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La evolución de la lengua no se da por decretos grupales

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cada que leo en las redes esos memes que sentencian “no se dice así sino asá”, me da risa en principio, pero luego pienso que es una intención válida por preservar la lengua española. A veces somos tan puristas que entramos en francas disputas por lo que debe ser y lo que no. El uso de la lengua no es estático, sino que se va transformando con los hablantes y nunca las palabras serán las mismas cuando son tocadas por la influencia de otras lenguas, además de las formas dialectales de cada región.

Un dialecto no es una lengua, sino la variación de esta, asociada a las costumbres y tradiciones de un lugar o lugares particulares. Dentro del dialecto de pronto surgen propuestas lingüísticas vinculadas a ideologías, religiones, formas propias de hablar: son los idiolectos, o el modo particular que tiene un individuo de expresarse, llegando a crear neologismos que tienen que ver con la manera en que mira el mundo y su realidad. Una lengua, pues, no se detiene nunca, siempre está evolucionando espiralmente, y aunque puede haber el regreso de arcaísmos, estos se adaptarán a la época donde se pongan de moda.

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Cuando nos corrigen se dice o se escribe así, en realidad no sólo se está exigiendo que seamos correctos en el uso de la lengua, sino también demostrando una parte de nuestro carácter estricto y la poca tolerancia que tenemos con los demás. Asimismo, esa corrección puede resultar muy provechosa. El latín no tenía una gramática como las modernas, lo cual explica su desaparición y el nacimiento de sus lenguas hijas como el español. Algunos latinos intentaban preservar su idioma creando manuales de corrección tipo se escribe así y no así sin mucho éxito, como ya sabemos. No obstante, esos manuales hoy en día son verdaderas joyas porque los lingüistas pueden observar la evolución del latín fijándose en “cómo no se dice” y no tanto en la norma prevaleciente o la culta. Ese “como no se dice” es lo que nos permite ver el salto evolutivo de una palabra.

Las palabras no son sólo criaturas literarias inermes colocadas inteligentemente en libros. La escritura sólo es parte del proceso de adquisición del lenguaje y la desaparición de las tradiciones orales, las que se pasaban de boca en boca. El surgimiento de la escritura permitió que no se perdiera mucho del conocimiento humano y la gramática permitió que las lenguas no murieran. Y, aun así, con todo y gramáticas, las lenguas siguen su paso sin detenerse.

En el camino se van enriqueciendo de otras culturas, de tal modo que nunca son las mismas con el paso de los años. Por eso, cuando surgen voces que reclaman que digamos de este modo y no del otro, ya sea por cuestiones raciales, genéricas o de clase, la lengua es un organismo que no respeta las reglas efímeras de los deseos, sino que tiene sus propios cauces y nunca asumirá como definitiva una idea gramatical o un vocablo. Exigir que escribamos y digamos “todes” —una forma idioléctica— para designar un neutro que abarque a hombres y mujeres porque el todos de la evolución histórica de la lengua es machista, no garantiza que dentro de cien años seguiremos diciendo “todes”; es muy probable que se transforme en otra cosa precisamente porque la lengua no se estanca.

La lengua es independiente de nosotros y al mismo tiempo somos su reflejo. Se entienden los intentos de las sociedades que quieren usar palabras para cambiar sus pensamientos anquilosados en los prejuicios de clase, grupos, géneros y orientaciones sexuales, pero nada puede ser fijado en un para siempre cuando se refiere a la evolución de las lenguas. No digas OK, mejor di está bien; No digas accesar, mejor di acceder, son de las muchas formas en que corregimos, pero pocas veces nos detenemos a observar que tarde o temprano lo que decimos de forma dialectal pronto se convertirá en norma y nos olvidaremos de lo que era correcto. La lengua vulgar es la que lleva la batuta siempre y no la culta, aunque la culta sea la que alimenta a los pueblos de ideas y pensamientos y nos haga grandes como seres humanos.

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Los saqueadores del erario municipal

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Llegaron al poder enarbolando la bandera de la lucha frontal a la corrupción, y ofertaron la “ciudadanización” de la contraloría municipal, pero tan pronto asumieron el encargo público, olvidaron su promesa, nombraron como Contralora municipal a su jefa de campaña, y continuaron con la añeja y tolerada práctica de vender el patrimonio territorial municipal, en beneficio de sus bolsillos y de fraccionadores y “desarrolladores” inescrupulosos, en grave detrimento del erario municipal y de la sociedad paceña, que pierde en cada venta de predios donados, espacios de convivencia, recreación y saneamiento ambiental.

Pese a que la lucha contra la corrupción es la cantaleta que más se repite en el eje discursivo de nuestros políticos, y que incluso hemos suscrito tratados internacionales sobre el tema, en los hechos, los ciudadanos vemos como todo ese afán propagandístico y de simulación legal es letra muerta, pues en la práctica, no hay un esfuerzo real por combatir de raíz la corrupción, y en ese proceso de falsa retórica, es el mismo político que promete combatir la corrupción, el que la pone en práctica.

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La lucha contra la corrupción solo será realidad, el día en que los ciudadanos, los de a pie, los que pagamos impuestos, los que no tenemos aspiraciones políticas, dejemos la pasiva actitud atávica de ser simples espectadores, y asumamos el compromiso histórico de ser actores en el proceso de combate y erradicación de la corrupción e impunidad con que operan aquellos que alcanzaron con falsas promesas el poder público, sólo para servirse del mismo, en perjuicio de la función pública, el interés social y el erario.

Solo será realidad el combate a la corrupción, el día en que desde la sociedad civil nos organicemos para combatirla, y si bien no existe en el texto constitucional un concepto jurídico que la defina, fundamentalmente por tratarse de un concepto sociológico, en el discurso político y en la propuesta que genera la normatividad que rige la vida del Estado, se ha ubicado la interpretación y el combate a la corrupción, en el campo de la aplicación del derecho penal, a través de diversas figuras delictivas, cuyo común denominador es la protección del erario y del buen funcionamiento del servicio público. Es así como surgen los diversos tipos penales que sancionan con cárcel, inhabilitación y multas las conductas que a criterio del legislador, transgreden el servicio público y lesionan o ponen en peligro el erario.

Contando entonces con el marco legal mínimo indispensable para ello, los ciudadanos deberemos constituirnos en órganos de control, asociándonos para formar una o varias contralorías ciudadanas, ajenas a las instituciones públicas, políticas o religiosas, desde las cuales, atendiendo estrictamente a intereses gremiales legítimos, vigilemos el quehacer gubernamental.

La estructura de la contraloría ciudadana debe partir desde las asociaciones vecinales hasta las organizaciones profesionales y gremiales, con un solo objetivo, supervisar el actuar gubernamental, denunciar y perseguir cualquier acto de corrupción.

Los mecanismos necesarios para prevenir, detectar, sancionar y erradicar la corrupción están al alcance de la sociedad, únicamente es necesario organizarnos y emprender con determinación la empresa.

Proponemos en estas líneas un sencillo ejercicio de contraloría ciudadana: sabemos por información publicada en las redes sociales, que el Ayuntamiento de La Paz ha vendido ilegalmente un terreno de donación, en la zona urbana de alto valor comercial turístico denominado “El Manglito”, recibiendo de manos de los voraces desarrolladores, trece millones de pesos (en abonos) a cambio de un predio de donación, cuya explotación comercial brindará a los particulares ilegalmente beneficiados, una ganancia superior a los doscientos millones de pesos.

Nuestra legislación proscribe ese tipo de operaciones, y su concreción actualiza un tipo penal de peculado, en el que unos pocos se benefician ilegalmente del erario municipal en perjuicio de la comunidad paceña, que pierde no sólo el elevado valor del activo inmobiliario, sino que pierde un espacio de recreación, esparcimiento, convivencia y saneamiento ambiental.

Reunida la documentación que acredite el hecho ilícito, presentaremos la denuncia ante el Agente del Ministerio Público. A partir de ese momento, invitamos a toda la ciudadanía que guste sumarse al esfuerzo, a que participe en la lucha por perseguir y sancionar a los malos funcionarios municipales que participaron en la ilícita venta, y los voraces empresarios desarrolladores que se benefician ilegalmente con la misma. Convocaremos a través de las redes sociales a diversas movilizaciones y acciones colectivas tendientes a buscar la sanción de quienes hoy ilegalmente se enriquecen y al tiempo buscan allegarse de recursos económicos para escalar en el cargo público, y desde la gubernatura, seguir saqueando al Estado.

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¿Título de propiedad, escritura pública o contrato de promesa de venta?

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Actualmente, bajo el slogan de “vivienda digna para todos”, el gobierno federal y estatal han creado una gran cantidad de programas de apoyo de vivienda para personas con poca capacidad adquisitiva. Como parte del proceso formal, se hacen estudios socio-económicos los interesados para analizar las condiciones en que viven con su familia, siendo el caso que las madres solteras o familias con miembros con alguna discapacidad son las que primeramente se canalizan; entre los apoyos brindados principalmente son los de piso firme, baños, recámaras adicionales, etc.

Desde hace algunos años, las instancias gubernamentales, una vez que se evalúan las condiciones de cada posible candidato al apoyo, solicitan algún documento legal donde el beneficiario compruebe que es legítimo propietario o posesionario del predio donde se aplicará el recurso económico; esta regla tan sencilla pero que resulta tan restrictiva para muchos, está fuertemente fundamentada ya que en tiempos pasados se realizaron viviendas o ¨pies de casa¨ en terrenos sin comprobación legal de propiedad, y en muchas ocasiones el beneficiario terminaba por abandonarla o traspasarla, sin respetarse el espíritu original de ayuda para una vivienda digna; quizá, como dicen, una vivienda regalada no se valora ni se cuida tanto, como cuando a la persona le cuesta trabajo comprarla. Este fenómeno se observaba más en las zonas rurales del estado, donde literalmente se quedaron viviendas abandonadas en el monte, y en algunas ocasiones en ruinas.

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Suele suceder que, cuando se pregunta a las personas si tienen un título o escritura de propiedad que avale su pertenencia sobre el terreno, surge la duda, ¿qué es un título o qué es una escritura pública?, ¿para qué sirven?  Y ¿cuál de los dos tiene más validez oficial?

En el caso de México y nuestro estado de Baja California Sur, aún quedan algunas dependencias gubernamentales que son propietarias o gestionan terrenos que son propiedad de ellos mismos; para que el gobierno pueda expedir a cualquier persona un título de propiedad, debe de comprobar que tiene todos los derechos sobre el terreno que se piensa enajenar. Es por esta razón que el título de propiedad siempre viene de una dependencia federal, que posee toda la legalidad y puede emitirlo; dichos títulos son comúnmente una hoja tamaño oficio de papel más grueso que el papel bond y viene como firma principal la máxima autoridad del gobierno, estado o municipio, aparte de otras firmas dependiendo de quien lo entrega.

Tenemos, por ejemplo, que a nivel nacional el Registro Agrario Nacional (R.A.N.), emite títulos de propiedad a personas o agrupaciones que adquieren o se adjudican terrenos de origen ejidal, y que previamente debieron haber pasado por las respectivas juntas del comisariado ejidal; otro ejemplo es la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (S.E.D.A.T.U.), quien emite títulos de propiedad a pequeños colonos o personas con muchos años en posesión de algún predio (mediante todo un proceso de adjudicación) y que presuntamente son territorios nacionales y no ejidales. En el caso del estado de Baja California Sur, los títulos pueden obtenerse desde el Instituto de Vivienda, principalmente, donde realizan proyectos de urbanización en terrenos provenientes de donación de algún fraccionador privado hacia el gobierno; en los municipios, la dependencia que se encarga de emitir títulos de propiedad es la Dirección de Asentamientos Humanos, a través del Departamento de Fundo legal, donde también se realiza un proceso a través del cabildo municipal y se acuerda otorgar terrenos a personas que así lo requieran.

Cuando el predio ya tiene un propietario particular, que lo adquirió previamente y tiene toda la documentación en regla y desea vender a otro particular o persona o agrupación, se deberá acudir ante una notaría pública y realizar una escritura pública; para este efecto, el notario le solicitará todos los datos referentes del vendedor, comprador y del bien inmueble a enajenar. El ente que está facultado para realizar el trabajo es un licenciado en derecho, que tiene patente de notario público en la entidad federativa donde reside. Dentro de la elaboración de la escritura pública pueden existir un sinfín de variantes, como compraventas, contratos de promesa de venta, donaciones, usufructos, rentas a tiempo definido, etc.

Hasta aquí nos hemos dado cuenta que tanto el título de propiedad como la escritura pública, tienen el mismo uso: comprobar la legalidad de la propiedad de una persona sobre un bien inmueble. Al haber entendido la importancia y la finalidad de estos documentos, la conclusión es que ambos documentos sirven para comprobar la legalidad, pero tienen distinto origen.

La diferencia fundamental recae en que un título de propiedad lo emite una dependencia gubernamental y, muy importante, solamente se expide una sola vez; mientras que una escritura pública es un documento que se elabora mediante notaría pública entre un propietario privado-particular que transfiere el dominio del bien inmueble a otra persona física o moral; es muy común que de un título de propiedad surja una o muchas escrituras públicas, las que sean necesarias mientras el bien esté cambiando de propietario, mientras que, como se dijo, el título una vez entregado por las oficinas de gobierno, ya no se puede cambiar. Los dos documentos tienen la misma oficialidad. Sucede a menudo que las mismas personas confunden el origen de ambos, y van a las oficinas de gobierno a querer tramitar unas escrituras públicas o van con el notario público a solicitar el título del bien que piensan adquirir

Ambos documentos deberán registrarse primero ante el Catastro Municipal, donde se le otorgará una clave catastral, para efectos del impuesto predial, y después los dos se tendrán que registrar en el Registro Público de la Propiedad. Y en ambas situaciones, entra un tercer documento no menos importante, muy relacionado con el título de propiedad y la escritura pública, y es el contrato de promesa de venta.

El contrato de promesa de venta, es un documento que contiene cláusulas con derechos y obligaciones entre el vendedor y el comprador; se puede decir que es un pre-documento oficial, donde por alguna razón el comprador no puede tramitar el título o no puede pagar los gastos de escrituración pública; también es común que un predio se pague en parcialidades y los contratos sirven para ir definiendo cómo serían los pagos y establecer que, una vez que se cubran todos los pagos convenidos entre comprador y vendedor, se eleve el contrato a la oficialidad ya explicada de los títulos o escrituras públicas. Otro comentario importante de señalar, es que el contrato de promesa de venta no faculta al comprador a vender el bien inmueble, sino que, mientras que el contrato no se ¨legalice¨, el comprador es el que tienen los plenos derechos de dominio sobre el predio.

Una mala costumbre que se tiene por parte de las personas que compran un predio a un particular o persona privada, es que terminan de pagar mediante el contrato convenido y no tramitan la escritura pública; esto, al paso del tiempo les puede ocasionar algunos problemas serios, como sucedería en el caso de una defunción del vendedor o un embargo hipotecario sobre los predios del vendedor.

Por tanto, la recomendación si se tiene un contrato de promesa de venta y ya se ha concluido con los pagos, es oficializar lo más pronto posible el traspaso de la propiedad a su nuevo dueño.

 

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noeperalta1972@gmail.com

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100 días de encierro. Crónica del hartazgo

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Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde que comenzó la cuarentena en México —oficializada como Jornada Nacional de Sana Distancia (JNSD)—  el 23 de marzo, han pasado ya cien días. Aunque las medidas de restricción de movilidad han variado según la autonomía estatal, lo cierto es que en mayor o menor medida, todos hemos sufrido un cambio de rutina que para muchos ha sido duro de sostener.

Para los mexicanos, todo comenzó el 28 de febrero, cuando el gobierno de la Ciudad de México confirmó al primer enfermo por COVID-19 en el país: una persona de género masculino que había viajado a Italia, donde se contagió. Desde ese momento, las autoridades y medios de comunicación comenzaron a monitorear y comunicar diariamente el avance de la pandemia en este país. Tuvimos el primer fallecido por esta enfermedad el 18 de marzo.

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En una primera instancia, la JNSD implicaba la suspensión temporal de las llamadas actividades no esenciales, dando inicio como un adelanto del periodo vacacional de Semana Santa para las escuelas y muchas oficinas de gobierno. Al día siguiente de iniciada, el gobierno federal decretó el comienzo de la fase 2 de la pandemia, tras registrarse los primeros contagios locales. En aquel entonces, se dijo que el confinamiento concluiría el 19 de abril. Las primeras preocupaciones de la población no se hicieron esperar, el turismo y la aviación fueron los sectores golpeados inmediatamente.

De inicio el gobierno federal manejaba un mensaje positivo, casi rayando la inconsciencia cuando el 19 de marzo el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) muestra una estampa como “escudo protector” ante la pandemia; el mismo fue captado en diversas ocasiones rechazando gel antibacterial o no respetando la “sana distancia” durante sus apariciones públicas. El mensaje era claro.

En esta primera etapa comenzaron los actos de pánico en algunos sectores de la población, entre los que fueron virales las compras masivas de papel higiénico y productos desinfectantes, iniciando la psicosis del desabasto en la población, que significó que personal médico tuviera serias dificultades para adquirir equipo de protección sanitaria y desinfección.

El 30 de marzo se catalogó al COVID-19 en México como emergencia sanitaria, la JNSA se alargó por primera vez al 30 de abril, para postergarse hasta el 30 de mayo. El 21 de abril inició la fase 3 del coronavirus en nuestro país, con un incremento notable en el número de contagiados y fallecidos.

Sin embargo, a pesar de que la pandemia se recrudecía, también fue en esta temporada que comenzó a ser evidente que un buen sector de la población no estaba dispuesta a sacrificar ciertas cosas no esenciales, con pandemia o sin ella. La escasez de cerveza, por ejemplo, fue un factor que desató aglomeraciones en los sitios que vía redes sociales informaban que aún contaban con este dorado líquido. Incluso, en su desesperación, murieron más de 130 personas por consumir bebidas alcohólicas adulteradas.

De igual manera, las fechas especiales de la temporada como el Día del Niño y el Día de las Madres, fueron motivo suficiente para que muchas personas decidieran dejar de lado las precauciones para organizar reuniones y festejos, aunque estuviera indicado no realizarlos. Por supuesto, esta conducta masiva derivó en un repunte de los casos de contagio por COVID-19.

Para el 30 de mayo, la JNSD oficialmente concluyó, aunque algunos municipios llamados “de la esperanza” —aquellos que no presentaron contagios—, dejaron la cuarentena y pudieron regresar a sus actividades cotidianas días antes, el 18 de mayo.

A partir del 1 de junio, México implementó un sistema de semáforo en los estados y municipios de acuerdo a su índice de contagios, este semáforo señala quienes pueden volver a las actividades y quiénes no.

BCS a la alza

Baja California Sur el 1 de junio regresó la actividad minera y de la construcción, con medidas sanitarias específicas, dando el primer paso hacia la “Nueva Normalidad”, aún a pesar que los contagios de coronavirus, lejos de disminuir, aumentaban. Para el 16 de junio, el Comité Estatal de Salud autorizó la reapertura de las actividades económicas no esenciales, incluyendo la apertura de playas y algunos espacios públicos, con un límite de aforo.

De nueva cuenta, tal como sucediera en abril y mayo, un amplio sector de la población decidió no cumplir con las medidas de seguridad y, en consecuencia, para el 18 de junio el número de contagios aumento al 100% en BCS, y el de fallecimientos un 34%.

El pasado fin de semana, en redes sociales se viralizó la evidencia fotográfica de que el límite de aforo de las playas no es respetado. En la vía pública se aprecian muchas personas circulando sin cubrebocas, y al asistir a los comercios muchos nos hemos visto en la necesidad de recordarle amablemente a otras personas que guarden su 1.5 metros de distancia.

Foto: Bismarck Moyrón

FOTO: Bismarck Moyron

A 100 días de iniciado el confinamiento, un sector de la población está en la calle sin protección y no por motivos prioritarios de trabajo, salud o alimentación. Todavía, circulan memes ridiculizando el hecho de que la curva no llega al famoso pico, cuando lo cierto es que no se alcanza este punto álgido de contagio porque a cada semana continúan en aumento los casos. Y aumentan porque seguimos repitiendo los errores de marzo, minimizando la pandemia. Repetimos los errores de abril y mayo, aglomerándonos e ignorando las medidas de seguridad sanitaria.

¿Qué más tiene que pasar para que tomemos conciencia?

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Mi hijo quiere estudiar Biología Marina. ¿Qué hago?

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SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 01 de junio de cada año se celebra el Día del Biólogo Marino, al menos en dos de los estados más reconocidos por ofertar esta carrera en México, Baja California Sur y Oaxaca. Al respecto, quien escribe estas líneas está muy satisfecha de haber estudiado Biología Marina y, como una forma de participar en la celebración anual, decidí abordar una reflexión sobre esta profesión que, para muchos, se encuentra entre el ensueño y la realidad.

En esta ocasión, sin embargo, el foco de atención no será la juventud entusiasmada con aprender, formalmente, acerca de la vida en los océanos, inspirados por los libros y películas de Jacques Cousteau, los relatos de John Steinbeck, o los documentales de National Geographic o Discovery Chanel; esta vez, me pareció interesante conocer cómo fue el encuentro con la idea de estudiar Biología Marina por parte de aquellos padres y madres que, como muchas otras personas, no tienen muy claro qué les depara a sus hijos al estudiar eso. Para ello, a continuación, presento las respuestas derivadas de un par de entrevistas que hice a Miguel, padre de Alejandra, y a Rosy, madre de Carlos, ambos con hijos titulados como biólogos marinos.

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Para efectos aclaratorios e incluyentes, las preguntas están redactadas sin distinción de género, utilizando alternativamente la palabra hija o hijo.

¿Recuerda la ocasión cuando se enteró que su hijo quería estudiar Biología Marina?   

Creo que nunca se me va a olvidar —comienza, con gran emotividad, Rosy—. Para mí, fue una sorpresa, porque Carlos ya estaba estudiando la universidad en una escuela del Politécnico, aquí en Ciudad de México.

Después de un suspiro, continúa relatando El trabajo, a veces a uno como padre, lo absorbe y, aparentemente, yo pensaba que tenía comunicación con mis hijos, sin embargo, ese día me di cuenta de que no la suficiente, porque, de repente, se desaparece mi hijo. Lo esperaba. Lo buscaba. No llegaba. Va a amanecer y no llega. Busqué en sus libretas para buscar números de sus amigos y me dijeran dónde encontrarlo —dice Rosy, con un tono de angustia de madre.

Me enteré de que mi hijo estaba en Oaxaca preguntando sobre la escuela para estudiar Biología Marina. Juntó ahorros, y se fue Puerto Ángel a preguntar. Cuando regresó, yo estaba molesta, pero al ver que estaba bien, me tranquilicé. Le pregunté por qué cambió de opinión, de repente, respecto a su carrera y me respondió “Es que no me gusta, ya fui a investigar y ya sé todo lo que tengo que hacer para estudiar lo que me gusta”, mostrándome unos folletos que había traído de la Universidad del Mar— recuerda la madre de Carlos.

Por su parte, Miguel, en un escenario totalmente distinto, rescata de su memoria que, hace 18 años, su hija Alejandra decidió estudiar Biología Marina en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) en La Paz, ciudad de residencia de la familia, “porque no quedó —en el proceso de selección— en el “Poli” (Instituto Politécnico Nacional) en la Ciudad de México y, a falta de opciones que le llamaran la atención en La Paz, se decidió por esa carrera”.

Después de la noticia inicial, ¿qué pensó acerca de la decisión de su hija de estudiar Biología Marina?

Ambos padres coinciden en su respuesta: ¿En qué va a trabajar cuando termine? — se preguntaba Miguel—; ¿Qué campos de acción existen para esa carrera? ¿Dónde va a trabajar? —pensaba Rosy—.

No recordaba haber escuchado dónde trabajaban los biólogos marinos. Tal vez sí lo oí por ahí alguna vez, pero no le había puesto interés — comenta Miguel. Esa carrera es relativamente nueva aquí, ¿no? — me pregunta, desconociendo que Biología Marina es de las diez primeras carreras con las que se fundó la UABCS en 1976. Creí que ella podría trabajar en conservación o en algo de pesquerías, porque pensaba que los estudiantes de esa carrera andaban en campos pesqueros —agrega Miguel.

En el caso de Carlos, a diferencia de la familia sudcaliforniana de Miguel y Alejandra, existían otros retos que enfrentar, al tener que dejar su casa y mudarse a Oaxaca: ¿Solo puedes estudiar allá en Oaxaca y no aquí en Ciudad de México? —recuerda su madre que le preguntaba. Solo me quedó claro que iba a estudiar el mar, pero no me quedó claro dónde iba a trabajar. Pensaba que podría trabajar solo en los puertos. ¿A dónde va a llegar?, ¿cómo vamos a cubrir esa carrera?— eran preguntas que flotaban en la mente de la madre de Carlos. Es algo que suena egoísta, pero al separarme de mi hijo, siento que, si se va un ratito, lo pierdo. Fue tremendo— compartió Rosy

Cuando comenzó a estudiar Biología Marina, ¿notó algún cambio en el comportamiento de su hijo?

Carlos ama a los animales, pero cuando comenzó a estudiar la carrera empezó a proteger hasta a las arañas. A mí me dan miedo y cuando las quería matar, me decía “Pero ¿por qué las quieres matar? Mejor vamos a llevarlas a otro sitio”. Él compartió sus conocimientos y amor al medio ambiente — recuerda, entre divertida y añorante, la mamá del biólogo.

Sus pláticas, porque por lo que me platicaba mi hija, me di cuenta de la investigación científica relacionada con la carrera. Sin embargo, desconocía si había laboratorios para llevarla a cabo y pensé que se iría a trabajar a otro país cuando terminara — rememora Miguel.

¿Considera que estudiar Biología Marina es costoso? ¿Qué carrera considera costosa?

Rosy: No es costoso. Es casi lo mismo que se gasta en la ciudad, en alimentación y transporte. No se gasta casi en libros. Medicina sí sería cara.

Miguel: No es costoso. Medicina y arquitectura son carreras caras por los materiales. Biología Marina no es cara porque, además, se puede estudiar en una escuela pública.

Al respecto de este último comentario, es interesante saber que, en México, no hay universidades privadas que ofrezcan esta licenciatura. Sin embargo, la carrera se oferta en ocho universidades públicas.

¿Considera que estudiar Biología Marina es peligroso o riesgoso?

No consideré que fuera una carrera peligrosa —comenta Rosy. Por su parte, Miguel opina diferente: Es riesgoso porque puede haber ataques de animales marinos venenosos o agresivos, como peces piedra, serpientes o tiburones.

¿Conoce algún biólogo marino famoso? Y ¿alguna bióloga marina famosa?

Ambos mencionan el nombre de Jacques Cousteau. Sin embargo, considero pertinente precisar que, aunque se dedicó al estudio de la vida marina, este científico y explorador francés se graduó de la carrera de oceanografía.

Ninguno de los entrevistados conoce el nombre de una bióloga marina famosa.

Para estudiar Biología Marina, ¿debe tenerse en cuenta si se es hombre o mujer?

Rosy y Miguel coinciden que el género no es un factor para considerar a la hora de tomar esa elección de carrera porque ambos tienen las mismas capacidades y oportunidades.

Después de conocer más sobre la carrera de Biología Marina y al graduarse su hija, ¿cuáles considera las fuentes de empleo para los nuevos profesionistas?

Miguel comenta que hay varios caminos, como la docencia en universidades y la investigación pesquera. Cuando Alejandra se graduó, supe, más o menos, que podría trabajar en el CIBNOR o en el CICIMAR.

Por su parte, Rosy menciona: Ahora sé que, cuando terminan la carrera, hay mucho campo de acción, pero muy pocas ofertas de trabajo.

Al respecto de este último comentario, les comparto mi opinión en “La Paz, capital de los científicos marinos desempleados”.

¿Qué opina de la decisión de estudiar un posgrado al terminar la licenciatura de Biología Marina?

“Y, ¿cuándo te vas a poner a trabajar?” le dije a mi hija Alejandra cuando, después de estudiar una maestría, me dijo que iniciaría un doctorado. Creo que es posible e importante estudiar un posgrado y trabajar, porque así puedes ver la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos o que estás adquiriendo —reflexiona, divertido, Miguel.

Me parece una buena decisión que estudien posgrados para especializarse, pero considero que es necesario que lo apliquen y lo lleven a la práctica —opina, Rosy

¿Un biólogo marino podría hacerse rico? ¿Qué profesiones pueden generar riqueza?

La madre de Carlos me dijo: No lo creo, más bien, la carrera es para ayudar a la naturaleza. Los médicos, abogados, contadores públicos, esos sí pudieran generar mucho dinero.

El padre de Alejandra me dijo Considero que aquel que tenga un doctorado debe tener solvencia económica. No llegará a ser rico. El dinero está en el comercio, por ejemplo, en la acuacultura, como los dueños de las granjas, o en las pesquerías, y muchos de ellos no estudiaron la universidad.

Entonces, si no es el dinero ¿qué recompensa obtiene una bióloga marina por su trabajo y esfuerzo invertido en estudiar?

La satisfacción es personal, al aplicar sus conocimientos cuando hace una investigación o proyecto y puede lograr objetivos y adquirir conocimientos, resume la respuesta de ambos entrevistados.

¿Qué aportan los biólogos marinos a la humanidad?

La investigación sobre conservación de las especies y la explotación racional de los recursos, sustentabilidad, le dicen ahora considera, Miguel.

Es posible que los biólogos marinos ayuden a la humanidad y a la naturaleza, al proteger a los animales, con proyectos de investigación de conservación, y al estudiar la contaminación, como la basura que llega a los mares —asevera, Rosy.

 

Finalmente, si una madre o un padre se acercara a decirle “Mi hija quiere estudiar Biología Marina, y ahora ¿qué hago?”, usted ¿qué le diría?

Que se asegure que es su vocación, porque la carrera es muy específica y, si no está segura, no la desarrollaría bien, se enfadaría y cambiaría a otra carrera —concluye Miguel.

Apoyarla, impulsarla, porque si es lo que quieren y deciden estudiar, es lo que van a estudiar. No van a hacer lo que uno quiera, sino lo que ellos quieran. Déjela ir, es una carrera que los hace autosuficientes. Carlos, es el primer y único biólogo marino de la familia. Yo me siento muy orgullosa de mi hijo por estudiar lo que quiso y por luchar por sus sueños —cierra, con broche de oro, Rosy.

 

Para más información sobre la carrera de Biología Marina, dar clic aquí.

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