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Hijos no, mascotas sí. Sobre el aborto y que los ‘perrijos’ puedan heredar

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el nombre de Dios —a lo largo de la historia—, la humanidad ha cometido crímenes atroces. El nombre de la divinidad ha ido cambiando durante el proceso evolutivo, pero no el tamaño de las atrocidades. En el mundo globalizado, plástico y sintético del siglo XXI, la deidad dominante se llama Libertad; en su nombre, naciones enteras han sido aniquiladas; en su nombre, los grandes imperios industriales invaden y someten regiones ricas en materias primas.

El culto doméstico a esta dominante deidad, es el hedonismo. El propósito de la existencia se centra en un estilo de vida donde el placer inmediato, el confort y la ausencia de complicaciones constituyen el modelo a seguir. Se privilegia el beneficio individual sobre el bienestar colectivo.

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En este nuevo modelo de orden social, en el nombre de la libertad, de la autonomía, del libre desarrollo de la personalidad, se busca reestructurar la familia como célula fundamental de la sociedad. Ya no es requisito adquirir un compromiso de vida a largo plazo. El matrimonio pasa de ser una institución sólida y duradera, a  una simple instancia de convivencia, de la que puedes librarte con la simple expresión de voluntad, a través de la gestión exprés de un divorcio incausado.

Para librarte de la pesada carga de compromisos que implica el matrimonio, no es requisito el consentimiento de ambos cónyuges, ni siquiera es necesario acreditar causa justa y concreta para pedirlo y obtenerlo. Eso era antes, cuando había compromiso. Ahora, en aras de la divina libertad, bajo el culto del hedonismo, y en el nombre del libre desarrollo de la personalidad, sólo basta expresar unilateralmente el deseo de divorciarse.

La procreación y con ella las responsabilidades que conlleva, han sido ahora superadas en el nombre de la libertad. Actualmente, en la capital de la República se permite asesinar a los hijos en proceso de gestación, por el simple hecho de representarnos un estorbo. Mi cuerpo, mi decisión, ha sido el grito de batalla que ha convertido en “derecho” un acto que en principio atenta contra una regla elemental de la naturaleza, creada para garantizar la perpetuación de la especie: la procreación.

En nombre de la libre determinación de las gestantes sobre su cuerpo, se promueve ante el legislativo federal mexicano la legalización en toda la República, del asesinato del ser humano en gestación, como método de control natal, acto definible desde el derecho penal como aborto incausado. En aras claro, de la libertad de la gestante.

El proyecto va más allá de la despenalización del aborto incausado. El objetivo es reconocerlo como derecho humano a la salud, y con ello, obligar al contribuyente cautivo, a financiarlo a través de los servicios de salud pública. Se busca hacer del aborto, una práctica segura y gratuita, lo cual es absurdo, porque no existe el aborto seguro, pues el nonato muere y la gestante pone en peligro su vida durante el proceso, y nunca es gratuito, pues el costo operatorio y la logística que implica, se paga con recursos públicos que se obtienen de los impuestos que el Estado cobra a los contribuyentes. Será entonces “libre”, pero nunca seguro, y mucho menos gratuito.

Se modifica la Norma Oficial Mexicana y se permite el aborto en casos de violación, sin necesidad de denunciar al violador. En el nombre de la libertad de decisión de la gestante, se garantiza la impunidad del violador; sin denuncia, no hay persecución legal ni castigo judicial. Si de por sí es alta la incidencia delictiva escudada en la inactividad persecutora del Ministerio Público, con estas medidas lo que se garantiza al violador es la absoluta impunidad.

En nombre de la libertad se garantiza el aborto incausado a la gestante, y con ello se libera al gestante de la obligación legalmente ineludible de pagar alimentos. Se premia con el aborto incausado al padre irresponsable.

Mascotas con herencia

El proceso de transformación de la estructura social no se detiene ahí. Se busca llenar el vacío que deja la ausencia de hijos para quienes buscan realizarse como padres, pero sin el compromiso de concebirlos, criarlos, alimentarlos y educarlos. Las mascotas, para el caso, representan el sustitutivo ideal. Son fáciles de conseguir, desechables, dóciles, obedientes, manejables y bonitas.

El mecanismo intelectual mediante el cual pretende racionalizarse la posibilidad de otorgar derechos tradicionalmente reservados a los humanos, es el hecho de que las mascotas sienten. Esa premisa es la espina dorsal de toda la estrategia desplegada por la ideología hedonista. Es a partir de que los seres humanos en proceso de gestación –así lo afirman— no sienten antes de las 12 semanas, los podemos asesinar impunemente, y como las mascotas sienten, las podemos adoptar, convertirlas en nuestros hijos supletorios y por tanto, sujetos con derecho a heredar.

A partir del presupuesto que reconoce a las mascotas como seres sintientes, se pretende legalizar el procedimiento para hacerlas titulares del derecho a heredar, prerrogativa reservada inveteradamente a las personas –físicas o jurídicas— vinculadas afectivamente con el testador.

En el nombre de la libertad, la deidad dominante en este siglo, la cultura hedonista nos libera de la carga que impone el matrimonio, nos libera la carga que imponen los hijos, y nos brinda como plástico y artificial sustituto la adopción de hijos mascota, perrijos, gatijos, porcijos, o como se denominen, dependiendo de la raza y especie del animal que como mascota se adquiera.

El ser humano es gregario, y desde los primeros grupos humanos, se vinculó con las mascotas, pero como complemento, como acompañamiento, nunca como sustituto del espacio que la naturaleza ha reservado exclusivamente para los hijos. Una sociedad que permite matar a los hijos en gestación y pretende sustituirlos por mascotas, gravita hacia un modelo de familia donde los valores fundamentales no tienen cabida. Debemos preguntarnos si ese es el modelo de sociedad en la que queremos formar a nuestros hijos.

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




El aborto en Baja California Sur

FOTOS: Internet.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La legislación penal vigente en Baja California Sur, define el aborto como: la muerte del producto de la concepción en cualquier momento del embarazo. Puede producirse intencional o accidentalmente; puede realizarse con o sin el consentimiento de quien procrea, o de sus representantes legales, si la gestante es menor de edad.

El aborto accidental, ésto es, cuando se genera a partir de una imprudencia, en ningún caso es perseguido ni sancionado. El aborto intencional es legal, y no implica sanción alguna para la mujer embarazada, en cuatro casos específicos, cuando:

1.- El embarazo sea resultado de una violación.

2.- El embarazo es resultado de una inseminación artificial no consentida.

3.- La mujer embarazada corra peligro de muerte o de afectación grave a su salud.

4.- El producto presenta graves alteraciones genéticas o congénitas

A los cinco supuestos referidos —el aborto accidental y los cuatro casos enlistados como excluyentes de responsabilidad—, se les conoce bajo el genérico de ABORTO CON CAUSA, y como ha quedado precisado, no se penalizan en BCS.

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De hecho, el único caso en que se impone una pena a los partícipes es en el caso del aborto sin causa legítima, o ABORTO INCAUSADO, es decir, cuando se priva de la vida al producto de la concepción, como método de control natal.

El aborto incausado se divide en CONSENTIDO, cuando la gestante está de acuerdo en que se realice y SIN CONSENTIMIENTO, cuando se realiza sin tomar en cuenta la voluntad de la mujer embarazada.

Se tiene la idea errónea de que la tipificación del delito de aborto criminaliza y encarcela a la mujer, lo que es incorrecto, pues en el caso del aborto consentido, la pena es alternativa, es decir, no implica necesariamente encarcelamiento, puede sustituirse por una multa o servicios comunitarios. De hecho, las estadísticas judiciales del Estado indican que nunca en la historia de BCS, se ha encarcelado a una mujer por el delito de aborto.

En el caso del aborto sin consentimiento, la mujer embarazada tiene derecho a todos los beneficios que para el caso previene la Ley General de Víctimas, y la sanción para quien cause el aborto puede alcanzar los nueve años de prisión, y además, hasta 18 años de suspensión profesional, si se tratara de un profesional de la medicina.

En los casos en que el embarazo sea producto de una violación, armonizando la legislación penal sudcaliforniana con la norma sanitaria NOM-046–SSA2-2005, que define en su apartado 4.1. el aborto médico, como: la terminación del embarazo realizada por personal médico, en los términos y plazos permitidos de acuerdo con la legislación local aplicable y previo cumplimiento de los requisitos específicos establecidos en ésta. Todas las víctimas de violación podrán accesar a los servicios de salud pública para que le proporcionen la anticoncepción de emergencia, o —de ser el caso—, le sea practicado un aborto médico, para lo cual, los servicios de salud pública en el Estado, deben contar con personal capacitado no objetor de conciencia, y unidades de salud con la infraestructura adecuada. Falta ahora ampliar este beneficio sanitario a las mujeres que sean víctimas de embarazo producido por inseminación artificial no consentida.

Consideramos que el esfuerzo conjunto de autoridades y ciudadanos, debe centrarse en la educación sexual, con énfasis en la prevención de embarazos no deseados. No podemos legalizar el aborto incausado, porque es un método de control natal criminal y genocida.

También debemos tomar en cuenta que NO EXISTE el ABORTO SEGURO. Toda intervención que requiera cirugía hospitalaria implica riesgos para la paciente. Tampoco existe el ABORTO GRATUITO. Todo procedimiento clínico implica un costo —social y económico—, que repercute en quien paga impuestos. No es justo que los causantes cubramos el costo de una operación que bien puede evitarse, si se centra el esfuerzo primario conjunto, en generar la educación necesaria para que quien desee ejercer su sexualidad sin enfrentar las consecuencias de la procreación, se aplique a la utilización de los métodos anticonceptivos, haciendo hincapié en que sí existe al menos un método anticonceptivo 100% seguro: la abstinencia. Si el embarazo es no deseado, debemos evitarlo, no “solucionarlo” asesinando al inocente que no pidió ser concebido.




La Sonrisa del Jaguar

 

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ana* tiene un año dos meses de edad. Nació con una malformación congénita: debido a la fusión incompleta de los procesos maxilar y naso medial durante su etapa embrionaria, nació con labio leporino y paladar hendido.

El labio leporino o labio de liebre, como se denomina etimológicamente, debido a que dicho roedor tiene el labio superior dividido, se caracteriza por la presencia de una o dos fisuras en el labio superior. El paladar hendido es una grieta entre la boca y la cavidad nasal.

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Si Ana hubiera nacido en la Europa del siglo XIV, es probable que hubiera vivido estigmatizada y marginada de manera cruel y sistemática, pues entonces se tenía la convicción de que esa condición al nacer era un castigo divino.

Ese mismo prejuicio llegó a Mesoamérica gracias a la influencia de los conquistadores, y todavía en el siglo XXI en México, existe la creencia popular de que se trata de una secuela derivada de enfermedades venéreas, relacionadas con la prostitución.

En la mitad de la Europa moderna, Ana ni siquiera hubiera nacido. En el Reino Unido, esta condición congénita es causa suficiente para abortar, en el llamado “aborto cosmético”, que puede practicarse en cualquier etapa de la preñez, pese a que el paladar hendido y el labio leporino no son considerados deficiencias serias.

En contrapartida, si Anita hubiera nacido en Becán (hoy Campeche) en el 600 antes de Cristo, hubiese sido tratada con absoluta deferencia, y muy probablemente hubiera disfrutado de una vida privilegiada por ser un personaje vinculante con la divinidad.

El Dios Jaguar llamado Balam en la cultura maya, era uno de los dioses más reverenciados. El depredador más poderoso del continente americano fue divinizado por todas las culturas precolombinas con registro documental, desde el paralelo 28 a la tierra de la Patagonia.

En la cultura maya, si un niño nacía con labio leporino, era considerado hijo del Dios Jaguar. Si era una niña la que nacía con tal condición, era considerada probable esposa del Dios Jaguar. En el caso de los niños, era herencia divina, en el caso de las niñas, era el resultado de un beso con el que el dios la marcaba como su favorita y por ende, potencial consorte.

La sonrisa del menor, en ambos casos era conocida como la sonrisa del jaguar, y de algún modo reflejaba el beneplácito del Dios Jaguar con su pueblo.

Es asombroso como una simple condición fisioanatómica puede estigmatizar o divinizar a un ser humano, a partir exclusivamente de la interpretación sociocultural de dicha peculiaridad anatómica. Eres rechazado o reverenciado, a partir del significado que la voz popular le asigne a la peculiar característica física que te distinga.

Afortunadamente Anita nació en una modesta ranchería josefina, y fue inscrita en el programa de la fundación Smiles International Foundation que se dedica a establecer clínicas de atención y corrección de labio y paladar hendido en diferentes partes del mundo. En México tiene cuatro clínicas: Tecate, Baja California; Cabo San Lucas, Baja California Sur; Xpujil Calakmul, Campeche; y Playa del Carmen, Quintana Roo. Cada una de ellas trabaja en forma semestral por una semana. El Fundador y Presidente de la fundación es el doctor Jeffrey Mosses, y le acompaña su esposa Maribel Mosses, vicepresidenta de SIF.

Asisten a Cabo San Lucas, en abril y octubre de cada año. En abril del año pasado, atendieron a un total de 119 pacientes, realizaron 49 procedimientos quirúrgicos con un valor equivalente a 380 mil dólares, se registraron 53 pacientes con el tratamiento programado de los cuales 22 son infantes y entre ellos está Anita, quien fue operada exitosamente en octubre del año pasado.

Diversas organizaciones de la sociedad civil conforman un grupo denominado Comité Asesor de Smiles que se responsabiliza de recibir a los pacientes y de brindarles hospedaje y alimentación durante su estancia en Cabo San Lucas. Este año recibieron a una paciente de Cancún, otra de Los Mochis, y más de un centenar de pacientes de Baja California Sur.

Si conoces de algún caso de labio leporino o paladar hendido, no dudes en buscar el apoyo de la fundación que preside el doctor Mosses, y para ello sólo necesitas contactar a una de las asociaciones civiles locales que brindan el soporte logístico a tan encomiable labor, contactando vía WhatsApp al Sr Clicerio Mercado 6241477559, al doctor Gabriel Dorantes 6241004155; enviando un comunicado al correo electrónico mclicerio@gmail.com; o directamente a la fundación en la página: smilesinternationalfoundation.org

*El nombre de la paciente es ficticio, los hechos son reales.