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“Para hacer de esta tierra la Suiza de América Latina”

FOTOS: El Sudcaliforniano

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al escuchar a Rubén Muñoz Álvarez, el alcalde de La Paz, decir que quiere ser gobernador para hacer de nuestro estado la Suiza de América Latina, lo primero que me vino a la mente fue la promesa incumplida de Carlos Salinas de Gortari de llevar a México al primer mundo. Y es que prometer no empobrece, al menos no al que promete, pero sí puede afectar al que se cree las falsas promesas. El alcalde hace tiempo que está en abierta contienda por ser el candidato de Morena a la gubernatura de nuestro estado.

A poco más de dos años de haber asumido el cargo de alcalde ya nos ha dejado en claro que no pretende cumplir la primera promesa electoral que nos hizo, la de dedicarse de lleno y de tiempo completo al municipio de La Paz. Misión que le confiamos los electores cuando le otorgamos el honor de gobernarnos. Hoy dice que él es quien puede vencer al PAN. No, no es él quien puede doblegar al blanquiazul, tampoco lo es Víctor Castro Cosío, el otro aspirante a la candidatura morenista. Los que podemos derrotar al PAN y al PRI, y a cualquier otro partido, somos los ciudadanos, los electores de Morena, los que apoyamos la Cuarta Transformación. Somos nosotros los que debemos elegir quien será el candidato a la gubernatura por nuestro partido.

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Yo le creería a Rubén aquello de que va a convertir a Baja California Sur en la Suiza de América Latina, si en cuanto deje la alcaldía de La Paz, nuestra ciudad es como Berna, la capital de Suiza. Y es que si no va a completar su mandato como alcalde para lanzarse por la gubernatura, ya no le queda mucho tiempo para que las calles, todas las de la ciudad y las de las áreas urbanas del municipio, estén pavimentadas, que en todos los barrios tengan banquetas, que en todas las casas tengan agua, que todos tengan drenaje y que la ciudad no se inunde de aguas negras con cualquier chubasco, que los servicios de limpieza y recolección de basura no desatiendan a las colonias, ya sea por falta de instrumentos de labor o por huelgas, que no haya luminarias públicas fundidas o calles a oscuras por falta de luminarias, que las calles no tengan baches, y que los índices de criminalidad y de pobreza sean como en la capital del país alpino, y una larga lista más de cosas de las que no carece una ciudad en una nación del primer mundo.

No hablaré de los salarios de los suizos, ni de su sistema de salud y seguridad social, ni de sus niveles educativos, esos son rubros que en su mayor parte son responsabilidad del gobierno federal y que no le tocan a un alcalde. Rubén Muñoz no empieza bien su precampaña prometiendo convertirnos en Sudcalisuiza. Cualquier morenista con tres dedos de frente, y cualquier ciudadano con sentido común, puede tomar una promesa de ese tipo como una mentira jocosa generada al fragor de la desbordada pasión de servicio de nuestro alcalde. Pero estoy seguro que muchos sudcalifornianos, militantes o no del morenismo, pueden tomar una falsa promesa de ese tamaño como una ofensa a su inteligencia.

Polilla política: Rubén no renunció el 31 de octubre. AMLO pidió a los funcionarios públicos que aspiraran a ser candidatos en el proceso electoral que renunciaran a sus cargos en esa fecha y enfatizó en que no debían usar el aparato de gobierno con fines de propaganda. Víctor Castro sí renunció a su cargo de delegado. ¿Quién de ellos dos será el candidato?

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital




¿Estudiar Medicina en BCS? “Universidad de la Salud” abre de nuevo el debate

FOTOS: Internet.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El intento de abrir una escuela de Medicina en BCS no es reciente. Medios locales registran inquietudes desde el gobierno de Narciso Agúndez Montaño, pasando por el de Marcos Covarrubias Villaseñor, y continuando bajo el actual, de Carlos Mendoza Davis. En noviembre de 2015, Víctor George Flores —quien hasta la fecha es el titular de Salud estatal—, recibió a Ramón Alejandro Carballo Cota del Colegio de Médicos Cirujanos de BCS, informando entre ambos que no se justificaba la apertura de esta carrera por no contar con las condiciones de “infraestructura, académicas y necesidades reales”. En el comunicado señalaban que “a nivel nacional se tiene un exceso y mala distribución de médicos”, pero que a nivel local “tenemos el doble de médicos por cada mil habitantes, de los que se tienen en el resto del país”.

Este 2020 —año en que la actual pandemia ha puesto a prueba los servicios médicos, entre muchos otros—, el diputado Humberto Arce Cordero está encabezando la solicitud de crear la Universidad de la Salud de BCS o Instituto Sudcaliforniano de las Ciencias de la Salud. Esta iniciativa vuelve a abrir el debate de si es necesario y viable una escuela de Medicina en BCS. En exclusiva para este medio, el también médico informó detalles sobre el proceso de esta gestión, sus datos y expectativas. ¿Cómo va el asunto y cuáles son sus posibilidades?

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FOTO: Congreso del Estado.

BCS, el único sin Medicina

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), señala en su portal que en 2018 existían 182 universidades en el país que ofertaban esta carrera, con un total de 143 mil 432 estudiantes. Entre otros muchos datos, la misma fuente indica que a nivel nacional era la séptima carrera más estudiada en México, con 374 mil 517 egresados de la licenciatura hasta ese año, de los cuales el 97.8% tenía trabajo: uno de los más altos índices de ocupación de todas las profesiones. Por su parte, en su página oficial, el Consejo Mexicano para Acreditación de la Educación Médica (COMAEM) publica que actualmente avalan —algunas con prórroga pendiente— un total de 88 escuelas que ofrecen Medicina en la República Mexicana.

Baja California Sur es el único Estado de todo el país que no cuenta con una escuela para estudiar la carrera de Medicina. Por esta razón, desde hace décadas —¿o quizás el siglo?—, jóvenes sudcalifornianos han tenido que salir de la media península para estudiarla. Según datos del INEGI de BCS, al primer trimestre del 2020, Sudcalifornia tiene una población total de 870 mil 249 habitantes —sólo en La Paz son casi 294 mil. En su misma base de datos, INEGI indica que al cerrar el 2018 había un total de 2 mil 168 médicos —desde generales hasta especialistas— laborando en instituciones públicas de salud en la entidad, de los cuales: mil 144 estaban en La Paz, 554 en Los Cabos, 235 en Comondú, 193 en Mulegé y 42 en Loreto.

La nueva propuesta

En entrevista, el diputado Arce Cordero dijo que confiaba que la mayoría de las diputadas y los diputados de la actual legislatura aprobaría la propuesta para la creación de la Universidad de la Salud de BCS —que también podría llamarse Instituto Sudcaliforniano de Ciencias de la Salud. De ser así, en diciembre se tiene el dictamen y se presenta ante el Gobierno del Estado para su gestión, pese a que en recientes días la Secretaría de Salud ya se ha pronunciado, de nueva cuenta, por la inviabilidad del proyecto.

La idea es empezar de cero, señaló el doctor. Desde junio se han tenido asesorías y reuniones para socializar el proyecto, así como integrar más elementos. Sin embargo, el legislador comundeño compartió algunos datos e ideas generales. Desconoce cuánta/os sudcaliforniana/os han salido de BCS para estudiar Medicina, pero indicó que el universo potencial en la entidad es de 35 mil estudiantes de preparatoria. ¿Un lugar para iniciar? Dijo que ya ‘le echaron el ojo’ al antiguo Hospital Salvatierra en La Paz, aunque calcula que podría llevar hasta dos años todo el proceso para tener desde la construcción del plantel hasta elaborar planes de estudio y contratar personal. ¿El monto? “Para arrancar, mínimo, ¡mínimo!, 50 millones de pesos al año. ¡Y creo que me quedo corto!”.

La Universidad de la Salud de BCS tendría las carreras de Medicina, Enfermería, Odontología, Nutrición, Psicología y Rescates Médicos. “La carta fuerte sería Medicina”, puesto que no existe en el Estado, pero también Enfermería que hoy en día no está en escuelas públicas, y Rescates que podría ser una novedad incluso para estudiantes de fuera de la entidad. La idea es que sea un organismo público descentralizado con patrimonio propio, ligada al presupuesto del Gobierno del Estado y donde también coadyuve un patronato. Arce Cordero considera que aquí sí hay dónde realizar prácticas y médicos especialistas —y diversos profesionistas— aptos para ser docentes.

Hace un par de semanas, el doctor José Antonio Peña, de la CUSUR de Ciudad Guzmán, Jalisco, compartió su experiencia en la apertura de la escuela de medicina ante diputada/os y funcionaria/os locales; él mismo intervendría en la elaboración del presupuesto para la tentativa Universidad de la Salud. El mismo diputado Arce es egresado de allí, así como 35 sudcalifornianos más. “Inicien, como sea, pero inicien, aunque sea con aulas prestadas”, les conminó el encargado de abrir la escuela en dicha ciudad con menos de la mitad de la población que tiene la capital sudcaliforniana.

Batas, política y dinero

Según el Diputado de la fracción de Morena, ésta y la del PT están puestas para aprobar el plan, y la del PAN “hasta ahorita están de acuerdo”. Sin embargo, desde las primeras reuniones, la Secretaría de Salud del Gobierno estatal ha señalado que no hay espacios, y en cambio, hay muchos doctores y doctoras. Incluso, trascendió en medios locales que sobre esta nueva iniciativa, George Flores dijo que “abrir una universidad no es cualquier cosa, no es abrir una taquería” y no se trata de “vender ilusiones”. Arce Cordero declaró que estas posturas le parecen “muy conformistas y con poco sentido social”; para él “no hay un argumento sólido en contra”.

El dictamen, de aprobarse, se tendría listo en diciembre, y según opinión del legislador, “si hubiera voluntad, y se aprueba y se publica, por parte del Gobierno del Estado, en enero del 2021 comenzaría todo”. Es consciente que el tema puede politizarse entre la bancada morenista que presenta la propuesta y el gobierno de extracción panista que debería apoyarla, y aunque aún falta realizar más gestiones —como ante la SEP estatal—, Arce Cordero informó que de aplicarse un veto por Mendoza Davis, podrían llevar el proyecto a la Secretaría del Bienestar y hacer un convenio con las universidades Benito Juárez del Gobierno federal, las que ya suman alrededor de 100 en el país. “Si no hay voluntad, sería de cambiar de aires políticos, buscarlo en otro gobierno”, explicó, como posibilidades en un futuro.

Una de las motivaciones para este proyecto es que las y los estudiantes locales puedan pagar menos por egresar de esta carrera, en su Estado y en una escuela pública con cuotas accesibles. Como ya es del dominio público, la UABCS aprobó abrir Medicina y Enfermería, pero por falta de presupuesto no se ha instalado, pues les representaría un gasto millonario para su equipamiento —en 2015, se calculaba una inversión de 300 millones de pesos. Se sabe que la Universidad de Guadalajara, años atrás, también lo contempló sin éxito.

Mientras tanto, las y los sudcaliforniana/os que deseen estudiarla deben ir a vivir fuera del Estado. Según IMCO, es la carrera más cara en el país azteca. En 2018, su costo promedio (por toda la carrera) en una universidad privada iba desde los 125 mil pesos a los 930 mil pesos —en la Universidad La Salle costaba 724 mil 500 pesos—; “mientras que en instituciones públicas como UNAM, UAM e IPN lo que pagan es cercano a 30 mil pesos durante toda la licenciatura”. Estos costos son básicamente de inscripción, sin contar libros, materiales y equipo, ni todos los gastos de vivir en otra ciudad. Para estudiar Medicina en Tijuana, por ejemplo, en la UABCS (pública) el costo por semestre oscila en 3 mil 350 pesos, y en la Universidad de Xochicalco (privada) el costo mensual de colegiatura es de más de 12 mil pesos.

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Impunidad encapuchada

FOTO PORTADA: Juan Carlos Alarcón (twitter)

FOTOS INTERIOR: Cortesía

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el pretexto de exigir justicia por el feminicidio de Alexis en Quintana Roo, un grupo organizado de mujeres encapuchadas, vestidas de negro y portando pañoletas verdes, el pasado viernes 13 de noviembre irrumpieron en las oficinas del Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (C.A.V.I.) de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (CDMX). Destruyeron los ventanales, sacaron las cajas de cartón en las que se archivan los expedientes que se tramitan en esa dependencia y los destruyeron, afectando gravemente los derechos de las víctimas de violencia intrafamiliar —mayoritariamente niñas y mujeres— que por los cauces legales tramitaban sus casos.

El Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar, coloquialmente conocido como CAVI, es una dependencia administrativa de la Procuraduría de Justicia de CDMX, cuyo principal objetivo es proporcionar atención integral a niños y niñas menores de doce años víctimas de los delitos de violencia familiar, sustracción y retención de menores, incumplimiento de la obligación alimentaria y omisión de cuidados, y a mujeres de hasta sesenta años de edad víctimas del delito de violencia familiar cometido por su pareja.

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El plantel de servidores públicos está integrado por profesionales de las áreas jurídica, psicológica, médica y de trabajo social, y una vez que la víctima presenta su denuncia o querella ante el Ministerio Público, es canalizada a esta instancia, donde de manera gratuita se le brinda acompañamiento, orientación legal, y representación jurídica en materia penal; apoyo psicológico, atención médica, intervención en crisis, psicoterapia breve y de urgencia de corte grupal, elaboración de dictámenes victimales a petición de la autoridad ministerial o judicial para establecer si existe alguna afectación psicoemocional; valoración del estado psicofísico para determinar las condiciones de salud de las víctimas y, en su caso, tramitación de medidas de protección de emergencia previstas en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia; gestionar ante instituciones públicas o privadas, los servicios que requieran; tramitación de albergues para mujeres que se encuentran en riesgo y/o a programas de apoyo social de otras instituciones gubernamentales o asociaciones civiles.

El CAVI brinda un servicio invaluable a todas aquellas víctimas de delito que no cuentan con recursos propios para sufragar los honorarios de profesionistas particulares, y en su funcionamiento, es modelo a seguir por otras entidades de la República, como Baja California Sur, donde las víctimas de delito no cuentan con este tipo de apoyo, o bien, lo reciben, pero de manera raquítica, esporádica y, por regla general, de manera excepcional.

Cuando las encapuchadas destruyeron los expedientes que sacaron de las oficinas del CAVI, a quienes más perjudicaron, a quienes dañaron, a quienes afectaron gravemente, fueron las niñas y mujeres víctimas de delito, que ahora verán seriamente afectada su pretensión de reparación del daño ante los tribunales pues, en muchos casos, los expedientes contenían dictámenes y comprobantes de gastos y otros datos de prueba, que difícilmente podrán ser recuperados. Algunas de las víctimas, cuyos expedientes fueron destruidos, llevaban más de cuatro años inmersas en litigios en busca de justicia retributiva. Ahora empezaran de nueva cuenta, desde cero, y con pobres posibilidades de recuperarse del terrible daño que las encapuchadas del pañuelo verde les han ocasionado.

Resulta paradójico que los únicos beneficiados tras el acto vandálico, sean los delincuentes que lesionaron los derechos de las víctimas cuyos expedientes fueron destruidos, pues ahora no podrán acreditar ante los tribunales el daño causado.

La legitimidad de la causa que enarbolan las encapuchadas, como en el caso, exigir justicia por el feminicidio de Alexis, se diluye por completo, cuando se convierte en un mero pretexto para dañar inmuebles, destruir expedientes, y perjudicar irreparablemente a niñas y mujeres, víctimas de la violencia intrafamiliar.

El derecho irrestricto a expresar las ideas, a manifestarse, a protestar, ha sido el pretexto propicio para que intereses perversos organicen grupos criminales, en el caso, integrado mayoritariamente por mujeres que, al amparo del anonimato, han convertido del vandalismo, el saqueo, la violencia contra particulares y agentes del orden, su modus operandi, y la escalada de violencia, que pasó de bailar y desnudarse mientras ocupaban arterias de vialidad, a golpear a reporteros, viandantes y elementos de la fuerza pública; de pintarrajear paredes y monumentos, a saquear tiendas de conveniencia y otros establecimientos comerciales; de bloquear accesos a oficinas públicas, a irrumpir en ellas y causar destrozos, que como en el caso, ocasionan daños irreparables a víctimas inocentes, totalmente ajenas al motivo de su queja y su violento activismo.

No puede el gobierno permitir que se siga utilizando un derecho humano irrestricto, como el de manifestarse, como pretexto para delinquir impunemente.

La pasividad y tolerancia oficial hacia estos grupos criminales organizados, que operan impunemente enarbolando el estandarte del feminismo radical, nos hace suponer que existe contubernio entre la autoridad y quienes lideran las acciones vandálicas y de rapiña a cargo de las encapuchadas.

La lucha ciudadana por la defensa de los derechos humanos, la expresión de las ideas y protesta ante abusos o injusticias, no puede seguir siendo el pretexto que incube la anarquía y la impunidad. No podemos permitir que se siga enviando a nuestra niñez y juventud, el ejemplo que envían estas criminales encapuchadas.

Ninguna causa justa justifica la realización de actos criminales, y menos, cuando se revictimiza a inocentes en el proceso.

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Participación de la diversidad sexual en política y de mujeres diputadas en comisiones

FOTOS. Internet

Colaboración Especial

Por Judith Moreno Berry

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). México es uno de los países con las  leyes más desarrolladas y actualizadas del mundo. Prácticamente, tiene signados todos los protocolos y acuerdos internacionales más importantes, significativos y cruciales a la par de las naciones más poderosas del orbe, como las que integran el G-20 , por ejemplo. Sin embargo, y como reza el refrán, “somos candil de la calle y oscuridad de nuestra casa” a la hora de cumplir con algunos de los documentos firmados. Algunos críticos se preguntan: ¿De qué sirve tener leyes  y reglamentos actualizados si no se cumplen?

El protocolo del Instituto Nacional Electoral para adoptar las medidas tendientes a garantizar a las personas trans el ejercicio del voto en igualdad de condiciones y sin discriminación en todos los tipos de elección y mecanismos de participación ciudadana es impecable, transparente, un esfuerzo donde se unieron la inteligencia y la experiencia para lograr la tan esperada justicia. Pero, ¿será posible vencer los muros de la descalificación, de la invisibilidad, de los atavismos culturales, de las agresiones, de los prejuicios, de las descalificaciones a priori? Para entrar en este controvertido tema, parece necesario realizar algunas precisiones conceptuales, es necesario entonces distinguir entre tolerancia e inclusión.

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La tolerancia es la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de los demás aunque no coincidan con las propias. Es decir, se basa en el respeto hacia lo que es diferente de lo propio. Para Norberto Bobbio, la tolerancia política es un elemento fundamental para construir la democracia, ya que permitiría la solución pacífica de los conflictos, la ausencia de violencia institucional y la disposición de los actores políticos para establecer acuerdos. Pareciera ser entonces que es posible la tolerancia sin, necesariamente, la inclusión.

Por otra parte, la inclusión es la actitud, tendencia o política de integrar a todas las personas en la sociedad para que todas puedan participar y beneficiarse. Es decir, que todas y todos tengan las mismas oportunidades de realización personal. Entonces no hay inclusión sin tolerancia.

¿Y qué sucede en un México que se define como una nación democrática? La realidad indica que apenas se lucha por entender  el significado de la tolerancia, por lo que la inclusión dista mucho de ser comprendida y asimilada por los mismos actores políticos. Existiría entonces un abismo entre ambos conceptos traducidos a realidades.

Para fundamentar lo anterior basta con la comparación entre el altísimo índice de violencia familiar y feminicidios y las leyes de igualdad de género. O las múltiples agresiones y asesinatos contra la comunidad LGTB y sus derechos políticos. La segregación y la marginación actuales impiden que todas y todos tengan las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como personas dignas. Pareciera ser que, mientras las leyes van muy de prisa, los cambios transcurren transitan con lentitud, en otras palabras toleran, pero no incluyen.

Se calcula que en México el 6% de la población es no heterosexual lo que significa 7 millones 600 mil personas. Sin embargo, la información política al respecto no es abundante y esto tiene que ver con la visibilidad.

Comisiones y género

Por muchos años me he dedicado a investigar sobre la congruencia entre el discurso de quienes legislan  y lo que las estadísticas y sus rasgos expresan en su actuación. Cuatro legislaturas de 500 diputadas y diputados cada una para ser exacta.

Para ello he utilizado una metodología finlandesa que me ha permitido ser testigo del paso de un Congreso de la Unión con menos de 30% de mujeres por concepto de cuotas de partido al 50%;  de las juanitas: esposas y secretarias de sus suplentes y candidatas sólo en  municipios perdedores hasta las que ya no se callan y padecen violencia política, en algunos casos hasta terminar con sus vidas, por romper el silencio.

En las tres legislaturas anteriores los diputados  han presidido las comisiones más importantes para el desarrollo económico del país, tales como recursos hidraúlicos, energía, minería, ganadería, turismo, pesca, comercio y trabajo. A las diputadas se les asignaban las tareas del cuidado del medio ambiente,  cuidado de los más débiles y la seguridad entre las que se encuentran  derechos humanos, educación, marina, salud, vivienda. Y a las y los más jóvenes el mantenimiento como  ciencia y tecnología, deportes, movilidad, cultura.

Los partidos con menos integrantes mujeres eran los de izquierda y los que contaban con más fueron el PAN y luego el PRI. A medida que las cuotas de género se hicieron obligatorias el panorama cambió: Morena, Movimiento Ciudadano  y PRD son los que ahora rebasan por pequeño porcentaje el número de féminas sobre los varones. El PES (Partido Encuentro Social) tiene igual número y quienes rebasan la cuota varonil moderadamente son el PAN (Partido Acción Nacional), PRI (Partido Revolucionario Institucional) y  PT (Partido del Trabajo). La Junta de Coordinación Política, organismo clave desde donde realmente  se opera la Cámara de Diputados, estuvo integrado sólo por varones.

Al analizar la XLIV Legislatura 2018-2021, se advierte que ésta se sigue constituyendo y presidiendo por hombres, pero ha incluido a una diputada del Partido de la Revolución Democrática, el que cuenta con la menor cantidad de legisladores: sólo el 2.4% del total.

De las 46 comisiones vigentes en la Cámara de Diputados, diez son donde  se toman las decisiones más importantes para la economía del país y están presididas por varones, la mayoría de Morena y de entidades del sur de México, tales como: pesca, comunicaciones y transportes, economía, comercio y competitividad, energía, ganadería, recursos hidráulicos, agua potable y saneamiento, presupuesto y cuenta pública, infraestructura, turismo y  medio ambiente, cambio climático, sustentabilidad y recursos naturales.

Nuevamente, las presidencias de comisiones que tienen como objetivos el cuidado, la seguridad  y el mantenimiento de la población y sus bienes se asignaron a las diputadas morenistas en su mayoría y son: derechos de la niñez, derechos humanos, desarrollo y conservación rural, agrícola y autosuficiencia alimentaria, igualdad de género, pueblos indígenas, salud, marina, juventud, atención a grupos vulnerables, seguridad pública  y asuntos migratorios.

Cabe destacar que la comisión de juventud y diversidad sexual además de tener una presidente es la que tiene más vacantes, con siete sitios acéfalos. En cambio, las de interés económico no tienen un espacio vacío.

Conclusiones

Se advierte la necesidad de encontrar y diseñar otras estrategias para difundir y socializar las leyes electorales, especialmente ésta, ya que se advierte el desconocimiento  de la ciudadanía sobre éste tema y otros. Las autoridades electorales hacen esfuerzos titánicos para educar a la población, pero solas no pueden, necesitan del cambio de actitud de toda la sociedad.

En los medios masivos de comunicación es donde se han vertido la mayor cantidad de comentarios negativos, agresiones verbales y denostaciones. Y ello significa que se opinan sobre algo que se desconoce y de inmediato llega la descalificación. Así, aunque las candidatas y los candidatos ejerzan su derecho a ser votadas, sus campañas serán muy difíciles si los prejuicios se sobreponen a la razón.

El respeto a las demás personas debe estar presente en todo momento, pero parece que hay todavía un largo camino para aprender, introyectar y demostrar que es  posible.

“El buen juez por su casa empieza”, reza el refrán, y las estadísticas demuestran, una vez más, que  la equidad, y parece que también la tolerancia, el respeto y la inclusión,  no han sido introyectadas por  quienes integran la Cámara de  Diputados. Al menos así lo demuestran los hechos.

La inclusión es una condición para un sistema democrático, sin embargo, la distancia entre la ley y su ejercicio es abismal. Insisto, México tiene las leyes más avanzadas del mundo, pero de poco servirán si no se respetan los derechos de todas las personas, de toda la ciudadanía que conforma este maravilloso país.

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¿Cuánto cuesta mentirle a un juez federal?

FOTOS: Internet

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En teoría, mentir bajo protesta de decir verdad ante un juez federal mexicano en un juicio de amparo, implica enfrentar una pena que va de los 2 a los 8 años de prisión. En Canadá, por una conducta equivalente, la pena alcanza los 14 años; lo que nos hace suponer que, en México, quien miente ante la autoridad federal será severamente sancionado, pero, en la práctica, con una dádiva de seis mil pesos y en abonos, un canadiense puede burlarse descaradamente de la justicia mexicana y quedar impune.

Y es que conforme a las reglas procesales, mentir ante la autoridad judicial federal en un juicio de amparo, es considerado un delito de bagatela, es decir, de poca importancia, y es del tipo de delito que permite evitar el juicio y la sanción, si el imputado se acoge al beneficio de la suspensión condicional, es decir, presta un servicio social, se somete a ciertas condiciones y, concluido el tiempo de suspensión, que puede ser de seis meses a tres años, queda absolutamente libre, como si no hubiera cometido delito alguno.

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La suspensión condicional (Art. 191 CNPP) es una medida magnífica para evitar que se saturen los tribunales con juicios de menor cuantía, pero en el otorgamiento de este beneficio los jueces deben centrar el foco de atención en la proporcionalidad y en la reparación del daño, lo que no ocurre en los tribunales federales cuando el evento generador de la causa tenga su origen en el fuero común, como es frecuente que ocurra en los juicios de amparo, derivados de hechos competencia de los juzgados estatales.

Proporcionalidad en la compensación e integralidad en la reparación del daño. Si estos aspectos no son atendidos por los jueces de control, la suspensión condicional se convierte en etiqueta de impunidad, y el mensaje que se manda al gobernado es que, en México, un extranjero puede burlarse de la justicia mexicana y, con una mísera dádiva pagadera en abonos chiquitos, quedar impune para seguir birlando incautos.

En el caso concreto, un ciudadano canadiense residente en territorio nacional, miente en tres juicios de amparo consecutivos, con el objeto de evitar su comparecencia ante un juez del orden común que lo enjuicia por un delito de fraude por un monto superior al millón de pesos. Gracias al procedimiento delictivo de mentir ante los jueces de amparo, obtuvo consecutivas suspensiones que le permitieron evadir la citación judicial, y suspender hasta por siete ocasiones la audiencia ante el juez de control del fuero común, que le instruye un proceso de fraude. Retrasó con ello más de un año la acción de la justicia, afectó a sus víctimas y a todo el sistema de administración de justicia del fuero común, pues iniciar y suspender una audiencia tiene un elevado costo en recursos humanos y materiales, y no solo afecta a las víctimas del caso en concreto sino a todos los usuarios, pues ese tiempo y recursos bien pudieran aplicarse para otros casos en curso.

Como los jueces de amparo se dieron cuenta que mentía en sus demandas, dieron vista al Ministerio Público Federal, y así se le fincó responsabilidad por el delito de falsedad en el juicio de amparo.

Fiel a su estilo, el canadiense difirió consecutivamente las audiencias de su juicio por falsedad, y cuando ya le resultó inevitable afrontarlo, solicitó el beneficio de la suspensión condicional, misma que le fue otorgada, a cambio de un “servicio social” consistente en entregar tres despensas al DIF municipal, por el equivalente a dos mil pesos cada una. Es decir, que, pagando seis mil pesos en abonos, queda totalmente exonerado de un delito que en su país le hubiera implicado purgar una pena de hasta 14 años (132, Criminal Code, Federal Law).

Es lamentable que los jueces penales federales pierdan de vista la proporcionalidad y racionalidad al otorgar estos beneficios, y no cuantifiquen adecuadamente la reparación del daño.

En el caso, dijo el resolutor, no hay daño que reparar, porque la víctima fue la sociedad. ¿No hay daño que reparar? ¿Y el costo horas hombre, y gasto de recursos materiales que implicó el suspender las audiencias de juicio, tanto en el fuero común como en el fuero federal? ¿No es un costo social? ¿No lo pagamos los contribuyentes? Durante el juicio, al canadiense se le asignó un traductor, que cobra por hora y que se paga con nuestros impuestos, ¿Eso no tiene costo?

Las víctimas del fraude tienen la vía civil para pelear en corte el pago de la reparación del daño acreditable por todas estas vicisitudes procesales que les ocasionó el falsario, pero el costo que pagaremos nosotros, los contribuyentes -vía impuestos-, por toda la parafernalia y accesorios de tantas audiencias iniciadas y suspendidas, ese costo no será reparado, porque para el juez de la causa, “no hay daño que reparar”.

Se le dijo al juzgador que seis mil pesos en abonos no cubrían ni remotamente todo el daño que a la sociedad le había causado el falsario, pero como el principal daño fue en el fuero común, no era de su competencia velar por repararlo.

Es muy grave que, en los casos de conexidad, como el que comentamos, donde se ven afectados bienes y valores tanto del fuero federal como del fuero común, los jueces ignoren el principio de integralidad al momento de resolver sobre el beneficio de la suspensión condicional, pues si bien es cierto que hay diversos fueros competenciales, lo cierto es que se trata de la misma sociedad y la afectación es innegable.

Deberemos exigir al Consejo de la Judicatura Federal, que se establezcan lineamientos que exijan a los jueces federales que cuando otorguen beneficios como la suspensión condicional, se aseguren de aplicar en la reparación del daño, la proporcionalidad y la integralidad, a efecto de evitar que dicho beneficio se constituya en una franquicia de impunidad, porque el mensaje que se manda al delincuente, es que con una dádiva barata y en abonos, se evade olímpicamente la acción de la justicia.

Así las cosas, un viejo conocido nuestro, el canadiense de marras, agrega otra estrella más a su palmarés de impunidad. Tiene años burlándose de la justicia mexicana, y Los Cabos es el paraíso en que construye su emporio criminal, al abrigo de la impunidad que le genera la blandengue interpretación de nuestras leyes, por un lado y la alta corruptibilidad de algunas de nuestras autoridades.

El beneficiario de tantas bondades permisivas, saltó a la fama en 2016 cuando estando alcoholizado, volcó un deportivo de lujo en San José del Cabo, privando de la vida en el evento a su acompañante. A consecuencia de tal acto, un menor quedó en orfandad. Para evitar la acción de la justicia, se acogió entonces a otro de los beneficios que otorga el sistema de justicia: firmó un acuerdo reparatorio (art 186 CNPP) y quedó en absoluta libertad, pero… a la fecha, no ha cubierto el pago integral de ese acuerdo, lo cual es una burla al sistema, y en breve se reaperturará esa causa en su contra; desde luego, él gozando de la libertad, pues las bondades del sistema así se lo permiten. Simultáneamente, enfrenta en el fuero común un proceso por el delito de fraude, y otro más por el mismo delito, en el sistema acusatorio, y en su contra se integran lentamente, muy lentamente, dos carpetas más por el mismo delito.

Este habilidoso pájaro de cuenta, sabe que nuestro sistema judicial tiene muchos recovecos y más huecos que un cerco viejo, para beneplácito de quienes delinquen sistemáticamente.

Tenemos mucho que hacer en materia de política criminal aplicada a la administración de justicia, antes de que Baja California Sur, y en particular Los Cabos, se convierta en el paraíso de los extranjeros defraudadores y burladores de la ley.

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