1

Mega minería tóxica a consulta: ¿continuidad o disrupción de la lucha?

FOTOS: Gladys Navarro y Roberto Galindo / PORTADA: Gladys Navarro.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La lucha sudcaliforniana contra la minería tóxica –¿cuál no lo es?–, lleva de manera organizada más de una década y ahora está bien representada por diversas organizaciones civiles: agrupaciones nutridas de ciudadanos, colectivos que gozan del respeto de la sociedad, mismos que con el paso del tiempo han logrado decenas de miles de miembros y simpatizantes. En 2014 con la firma del Pacto de Todos Santos en una multitudinaria asamblea ciudadana –que no pudo ser boicoteada por los acarreados pro-mineros, ni por el silencio o tergiversación de algunos medios de comunicación–, se demostró que en Baja California Sur se quiere vivir libre de minería.

La popularidad anti-minera que ha rebasado por mucho a los pocos pro-mineros, es el resultado del trabajo en varios frentes contra diversos proyectos, cuyas vertientes de acción van desde informar a pie sobre los devastadores efectos de la minería, con el uso de redes sociales, en eventos culturales y, por supuesto, en las protestas que se han realizado. Por otro lado, los grupos más organizados han investigado sobre las legislaciones relativas al establecimiento o restricción para emplazamientos mineros, sobre todo en Áreas Naturales Protegidas o Reservas de la Biósfera, y han informado a la sociedad acerca de las leyes que protegen su hábitat y aquellas que lo afectan, lo que ha derivado en una participación civil más activa en el conflicto minero.

También te podría interesar: UNAM: ¿La Máxima Casa de la Violencia?

A pesar de ello los pequeños grupos pro-mineros, manejados por grandes corporaciones, no han cejado en impulsar la mega minería tóxica, al igual que las otras pequeñas minerías, bajo falsas banderas como: “minería sustentable” o “minería responsable”… Podrían llamarla minería humanamente caritativa, eso no va a cambiar la animadversión de los sudcalifornianos. Cuando los “pro-mineros” se han manifestado se han evidenciado el acarreo y las dádivas otorgadas a los “manifestantes”, la mayoría gente de zonas humildes, susceptible de ser “convencida” de arengar sin saber el porqué, claro, motivada por ofertas de miles de empleos bien pagados; la eterna promesa del “progreso y el desarrollo”, que al final los empresarios mineros siempre rompen. Sudcalifornia no necesita esa ilusión, su vocación es el turismo, sustentado gracias a su naturaleza, a su Estado casi virgen, a su belleza del paisaje. Al menos, en el Sur del Estado muchos de los atractivos turísticos y la sustentabilidad económica dependen de la más importante reserva y fuente de agua dulce: la Sierra de la Laguna, la que pondría en riesgo el proyecto de mega minería tóxica Los Cardones.

La lucha social y legal se ha dado durante años. El movimiento anti-minero ha engrosado sus filas, así lo han demostrado las manifestaciones del pasado lustro, incluida la masiva reunión con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el lunes 17 de septiembre en La Paz, en la que más de 3 mil personas le exigieron un pronunciamiento determinante contra la minería tóxica, que incluye Los Cardones; la minería submarina que quiere ser operada en el Golfo de Ulloa; y otras de menores efectos mediáticos. Ni el discurso de agradecimiento de AMLO, ni su plan de trabajo y proyectos para la entidad, ni siquiera el “no les voy a fallar” desviaron el grito de “no a la mina” que invadió la asamblea popular.

Manifestación en visita de AMLO a La Paz, septiembre de 2018. FOTOS: Gladys Navarro.

La gente quería escuchar un contundente no a la minería, una promesa de blindar al Estado contra una de las industrias más letales… López Obrador no complació a la masa, pero hizo mucho más que otros ante los reclamos, dijo: “…lo de la mina lo va a decidir el pueblo…”. Planteó una consulta ciudadana para legitimar la lucha anti-minera. Y sí, es cierto, el pueblo ya decidió, eso ha quedado claro desde hace años, sólo tendría que mostrar el músculo otra vez, así como lo hizo en la firma del Pacto de Todos Santos, cuando tomó las calles de Cabo San Lucas y bloqueó carreteras, cuando protestó frente a TV Azteca. La consulta puede ser un arma poderosa para no sólo detener el proyecto Los Cardones, sino para adelantar el blindaje de Sudcalifornia contra la minería, pero eso dependerá del tamaño de la participación ciudadana.

Manifestantes apoyando el Pacto de Todos Santos. FOTO: Roberto Galindo.

Protesta afuera de TV Azteca en La Paz, 2015. FOTO: Roberto Galindo.

Protesta ciudadana en Cabo San Lucas, 2015. FOTO: Roberto Galindo.

Protesta durante foro de presentación de la minería submarina en Ciudad Constitución, 2015. FOTO: Roberto Galindo.

En asuntos tan delicados la política no puede ser ejercida del grito a la promesa y de esta a la ley para la complacencia del manifestante, como esperaban muchos, los que hoy inundan las redes con su decepción de quien aún no es Presidente en funciones. Además de que en el tema minero la decisión no sólo es del titular del ejecutivo, intervienen los poderes federales, sí, pero a través de diversas instancias, como la Semarnat, entre otras que al amparo de leyes a modo o manipulación de éstas han concedido permisos parciales a Los Cardones, como la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA); o como el Cabildo Municipal de La Paz —el priísta, el de la legislatura pasada—, que violentando los procedimientos otorgó un cambio de uso de suelo a la empresa Desarrollo Zapal, mismo que fue negado en diferendo legal por el Cabildo panista actual. La ley no es tan digerible en beneficio social, es trocable, manipulable y en algunos casos benéfica para determinados aspectos de proyectos tan perniciosos como el que nos ocupa. Por lo anterior, la consulta ciudadana podría evolucionar una lucha de años, esa que se ha topado una y otra vez con autoridades y gobernantes que han favorecido a intereses ajenos a la entidad.

AMLO dijo: Y de una vez, para no andar con rodeos, lo de la mina lo va a decidir el pueblo de Baja California Sur… …vamos a ser respetuosos, de verdad, del estado de derecho, pero siguiendo todo el procedimiento, vamos a consultar a los ciudadanos, va a ser muy sencillo, voy a mandar a hacer una encuesta a Baja California (Sur) y el pueblo va a decidir sobre este asunto… Y ante el insistente grito de “ya lo decidimos” reviró: “Sí, pero no aquí, lo vamos a definir con una consulta para darle toda la legitimidad…”. Ahí está el anhelado “no a la mina”, pero menos romántico y subversivo de lo que esperaban muchos. De obtener una victoria abrumadora en la consulta se podría obligar a los diferentes niveles de gobierno a aprobar la iniciativa de ley ciudadana anti-minera que apenas hace unas semanas se discutía con el Secretario de Gobierno Estatal. Claro que la consulta no implica dejar de avanzar por el lado legal, ambas luchas pueden conciliarse, por ejemplo el 20 de septiembre pasado Lucía Trasviña, legisladora de Morena, presentó una propuesta de iniciativa de ley al respecto en el Senado de la República.

La respuesta de AMLO no fue obligada por los reclamos, ya se sabía que los manifestantes corearían el “no a la mina”. Era evidente que la asamblea se volvería el principal escaparate de la protesta anti-minera. Y aunque a muchos les pese, un Presidente elegido democráticamente, no puede y no debe mostrarse autoritario en sus decisiones, por más que se defiendan los Derechos Humanos más básicos. Que las leyes y la política se impulsen desde la plaza pública es maravilloso, pero la transformación de ideales y luchas en hechos se deben hacer en democracia y legalmente, eso implica la consulta ciudadana y el proceso legal que ya se está dando. Esas transformaciones no se deben hacer al grito de guerra, pues empezaríamos a deslegitimizar al que tal vez sea el Presidente más legítimo en décadas. Y si como algunos dicen, la consulta ciudadana sólo es valorativa y no efectiva, si todo depende de las leyes y de los legisladores, entonces ¿por qué exigir al presidente electo una solución si las leyes ya nos protegen? Sólo recuerden que antes ningún otro político del tamaño de AMLO nos tomó en cuenta para decidir un futuro sin minería.

Las consultas ciudadanas son para privilegiar la decisión de la gente, incluso por encima de los llamados intereses de la nación, que muchas veces son simulados; el asunto, es que los candados que han sufrido consultas pasadas —como la que se llevó a cabo en referencia a las reformas energéticas—, deberán ser removidos en los congresos, en los que ahora Morena tiene mayoría; de acuerdo a AMLO eso se hará a petición expresa de él una vez que tome posesión y mande la iniciativa correspondiente. No es momento de rechazar diferentes caminos de lucha, ni de dividir objetivos comunes en lo que se avizora como una democracia participativa. En este sentido será fundamental que las agrupaciones anti-mineras se involucren en la consulta ciudadana, en su organización, sobre todo en el tipo de cuestionamientos a ponderar. No es momento de dividir, sino de sumar y de redoblar esfuerzos. O qué, ¿creyeron que AMLO les iba a decir a todo que sí o no, dependiendo su postura?

Caravana de protesta en La Paz, 2015. FOTO: Roberto Galindo.

Protesta afuera del Palacio de Gobierno del Estado en La Paz, 2018. FOTO: Roberto Galindo.




Imprecisiones sobre la violencia escolar. No se llama así, se llama bullying

FOTO: Animal Político.

Colaboración Especial

Por Xire Gal

 

Cabo San Lucas, Baja California Sur (BCS). La mayoría de las y los que nacimos antes de 1995 sobrevivimos los tortuosos años de la educación escolar sin escuchar la palabra bullying. Seguramente fue una sorpresa descubrir que la bipolaridad sufrimiento-placer que a diario vivíamos, dentro y fuera del salón de clases, por fin tenía nombre. Porque anteponiendo la honestidad, hay que sincerarnos, a veces fuimos victimas a veces victimarios, en menor o mayor medida, ¿o no? Todo dependía de una serie de factores azarosos que en el fondo suplicábamos se acomodaran de tal manera que nos permitieran ser como esos guardias que en el fascinante cuento, del filosofo J. P. Sartre, titulado El Muro, gozaban torturando a los presos mientras los interrogaban. Y siempre que estábamos del otro lado, cuando nos tocaba ser como los presos, nos consolábamos pensando igual que Pablo lbbieta, personaje que narra los hechos del cuento: Estos dos sujetos ataviados con sus látigos y sus botas, eran igualmente hombres que iban a morir. Poco después que yo, pero no mucho más.

Al parecer el hombre blanco y angloparlante, de nueva cuenta, fue el valiente y osado aventurero que  descubrió y bautizó, con la precisión que sólo él posee, la crueldad del ser humano, más específicamente esa que ocurre en las escuelas. Al fin podemos redimir nuestros pecados confesando con precisión lingüística: “hicimos bullying”, o bien, convertirnos en mártires: “padecimos bullying“. Lo que quiero decir es que desde antes de que esa palabra inglesa se popularizara ya se hablaba de violencia escolar, pero parece que tal concepto, al parecer imperfecto por ser en castellano, nunca tuvo la fuerza que hoy día tiene el término inglés. Y no deja de sorprenderme que los especialistas en la materia  siempre usen bullying y no violencia escolar. ¿Lo hacen por moda o por precisión conceptual?

También te podría interesar: ¡No se dejen engañar! Justicia Federal no autoriza uso de suelo a minera

Puede ser que el concepto de violencia escolar, sea inexacto, pero si pensamos con Nietzsche ningún idioma se salva de la inexactitud, en esto fue claro Los diferentes idiomas, reunidos y comparados unos a otros, muestran que con las palabras no se llega jamás a la verdad ni a una expresión adecuada, pues, de lo contrario, no habría tantos. Entonces, si todos los lenguajes cojean del mismo pie nada justifica que se use bullying por violencia escolar, al menos claro, que sea más por moda que por otra cosa, para no parecer desactualizado.

Hay que puntualizar algo antes que se distorsione lo que se quiere decir, pues nunca faltan los despistados: no es tanto que se reproche el uso de una palabra inglesa (nótese que se dijo “no es tanto”, por lo que sí hay algo de reproche al respecto) sino, más precisamente, dejar bien en claro que no se trata de un tema actual. Me temo que es tan antiguo que se puede encontrar hasta en el Viejo Testamento. Vamos, cualquier infante diría que lo que Dios y El Diablo le hacen al pobre de Job es bullying.

Lo que hace que se pierdan los cabales, al menos lo que hace que yo los pierda, es esa absurda pretensión que busca hacerlo un problema del siglo XXI. Los medios de comunicación así lo presentan, los especialista lo reafirman; luego, entonces, los/as niños/as y los jóvenes lo creen, y lo que es peor los padres y madres de familia entran en el juego, ¿en verdad a los progenitores se les olvida que ellos lo padecieron y que la mayoría salió medianamente bien librado?

Insisto, a lo que voy: la palabrita es nueva, el alcance mediático también, y hasta las consecuencias dan la impresión de serlo. Parece que hoy para muchos optar por el suicidio es la solución más viable. Sin embargo, cabe la posibilidad que siempre haya sido así, y que antes no se le prestara la atención que hoy se le da, lo que resulta en verdad preocupante. Puede que sea cierto que nunca sea tarde para enfrentar un problema, pero se imaginan todo lo que se ha desatendido por la falta de atención al tema. Cuántos adultos de hoy viven soportando las secuelas de una infancia en la que era normal la violencia escolar, y cuántos no llegaron a ser adultos a causa de ella. Pero en fin, demos gracias que se descubrió el bullying, y ya nadie puede ignorar esa particular manifestación de violencia.

¿Los escritores también?

Como antes dije, el tema de la violencia durante la edad escolar no es nuevo, y nadie nos salvamos de ella, ni siquiera quienes se abrían de convertir en dos de nuestros más reconocidos escritores.

El primero de estos escritores es el del ilustre Alfonso Reyes. En el tomo IX de sus Obras completas, editadas por el Fondo de Cultura Económica, hay un breve texto que se titula APODOS. Reyes inicia el escrito así: La infancia va acompañada de una cierta crueldad; con estás primeras palabras  (que parecen a la vez un lamento), más el titulo, uno puede aventurarse a suponer de que va el texto. Con la fluidez que caracteriza su prosa, el escritor nuevoleonense hace una descripción de los efectos que trae consigo el uso de los apodos. Para ello, se apoya de la literatura, de vivencias personales y de otras contadas por conocidos. Llama la atención que no se censura y admite su participación como agresor, dice: En mi infancia le llamábamos a un muchacho ‘la chachalaca’, por su modo de hablar, y a otro, por su color trigueño subido, ‘el güero color de urraca’. Lo que omite confesar en el texto es cómo le apodaban a él, ¿acaso lo habrá olvidado? Apuesto que no, pero para que dar material para bromas a los amigos.

Reyes hace una observación interesante en su texto. Dice: El niño es indiferente al daño que causa cuando aplica un apodo que es la caricatura de algún defecto visible. Pero también el que recibe el apodo lo toma con indiferencia. La primera parte la usaré como referencia más adelante. De la segunda pregunto lo siguiente: si el niño que recibía el apodo, que bien pudiera ser otra forma de violencia, era indiferente a sus efectos en aquellos años de infancia de Reyes, por qué parece que en la actualidad los niños parecen ser más vulnerables a los embates de sus compañeros, ¿qué fue de esa protección que brindaba eso que Reyes llama indiferencia y que a muchas y muchos nos ayudó a soportar la crueldad de la infancia? Mamá y papá tendrán algo que ver, no creo, que atrevido siquiera plantearlo.

El segundo caso lo encontré relatado de manera indirecta por Guillermo Sheridan en un breve texto de su blog en línea que difunde la página web de la Revista Letras libres. El tema que trata Sheridan es… Adivinen, así es la violencia escolar. La fecha del escrito es del 4 de diciembre de 2014 y en él escribe acerca de un video que se hizo viral en la Internet. El video muestra como una niña de nombre Angelina es brutalmente agredida, de forma física, por otra niña de nombre Rosa, además de las agresiones verbales (insultos y burlas) que ejercen otros jóvenes. Al parecer la violencia se deriva por un claro y lamentable racismo, al ser Angelina de ascendencia indígena. Después de dar su opinión, y ya casi para finalizar, Sheridan escribe:

Según el doctor Guillermo Haro y Paz, su primo Octavio fue repetidamente víctima de bullying en el Colegio Francés del Zacatito. Cuando ingresó a primer año “los niños lo molestaban y golpeaban” porque era “bonito y atildado” y le causaron “muchos sinsabores”. Guillermo, que era dos años mayor, lo defendía pero Octavio “tuvo que pelear muchas veces”. Y es curioso, porque era un hostigamiento que también emanaba del lodo racista, pues sus compañeros lo acusaban de extranjero.

Octavio Paz como Angelina sufrieron por el siempre presente racismo que invade, como dice Sheridan, la mala consciencia mexicana (tan racista que abraza cualquier causa que la enmascare un poco). Entonces, si el motivo de la violencia en estos particulares casos (el de Angelina y el de Paz), que fácilmente pueden coincidir con otros miles, es el racismo deberían ser combatidos como tales, es decir, como actos racistas. He aquí un problema serio, pues una de las consecuencias del usos frecuente he indiscriminado de la palabra bullying es su trivialización; entonces, si cada caso de violencia escolar se etiqueta con dicho anglicismo se corre el riesgo de que las y los mismos estudiantes le resten la importancia que debería tener, a consecuencia de este uso trivializado. Colegas ¿acaso no les ha tocado que un/a alumno/a les diga que le están bullyando porque le pusieron una calificación reprobatoria? Espero que con este ejemplo ilustre el punto, sino pues…

La moral en el niño

Antes dije que abordaría con mayor detalle la observación de Alfonso Reyes sobre la indiferencia que al parecer los niños tienen del daño que causa su habito de caricaturizar lo defectos de sus pares a través de los apodos, ahora es el momento. Determinar si un comportamiento es bueno o malo es un juicio que recae en la consciencia moral de la persona. Tarea de suyo bastante compleja para un adulto, cuanto más para un niño en un estadio de desarrollo cognitivo distinto al de aquel. Tiene razón Reyes cuando dice: No nos atreveríamos hoy a seguirles llamando así (se refiere a los apodos), a gritos, en mitad de la calle y delante de todo mundo, a los adultos que han crecido de aquellos niños. Claro que nos atreveríamos, porque el adulto tiene la capacidad para juzgar sus actos por el acto mismo, gracias al desarrollo alcanzado en su consciencia moral que media su comportamiento, algo que la niña y el niño apenas está estructurando.

El desarrollo de la consciencia moral en el niño es análogo al desarrollo del pensamiento y el lenguaje. El psicólogo Jean Piaget se dio a la terea de estudiar dicho desarrollo y llegó a conclusiones en verdad dignas de ser consideradas por los padres, madres, profesores, y todo aquel que intervenga en la educación formal e informal del infante, aunque para ello se debe hacer un ejercicio complicadísimo: leer a Piaget.

El infante crece en un mundo que restringe a diario su comportamiento, sin siquiera ser, todavía, capaz de saber el por qué. Por ello dice Piaget: las primeras formas de la consciencia del deber en el niño son esencialmente formas de heteronomía. El infante tiende a considerar los deberes y valores como subsistentes en sí mismos, independientes de la conciencia y como obligatoriamente impuestos. A esto el psicólogo suizo lo llamó realismo moral, el cual presenta tres caracteres: primero, que debe ser heterónomo, en otras palabras, las reglas no son elaboradas en la consciencia del infante sino que vienen del exterior, por lo que define si un comportamiento es bueno o malo es la sujeción a la regla; segundo, se debe seguir la regla al pie de la letra y no en espíritu, sin embargo, advierte Piaget, hay una heteronomía que insiste en el espíritu de estás, lo que ya no sería una actitud realista sino que tiende a la racionalidad y la interioridad, lo que hablaría de un desarrollo moral en el niño; y tercero, el realismo moral trae consigo una concepción objetiva de la responsabilidad, con objetiva debe entenderse que viene de fuera.

El comportamiento moral inicia concibiendo las reglas al pie de la letra y definiendo el bien sólo a través de la obediencia, luego el niño empezará, efectivamente, por evaluar los actos no en función de la intención que los ha desencadenado, sino en función de su conformidad material con las reglas planteadas. Lo que esto quiere decir es que el infante en un primer momento juzga sus actos en función de su relación directa con los objetos, no por las intenciones. Por ejemplo, el infante, hasta cerca de los nueve años, considera que es más “malo” romper quince vasos por descuido que romper uno por desobedecer una orden. No será hasta después de los nueve años que se pase a una etapa de responsabilidad subjetiva, en la que los actos empiecen a ser juzgados no por su relación con lo material sino por la intencionalidad con los origina. Esta capacidad para juzgar subjetivamente, es la necesaria para evaluar los actos morales, por ejemplo evaluar si es bueno o malo golpear a un/a compañero/a.

Lo interesante en el estudio de Piaget es que llega a una hipótesis que viene al caso que vengo planteando. Resulta que encuentra que hay infantes que en edades tempranas dan respuestas de responsabilidad subjetiva, por lo que plantea que las evaluaciones basadas en la pérdida material son solo un producto de la presión adulta reflejada a través del respeto infantil más que un fenómeno espontaneo de la psicología del niño.

¿Qué implicaciones puede tener esta imposición? En realidad muchas, la más importante para el caso de la violencia escolar es que si los infantes o los jóvenes ponderan sus actos comportamentales por consecuencias materiales y no por intencionalidad se puede inferir que si el acto no causa un malestar material, por ejemplo un castigo, como quedarse sin recreo o sin celular por una semana, el sujeto que lo realice no discernirá si hizo bien o mal en sentido moral, por tanto volverá a repetir el comportamiento una y otra y otra vez, de tal suerte que cuando llegue el castigo, le será dificil revalorarlo desde un criterio moral. Interesante, ¿no?




¡No se dejen engañar! Justicia Federal no autoriza uso de suelo a minera

FOTO: Roberto E. Galindo Domínguez.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). No se deje engañar: la Justicia Federal no reconoce ni avala ninguna autorización de uso de suelo a la minera. El amparo otorgado a la minera, es única y exclusivamente para el efecto de que se respete su garantía de audiencia y seguridad jurídica.

El amparo se otorgó para ese efecto, porque el  acuerdo 2 del punto Tercero de la Primera Sesión Pública Extraordinaria del actual Cabildo, se desconoció la Sesión del Cabildo anterior en la que supuestamente se otorgó el supuesto permiso de uso de suelo a la minera, pero ese desconocimiento, no se fundó ni se motivó.

También te podría interesar: El ECOPLÁN

¿Qué significa?

Que en caso de que la minera pretenda hacer valer su autorización apócrifa, el Ayuntamiento de La Paz, para sostener su negativa de reconocimiento, deberá fundar y motivar su resolución, dando a la empresa —previamente— la garantía de audiencia, esto es: escuchando los argumentos que invoque.

Estamos entonces en espera de que el Ayuntamiento —tanto el saliente como el entrante—, honren su palabra, y consecuentemente nieguen el uso de suelo a la minera, y para ello sobran elementos que funden y motiven la negativa.

¿Qué debemos hacer nosotros, desde la sociedad civil?

1.- Ignorar la mentirosa campaña mediática emprendida por la minera, con el apoyo de los medios de comunicación que se han prestado a ello. Esto de que “ganaron el amparo”, como pueden constatar, es sólo una verdad a medias, pues en esa resolución que les otorga el amparo para efectos, sólo se reconoció el derecho que tienen a ser oídos por la autoridad y que la autoridad deberá fundar y motivar su negativa. Es decir, la autoridad —como toda autoridad—, está obligada a respetar la garantía de audiencia y seguridad jurídica.

2.- Asistir a las convocatorias que se generan desde la sociedad civil, para exigir a nuestras autoridades municipales que NO reconozcan el apócrifo permiso de uso de suelo que la minera pretende utilizar.

3.- Manifestarnos de manera pública y masiva, dejando en claro nuestro total rechazo a la posibilidad de que en suelo sudcaliforniano opere la mega mimería de extracción de metales preciosos a cielo abierto, por ser tóxica, lesiva y depredadora.




UNAM: ¿La Máxima Casa de la Violencia?

FOTOS: Nuestro País / Noticieros Televisa.

Colaboración Especial

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los hechos violentos que se suscitaron el 3 de septiembre en Ciudad Universitaria (CU) en la Ciudad de México, en los que un grupo de porros atacó con excesiva agresividad a estudiantes de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco y Oriente, así como de algunas preparatorias, que se manifestaban pacíficamente afuera de la Torre de Rectoría, son una muestra de la alarmante descomposición de la vida al interior de la UNAM; ya que entre las demandas de los bachilleres están la eliminación de los grupos porriles, además de que querían evidenciar ante el rector Enrique Graue –dudo que no lo supiera antes–, la situación de inseguridad que viven al interior y en las inmediaciones de sus planteles.

La protesta en CU deriva de un conflicto previo en el CCH Azcapotzalco entre los estudiantes y la anterior directora del plantel, María Guadalupe Márquez, quien dimitió como consecuencia de éste. Las demandas de los de Azcapotzalco eran en un principio sobre mejoras de las condiciones académicas, pues han externado la falta de maestros y los grupos sobresaturados de hasta 60 alumnos, así como cobros indebidos y la eliminación de algunos murales estudiantiles ordenada por Márquez, este fue uno de los detonantes de las  protestas previas en ese CCH. Por su parte la principal demanda de los cecehacheros del plantel Oriente es el esclarecimiento del asesinato cometido hace unas semanas contra una de sus compañeras, quien fue vista con vida por última vez al salir del plantel, lamentablemente su cuerpo calcinado fue localizado en el Estado de México; este crimen es sólo uno de varios de los perpetrados contra estudiantes de bachillerato o licenciatura que se han dado en instalaciones de la UNAM o en sus inmediaciones.

También te podría interesar: La resistencia social sudcaliforniana contra la minería

En años recientes los casos de agresiones sexuales contra mujeres de la UNAM son cada vez más frecuentes. En febrero pasado se denunció el ataque a una estudiante en los baños del CCH Vallejo, el agresor era un trabajador de la cafetería del plantel. En marzo de este año una alumna de la Escuela Nacional de Trabajo Social fue violada en las baños de esas instalaciones. En agosto de 2017 se desató un escandalo en la Facultad de Economía, varias alumnas acusaron de abuso sexual a un estudiante y profesor adjunto, asunto en el que se señaló como encubridor al director del plantel. En el Estado de México la situación no es menos salvaje, en agosto pasado una estudiante de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán fue violada en la calle en las inmediaciones del Periférico en Naucalpan. En la FES Aragón los asaltos, el acoso y los ataques de diversa índole a la comunidad estudiantil son una constante.

Desafortunadamente los actos de violencia del 3 de septiembre y los mencionados arriba son sólo una muestra del crimen y la barbarie que se vive en las inmediaciones y al interior de la UNAM, donde la aparición de cadáveres supera la treintena en las últimas tres administraciones de la institución, lapso en el que se han reportado más de 300 ataques sexuales. Incluso desde hace unos años CU es una plaza de venta de drogas en disputa entre bandas criminales. Una extensa investigación de Zósimo Camacho sobre la crisis de inseguridad y violencia de los últimos años en la UNAM puede ser consultada en el portal de la revista Contralínea. La ineficacia de los últimos rectores para mantener una vida académica segura y aceptable queda evidenciada en el simple, pero contundente hecho, de que el auditorio Justo Sierra, renombrado como “Che Guevara”, de la Facultad de Filosofía y Letras lleve ocupado por diversos grupos desde 1999; un espació que ha sido separado de la vida académica al interior de la cede más importante de la UNAM. Aunque cabe mencionar que en un principio fue tomado por universitarios, cuando su renombramiento no podía ofender a nadie, pues el uso del espacio tuvo entonces un sentido de lucha por causas académicas y sociales durante la huelga estudiantil de ese tiempo; auditorio que hoy está usurpado y reducido a espacio habitacional y negocio por personas incluso ajenas a la Universidad, lo que ha sido sobreseído por los últimos tres rectores.

La situación de violencia que afecta a la UNAM es complicada debido a que en teoría la responsabilidad sobre la seguridad de los estudiantes y los académicos al interior de la universidad es de las autoridades escolares, de acuerdo con la autonomía de la institución; y la seguridad de los mismos una vez que dejan los planteles es responsabilidad de las autoridades municipales y estatales en el Estado de México y de las correspondientes en la Ciudad de México, ya que algunos de los planteles de la UNAM están emplazados en estas dos demarcaciones del área metropolitana. Lo cierto es que para resolver el problema universitario se necesitará de la acción de académicos, servidores públicos y corporaciones policíacas, además claro de los estudiantes.

Las paradojas de la vida y la incompetencia de las autoridades son evidentes en la Máxima Casa de Estudios, ya que los cecehacheros se manifestaron pacíficamente para denunciar, entre otras cosas, la presencia y acción de grupos porriles en la UNAM y en plena plaza de la Torre de Rectoría fueron atacados por porros con palos, piedras, bombas molotov y petardos, ahí bajo la mirada del rector Enrique Graue, quien se encontraba en el edificio, volaron envases de caguamas como balas de cañón, explotaron petardos, se incendió el suelo universitario con una bomba molotov y fueron acuchillados, cercenados, pateados y golpeados los universitarios más jóvenes, que fueron hasta ahí para pedir ayuda a Graue, pero la inacción del rector y de Auxilio UNAM fue contundente, aunque estos últimos no dejaron de dirigir el tránsito, obviamente obedeciendo órdenes.

La reyerta del 3 de septiembre es un asunto de la mayor relevancia, debido a que no sólo es una muestra del iceberg de violencia que se vive en la Máxima Casa de Estudios, ya que lo que sucede en nuestra universidad es una extensión de lo que acontece en la Ciudad de México y en el país. Aunque la actuación de grupos porriles en contubernio con algunas autoridades de diversos planteles, o como brazo represor de grupos políticos ajenos a la institución, no es nada nuevo. Es inadmisible que en la principal cede de la UNAM, afuera de la Torre de Rectoría se den golpizas a estudiantes. En cuanto a otros crímenes ocurridos al interior de las instalaciones universitarias y en las inmediaciones de estas, además de presionar al Rector, la demanda de esclarecimiento y solución deberá también ser extensiva y permanente para Claudia Sheinbaum, quien está apunto de tomar protesta como Jefa de Gobierno de la CDMX, pues difícilmente la administración saliente va a entregar resultados definitivos en dos meses. En cuanto al Estado de México, con la truculenta administración priísta que lo rige, será difícil resolver algo en una entidad en la que no se sabe a quién temer más, si a los delincuentes o a las autoridades. Aquí cabe exponer que las unidades de transporte que trasladaron a los porros hasta CU partieron de suelo mexiquense.

Por su parte en la UNAM de no haber un acto enérgico, efectivo y definitivo contra la violencia y la inseguridad que aqueja a la institución, los paros y protestas podrían escalar hasta pedir la dimisión de Graue y derivar en un conflicto prolongado. La expulsión de algunos de los “seudoestudiantes” identificados como pertenecientes a los CCH de Azcapotzalco y Naucalpan, a las FES Cuautitlán, Zaragoza, Acatlán e Iztacala, así como a las Facultades de Filosofía y Letras e Ingeniería contradicen los dichos del Rector de que los grupos de choque son ajenos a la universidad; la violencia aunque sea impulsada desde afuera de la institución está, desde hace mucho tiempo, bien representada al interior de la misma. Hay videos y fotografías donde aparecen los flagrantes agresores, así que ni para las autoridades de la UNAM, ni para las de la CDMX hay excusas para no proceder en contra de los criminales, pero aún eso no resolverá la grave crisis que atraviesa la UNAM.

A 50 años del movimiento estudiantil de 1968, que se detonó tras un pleito en el que estuvieron involucrados porros –las causas van más allá de una trifulca callejera–, es muy peligroso que se repitan incidentes violentos y más aún cuando estos se han dado a las puertas de la Rectoría de la UNAM. De no haber una acción inmediata y contundente por parte del Rector y de las autoridades de la Ciudad de México el conflicto puede crecer y desestabilizar no sólo a la UNAM. Es posible que la acción de los porros más allá de ser una tarea planeada, como ya ha dicho el Jefe de Gobierno de la CDMX, José Ramón Amieva, pueda ser una maniobra orquestada por grupos externos a la universidad, pero que mantienen operadores violentos insertos en ésta o que pueden servirse de ellos con la intención utilizar a la institución para afectar a otros intereses y grupos, pues estamos en un momento político crucial para la nación, en el que de no solucionar el conflicto universitario pronto y de raíz, éste podría también desestabilizar la transición política a que estamos asistiendo. Pero independientemente de los cambios en las administraciones capitalina y federal los porros deben desaparecer, los ataques sexuales y los asesinatos al interior de la universidad deben ser esclarecidos y no deben suceder más, eso deberá ser consigna y acción de Graue, de lo contrario la UNAM corre el riesgo de convertirse en la Máxima Casa de Violencia del país.




Raúl Cota, Rolando Placier y Aletse Almada: la terna para dirigir el IMC

FOTOS: J. R. Fernández.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Raúl Cota Álvarez, Rolando Faraón Placier Castro y Aletse Toledo Almada conforman la terna de aspirantes a dirigir el Instituto Municipal de Cultura (IMC) de La Paz, en el próximo Ayuntamiento de La Paz que encabezará el presidente electo, Rubén Muñoz Álvarez; José María Avilés Castro, quien formará parte del próximo Cabildo y uno de los responsables de la Consulta Ciudadana en la que se eligieron estas tres propuestas, dio a conocer esta información.

La Consulta Ciudadana para elegir a quien ocupará la Dirección del IMC se llevó a cabo este sábado 8 de septiembre en el casino Bellavista de esta capital; las personas empezaron a llegar a las 8:30 de la mañana y hacia las 10:45 horas, aproximadamente, inicio la asamblea, contándose con la presencia de los integrantes del próximo Cabildo de La Paz y el Alcalde electo.

También te podría interesar: ¿Quiénes serán los próximos en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres?

Los aspirantes fueron diez: Aletse Toledo Almada, Carmen Lugo Molina, Reyes Guadalupe Cota, Andrés Loreto Pérez, Julio César Ibañez, Manuel del Riego Santos, Rolando Placier Castro, Jorge Eloy Terán Torrez, Sandino Gámez Vázquez yRaúl Cota Álvarez. Cada uno tuvo cinco minutos para exponer sus principales propuestas, y posteriormente, respondieron diez preguntas del público asistente.

Debido a que el evento se extendía y arremetía un fuerte calor —habría alrededor de 600 votantes—, se omitió la parte de preguntas entre los mismos aspirantes, pasando a ejercer la votación aquellas personas que presentaron su credencial de elector a la puerta y se les dio una pegatina con la que obtuvieron su papeleta; allí mismo se realizó la votación y se dieron a conocer los resultados.

Con 190 votos, Raúl Cota Álvarez fue uno de los primeros seleccionados por número de votos, y Rolando Farón Placier Castro, con 172 votos, fue el segundo; por parte de los mismos aspirantes, quien resultó electa fue Aletse Almada Toledo,  con cinco votos —cabe destacar que ella había obtenido el tercer lugar en los votos generales con 152 votos. Destacaron en el conteo también, los 136 votos para Reyes Guadalupe Cota y 120 para Sandino Gámez Vázquez.

De esta manera, queda conformada la terna que contenderá por la Dirección de Cultura Municipal de La Paz, y será el 27 de septiembre, día de la toma de posesión de Rubén Muñoz Álvarez, cuando el Cabildo informe oficialmente a quién de los tres ocupará el cargo.