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Los Fabelman: De cómo Steven Spielberg se enamoró del cine

Kinetoscopio


Marco A. Hernández Maciel

Director: Steven Spielberg

Reparto: Paul Dano, Michelle Williams, David Lynch

La Paz, Baja California Sur (BCS). La primera película que vi en el cine fue Superman de Richard Donner. Allá por 1986, un tío me llevó al Cinema Juárez (hoy Teatro Juárez) y llegamos cuando la película ya había empezado. La sala oscura y enorme para un niño de 6 años, en lo que encontrábamos una butaca vacía, un gigante Marlon Brando enfundado en un traje blanco con una S al pecho, sufría por ver partir a su hijo a la par de los inolvidables acordes de John Williams, que nos decían que no había nada de qué preocuparnos; con esa música, la Tierra no corre ningún peligro. Entre chiflidos y aplausos que siguieron durante toda la película, las aventuras del superhéroe interpretado por Christopher Reeve se quedaron tatuadas en mis neuronas. ¿Será posible que en ese momento haya nacido mi fascinación por el cine? Lo más seguro es que sí, y cada que tengo oportunidad, no dudo en decir con orgullo yo, esa película la vi en el cine.

Esto viene a colación porque más o menos así empieza Los Fabelman, dirigida por Steven Spielberg, que es una película que está basada en su propia familia y sus recuerdos. En la escena inicial, el pequeño Sam tiene su primera experiencia cinematográfica y queda prendado de una escena de El Show Más Grande del Mundo, dirigida por el legendario Cecil B. de Mille. Una imagen que no puede quitarse de la cabeza y que quiere repetir hasta el cansancio, recreándola en el taller de su papá, hasta que su madre le sugiere filmarla, para que así la pueda ver cuando sea.

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Desde ahí, narrando la primera vez que tomó una cámara de cine y como esa cámara lo fue acompañando en momentos cruciales de su vida, Spielberg nos transporta a la intimidad de su familia, que a pesar de filmarse a través de una nostalgia que peca de optimista, es lo suficientemente hábil para introducir varias capas narrativas. Mismas que transitan por caminos de sufrimiento, infidelidad y egoísmo, desempolvando un acercamiento muy personal del director en cuanto a su historia familiar.

Además, aprovecha este film para mostrarnos un poco de su filosofía y visión del mundo en cuanto al matrimonio, amor, religión (judaísmo y catolicismo), y de paso también nos da la oportunidad de conocer el origen de algunas de sus obsesiones cinematográficas como las tomas a contraluz, la Segunda Guerra Mundial, y el tema más recurrente de persecuciones y cacerías de todo tipo donde el ingenio es la clave para derrotar al opresor.

Mención aparte merece la secuencia donde el aclamado director David Lynch se pone en la piel de la leyenda del cine John Ford. Sencilla y mordaz, logra englobar muchos conceptos del cine y su historia en dicha escena. No diré más, pero la próxima vez que tome una fotografía, no ponga el objeto de interés en el centro. Mágico, ¿verdad?

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Las palabras terminan encontrándote, aunque no sean tuyas

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja  California Sur (BCS). Hay libros que pretenden llevarlos al cine y a veces son un éxito, pero otros se convierten en monumentales fracasos de taquilla, a pesar de que la obra literaria obtuvo gran difusión y superventas, sin que necesariamente esto signifique que es malo, pues se ha asociado a los bestsellers como productos literarios inferiores, sobre todo por escritores alzacejas que tienen obras espléndidas y reconocidas en el mundo académico e intelectual.

Hay escritores que debido a la dedicación literaria con que crean sus libros son rechazados por las editoriales comerciales por considerarlos demasiado cultos, pero de poco interés para el gran público. Yo creo que por eso existe tanto concurso literario lanzados por los gobiernos y las universidades, para hacerle frente a esos creadores que no obtienen respuesta en el mundo editorial, aunque puede ser un arma de dos filos, porque en ocasiones a los estados solo les interesa cumplir con su deber institucional, y terminan embodegando las publicaciones sin que se les dé amplia difusión. No es una regla general, pero sí ocurre con mucha frecuencia.

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Pienso en Mario Puzo, quien deseaba ser reconocido como un gran escritor por el mundo intelectual: sus primeras dos obras las escribió para ser admitido en el Olimpo de los dioses alzacejas. Nunca obtuvo ganancias económicas ni mucho menos reconocimiento, aunque algunos sí hablaron bien de esos dos libros, hay que decirlo. Así que decidió dejar atrás las exquisiteces culteranas y se dedicó a estructurar un libro libre de sus obsesiones de aceptación: de ahí nació El Padrino, un bestseller que como todos sabemos alcanzó el éxito internacional y con el que se inspiraron para hacer tres películas, con guiones del propio Puzo, en conjunto con Francis Ford Coppola.

Así que eso de que sueñes con hacer la gran obra de la lengua española para las editoriales comerciales es una apuesta económica que no están dispuestas a asumir; por supuesto, hay excepciones que han logrado una extraordinaria obra y ser un superventa —seguro que ya tienen dos en mente, ¿no?—, pero están contadas con la palma de la mano. Hay una película que vi en 2012 llamada en México Palabras robadas, pero en inglés The Words, es decir, Las palabras, que me parece es la forma en que debemos ver el filme, no por el robo, sino por la significación literaria que me produce. Según las reseñas cinematográficas, se trata de un drama romántico que me parece no le hace justicia a su estructura, que se maneja a varios niveles, pues no se trata solo de las relaciones humano-afectivas, ni creo que sea solo compleja y pretenciosa ni menos floja narrativamente como aseguraron algunos en su momento. Incluso algunos medios suizos dijeron que era un plagio de una novela de Martin Suter, de 2004, Lila, Lila, que incluso fue hecha película en 2009. Klugman y Sternhal, los directores, negaron tal cosa, pues según ellos era una historia que habían planeado desde 1999, mucho antes de que apareciera la mencionada novela.

The Words es una película debutante dirigida por Brian Klugman y Lee Sternthal, y protagonizada por Bradley Cooper, Zoe Zaldana, Dennis Quaid, Jeremy Irons, entre otros. La historia trata de un exitoso escritor —Clayton Hammond— que presenta su más reciente libro, The Words, quien va contando y leyendo la obra. El escritor actúa como narrador frente a un público y al mismo tiempo es el narrador que despliega la historia de Rory Jansen, un escritor que lucha por ser publicado y reconocido; sin embargo, al igual que con Mario Puzo, las editoriales han rechazado su primer libro por ser demasiado bello y culto. Decide casarse con Dora, su pareja, y como luna de miel se va a París, más que por placer, para olvidar la frustración de que no le publican su libro. Caminando por las calles, en un anticuario halla un maletín de piel que le gusta y Dora decide comprárselo. Al regresar a su país, la decepción de Rory es tan grande que está a punto de tirar la toalla para nunca más escribir porque ha sido rechazado nuevamente.

Atorado en la desilusión, se pone a revisar el maletín y descubre que dentro hay un manuscrito de hojas amarillentas y gastadas. Se pone a leerlo. Ahí es cuando entra el narrador del libro, quien comienza a contar su historia, ocurrida durante la segunda guerra mundial. Algunos dicen que la historia está inspirada en un hecho de la vida de Ernest Hemingway, quien en un viaje perdió su obra escrita hasta 1922 y que jamás recuperó. Rory queda impactado por el relato, lo que él siempre ha querido, aquellas palabras que hasta el momento no le han surgido más que a partir de sus lecturas y no de las experiencias que la vida le ha ofrecido. Para sentir el placer de cómo se escriben aquellas palabras, decide transcribirlas a su computadora, palabra por palabra, incluso los errores de dedo y las faltas de ortografía. 

El manuscrito que encuentra Rory Jansen trata sobre Jack, un joven que se enlista al ejército durante la segunda guerra mundial, que en lugar de ir al frente, lo utilizan para cosas logísticas, como la cocina. Ahí conoce a un soldado que le habla de cosas que le abrieron los ojos, de libros que nunca había leído, así que le presta libros, con los que Jack se mete en un mundo desconocido que no sabía de su existencia. 

Dora, la esposa de Rory, por accidente lee la novela en la computadora, quedando fascinada con la historia, por lo que anima a Rory a que busque quién se la publique; en la confusión, sin aclararle a Dora que no es de él, guarda silencio y decide entregar el manuscrito al director editorial donde trabaja. Y ocurre lo impensable: el libro es publicado, obteniendo con ello un éxito comercial sin precedentes.

Aquí es donde entra el tercer narrador de la historia, que hasta ese momento no existía porque lo suponíamos muerto (pero estaba vivo, como el gato de Schrödinger): aparece el verdadero autor del libro perdido, Jack, ya muy anciano. Sentado en una banca, Jack le dice a Rory que él es el autor del libro que lo ha vuelto famoso. Jansen queda impactado y su primer impulso es ofrecerle parte de las regalías, pero Jack lo rechaza. No se entiende por qué a Jack anciano no le importa el dinero, pero al mismo tiempo quiere dejar patente que él es el autor. Esto derrumba a Rory y provoca que su relación con Dora entre en conflicto.

Mientras el autor de The Words va relatando a su auditorio, hay una escritora novel joven, Danielle, quien curiosa y seductora pretende sacarle el final del libro a Hammond, pues este los dejó en ascuas en la presentación aseverando que para saberlo debían comprarlo. Danielle termina sacándole el final de la novela, pero al espectador de la película le queda ambiguo porque se podría deducir que es un libro autobiográfico de Hammond, o quizás no. De este modo, como se puede ver, hay varios niveles narrativos: uno, el de Clayton Hammond; dos, el de Rory Jansen, su historia, y tres, el de Jack, el autor del manuscrito. Para mí hay cuatro planos más: uno, el de los guionistas de la película; dos, el de la historia que cuenta Jack; tres, el del anciano Jack que termina de contarle a Rory su historia, y finalmente, que me parece el más importante: el observador de todos estos narradores, quien es el que puede mirar el conflicto creado por las palabras de todos ellos.

Como se puede ver, no solo es una historia que funciona como matrioshka, sino que es el encadenamiento de la duda de quién creó a quién, cómo en apariencia es una historia que en realidad se convierte en una cadena que llega hasta nosotros como espectadores, que se adiciona a la anécdota de Hemingway y el reclamo de plagio de otra historia similar… Lo cual nos lleva también a mirar nuestras propias narraciones, si no somos, asimismo, una concatenación de relatos que no tiene fin y que en algún momento podemos encontrarnos con nosotros mismos frente al espejo o en la calle con nuestras palabras, que al parecer no me pertenecen, pero que en definitiva terminarán por encontrarme debido al gigantesco encadenamiento a que estamos sometidos desde que apareció la primera palabra y nos comenzó a enredar hace miles de años.

 

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Puerto Chale, visita obligada de los amantes de las ballenas

FOTOS: Sealtiel Enciso Pérez

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este domingo 12 de febrero, acudimos mi esposa y yo, a Puerto Chale, B.C.S. para realizar una visita recreativa y admirar a las hermosas ballenas que desde hace miles de años arriban a este sitio a aparearse y a parir a sus ballenatos, pero también, con intención de realizar un análisis de las condiciones que se tienen para que los prestadores de este servicio realicen el trabajo de atención al público en sus diferentes modalidades.

La salida fue, de esta ciudad de La Paz, B.C.S., a las 8:40 a.m. y, transitamos los 156 kilómetros de distancia que nos separa del poblado de Santa Rita. En este sitio existe una desviación hacia las costas del Océano Pacífico, donde se transita por 23 kilómetros de carretera en buenas condiciones. El recorrido lo hicimos en un automóvil Honda Civic, los cuales se caracterizan por no ser de mucha altura, así que ya se dará cuenta el amable lector, que si nosotros pudimos llegar en este vehículo, ustedes podrán hacerlo de la misma forma en la mayoría de los automóviles. El camino fue muy agradable, principalmente por estar un poco nublado, con poco tránsito en la carretera y sobre todo porque se puede admirar el hermoso paisaje desértico que rodea a esta ruta.

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Al llegar a Puerto Chale fuimos recibidos por una persona que estaba bajo una carpa en el centro de la carretera de acceso al poblado. Esta persona muy atentamente nos preguntó el propósito de la visita, y al mencionarle que era para avistar las ballenas, nos indicó que acudiéramos con una persona que estaba en el muelle, y que era la designada para determinar el turno de abordaje. Finalmente, nos señaló que podíamos utilizar los estacionamientos que existen para dejar los automóviles. Al acercarnos a estos sitios nos dimos cuenta de que cobraban 50 pesos por permitir aparcar el vehículo, más sin embargo no ofrecían ninguna otra cosa como sombra, vigilancia, etc. Este es un punto negativo para el poblado ya que prácticamente todo el terreno cercano al embarcadero está cercado y hace casi imposible que se pueda dejar el carro en algún sitio cercano a la playa, sino es pagando la cuota obligatoria. Afortunadamente cuando íbamos acercándonos, un automóvil, probablemente de uno de los habitantes del puerto, salió y rápidamente ocupamos el lugar, con lo que nos ahorramos este pago.

Al acudir con la persona que estaba en el muelle, nos saludó cortésmente y nos indicó que debíamos esperar a que se reuniera un grupo de unas 10 o 12 personas para que nos subiéramos a una lancha, o rentar un paseo privado para 2 o 4 personas, pagando la respectiva cantidad de 4 mil pesos. Le preguntamos el costo por persona en una lancha colectiva y nos indicó que era de 600 pesos por persona. Sin siquiera pensarlo le expresamos que esperaríamos a que se conformara la cantidad de personas para abordar una lancha colectiva, a lo que simplemente nos dijo que podría tardar tiempo en que eso pasara y que no nos aseguraba nada. Decidimos visitar los diferentes puestos de Tours que se encuentran en los alrededores del muelle para preguntarle si podían incluirnos en un tour colectivo a lo que muy amablemente nos comentaron que deberíamos esperar a que la persona del muelle nos encontrara un lugar. Nos expresaron que es más fácil el tomar una lancha colectiva si ya venimos con un paseo contratado con anticipación, ya que así sólo se llega con el personal de la agencia con la que se contrató y se espera a reunir la cantidad de 10 a 12 personas para completar el viaje colectivo (los cuales también debieron haber reservado con ellos), y es mucho más rápido y segura la salida.

Después de preguntar en 3 o 4 puestos que ostentaban una lona con el nombre de Tour a las ballenas en los alrededores del muelle, y recibir la misma respuesta de esperar, nos resignamos a deambular por el sitio y apreciar la infraestructura para prestar el servicio a los visitantes. El sitio está limpio, sin embargo, existen algunas zanjas de trabajos de construcción que se están realizando, y no cuentan con señalización que prevenga una caída u otro accidente. Tampoco cuenta con carpas o construcciones donde los visitantes puedan descansar y protegerse del sol, sin sentarse en los puestos de venta de comida donde necesariamente deben tener un consumo. Sí cuenta con 4 bancas de madera colocadas cerca de la playa donde pueden sentarse los visitantes, así como un espacio para tomarse fotografías. Cerca del muelle están unos 5 o 6 sitios improvisados para venta de alimentos, en donde simplemente se colocaron una o dos mesas con sus respectivas sillas, y en donde se brindan los alimentos a los clientes. Los precios de los alimentos son semejantes a los que costarían en un restaurante de buen nivel en esta capital, sin embargo, la presentación es un tanto improvisada. Al parecer, los mariscos son extraídos de lugares cercanos a Puerto Chale.

Existen sólo 3 o 4 negocios de venta de alimentos que son parte de las casas construidas con concreto y bloques, y que se adaptaron precariamente, sin embargo, aún requieren mayores arreglos para convertirse en sitios idóneos para el fin que se pretende. En varios sitios del puerto se cuenta con bocinas de las cuales emana música de diversos géneros y con un volumen alto, lo cual en ocasiones obliga a retirarse a un sitio más tranquilo. Cerca del muelle se encuentra unos baños para uso del público. El costo para poder ingresar es de 10 pesos por persona. Están bastantes limpios y con agua suficiente. Sólo noté que al salir del baño no cuenta con jabón para lavarse las manos.

Después de una espera de unos 25 minutos llegó una familia de unos 10 integrantes, por lo que nos acercamos para confirmar que todos juntos integraríamos el siguiente contingente que abordaríamos una lancha y así partir hacia el tour de las ballenas. Pasamos a un tejaban en donde anotamos nuestros nombres en una hoja, pero no se nos pidió ningún otro dato. Considero que esto no es adecuado ya que en caso de un accidente o emergencia difícilmente se podría ubicar a una persona si no deja más datos de identificación.

Finalmente, se indicó que, si se quería hacer el pago con tarjeta bancaria, al finalizar el tour se nos llevaría a un sitio cercano con acceso a internet para hacer el pago. A todos los participantes se nos entregaron chalecos salvavidas de excelente calidad. Algo que nos llamó la atención es que casi todos los chalecos (el mío no), llevaban amarrado un silbato, el cual se nos indicó que nos serviría para ubicarnos en caso de una emergencia o de topar con un banco de niebla. Finalmente, se nos condujo al embarcadero para abordar la lancha.

El muelle por el que se transita para subir a la lancha consta de tres largos tramos los cuales no tienen barandales a los costados, por lo que son inseguros sobre todo para los niños ya que pueden caer. El abordaje a la lancha fue rápido, en orden y bajo la vigilancia del lanchero, el cual demostró gran experiencia. Solamente se nos dio la instrucción de no acercarnos todos a uno de los lados de la lancha para evitar un accidente, pero no hubo mayores indicaciones para nuestra seguridad o en caso de tener algún accidente. Tampoco se nos indicó cómo debía ser nuestro comportamiento al estar cerca de las ballenas y qué cosas hacer y cuáles evitar. Este punto sería importante que se advirtiera a todos los visitantes puesto que ayudaría mucho a la seguridad y, sobre todo, a la protección y conocimiento de nuestras ballenas.
En el trayecto que hicimos, de aproximadamente unos 20 minutos, desde Puerto Chale hasta el sitio en el mar, donde nos detuvimos para admirar a las ballenas, pude percatarme que la lancha era casi nueva, bien pintada, limpia, con bastante refuerzo para convertirla en un medio muy seguro para llevar a una buena cantidad de pasajeros. El motor de la lancha era bastante nuevo. La lancha venía equipada con un aparato de radiocomunicación. No estaba a la vista el botiquín de primeros auxilios ni tampoco la pistola de bengalas o una lancha inflable en caso de naufragar o pedir auxilio. La Lancha contaba con una mallasombra, la cual protegía del sol a la mayoría de los paseantes.
Durante cerca de 50 minutos estuvimos paseando entre las ballenas, 3 de ellas se dejaron tocar por quienes así lo desearon y, pudimos obtener una gran cantidad de fotografías y videos con estos inolvidables momentos. Algo que no se está aprovechando es la posibilidad de sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de Baja California Sur, y en este caso Puerto Chale, como sitio de reproducción y nacimiento de miles de ballenas que navegan por los mares. Podría grabarse un audio con esta y otra información también importante, y reproducirse a través de una o dos bocinas empotradas en la lancha, para que los visitantes reciban esta información, y se sumen a la conservación y cuidado de estos gigantes de los mares. También se podrían mandar imprimir folletos, de distribución gratuita entre los visitantes, con información relevante sobre las ballenas que llegan a este y otros sitios de Baja California Sur. Al finalizar pagamos la cuota requerida pero no se nos entregó comprobante alguno.
Retornamos a La Paz, sin mayores contratiempos, cargados de muchos recuerdos, fotografías y sobre todo con esta gran experiencia que para todos será inolvidable. Espero que esta crónica sirva como una crítica constructiva que ayude a mejorar la atención que se presta en este bello destino del municipio de La Paz, y al mismo tiempo una invitación para que mucha más gente lo visite y, disfrute del hermoso espectáculo de las ballenas.

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Apuntes sobre los Pericúes

 Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Nuestra península inició su poblamiento hace aproximadamente unos 12,500 años. Los grupos que llegaron venían procedentes de Asia, e incursionaron en este continente americano por el famoso estrecho de Bering. Poco a poco fueron descendiendo hacia el sur, y algunos de esllos ingresaron a la península que actualmente lleva el nombre de Baja California, en donde quedaron encapsulados. Este fue el antecedente de los grupos étnicos nativos que durante la Colonia se conocieron como pericúes, guaycuras y cochimíes.

En el caso que hoy nos ocupa, los pericúes, este grupo se asentó en la región más austral de la península, y abarcó casi todo el territorio de lo que actualmente se denomina el Municipio de Los Cabos. De acuerdo a los cálculos realizados por los sacerdotes jesuitas, los cuales permanecieron en nuestra península de 1697 hasta 1768, los pericúes era el grupo menos numeroso, con apenas unos 5000 integrantes. Sus principales actividades eran la pesca y la caza así como la recolección de semillas y frutos, lo cual los hacía un grupo nómada o seminómada, ya que tenían que trasladarse por temporadas a diferentes sitios en búsqueda de alimento y agua. 

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El nombre de pericús o pericúes, se lo impusieron los jesuitas al escuchar sus incesantes pláticas, en las cuales decían las palabras de forma rápida, semejándoseles a los pericos o periquitos, de ahí que hayan adaptado este nombre para denominar a este grupo. Sin embargo, en las crónicas misionales se habla que dentro de los pericúes existían divisiones de grupos: edúes, uchitíes, coras y pericúes. El etnólogo francés, Paul Rivet, desarrolló una interesante hipótesis sobre el origen de los pericúes. De acuerdo a investigaciones que realizó en las osamentas encontradas en entierros de este grupo, él sostenía que habían llegado a esta parte de la península en embarcaciones, navegando desde Australia o Polinesía. Como evidencia de ello menciona que la forma de la cabeza de los pericúes era hiperdolicocéfala, esto es, ancha y redonda, similar a la que tienen los habitantes de aquellas regiones del sur del orbe, muy diferente al resto de los habitantes de la península. También los misioneros jesuitas mencionaban que los pericúes tenían un lenguaje muy diferente al resto de los californios, sin parecido alguno.

Las herramientas que fabricaban los pericúes eran arcos, flechas, arpones de madera, cuerdas de hoja de maguey machucado (ixtle), piedras de moler, leznas, espátulas, ornamentos de madre perla, cuentas de caracoles marinos, lanzadardos, cestas o coritas, contenedores de palma, etc. De acuerdo a las observaciones realizadas por los exploradores y militares europeos así como los jesuitas, se dice que eran excelente nadadores y navegantes. Las islas Espíritu Santo, Cerralvo (Jacques Y. Cousteau) y San José, fueron colonizadas por los pericúes, llegando a ellas desde hace 10,000 años. Los exploradores europeos que arribaron a la región de Los Cabos, mencionan que era común  al estar a unos 5 o 6 kilómetros de distancia de la costa, llegaban hacia ellos una gran cantidad de pericúes montados en sus embarcaciones tan endebles, siendo muy hábiles en el conocimiento de las corrientes marinas y la orientación.

Francisco Javier Clavijero, SJ, hace una interesante descripción de la vestimenta de los Pericúes: Los pericúes, hacia el Cabo de San Lucas, adornaban toda la cabeza de perlas, enredándolas y entreverándolas con los cabellos, que mantenían largos. Entretejían con ellas unas pequeñas plumas blancas, resultando de todo un adorno postizo que, visto de lejos, pudiera pasar por peluca. También hubo antiguamente esta moda de toquillas entre los pericúes del sur, formadas de unos caracolillos pequeños, blancos y redondos, que parecían perlas, y las hacían muy vistosas.

Las más decentes en vestirse eran las mujeres de los pericúes, hacia el Cabo de San Lucas. Hay en este pedazo de tierra cierta especie de palmas, distintas de las que producen los dátiles, y de éstas se valen las indias, para formar sus faldellines. Para esto golpean sus hojas, como se hace con el lino, hasta que salen esparcidas las hebras, las cuales, si no son tan delicadas como las del lino, a lo menos quedan, machacadas de este modo, más suaves que las del cáñamo. Su vestido se reduce a tres piezas, dos que forman juntas una saya, de las cuales la mayor, poniéndola por detrás, cubre también los dos lados volteando un poco para delante, y llega desde la cintura hasta media pierna o poco más. La otra pieza se pone por delante, cubriendo el hueco que dejó la mayor, pero sólo llega a las rodillas o muy poco más. La tercera pieza sirve de capotillo o mantelina con que cubren el cuerpo desde los hombros hasta la cintura o poco más. Estos vestidos no están tejidos sino engasados de hilos, o diremos mejor cordelillos, unos con otros por el un extremo, como en los fluecos, deshilados o guadamaciles, quedando pendientes a lo largo en madejas muy tupidas y espesas. Y aunque labran unas pequeñas telas de estas pitas o hebras de palmas, no son para vestirse sino para hacer bolsas y zurrones, en que guardan sus alhajuelas. Estas indias del cabo de San Lucas crían el cabello largo, suelto y tendido por la espalda. Forman de figuras de nácar, entreveradas con frutillas, cañutillos de carrizo, caracolillos y perlas, unas gargantillas muy airosas para el cuello, cuyos remates cuelgan hasta la cintura y, de la misma hechura y materia, son sus pulseras. Aun en aquel rincón del mundo inspira estas invenciones a gente tan bárbara el deseo de parecer bien. El color de toda esta nación pericú es, por lo común, menos obscuro, y aún notablemente más claro, que el de todos los demás californios.

De acuerdo a investigaciones que ha realizado el Lic. Gilberto Ibarra Rivera, en diferentes documentos escritos por personas que convivieron con los pericúes, ha podido concentrar algunas de las palabras que utilizaban en este grupo, lamentablemente es del que menos se conoce su lengua. Aquí algunos ejemplos, y cuando se tiene, la definición de estas palabras: Aiñiní: nombre indígena del sitio en el que se construyó la misión de Santiago de los Coras, Anicá: nombre de una ranchería indígena, Añuití: nombre pericú del sitio donde se construyó la misión de San José, cerca de la actual ciudad sudcaliforniana de San José del Cabo, Caduaño: topónimo de un pueblo moderno, localizado en el municipio de Los Cabos (Baja California Sur). Significa Cañada Verde, Cunimniici: nombre de una cadena de ontañas localizada en territorio pericú, Eguí, Marinó: nombre indígena para los montes de Santa Ana (Baja California Sur), Purum: topónimo que designaba a un conjunto montañoso y a una ranchería indígena, Yeneca: topónimo de una ranchería, Yenecamú: topónimo indígena de Cabo San Lucas, ípiri: cuchillo, ipirica: hacha, uriuri: andar, utere: sentarse, unoa: daca aquello , Boox o boxo: perla, nacui: concha, itaurigui: capitán, eni: agua, aynu: pescado y miñicari: cielo.

Los pericúes fue el primer grupo étnico nativo de la antigua California en desaparecer. Una gran cantidad de epidemias entre las que se destacan sarampión, viruela y sífilis, causaron la mortandad de miles de niños y adultos de este grupo. En el caso de la sífilis por lo general ocasionaba esterilidad en las mujeres o el nacimiento de niños enfermos que al poco tiempo morían. También durante la gran rebelión de 1734, iniciada por este grupo, al ser reprimida por el ejército español, ocasionó la muerte de muchos de ellos, así como el exilio a otras misiones de una gran cantidad de mujeres pertenecientes a este grupo, como una forma de evitar su reproducción. Aproximadamente para el final de la segunda década del siglo XIX, se habían extinguido los integrantes de este grupo, sin embargo, debido al mestizaje que se dio entre los recién llegados con los últimos hombres y mujeres pericúes, la herencia genética aún perdura en sus descendientes.

Aún falta mucho por conocer sobre la historia y cultura de este gran grupo de los Pericúes, tarea que seguimos realizando de forma paulatina pero constante, con el fin de apuntalar la identidad de los habitantes de Sudcalifornia, y seguir recordando que en esta tierra florecieron grupos étnicos originarios con una gran cultura y de cuya herencia nos debemos sentir orgullosos. 

 

Bibliografía

Francisco Javier Clavijero. 1789. Historia de la Antigua o Baja California.

Ibarra Rivera G. 1991. Vocablos indígenas de Baja California Sur. Instituto Sudcaliforniano de Cultura.  

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El núcleo de la tierra se ha detenido y todos vamos a morir… o ¿no?

FOTOS: Internet

California Mítica

Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cientificos afirman que el núcleo de la tierra se ha detenido, o mas bien que se a ralentizado e incluso cambiando de dirección.
Esto podría explicar porque alrededor del mundo se han visto comportamientos de animales muy extraños, como las cabras que giraban en círculos (aquí la liga).


También los cambios en el clima y terremotos se pueden atribuir a esta situación. Existen películas que hablan de este fenómeno, de manera muy apocalíptica como la del núcleo, donde incluso se bombardea el centro para salvar a la humanidad.

 

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Pero, que opinan los científicos, precisamente a este respecto, Yi Yang y Xiaodong Song, dos investigadores del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China, acaban de publicar en la prestigiosa revista Nature Geoscience un estudio sobre el comportamiento del núcleo de la Tierra que ha sorprendido a la comunidad científica.

Según los datos obtenidos por los científicos, la velocidad de rotación del núcleo terrestre se habría ralentizado en los últimos años y, además, habría empezado a girar en sentido contrario, hacia el oeste. En palabras del Instituto de Geociencias (IGEO), lo que la nueva investigación afirma es que el núcleo ha decrecido su velocidad y está ‘desacompasado’ con la velocidad de giro del resto del planeta. Es como si nosotros, la corteza, nos adelantáramos respecto al núcleo, han apuntado.

Aunque se ha creado cierta alarma alrededor de la noticia de esta ralentización del giro del núcleo de la Tierra, la verdad es que el impacto que puede tener en las vidas de quienes habitamos la última de las capas terrestres, la corteza, es mínima.

Como todo el mundo sabe, la Tierra tarda 24 horas en girar sobre sí misma, es decir, 1440 minutos, o lo que es lo mismo, 86.400 segundos en dar un giro completo de 360 grados. Y las diferencias detectadas por el estudio son del orden de 0,1 grados por año, es decir, una cantidad muy pequeña teniendo en cuenta que cada año se producen 365 giros de 360 grados.

A nivel científico, esta diferencia en el giro sí puede generar un cambio, pero, es tan pequeña que no producirá cambios perceptibles para el ser humano. Según los investigadores, el día se podría llegar a alargar o acortar una milésima de segundo respecto a los últimos 50 años. 

Asi que, estamos a salvo y no es necesario llamar a Bruce Willis, con esto llegamos a la conclusión que siempre hay que estar informados con fuentes oficiales y nunca dejarnos llevar por las noticias alarmistas.

Referencia

National Geographic. Afectación del clima. Consultado 2 de febrero de 2023.

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