra, Suecia, Noruega, Polonia, Dinamarca y ordenaba a las mareas, protagonizó una leyenda ajedrecística. Jugaba este rey con su cuñado Ulf, traidor e intrigante, una partida de ajedrez durante un banquete. Lo imagina el lector, los salones poblados de bebidas espirituosas entre robustos barbados de espada y sueños rubios; mientras afuera se desatan ventiscas con hedor a lobos. Ulf, capturó una pieza de Canuto. El rey, sin inmutarse volvió a colocar la pieza en el tablero como si nada hubiera pasado.  Ulf reclamó, Canuto suplicó continuar la partida perdonando su error. Ulf se levantó arguyendo trampa, Canuto se levantó indignado. Ulf volcó la mesa, el tablero y las piezas espetándole de cobarde, Canuto le acusó de traidor.

En la saga correspondiente los diálogos son más o menos así:

Canuto – No huyas, tú, Lobo cobarde (Ulf significa lobo).

Ulf – Habrías hecho un largo viaje en el río Helga si yo no te hubiese salvado, cuando los suecos te apalearon como a un perro. En ese entonces no me llamaste cobarde.

El día de Navidad de 1026, Ulf fue ejecutado por no aceptar un simple undo por parte de su monarca. Esta fecha puede ser apócrifa. En La saga de Olaf de Snorri Sturluson (1178-1241), se narra cómo Canuto mandó a un mercenario Noruego para que asesinara a Ulf en la iglesia, durante una fiesta religiosa durante la primavera. El noruego atravesó a Ulf frente a los fieles. La sangre manchó el templo. Luego, Canuto lavaría su pecado patrocinando ciertos monasterios.  Cosas de vikingos.

El Rey Canuto y el traidor Ulf  pelean por una partida en Roskilde, Dinamarca 1026
Arte de Morris Meredith Williams (1913)

No se puede tocar una pieza y mover otra. Un fenómeno interesante es, que cuando uno llega a tocar la pieza, la posición se ilumina y en el movimiento nos damos cuenta de nuestro error fatal. En partidas amistosas, reculamos a carcajadas y reclamaciones de nuestro rival, para mover otra pieza. Pero en torneos oficiales hacer esto es una blasfemia y conlleva a una descalificación. Para soslayar la tentación, un ajedrecista puede decir J’ adoube (Yo ajusto) en voz alta y tocar sus piezas para colocarlas bien sin estar obligado a moverlas. El primero en escribir sobre la regla de pieza tocada es jugada fue Luis Ramírez de Lucena en su libro Repetición de amores y arte de ajedrez de 1495. El límite entre ajustar y hacer trampa es difuso. En 1967 el gran maestro yugoslavo Milan Matulovic jugaba con las blancas contra Istvan Bilek en el torneo de Sousse. En el umbral del movimiento 37, Matulovic se encontraba ante el ataque de la dama y una torre negra. La posición era:

Así que el bueno de Milan movió Tb1. Pero el demonio del error le abrió los ojos y cuando pulsó el botón del reloj, se percató de que esa posición le llevaría a una derrota. Así que rápidamente escupió la frase: Ich spreche j’adoube (He dicho; ajusto) y serenamente regresó su torre a d1 y movió su rey, Rf1. Bilek saltó. Reclamó como poseso. Acusó a su rival. El árbitro tuvo miedo. En lugar de obligar a Milan a conservar su primer movimiento dejó las cosas como estaban. El yugoslavo alegó que ajustaba. ¡Pero lo dijo después de mover! Clamó Bilek.

  • Usted no me escuchó — se defendió el tramposo.

Bilek tenía una posición ganadora, más no pudo derrotar a su rival. Aceptó una repetición de jugadas que terminó en tablas. Desde entonces, a Milan se lo conoció como J’adoubovic.

Tres años después, nuestro héroe fue acusado de perder a propósito contra Taimanov en el torneo de Palma de Mallorca. Taimanov requería ganar para tener derecho a jugar por la candidatura al campeonato mundial; así que ofreció viles $ 400 a Milan. Aceptó un gambito de dama y el dinero. A Taimanov no le sirvió de nada, pues Bobby Fisher le hizo pedazos 6-0 y Milan se gastó su dinero pero manchó aún más su reputación. Años después, fue encerrado en prisión por haber arrollado con su automóvil a una mujer la cual murió a raíz del accidente. Milan sentenció: ¡Sólo era una Bosnia!

Cuando Judith Polgar tenía 17 años se enfrentó al campeón del mundo Kasparov en Linares. El ogro perseguía a Karpov, que le llevaba 1 punto de ventaja en el torneo. En la jugada 37, la posición era:

El campeón levantó su caballo y lo depositó en el escaque c5, pero no soltó la pieza. ¿O sí? Luego se arrepintió y situó el caballo en f8. La jovencita miró al árbitro Falcón pero no reclamó. Una pequeña frente al inmenso jugador.

Después de la partida Polgar se encara con Gary; le reclama haber soltado la pieza y luego volverla a tomar; lo hizo frente a varios testigos, acalorada por su derrota. Explica que había tenido la sensación de que Kasparov había soltado la pieza unas décimas de segundo pero no se atrevió a reclamar. Le quedaban sólo dos minutos y hacer un escándalo la desconcentraría aún más. Pues el escándalo brota. Aparece un vídeo en el que se aprecia como Kasparov separaba por un brevísimo instante sus dedos de la pieza en c5 antes de volverla a mover. Kasparov alega que sólo se puede saber si la cinta se ralentiza. Un grupo de analistas observan la acción en cámara lenta. Determinan que el hombre soltó la pieza durante 1/25 de segundo. Llaman a un neurólogo. El especialista afirma que a esa velocidad es imposible tomar una decisión de tal magnitud. Gary manotea, Judith declara: este hombre no me impresiona. Esperaba que cada uno de sus movimientos fuese perfecto, pero no fue así. Nunca sentí esa energía tremenda que ha afectado a otras personas.

Las partidas arregladas son muy comunes; desde torneítos miserables donde los jugadores acuerdan tablas para ayudar al compadre hasta olimpiadas internacionales, donde se involucran equipos enteros. Arreglar de antemano una partida me parece indecoroso, sobre todo por el honor que subyace en la esencia del juego. Pero yo no vivo de jugar al ajedrez y, sin duda, mi percepción cambiaría si me viera envuelto en un torneo donde el ajedrez fuera más que un deporte y menos que un negocio.

En 1880 se celebró el quinto congreso americano de ajedrez con sede en New York. Preston Ware Junior, un jugador de Boston, testificó ante el comité del torneo que su último oponente, el inglés James Grundy le ofreció 20 dólares si la partida terminaba en tablas. Grundy era pobre y requería el dinero ofrecido por los patrocinadores. Si empataba en la última ronda aseguraba el segundo premio. Ware estuvo de acuerdo pero Grundy no respetó el trato y derrotó de mala forma a Ware, después de 7 horas y 30 minutos.  Ware se encolerizó y acusó a Grundy, que a la postre se llevaría el primer premio gracias a esta victoria.  El escándalo fue seguido en los diarios durante meses. Ware dijo que había aceptado el soborno por compasión, pues Grundy no tenía dinero para pagar su alquiler y sería echado.

Grundy no era un exactamente un gentleman. Ya Frank Scoff le había acusado de jugar bajo nombres falsos después del affaire. James se inscribía a torneos como Grover y Sloper.

¿Grundy engañó a Ware? ¿Le tendió una trampa para derrotarlo fácilmente o, percatándose del pobre juego del bostoniano, decidió en último momento jugar legalmente? He aquí un problema ético. El farsante decide engañar a su cómplice que, a su vez, se escandaliza por la traición y descubre todo ante las autoridades, aún en perjuicio de su honorabilidad.

Una honorabilidad algo endeble, pues cuatro años antes en Filadelfia, Ware fue acusado por ciertos reporteros de perder a propósito una partida contra un tal Mason a cambio de billetes verdes. Mason estaba en segundo lugar y Wade fuera de competencia, así que el primero aún podía competir por el campeonato. Las sospechas se confundían con el juego mediocre del jugador, que llevaba 25 años como profesional. En una partida anterior contra Elson ya había perdido en la séptima jugada. En la quinta jugada, Ware había jugado como un principiante y se llegó a esta posición:

Ware movió un nefasto Ag4. Elson se comió el peón y entonces la posición fue:

En lugar de capturar al alfil, Ware movió Rd7. No hay mayor descaro para vender una partida. Aunque los reporteros escribieron que fueron testigos de las partidas más finas en la historia del ajedrez norteamericano, el columnista Jeremy Spinrad opina que las partidas de Ware fueron indignas aún para un torneo de escuela primaria. Ware alegó que estaba indispuesto y durante todo el torneo tuvo problemas de salud. Su nivel no era tan prosaico, evidentemente, pues en 1882 en Viena logró ganar una partida a Steinitz.

Elson, por su parte, es tan interesante como Wade. Fue campeón de Canadá, reportero en Londres, superviviente en Sudamérica, marinero de la Armada Real, viajó a la India y fue encarcelado varias veces. En Alemania por apostar y en Francia por falsificar documentos.

Así pues, estos torneos románticos, integraban buen número de falsarios, vividores, hombres de carne y hueso, en una nación semi-salvaje, con la idiosincrasia agonal que caracteriza al país de los hot dogs, las orejas de indio pagadas a dólar y la prosa de Melville.

En 2015, Gaioz Nigalidze, campeón de Georgia, fue sorprendido haciendo trampa durante el Abierto de Ajedrez de Dubai. Jugando contra el armenio Petrosian, se levantaba al baño con frecuencia.  Petrosian solicitó al árbitro que investigara. Se hizo una búsqueda dentro del sanitario y se descubrió un iPod Touch envuelto en papel de baño.

Pese a que Nigalidze negó cualquier responsabilidad, sus excusas no sirvieron de nada ya que al abrir el dispositivo se encontró una aplicación de ajedrez funcionando, así como una sesión abierta de una de sus redes sociales.

En los torneos multitudinarios, las escaramuzas se dan fuera del tablero. Pululan los espectadores haciendo señas, niños con computadoras en el bolsillo, gente contestando su portátil. Los árbitros se desquician ante toda clase de artimañas. Un jugador se levanta del tablero y se va a fumar, dejando a su contrincante en una desesperante posición perdedora. Cuando vuelve se da cuenta de que el otro movió algo genial y ahora él está en serios problemas. Pero como tardó mucho, el tiempo ahora es su enemigo. Se rinde. Por la tarde analiza la partida y se da cuenta de que el astuto realizó una jugada ilegal. Ya es tarde para reclamar al árbitro. Otros jugadores tocan las piezas con sus bolígrafos. Los oponentes le hablan a su rival, algo prohibido en los torneos, miran la hoja de apuntes del otro, al capturar la pieza la dejan caer al suelo, tiran las piezas adyacentes, colocan una pieza entre dos escaques. Un jugador desesperado hace una jugada ilegal para ganar tiempo, el rival detiene el reloj, acude al árbitro. Mientras tanto, el primero logra pensar, el árbitro regresa, ajusta el tiempo, el primero ya meditó su jugada y gana. Un jugador se olvida de presionar el botón del reloj y el otro no le notifica. De pronto, un jugador se percata que el otro tiene 3 alfiles en el tablero, otro mata una mosca con el peón y luego mueve otra pieza, etc.

Los psicólogos sociales han relacionado la trampa con aspectos de la personalidad. Un estudio de Yates en 1979, concluyó que los tramposos suelen tener una baja capacidad para demorar la gratificación pero una alta capacidad para las tendencias sociopátas, sea lo que sea que signifique esto. Otro estudio de Lueger en 1980, concluyó que los tramposos tienen una alta necesidad de aprobación y una baja capacidad de confianza. ¿Por qué no decir simplemente que es la condición humana?

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Ajedrez extraterrestre

IMAGEN: Benjamin Parry

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Kirsan Ilyumzhinov fue  presidente de la Federación Internacional de Ajedrez hasta 2018, este budista corrupto y militar millonario es un hombre extraordinario.

Según él, el noble juego de la guerra mental fue inventado por extraterrestres porque es un juego cósmico. Además, le preocupa que los seres alienígenos destruyan la Tierra al no observar que un número suficiente de humanos jueguen ajedrez.

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“Nos vigilan. Y puede que se cansen de nosotros… ¿Cómo podemos mantenernos a salvo? Sólo gracias al intelecto, la concentración y la energía espiritual. Si mil millones de personas juegan al ajedrez, el mundo tendrá una energía positiva”

Luego, afirmó que diversas excavaciones arqueológicas han demostrado que se ha jugado ajedrez desde hace miles de años, en varias civilizaciones con las mismas reglas, e insiste en que hay un código en el ajedrez pues el tablero tiene 64 escaques, el mismo número de codones en el código genético humano. Una falacia de falsa equivalencia que puede apantallar ilusos.

Tal sarta de afirmaciones es realmente muy interesante para discutir ociosamente sobre ellas. El nivel de las asombrosas declaraciones de Kirsan —que además fue gobernante de una provincia ucraniana— va en relación con la mafia que controla el ajedrez en el mundo, sin embargo, parecen las de un charlatán que se dedica a la ufología.

Claro, este tipo tiene una ventaja de la que yo carezco (varias si nos referimos a su cuenta bancaria); según él, en su misma vivienda, el 17 de septiembre de 1997 fue visitado por extraterrestres. Estos amigos se comunicaron con él mediante telepatía y luego le ofrecieron pasear con su nave espacial durante la noche, le llevaron a una estrella (sic)  para regresarlo por la mañana. Dedujo que los extraterrestres son personas como nosotros (sic) y que no somos únicos en el universo.

Semejante desprecio por las evidencias biológicas, paleontológicas y anatómicas en donde se prefiere la ficción a lo real es propio de la condición humana. No en balde todas las divinidades cosmogónicas son extraterrestres; por supuesto, para tener la oportunidad de crear la Tierra. Así, a lo largo de los siglos, charlatanes como los escribas y los sacerdotes han inventado y alimentado esta noción. Pero, en la actualidad, ya no son dioses en el sentido milagroso del vocablo sino dioses en el sentido etimológico (theos, theos según Platón significa el que pone orden).

Efectivamente, el ajedrez es un juego cósmico. Κόσμος es un vocablo referido a un orden, a una naturaleza o universo autónomo en donde no existe el azar. El ajedrez es un sistema armonioso con reglas precisas, quizá un cosmos cuya evolución depende de los errores que los dioses jugadores realizan sobre el tablero. Pero no es un sistema teleológico sino más bien contingente, si tomamos en cuenta la irracionalidad de esos dioses ajedrecistas que no son omnisapientes. Entonces el grado de azar se cuela en el sistema cósmico, no en forma de singularidades que rompen en el sistema, sino en las decisiones de los que se someten a sus leyes. Es como si, en nuestro universo, Dios estuviese esclavizado a las leyes de la física y su voluntad se restringiera a estas.

Pero volvamos a la hipótesis de Kirsan. El que sea un juego cósmico no significa que lo hayan inventado inteligencias extraterrestres. Este tipo pertenece a los que opinan que grandes ideas no pueden ser llevadas a cabo por humanos. A la pregunta de cómo es posible que con una tecnología primitiva se hayan construido las pirámides de Gizeh, el observatorio de Stonehenge, los observatorios mayas o las pinturas rupestres, estos sujetos sólo pueden responder: todo eso lo hicieron seres de otros planetas, nuestros antepasados eran estúpidos.

Otros gárrulos van más lejos, negándoles cualquier crédito a los humanos, asegurando sin ninguna prueba que su inteligencia ha sido implantada por alienígenas. Según ellos, el desarrollo de las ciencias y las artes las hemos mamado de otros planetas. El colmo es la especulación, sin ningún fundamento, de que somos clones, ganado o experimentos genéticos de seres extraterrestres que nos hicieron, crearon, modificaron o desarrollaron a lo largo del tiempo.

Los mitos recurren a la metáfora y, por lo tanto, resultan interpretables. Yahveh separa la tierra del cielo, Nun es un océano inerte del que surge el demiurgo que sólo piensa y deviene en vida, Kaila era el dios del cielo y le ordenó a una mujer primordial sacar los animales del hielo, la vida para los zulús proviene del cielo, para los mayas de las Pléyades, los dioses entregaron a Izanagi y Izanami la lanza de los cielos Amenonuhoko, en un rincón del infinito Visnú emana universos, Nammu dio origen al cielo An, Gea dio a luz a Urano el cielo, pero ella surge de la Caos que era una diosa, Quetzalcoátl y los Tezcatipoclas parten en nueve trozos a Cipactli, el monstruo que emergió del caos para moldear la tierra. Siempre sucesos extraterrestres.

En la actualidad, atribuir a seres fuera de la Tierra la creación de esta supone una tautología o más bien una analemma sin origen ni final. “¿Qué dios detrás de dios la trama empieza?” escribe Borges en su poema al ajedrez. Es decir, la vida surge fuera de la Tierra, el problema es cómo un extraterrestre la crea, pero ¿quién crea al extraterrestre? Un dios extra extra ¿y este a quién lo crea? Se crea él a sí mismo. Es lo mismo que decir que el universo no tiene principio ni final. ¿Para qué entonces la cadena de demiurgos?

Kirsan dice que si millones de personas juegan ajedrez, el mundo tendrá una energía positiva. No sabemos con exactitud lo que es energía, este término resulta metafísico. Sin embargo, el concepto se puede acotar a la capacidad para producir un trabajo. No es un estado físico sino una magnitud escalar o una abstracción matemática. Podemos clasificarlas en: mecánica que es la suma de la cinética y la potencial; electromagnética que se compone de eléctrica, radiante y calórica; y la termodinámica que toma en cuenta la energía interna o suma de la energía mecánica de las partículas en un sistema más la térmica, o sea, la liberada en forma de calor. ¿Cuál es la energía positiva? ¿Por qué asignarle adjetivos morales o éticos a un concepto abstracto de escalas físicas? Quizá sea una energía bioquímica obtenida gracias a procesos metabólicos. ¿El ajedrez es fuente de energía? ¿Eólica, hidráulica, nuclear? No ¡Positiva!

En fin, supongamos que los extraterrestres bajaron (¿o subieron?) y nos entregaron el juego del ajedrez para que nos divirtiéramos a gusto; pero eso sí, vigilándonos todo el tiempo y amenazándonos con exterminarnos si no jugamos lo suficiente. Así que, amable lector, póngase a jugar de inmediato, no vaya a ser que los extraterrestres se cansen de usted y nos invadan como castigo por no generar la supuesta energía positiva. Quizá ellos se nutran de esta forma energética y nos tienen moviendo piececitas como un generador interplanetario.

Esta energía debe ser la más intensa y potente que jamás hayamos obtenido —quizá infinita— porque seguramente es la que impulsaba la nave donde viajó Kirsan aquella noche de septiembre. ¡Este hombre viajó en una sola noche, digamos, 8 horas hasta una estrella y regresó! La estrella más cercana a la Tierra es el Sol, a 8 minutos de distancia viajando a la velocidad de la luz. Pero eso sería muy vulgar. De haber viajado a la segunda estrella más cercana, Próxima Centauri que se encuentra a 4 años luz de distancia a la velocidad de la luz, el señor Kirsan hubiese tardado 8 años en regresar. Si partió en 1997 hubiese regresado en el invierno del 2005 o un poco después en el reloj biológico del Kirsan pero no en el tiempo terrestre, quizá el planeta ni siquiera existiría.  Eso, considerando que la nave viajase a la velocidad de la luz 299 792 km / seg. El problema es que la nave tiene masa, o eso supongo, pues a menos que los extraterrestres tengan masa nula, Kirsan no.

A menos que la tecnología extraterrestre haya desarrollado viajar más rápido que la luz, como los hipotéticos taquiones. Esto es seguro pues: ¡ellos inventaron el ajedrez!

Ahora, la noción de que los hallazgos del ajedrez en diversas civilizaciones demuestran que el juego es idéntico en todos los lugares implica un desconocimiento de la historia. Quizá, el primer registro escrito sobre el ajedrez aparezca en el cuento escrito por el poeta Subandhu, Vasavadatta en el siglo V, en donde las ranas son las piezas de un juego de mesa que se jugaba en tiempo de lluvias. El ashtāpada era el tablero de 8 X 8 donde se jugaba el ajedrez primigenio llamado Chaturanga o caturanga, es decir “de cuatro miembros”. La pieza principal era el rajá, luego el ministro, el carro y el elefante — que se movía de tres formas distintas—, el caballo y el soldado de infantería. Existió una variante llamada Chaturaji para 4 jugadores en un tablero de escaques verdes y rojos, pero el jugador no decidía que pieza mover, sólo como la utilizaría. Lanzaba el dado de 4 caras y el número al azar correspondía a una pieza. No existía el mate, ganaba el que acumulara más puntos. Hasta el siglo XIX se estandarizó el mate.

Chaturaji indio

En fin, atendiendo a la idea contraria de la que profesa Kirsan, si esta mezcla de orden y caos, esta metonimia sobre un azar dominado por sus propias reglas, fue ideado y desarrollado por humanos, entonces el ajedrez, es una forma materializada donde lo mental rige como un símbolo divino.

El humano resultaría un dios al haber elaborado al ajedrez.

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Prepara Insude torneo estatal de ajedrez en línea

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Instituto Sudcaliforniano del Deporte (Insude), en coordinación con la Federación Nacional de Ajedrez de México y la Secretaría de Educación Pública, ha proyectado la realización de un torneo estatal abierto de ajedrez en línea, con el objetivo de promover esta disciplina que ayuda a desarrollar el pensamiento de las personas, además de formar a representantes del estado para las competencias a nivel nacional e internacional, informó el propio Insude.

Tras reunirse con el presidente de la Asociación Sudcaliforniana de Ajedrez, Daniel Ojeda Vergara, el director general del INSUDE, José Ávila Geraldo, dijo que en breve la federación de ajedrez emitirá la convocatoria para que se inscriban ajedrecistas de todo el estado, considerando premios en lo económico para los ganadores de los primeros lugares.

José Ávila señaló que el ajedrez ha crecido bastante en Baja California Sur a raíz del programa que de manera conjunta ha impulsado el presidente de la federación, Mario Ramírez Barajas y el secretario de educación en el estado, Héctor Jiménez Márquez, incluyendo el programa del también llamado deporte ciencia en las escuelas, fortaleciendo el desarrollo mental de los estudiantes de nivel primaria.

El titular del Insude, dijo que ante la situación que prevalece en la actualidad por la pandemia del coronavirus, es una buena estrategia promover torneos en línea para que compitan ajedrecistas de los municipios y tengan fogueo para los futuros torneos presenciales a nivel nacional tanto estudiantiles como de los Nacionales CONADE.

En la actualidad Ayleen Maribel Ramírez Toledo está catalogada como la máxima exponente de este deporte en el estado, participando en competencias internacionales de gran relevancia, esperando sea una de las primeras en registrarse en el torneo estatal en línea.

Por otro lado, se dio a conocer que el árbitro sudcaliforniano Elvis Damián Mier Niebla, participará en el 80 Seminario de Arbitraje FIDE en Línea en América, del 18 al 25 de agosto y estará a cargo de Santiago García Ramos de México y Jorge Vega Fernández de Guatemala.




Aplica Los Cabos jaque mate a La Paz

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La Paz, Baja California Sur (BCS). Con 5 medallas de oro, el municipio de Los Cabos se proclamó campeón en el torneo de ajedrez de la etapa estatal de los Nacionales CONADE 2020, aplicando el “jaque nate” a La Paz que se quedó con sólo tres títulos de los ocho que estuvieron en disputa durante tres días, en los que los deportistas estuvieron haciendo sus movimientos matemáticos sobre el tablero, informó el Instituto Sudcaliforniano del Deporte (Insude).

Cuatro fueron las categorías que se incluyeron en el programa en esta ocasión en las ramas varonil y femenil, en las que estuvieron representados los municipios de La Paz, Comondú y Los Cabos, buscando además de las medallas, la oportunidad para representar al Estado en la fase nacional.

En la categoría sub18 varonil, Paúl Flores Irurso de La Paz sacó a relucir su experiencia superando a todos sus adversarios para coronarse invicto en 4 partidas, quedando en segundo lugar Patricio Baeza de Los Cabos y en tercero Andrés Avilés Angulo de La Paz; en la femenil, Camila Castellanos de Los Cabos vence en dos partidas a Guadalupe Ojeda de La Paz.

En la categoría sub14 varonil se registró un triple empate, por lo que se tuvo que jugar una partida rápida para determinar al ganador, resultando triunfador el medallista nacional del año pasado, Algol Jorajuria de La Paz, quedando como subcampeón Adán Rodríguez Peraza de Los Cabos y en tercero Edwin González de Comondú; en la femenil, Alejandra Rodríguez Peraza de Los Cabos fue la campeona, Denisse Alejandra Martínez también de Los Cabos en segundo, y en tercero Verónica García de La Paz.

Alejandro Mercado de Los Cabos fue el ganador de la categoría sub-14 varonil de manera invicta, Diego de Jesús Árciga de Comondú en segundo y Fernando Salgado Flores de Los Cabos en tercero; Alejandra Aidé Peraza de Los Cabos, Yareli Susana Márquez de La Paz y Dariana Guadalupe González de Los Cabos, se repartieron las medallas en la femenil.

Finalmente, en la categoría más pequeña, sub-12 varonil, el ganador fue Zuben Algenubi Jorajuria de La Paz, Cesar Antonio Álvarez de Los Cabos en segundo y tercero Ángel Rubén Almada de La Paz; en la femenil Los Cabos hizo el 1-2 con Keren Vidal y Karla Estefanía Rodríguez, quedando en tercero Isis Anayantzin Bareño.