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La investigación en historia regional. Retos y futuro

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La investigación en historia regional es un campo fascinante que presenta una serie de retos únicos. A diferencia de la historia nacional o mundial, la historia regional se enfoca en el estudio de una región geográfica específica y su impacto en el mundo más amplio. A continuación, se presentan algunos de los principales retos que enfrentan los investigadores en este tipo de historia historia: Fuentes limitadas: Uno de los principales desafíos de la investigación en historia regional es la limitada disponibilidad de fuentes. A menudo, la información histórica está dispersa y fragmentada, y es difícil de encontrar. Los archivos regionales pueden ser menos accesibles que los archivos nacionales, lo que limita el acceso a los documentos históricos.

Interpretación de fuentes: A medida que se avanza en la investigación regional, puede resultar difícil interpretar los datos y las fuentes disponibles. A menudo, los documentos históricos son incompletos o contradictorios, y puede ser difícil separar los hechos de la ficción.

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Dificultades lingüísticas: En algunos casos, la investigación regional requiere el uso de idiomas locales que pueden no ser familiares para el investigador. La falta de conocimiento del idioma puede ser un obstáculo para el acceso a fuentes importantes y para la interpretación de documentos.

Desafíos geográficos: Las regiones pueden ser muy extensas y están compuestas por áreas geográficas y culturales distintas. Las diferencias en el terreno, el clima y la cultura pueden dificultar la comparación entre diferentes partes de la región.

Falta de especialistas: La historia regional a menudo carece de especialistas que puedan brindar información y orientación. Esto puede dificultar el acceso a conocimientos especializados y a la validación de la investigación.

A pesar de estos desafíos, la investigación en historia regional es crucial para la comprensión de la historia global. La investigación en historia regional permite a los historiadores comprender mejor los contextos históricos específicos y cómo han influido en la historia más amplia. También puede proporcionar información sobre cómo las comunidades locales han interactuado con otras regiones y culturas, y cómo han influido en el mundo en general.

La investigación en historia regional presenta muchos retos, pero es una parte importante del estudio de la historia. Los investigadores en historia regional deben ser pacientes, persistentes y estar dispuestos a enfrentar los desafíos que presenta este campo. Con la perseverancia y el compromiso adecuados, pueden hacer importantes contribuciones a nuestra comprensión de la historia global.

La investigación en historia regional es un campo en constante evolución, y su futuro es prometedor. A medida que avanzamos hacia un mundo más globalizado, la necesidad de  comprender mejor las raíces históricas de las comunidades locales se vuelve cada vez más importante. A continuación, se presentan algunas tendencias que pueden definir el futuro: Interdisciplinariedad: La historia regional puede beneficiarse de una mayor colaboración entre diferentes disciplinas. La incorporación de la arqueología, la antropología, la geografía y otras disciplinas puede proporcionar una comprensión más completa de la historia regional. Además, la incorporación de tecnologías digitales y técnicas de análisis de datos puede ayudar a los investigadores a analizar grandes cantidades de información y descubrir nuevas perspectivas sobre la historia regional.

Enfoque en la historia social y cultural: En las últimas décadas, ha habido un creciente interés en la historia social y cultural. Los historiadores regionales pueden aprovechar esta tendencia para explorar la vida cotidiana, las prácticas culturales y las relaciones sociales en las comunidades locales. Este enfoque puede proporcionar información valiosa sobre cómo las personas de diferentes regiones han experimentado y respondido a eventos históricos importantes.

Comunidad y compromiso público: Los historiadores regionales pueden aumentar su impacto al involucrar a las comunidades locales en la investigación. Los proyectos de historia pública y la colaboración con organizaciones comunitarias pueden ayudar a los historiadores a difundir sus hallazgos y a fomentar la comprensión de la historia regional.

Además, la colaboración con las comunidades locales puede proporcionar información valiosa y perspectivas únicas sobre la historia regional.

El uso de tecnologías digitales: Las tecnologías digitales, como los SIG (sistemas de información geográfica) y la realidad virtual, pueden proporcionar nuevas formas de visualizar y analizar datos históricos. Los historiadores regionales pueden utilizar estas tecnologías para crear mapas interactivos, reconstrucciones virtuales y otras herramientas  que pueden mejorar la comprensión de la historia regional.

Mayor diversidad y perspectiva global: Los historiadores regionales pueden beneficiarse de una mayor diversidad y perspectiva global en su investigación. El estudio de la historia regional en diferentes partes del mundo puede proporcionar nuevas perspectivas sobre la historia global y aumentar la comprensión de la diversidad cultural y geográfica. Además, la inclusión de perspectivas indígenas y de comunidades marginadas puede proporcionar una comprensión más completa de la historia regional y su impacto en diferentes grupos de personas.

El futuro de la investigación en historia regional es prometedor. La interdisciplinariedad, el enfoque en la historia social y cultural, el compromiso público, el uso de tecnologías digitales y la diversidad y perspectiva global pueden ayudar a los historiadores regionales a descubrir nuevos aspectos de la historia regional y a aumentar la comprensión de la historia global. Con la colaboración y el compromiso adecuados, la investigación en historia regional puede hacer importantes contribuciones a nuestro conocimiento del pasado y del presente.

Referencias bibliográficas:

Arias, P. (2006). Luís González: Microhistoria e historia regional. Desacatos. De López, S. M. (2018). Historia local, historia regional e historia nacional. ¿Una historia posible?. Revista Escuela de historia.

Richard Jorba, R., & Bonaudo, M. (2016). Historia regional. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UNLP).

Carbonari, M. R. (2009). De cómo explicar la región sin perderse en el intento. Repasando y repensando la Historia Regional. História Unisinos, pp. 19-34.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




El año y las estaciones, en la Antigua California

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los seres humanos de todas partes del orbe dedicaron una buena parte de su tiempo a la observación de los fenómenos que ocurrían a su alrededor, les eran de suma necesidad para su sobrevivencia. En el caso de los grupos étnicos nativos de la California no fue la excepción, y conforme pasaron las centurias se percataron de ciertas regularidades en el transcurrir del tiempo, y así fue como crearon el concepto de año y de las estaciones en el mismo.

De acuerdo a lo relatado por el sacerdote Francisco Xavier Clavijero en su libro Historia de la Antigua o Baja California, menciona que estos grupos al día le dan, a ejemplo de otras naciones, el mismo nombre que al sol, ibó. En lo que respecta al año, le llaman Mejibócuyo nombre significa principalmente ibó la estación más alegre y abundante. Recordemos que el sacerdote Clavijero, de muy grata memoria, nunca estuvo en la California. Construyó su libro a través del análisis de los informes y cartas que redactaron los misioneros jesuitas que sí estuvieron en la península. Este trabajo lo realizó con gran maestría, y en lo más mínimo le afecta a su objetividad. El sacerdote Clavijero tuvo mucho cuidado de no caer en la tentación de agregar invenciones, algo muy común entre los escritores de esa época, que trataban de lugares poco conocidos en América. Muy por el contrario, este erudito sacerdote realizó un trabajo de síntesis muy concienzudo, con lo cual nos legó una de las obras más completas sobre los años de estancia de sus hermanos de Orden en esta apartada península.

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Sobre el tema en comento, el texto continúa mencionando: No dividen el año en meses, sino en seis estaciones: La primera, que es la llamada Mejibó , es la más alegre porque en ella se coge la cosecha de  itahayas, comprende parte de junio, todo julio y parte de agosto; La segunda, que también les es tan grata como la primera por la cosecha de pitahayas agridulces, tunas y otras frutas y semillas que aprecian, se llama Amadá-appí, y comenzando en agosto, abraza todo septiembre y parte de octubre, en cuyo tiempo reverdecen las plantas con las lluvias que entonces caen, aunque escasas; La tercera tiene el nombre de Amadá-appigalá  , y comprende parte de octubre, todo noviembre y parte de diciembre, tiempo en que la yerba nacida en la estación anterior empieza a amarillear y secarse; ​La cuarta, nombrada Majibél , es la más fría, y comprende parte de diciembre, todo enero y parte de febrero; La quinta, que se llama Majiben , comienza en febrero y abraza todo marzo y parte de abril; Finalmente, la sexta incluye parte de abril, todo mayo y parto de, junio y se llama Majiben- maají , esto es, la estación mala, porque para ellos es lo que para otros pueblos el invierno, pues siendo allí entonces más escasos que nunca los víveres, no tiene aquella pobre gente más alimento que el mezcal y las semillas tostadas recogidas en las otras estaciones; y así la siguiente les es tanto más grata cuanto mayor es en esta su miseria.

Si bien, es cierto que los naturales de la California no lograron desarrollar la agricultura, la medición del tránsito de la tierra alrededor del sol les era de gran utilidad, principalmente para saber las fechas en que los árboles y cactáceas de la región daban sus frutos y semillas, con las cuales se alimentaban casi todo el año. Aunado a lo anterior podían predecir la cercanía de la temporada de escasez de alimentos, lo cual les ayudaba a apresurarse a recolectar la mayor cantidad de comida para poder subsistir en esos aciagos días.

Referencia

Francisco Javier Clavijero. 1789. Historia de la Antigua o Baja California.

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Shazam 2: La furia de los dioses

Kinetoscopio


Marco A. Hernández Maciel

País: Estados Unidos

Director: David F. Sandberg

Elenco: Zachary Levi, Angel Asher, Djimon Hounsou.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Shazam, originalmente conocido como el Capitán Marvel, fue uno de los primeros cómics en alcanzar una enorme popularidad por allá de los años 40 del siglo pasado. Su premisa, la de un joven huérfano llamado Billy Batson que al decir la palabra SHAZAM! se convierte en un ser que conjuga los poderes de dioses antiguos, enamoró al mismísimo Elvis Presley quien al final de su carrera basó el vestuario de sus presentaciones en el traje de este personaje. Y esto hacía inevitable su llegada a la pantalla grande, presentando recientemente en cines su segunda parte.

Una segunda parte que pierde algo del encanto de la primera, en la que el director David F. Sandberg no logra cohesionar el espíritu alborotero y desenfadado de la anterior, con el tono épico que prometía esta continuación. Si bien, Zachary Levi repite de buena forma su papel como el protagonista, y en general el reparto sigue haciendo bien su trabajo, un punto bajo son las nuevas villanas de la historia, en las cuales es difícil entender el objetivo que persiguen y las acciones realizadas. Algo así como son malas porque sí, y los héroes pues las tienen que detener porque son los héroes.

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Además de ello, la historia no logra expandir otros puntos que serían muy interesante para el desarrollo de los personajes principales. La subtrama de los fiascos, y la llegada a la adultez de Billy Batson son tratadas de manera muy somera y eso impide que veamos una evolución en el personaje, porque hay que recordarlo, el verdadero protagonista es Billy Batson, y sin él, la historia no termina de cuajar. Así, la película se pierde en su intención de ser muy épica y deja de lado los detalles que nos permitirían identificarnos más con un personaje que podrá tener la sabiduría de Salomón, pero que no sabe cómo usarla.

¿Estamos ante un agotamiento y decadencia del género de súper héroes? Creo que este año tendremos esa respuesta. Puede ser que solo sea un bache, o quizás realmente ordeñaron las historietas a tal punto que ya no hay más que dar. Por lo pronto, Shazam es un vehículo de entretenimiento vacío, donde el verdadero protagonista, Billy Batson, es relegado a segundo término y eso deja a la película sin el espíritu encantador que tuvo la primera.

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La Reina Calafia ¿Mito o realidad?

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El encuentro de nuestra península, por parte de los exploradores europeos, fue un suceso natural y mus buscado, por ellos. Podemos sintetizar que el viaje de Colón hacia el occidente, y el posterior encuentro con esta tierra, la cual él no esperaba encontrar, fue por la encomienda de los reyes de la naciente España, para encontrar una ruta hacia las tierras chinas, y principalmente al encuentro con las famosas islas de especierías. En esta búsqueda sin fin, la fantasía y la realidad se entretejieron de tal forma, teniendo como desenlace nuestro mítico y maravilloso nombre de California, para nuestra milenaria península.

Posterior a la llegada de Cristóbal Colón a esta nueva tierra que encontró en medio del Mare tenebrosum, como se le conocía al Océano Atlántico en aquellos tiempos, se sucedieron una serie de viajes de exploración por una gran cantidad de militares y aventureros, los cuales tenían la doble misión de explorar estas tierras recién descubiertas, y continuar en el empeño de encontrar un viaje hacia las Molucas o Islas de especiería. Uno de estos grandes militares y exploradores fue Hernán Cortés, quien, al poco tiempo de lograr la hazaña de apoderarse de la gran Tenochtitlán, envío a algunos de sus capitanes más cercanos a que exploraran las tierras hacia el Occidente (lo que hoy son las costas de Michoacán Jalisco, Colima y Nayarit), con el propósito de conocer las riquezas que ahí se encontraban, así como la existencia de una posible ruta hacia las islas de especiería. Como respuesta a sus pretensiones, en poco tiempo regresaron sus capitanes informándole que se habían enterado, por boca de los naturales de estos sitios, de la existencia de una leyenda que ubicaban a una isla al noroeste, la cual estaba habitada sólo por mujeres, y en las que abundaban los metales preciosos como el oro y la plata, que tanto codiciaban estos extranjeros. A este sitio le llamaban Cihuatán o Cihuatlán, que en español significa Lugar de mujeres.

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Seguramente al conocer sobre esta leyenda, Hernán Cortés, así como a algunos de sus capitanes, se les vino a la mente la leyenda de Las amazonas, la cual era ya conocida desde hacía más de 1500 años, proveniente de la mitología de la civilización griega, así como la mención de un sitio de estas características, el cual aparecía en un libro de hazañas caballerescas el cual tenía muy poco tiempo de haberse impreso (1510), y que era de gran circulación en toda Europa, me refiero a Las sergas de Esplandián o Las hazañas de Esplandián. Esta obra fue escrita por un español de nombre Garci Rodríguez de Montalvo, la cual formaba el quinto libro de una serie que llevó por título Amadís de Gaula, en su primer tomo. Esta obra nos narra precisamente, las hazañas del príncipe Esplandián, hijo del rey Amadís de Gaula, y los innumerables combates que sostuvo contra los persas y musulmanes que buscaban sitiar y apoderarse de Constantinopla. Al final, los adversarios son vencidos, y Esplandián se casa con la hija del rey de Constantinopla, y paulatinamente llega al trono de este imperio.

Pero regresando a la relación existente entre este libro y la leyenda de Cihuatlán, en la obra en comento se menciona de la existencia de la reina Calafia, la cual era ama y señora de una legendaria isla conocida como California. Sobre el particular se menciona: Sabed que a la diestra mano de las Indias hubo una isla llamada California, muy llegada al Paraíso Terrenal, la cual fue poblada de mujeres negras, sin que algún varón entre ellas hubiese, que casi como las Amazonas era su modo de vivir […]. De las características de la reina se dice: […] la reina Calafia, salida del mar, armada ella y sus mujeres de aquellas armas de oro, sembradas de piedras muy preciosas que en la ínsula como piedras del campo se hallaban […]. En el transcurso de la novela se dice que la reina Calafia abandonó su isla al lado de sus guerreras para ponerse del lado de las huestes musulmanas, sin embargo, en el transcurso de las batallas se enamoró de Esplandián, y decide dejar las armas para unirse al ejército cristiano. Finalmente, Calafia termina casada con Talanque, primo de Esplandián. En este punto hago la acotación, que a la reina Calafia se le describe, de raza negra, bello y robusto cuerpo, fogoso valor y gran fuerza.

Es importante mencionar, que, en el siglo XVI, la realidad y la fantasía estaban sumamente mezcladas, así que era común que los navegantes hablaran de la existencia de dragones y monstruos marinos, los exploradores buscaran ciudades hechas de oro y gemas preciosas, etc. Tomando en cuenta lo anterior, no es de extrañarnos que Cortés y sus capitanes, creyeran firmemente en la posible existencia de esta isla en aquellas partes de la tierra que estaban por descubrir, y transmitieran estas ideas a sus soldados, los cuales, si bien en su mayoría eran analfabetas, compartían con sus comandantes, una imaginación viva y muy prolífica. Fue tanto el interés de Cortés por buscar esta isla que durante los años de 1532 a 1533, envió tres expediciones, por mar, hacia el noroeste de lo que ya se estaba llamando Nueva España, sin embargo, sólo en la 3er. expedición, la de Becerra-Jiménez, pudo obtener algo de información que parcialmente le confirmó lo que suponía. Fue entonces que Cortés decide formar una nueva expedición la cual encabezó, llegando el 3 de mayo de 1535 al sitio en donde habían dado muerte los naturales al infortunado Fortún Jiménez. Durante 11 meses, Cortés y sus hombres realizaron exploraciones hacia diferentes puntos de la tierra recién encontrada, y no pudieron encontrar ni a la reina Calafia ni a sus guerreras, así como tampoco las riquezas de las que tanto hablaba la leyenda. Finalmente, a mediados de abril de 1536, Cortés abandona la colonia que había formado en este sitio, al cual denominó Santa Cruz, derrotado y sin siquiera haber podido confirmar si era tierra firme o una isla. Debido a lo anterior no existe evidencia de que el Marqués del Valle de Oaxaca le haya impuesto oficialmente un nombre a toda esta tierra. 

Al poco tiempo, los deseos por continuar explorando esta tierra se extendieron, y hubo necesidad de denominarla de alguna manera. Y fue ahí que de forma no oficial empezó a generalizarse el uso del nombre de CALIFORNIA, para aplicarlo a toda esta gran extensión de tierra. Durante muchos años los historiadores trataron de responder cómo fue que este nombre mítico pasó de una novela de caballería a aplicarse a esta tierra, y algunas explicaciones fueron: Que algunos de los soldados que acompañaron a Cortés, al volver de la expedición de 1535-1536, sin las recompensas prometidas de oro y piedras preciosas, empezaron a decir a manera de resentimiento y coraje: Ahí está la famosa California (N. van de Grift). Otros historiadores, como Francisco Javier Clavijero, mencionan que el nombre se deriva de una frase en latín que mencionó Cortés durante su estancia en la Santa Cruz, donde según aseguran mencionó: Calida Fornax, lo cual se puede traducir al español como Horno caliente, debido al calor que sitió durante su estancia. Sin embargo, todas estas versiones fueron desplazadas por la explicación que realizó el Dr. Edward Everett Hale, expuesta en 1862, en donde tras hacer una traducción del libro Las sergas de Esplandián al inglés, descubre la existencia de este nombre en esta popular novela del siglo XVI. Como una acotación breve, mencionaré que en el libro El cantar de Roldán o La Canción de Rolando escrito 1060-1065, se lee el nombre de Califerne para denominar una isla. Muy probablemente 500 años después, Garcí Rodríguez de Moltalvo lo retoma en su novela, pero deformándolo, hasta quedar en California.

La primera mención del nombre California para denominar a la península, la realiza Francisco Preciado en su diario de navegación, en noviembre de 1539, durante la exploración que envía Hernán Cortés para demarcar las costas de esta tierra, al mando de Francisco de Ulloa.

Nuestra península, fue el primer lugar en el orbe, en llevar el nombre de California, y particularmente la parte sur de esta península, sitio que actualmente ocupa nuestro estado, fue al que se le impuso esta denominación. Paulatinamente la parte norte de la península recibió, por extensión, este nombre, y finalmente en el siglo XVIII, se le adjuntó el adjetivo baja a la denominación de California. Ojalá que en no mucho tiempo, podamos regresar, exclusiva y oficialmente, a denominarnos por nuestro toponímico primario, CALIFORNIA.

Referencia

EL ENCUENTRO DE UNA PENÍNSULA. La navegación de Francisco de Ulloa. 1539-1540. Julio César Montané Martí y Carlos Lazcano Sahagún. Fundación Barca. Museo de Historia de Ensenada. Archivo Histórico de Ensenada.

 

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El Misionero Jesuita Clemente Guillén de Castro, Expedicionario y humanista

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A partir del año de 1697, dio inicio la gran epopeya misional, en donde empezaron a llegar los misioneros de la Compañía de Jesús, los cuales paulatinamente cambiarían el rumbo de la historia de esta península de California. Uno de los sacerdotes más destacados fue Clemente Guillén de Castro, el cual desarrolló una gran tarea en la exploración y atención de los grupos indígenas en las regiones más inhóspitas y apartadas que existían.

El ignaciano Guillén de Castro, nació en el año de 1677 en el Reino de la Nueva Galicia, dentro del Virreinato de la Nueva España, en el poblado que actualmente es la capital del estado de Zacatecas. A los 19 años ingresó al colegio de Tepotzotlán en donde realizaría sus estudios que lo investirían al final como integrante de la Compañía de Jesús. Su primero encargo fue ser maestro de gramática y filosofía en la región de Oaxaca, y posteriormente misionar por un tiempo en la región de Sinaloa. A finales del año de 1713, contando con 36 años, se embarca junto con 2 jesuitas más rumbo al puerto de Loreto, para iniciar con su trabajo de misionero en la península. Debido al mal tiempo que imperaba en el Golfo de California, en dos ocasiones emprendió rumbo a su destino pero fue desviado, hasta que en el último viaje naufragó costándole la vida a uno de los misioneros que lo acompañaban y a otras personas a bordo. Puesto a salvo en tierra firme, repone sus fuerzas y finalmente se traslada al puerto del Yaqui, del cual parte hacia Loreto, a principios de 1714, llegando con bien a su destino.

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Como solía ocurrir en esos años, debido a la gran escasez de misioneros y la gran necesidad que de ellos se tenía para consolidar los pocos enclaves misionales que se habían fundado, después de unos pocos meses que pasó el padre Clemente en Loreto aprendiendo la lengua Guaycura y algunos datos sobre la geografía de la península, se le comisiona para que pase a ser el sacerdote titular de la misión de San Juan Bautista Ligüí-Malibat, en sustitución del sacerdote Francisco Peralta. Durante los siguientes años, el padre Clemente se esmeró por tratar de atraer hacia su misión a los indios que merodeaban por el lugar, pero debido a la escasez de agua y la renuencia de los naturales a vivir en el sitio, hizo que la misión, muy a su pesar, se fuera despoblando.

Mientras tanto, en el mes de marzo de 1719, el virrey Baltasar de Zúñiga y Guzmán, ordena a los jesuitas de la península de California, que realicen una exploración por el rumbo de Bahía Magdalena, con el propósito de identificar un sitio que ofreciera un buen puerto al Galeón de Manila, así como que contara con una fuente de agua permanente y abundante para dar refresco a la tripulación. El designado para llevar a cabo esta misión fue el padre Clemente Guillén.

La expedición estaba comandada por el capitán del Presidio de Loreto, esteban Rodríguez Lorenzo, así como algunos soldados e indios, los cuales les servirían como intérpretes y para asistirlos en sus necesidades. Esta hazaña les llevó 43 días en donde recorrieron la distancia que hay desde Loreto, hasta un sitio indeterminado que se encuentra frente a Isla Santa Margarita. Durante este viaje estuvieron a punto de perecer por la falta de fuentes de agua suficiente, además de que los Guaycuras que habitaban estos sitios se mostraban muy recelosos de ellos y, en varias ocasiones parecía como que se iban a abalanzar sobre ellos, sin embargo, utilizando toda su destreza diplomática, así como una que otra hazaña de amedrentamiento, lograron mantener una tensa calma con todos, hasta el fin de la exploración. En términos de éxito del objetivo del viaje, todo fue un fracaso ya que ni se encontró un puerto adecuado para el galeón ni fuentes de agua abundante, más sin embargo para efectos de la conquista misional fue muy provechoso ya que se descubrieron nuevos parajes, nuevas rutas y sobre todo se puso en contacto con grupos de indios que podrían ser evangelizados.

El siguiente año, en 1720, se envía al padre Clemente Guillén, al frente de un grupo de indios de su misión de San Juan Bautista y, unos cuantos soldados, a que tracen una ruta de exploración, desde su misión de San Juan Bautista, hasta el puerto de La Paz. Sobra decir que este viaje fue uno de los más peligrosos al que se enfrentaron los colonos, principalmente por lo abrupto de la serranía que se tuvo que traspasar, así como por el carácter belicoso y aguerrido de los Guaycuras, los cuales los veían como un peligro por ser competidores por la poca agua y el poco alimento que había en estos parajes. Durante los 26 días que duró esta expedición, a cada paso se encontraban precipicios infranqueables, abruptas y escarpadas montañas, y el azote siempre presente de la falta de agua. Debido a estas dificultades, a las que se sumaban los constantes asedios de grupos de guaycuras que buscaban amedrentarlos y que desistieran de su marcha, casi todos los indígenas amigos desertaron. Cuando llevaban un poco más de la mitad de los días que duró el trayecto, y ante la falta de agua y carencia de una ruta clara para poder sobrepasar la intrincada sierra, se convocó a una reunión en donde se analizaron las posibilidades de seguir a La Paz o regresarse, y finalmente después de no pocas objeciones, se decidió continuar.

Finalmente, el 6 de diciembre de 1720, Guillén de Castro y sus acompañantes, llegan a la bahía de La Paz, sitio al cual habían llegado en tan sólo dos días, por mar y embarcados en la balandra El triunfo de la Cruz, los misioneros Bravo y Ugarte, desde Loreto. Pasado unos días en el puerto y repuestas las fuerzan deciden regresar a la misión de San Juan Bautista, partiendo de La Paz el 10 de enero y llegando a su misión el 23 del mismo mes.

En el transcurso de este año, y tras los informes del padre Clemente sobre los parajes descubiertos dentro de la serranía que cruzó rumbo a La Paz, se le ordena que pase a formar una Misión en el paraje conocido como Apaté por los Guaycuras. El nombre que llevó esta misión fue Nuestra Señora de los Dolores, y contó con el presupuesto de diez mil pesos, los cuales fueron obsequiados por el marqués de Villapuente. Coincidió el poblamiento inicial del sitio con el cierre de la Misión de San Juan Bautista Malibat-Ligüí, debido a la escasez de naturales. Durante los años en que esta misión estuvo en el paraje de Apaté se vivieron condiciones muy adversas ya que el agua era salobre y de mala calidad, lo que impedía su uso para el cultivo. Sin embargo, se decidió mantener esta Misión principalmente porque servía como puente de ayuda y socorro para la Misión de La Paz, así como las otras que se fundaron en esta región austral de la península, decisión que demostró ser acertada por los sucesos que ocurrieron a partir del 1734 durante la gran rebelión de los pericúes.

En 1734, cuando el padre Clemente contaba con 57 años de edad, en el mes de octubre, dio inicio una rebelión encabezada por el grupo de los pericúes, pero que trascendió las fronteras de su región y se extendió a toda la península explorada por los misioneros, estando a muy poco de que concluyera con la salida y, en plan de huida, de los misioneros de la Compañía. Cuando por fin el gobierno virreinal decide enviar al gobernador de Sinaloa encabezando a un numeroso grupo de soldados e indios yaquis y mayos, para aplacar este movimiento indígena, deciden establecer su cuartel general en esta misión de Los Dolores. En 1737, sofocada esta insurrección, el sacerdote Guillén de Castro decide cambiar el asiento de su misión a otro sitio con mejor agua. El lugar designado fue un paraje conocido por los Guaycuras como Tañuetiá y, por los españoles como la Pasión. Este sitio estaba en el cajón que se formaba por el arroyo de Chillá. En este sitio continúa con su apostolado este sacerdote el cual ya para estas alturas 1744, se encontraba casi ciego.

En el año de 1746, y debido a su ancianidad y su ya casi total ceguera, se decide retirar al padre Clemente Guillén al Presidio de Loreto, en donde se conservó con gran actividad y siempre tratando de ser de utilidad para el sostenimiento de sus queridas misiones. Se cuenta que durante los días en que falleció, había llegado al Presidio de Loreto una anciana indígena que hablaba un tipo de lengua desconocida, y que buscando su bautismo se acercó al padre Guillén, mismo que le pidió el enseñara se lengua. En esta ocupación lo encontró la muerte en el año de 1748, a los 71 años de edad, y tras 34 años de trabajo duro e intenso entre sus amados Californios.

Bibliografía

Ponce A., A. (2012). Misioneros Jesuitas en Baja California. 1683-1768.

Guillén de C., C. [Diario de la] Expedición a la nación guaycura en Californias y descubrimiento por tierra de la gran Bahía de Santa María Magdalena en el Mar Pacífico, hecha por el Capitán Esteban Rodríguez Lorenzo, su primer conquistador: 3 marzo-14 abril 1719.

Guillén de C., C. [Diario de la] Expedición por tierra desde la misión de San Juan Bautista Malibat hasta la Bahía de La Paz, en el Seno Califórnico [por el padre Clemente Guillén]: 1720.

Zambrano, F. Diccionario Bio-Bibliográfico de la Compañía de Jesús en México.

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