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José Manuel María Márquez De León, un héroe ante el olvido de las autoridades

 

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja Califonira Sur (BCS).Baja California Sur ha sido tradicionalmente una parte del territorio nacional que, se ha distinguido por contar con los hijos e hijas más amantes de su patria, que a pesar del olvido tan tradicional y reiterado en que se nos ha tenido por parte del Gobierno de nuestro país, los sudcalifornianos siempre nos hemos mostrado fieles a nuestra mexicanidad y a las instituciones de la República Mexicana.

Un ejemplo del valor de los hijos de la primera California, fue el héroe José Manuel María Márquez de León, el cual, durante toda su vida se destacó por enarbolar las causas republicanas y la defensa de la soberanía de su Estado y su país. Sin embargo, pese a estar a unos cuantos días de conmemorar el CC Aniversario del natalicio de nuestro máximo héroe sudcaliforniano, las autoridades de gobierno no han sabido (o querido), promover este magno evento con actividades que demuestren la veneración y respeto que se supo ganar a pulso, nuestro gran General Márquez de León.

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José Manuel María Márquez de León, fue un destacado militar, político y pensador mexicano, nacido en el poblado de San Antonio, en lo que hoy es el Estado de Baja California Sur, un 5 de marzo de 1822. A la edad de 22 años inició su carrera militar como Segundo Comandante de la goleta Anáhuac. Al declararse la guerra entre México y Estados Unidos, combatió en varias ocasiones, logrando destacar en las batallas de Mazatlán, particularmente en la de Olas Altas, Puerto Viejo y Urías. Logró capturar la embarcación Natalia que procedía de Valparaíso y que venía cargada de enseres para los enemigos.

Mientras disfrutaba de un breve licenciamiento de la marina, se trasladó al pueblo de Todos Santos en donde realizó trabajos de cultivo en las huertas. En el año de 1853, el  filibustero estadounidense William Walker tomó el puerto de La Paz con la pretensión de crear en la península y en Sonora la República de las Dos Estrellas. Márquez de León, con el dinero que tenía, se dio a la tarea de sostener una de las compañías completas de la Guardia Nacional para enfrentar a los invasores, logrando que huyeran. En la Guerra de Reforma, Márquez de León, suministró armamento y útiles necesarios para la formación de un Batallón de Artillería con 226 plazas, y además, alistó los buques Suerte, Confianza y Perla, empuñando la espada como jefe de las tropas, y en un acto de destreza, tomó el puerto de San Blas que estaba defendido por ocho cañones y el barco Santiago, que poseía otros dos.

Fue diputado al Congreso Constituyente de 1857 y durante la intervención francesa luchó contra las tropas invasoras que avanzaban sobre la Sierra Madre Occidental. Márquez se replegó al norte, como Juárez, y resistió los embates cerca de la frontera con los Estados Unidos. Se integró a la línea de batalla, en el Ejército de Oriente en Puebla, donde trabó amistad con Porfirio Díaz. Llegó a participar en varias batallas como por ejemplo las de Mascota, Mesa de la Ramura y Segundo Cielo. También se le encomendó el asalto de Mazatlán por el lado del Astillero, la madrugada del 12 de noviembre de 1866. Más tarde tomó la plaza de Zamora y participó en el memorable sitio de Querétaro, donde el Gral. Mariano Escobedo logró apresar a Maximiliano. En 1871 fue Jefe de la División de Occidente y Comandante Militar de la región constituida por los Estados de Sinaloa, Sonora y Territorio de Baja California.

En el año de 1876, secundó el Plan de Tuxtepec, donde combatió al lado del Gral. Porfirio Díaz. Fue nombrado Encargado de la Aduana de San Blas, después Comandante General de la Mar del Sur y Comandante General de las Fuerzas Federales en Sinaloa.

Sin embargo, a sólo 3 años de la llegada de Díaz a la presidencia, empezaron a darse desencuentros entre Márquez y el dictador. En el californiano privaba el enfado por la falta de cumplimiento del Plan de Tuxtepec, el cual señalaba que la Baja California, tendría un estatuto orgánico que organizaría su vida política. La falta de respeto de Díaz ante sus compromisos exasperó al californiano, hasta el punto de que, poniéndose de acuerdo con varios militares y políticos en distintos lugares del país, planeó una revuelta para imponer los principios por los que se ha combatido históricamente el liberalismo mexicano. Además, el militar sudcaliforniano, presentó su renuncia al cargo de Comandante General del Mar del Sur que el propio Díaz le había conferido.

Inmediatamente se levantó en armas en el Territorio de la Baja California con el Plan Revolucionario de El Triunfo, el 5 de noviembre de 1879, como protesta por lo que él ya vislumbraba como una larga era dictatorial. Márquez de León, logró apoderarse del puerto de La Paz en diciembre de 1879, haciendo que el Jefe Político de ese entonces, Andrés L. Tapia, huyera con el resto del Gobierno Federal al puerto de Mazatlán. Márquez, nombra a su sobrino Clodomiro Cota como Jefe Político, quien mantiene el control del territorio hasta finales de enero de 1880. Ante el descubrimiento de la conspiración en Sinaloa, los apoyos del general Terrones, que esperaba a Márquez de la contracosta, nunca lograron llegar a territorio peninsular; además, el gobierno porfirista mandó que la tropa de la comandancia militar destacamentada en Sonora al mando del Gral. Guillermo Carbó, se trasladara a La Paz para someter la revolución marquista.

Ante las desventajas físicas y militares, el Gral. Márquez de León, opta por escapar hacia el norte de la península, tratando de encontrar mejores condiciones de dar pelea en la Frontera. De abril a mayo de 1880 cruza hacia los Estados Unidos, en mayo ingresa de nuevo a territorio nacional por Sonora, libra algunas batallas cerca del Río Colorado, Los Algodones y finalmente es frenado en Ures. Regresa a los Estados Unidos y vive desterrado en San Francisco, California, hasta que se le permitió su regreso a México en 1884. Muere de enfisema pulmonar en la Ciudad de México el 27 de julio de 1890. Su cuerpo permaneció sepultado desde esa fecha en el Panteón Dolores de la capital del país, hasta el año de 1985, que fueron trasladados sus restos a La Paz para ser depositados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres.

Hoy, el recuerdo del general José Manuel María Márquez de León, a doscientos años de su natalicio y ciento treinta y dos de su fallecimiento, continúa librando batallas pero esta vez ante el OLVIDO Y LA INDOLENCIA de las autoridades de gobierno, las cuales deberían ser las primeras en enarbolarlo como un estandarte que defienda nuestra identidad y amor por Sudcalifornia. Sin embargo, al parecer a la comisión de cultura y  artes del Congreso del Estado y el poder Ejecutivo de B.C.S., no les interesa recordar, como se merece, a esta gran figura de nuestra historia sudcaliforniana.

Es incongruente y lamentable que, a otras figuras que no han aportado ni la centésima parte de lo que dio a su Estado y país, Manuel Márquez de León, se les reconozca con concursos de ensayo, semanas de festejos, pomposas publicaciones en medios electrónicos e impresos y demás actividades. Sin embargo, eso ya no debería de sorprendernos.

La figura egregia de José Manuel María Márquez de León sigue vigente, y mientras existamos sudcalifornianos que amemos nuestra historia y no nos cansemos de difundirla entre nuestros conciudadanos, no tocará el olvido su memoria. La gratitud es un valor, y ante personajes que dieron todo por sus hermanos sudcalifornianos, incluso arrostrar la muerte misma, siempre debemos agradecerles que con su ejemplo, nos den una luz para seguir luchando en tiempos complicados.

Bibliografía:

Amao Manríquez, J. (1985). En busca de Manuel Márquez de León. La Paz, Gobierno de Baja California Sur.

Reyes Silva, L. (1985). La vida y la obra de Manuel Márquez de León. Estudio monográfico. La Paz, Gobierno del Estado de Baja California Sur.

Reyes Silva, L. (2009). Tres hombres ilustres de Sudcalifornia. México Municipio de La Paz.

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Las cartas de Johann Baegert: La otra cara del libro negro de la California (I)

 

Colaboración Especial

Por Francisco Draco Lizárraga Hernández

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El período jesuítico de la Antigua California, al igual que prácticamente toda la era colonial hispanoamericana, es un tema lleno de matices y que levanta pasiones en torno a los sucesos que ocurrieron, así como también, hacia los personajes que participaron en ellos. En el caso de la historia de la península de Baja California, dentro de toda la miríada de misioneros que peregrinaron por estas tierras, el que sin lugar a dudas ha generado más opiniones encontradas, es el alsaciano Johann Jacob Baegert. El ilustre autor de la clásica obra Historia de Baja California, don Pablo L. Martínez, nunca se cansó de decir que la magnum opus de éste jesuita alemán, Noticias de la península americana de la California, representaba el libro negro de todas las crónicas misionales de la Antigua California.

La opinión de don Pablo L. Martínez, no es del todo infundada ya que, tomando en cuenta el tono lapidario y mordaz de la obra del padre Baegert, es posible percatarse que éste sacerdote alemán poseía un carácter ríspido y furibundo, además de transmitir una amarga frustración sobre lo que él percibía como el fracaso de las misiones; ante esto, el ilustre historiador sudcaliforniano escribió que el testimonio del alsaciano permite darnos cuenta de que el religioso estaba inconforme con su profesión de fe. Para el lector aficionado a la historia de la península de Baja California, especialmente para los que son oriundos de la región –como lo era el caso del profesor Martínez–, puede resultar bastante impactante, e incluso cruel, leer las tan amargamente famosas primeras líneas del libro de Baegert, que dicen: Todo lo concerniente a la California es tan poca cosa, que no vale la pena alzar la pluma para escribir algo sobre ella. De miserables matorrales, inútiles zarzales y estériles peñascos; de casas de piedra y lodo, sin agua ni madera; de un puñado de gentes que en nada se distinguen de las bestias, si no fuera por su estatura y su capacidad de raciocinio, -¿qué gran cosa debo, qué puedo decir?.

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A causa de todo esto, la mayor parte de los aficionados y conocedores de la historia de la California se imaginan al padre Johann Baegert como un sacerdote amargado, colérico, socarrón y misántropo, en otras palabras, un misionero oscuro. No obstante, cuando uno lee con mayor detenimiento las Noticias de la península americana de la California, y se analiza la obra dentro del contexto de su época, uno comienza a percatarse de que el alsaciano no buscaba simplemente lamentarse de los 17 años que pasó como misionero entre los guaycuras, en la misión de San Luis Gonzaga, y de paso hacer una feroz diatriba contra la península y sus habitantes; más bien, lo que buscaba era desmentir las falsas noticias que se tenían en Europa sobre la California que, tal vez, aún bajo la influencia de las novelas de caballerías y los testimonios apócrifos de presuntos exploradores, se pensaba que era un país próspero, con clima inmejorable y bastante poblado. Obviamente, esto último era absolutamente espurio, empero, los cronistas jesuitas españoles que nunca visitaron la península, como los padres Miguel Venegas y Francisco Xavier Clavijero, y aun los que sí vivieron muchos años aquí, como Miguel del Barco y Fernando Consang, jamás se dedicaron a desmentir estos falsos rumores sobre las presuntas riquezas californianas en sus respectivos reportes y obras. Por el contrario, algunos de ellos, como el padre Venegas, mantuvieron en sus crónicas muchas de las inexactitudes y errores que circulaban en Europa sobre la California durante el siglo XVIII.

Baegert, por su parte, con su talante acucioso y directo, no dudó en alzar su pluma y refutar todas estas falsas noticias sobre la California. Asimismo, se atrevió a reprender y corregir a sus colegas españoles –tanto peninsulares como nacidos en América–, esto al decir que sus crónicas californianas eran, en palabras suyas, tomos gruesos que contienen toda clase de descripciones y datos innecesarios, traídos por los cabellos y exagerados por medio de palabras rimbombantes. De esta manera, alejándose de todo el intrincamiento de las obras anteriores y adoptando un peculiar tono que oscila entre lo sarcástico y taciturno, el padre Johann Baegert, le dedicó poco más de 250 páginas a la península de la que no vale la pena alzar la pluma para escribir algo sobre ella. Con todo esto, la visión que don Pablo L. Martínez tenía sobre el libro de éste jesuita alemán, pareciera debilitarse.

No obstante, el profesor Pablo L. Martínez, quien dicho sea de paso era un aguzado estudioso de las crónicas jesuíticas sobre la Antigua California y que tenía una particular admiración por el padre Clavijero, jamás tuvo acceso a unos documentos que, de haberlos leído, posiblemente hubiesen cambiado sustancialmente su opinión sobre Johann Jacob Baegert: las cartas que éste sacerdote escribió a su familia, especialmente a su hermano George, también jesuita, durante su apostolado en la península. El hecho que las epístolas del padre Baegert hayan llegado a nuestros días ya es un hecho sumamente destacable e, inclusive, azaroso, tanto, que pudiera considerarse casi un milagro, considerando todo el contexto en el que se preservaron inéditas durante casi 200 años. Para explicarlo, hace falta remontarse al momento de la expulsión de los jesuitas de la Nueva España, pasando por el retorno de Johann Baegert a su natal Alsacia y lo que sucedió luego de su defunción.

Una vez que los jesuitas fueron desterrados de los imperios borbónicos en 1768, es decir, de España y Francia, sus respectivos monarcas, Carlos III y Luis XV, dieron una dispensa a los ignacianos cuya nacionalidad no pertenecía a estos dos países, como lo eran Baegert y sus demás compañeros de origen alemán. Dicha excepción consistía en que a estos religiosos se les permitiría viajar a sus países de origen, a diferencia de los de origen español, francés o portugués, que fueron deportados directamente a Roma. En al caso específico del padre Johann Baegert y los demás jesuitas de origen alemán que misionaron en la California, como Franz Inama, George Retz y Lambert Hostell, en cuanto estos llegaron al puerto de Cádiz, España, se les separó de sus hermanos españoles y a los pocos días llegó una goleta de Flandes, en la que se embarcaron el 16 de marzo de 1769. El 13 de abril de ése mismo año, los misioneros alemanes llegaron al puerto de Ostende, Bélgica, y de ahí cada uno regresó a sus lugares de origen.

Desafortunadamente para el padre Baegert, su ciudad natal, Séléstat –Schlettstadt, en alemán–, estaba bajo el dominio de la corona francesa, al igual que el resto de Alsacia, así que no le fue permitido permanecer mucho tiempo en ella; sin embargo, esta breve estancia le sirvió para consultar las cartas que le había enviado a su familia a lo largo de su apostolado en la California, mismas que le sirvieron como base para la redacción de su obra Noticias de la península americana de la California. Esto último puede notarse al comparar la correspondencia privada del sacerdote con su libro ya que existen pasajes que son prácticamente idénticos entre ambas obras, empero, sus cartas poseen un tono mucho más personal e intimista que su crónica.

Luego de dejar por última vez su amada Alsacia, el padre Johann Baegert se estableció en la pequeña ciudad alemana de Neustadt an der Weinstraße, en la región del Bajo Palatinado. Ahí, el veterano sacerdote se instaló en el colegio que la Compañía de Jesús tenía en ésa ciudad, sirviendo como confesor, director espiritual y profesor de teología, trayéndole cierto consuelo a su ánimo tan dolido luego de su deportación. Durante éste tiempo, Baegert entró en contacto con las obras que versaban sobre la California y que ya estaban en circulación en Europa. Naturalmente, estas no fueron de su agrado y, como ya se mencionó, se empeñó en escribir su propia crónica a partir de, en palabras de él mismo, única y exclusivamente de mi propia experiencia, […], lo que me ha pasado a mí en persona; lo que vi y como lo vi yo mismo, o que he oído de las personas que vivieron conmigo en California. De igual manera, en el prólogo de sus Noticias, el padre Baegert aclara que también ha sido impulsado por sus amigos, familiares y compañeros de Orden para escribir su libro ya que ellos, al haber leído las cartas que les había enviado años antes, pronto se percataron de todas las falsedades que se decían de la California.

Después de dos años de trabajo, en 1771, se publicó la primera edición de las Noticias de la península americana de la California en la ciudad de Mannheim, Alemania. La obra fue muy bien recibida y pronto se tradujo al francés en Estrasburgo, en su natal Alsacia. Gracias a esto, Johann Baegert elaboró una segunda edición de su obra en la que agregó todo un anexo intitulado Noticias falsas sobre la California, misma que fue publicada en 1773; muy desafortunadamente, el jesuita alsaciano ya no pudo verla publicada ya que falleció en Neustadt el 22 de septiembre de 1772, a los 54 años de edad, siendo sepultado en las criptas de la iglesia ignaciana de esta ciudad.

Luego de su defunción, las cartas del padre Baegert pasaron a manos de uno de sus hermanos, el sacerdote diocesano Franz Xavier Baegert, quien era párroco de la Dürningen, un pueblo de Alsacia. Una característica interesante es que su hermano Franz se quedó tanto con las cartas originales, escritas casi todas en latín, como era costumbre en la correspondencia de los jesuitas de la época, así como con las traducciones al alemán que hizo su otro hermano jesuita, George. Una vez que organizó todo el corpus de epístolas, el padre Franz hizo un juego de copias de las traducciones al alemán que se lo envió a su único hermano que quedaba con vida, fray Stanislaus Baegert, sacerdote capuchino, quien residía en Estrasburgo y pudo enviar la correspondencia de su finado hermano a periódicos y editoriales locales para su eventual publicación. Tristemente, fray Stanislaus falleció a finales de 1772, lo cual demoró la publicación de las epístolas del padre Johann varios años. Casi un lustro después, en 1777, el padre Franz Baegert pudo publicar por partes una de las cartas de su difunto hermano –la primera que escribió estando en la California– en un semanario de Estrasburgo, Der Patriotische Elsässer, el Patriota Alsaciano en castellano.

Según consta dentro de los archivos de ése mismo periódico, la carta del padre Johann Jacob Baegert tuvo una gran aceptación por parte de los estrasburgueses y, al final del número donde en el que su publicó la última parte de esta epístola, el editor del semanario anunció a sus lectores que se publicarían más cartas escritas por éste jesuita durante su apostolado en la California. No obstante, éste periódico dejó de circular a finales de 1777, razón por la cual las demás cartas del misionero alsaciano quedaron inéditas. Un año después, el padre Franz Xavier Baegert falleció en el pueblo donde era párroco y, al no haber descendencia de ninguno de los hermanos Baegert, las cartas del padre Johann pasaron a manos de un pariente de ellos por vía materna, el abad Johann Adam Scheideck, un fraile dominico y quien estaba a cargo de un asilo de ancianos en Séléstat, el pueblo natal de los Baegert.

Por lo visto, el abad Scheideck no tuvo mucho interés en publicar las demás cartas de su pariente, pero sí consiguió encuadernar uno de los juegos de copias, el cual se ha conservado hasta la actualidad. Con el estallido de la Revolución francesa en 1789, y aún más con la cruenta persecución anticlerical que se vivió en Francia a partir de 1793, el abad escapó a Suiza, llevando consigo el manuscrito encuadernado. Aunque no se sabe a ciencia cierta, es altamente probable que las cartas originales escritas por el padre Johann Baegert, así como las traducciones y copias hechas por sus hermanos, hayan sido confiscadas por parte de los revolucionarios franceses al considerarlas como propiedad de la Iglesia.

Si éste fue el caso, la correspondencia del misionero alsaciano fue enviada a la Biblioteca Municipal de Estrasburgo, donde muy probablemente fueron consumidas por el fuego durante el gran incendio de éste recinto en 1870, en el cual se perdieron tres cuartas partes de los documentos que atesoraba. Esto explicaría por qué no se conserva ningún registro ni copia de las cartas originales en Alsacia o en las diócesis circundantes. Además, en caso de que las originales hayan permanecido en el colegio jesuita de Mannheim, difícilmente pudieron haber sobrevivido al masivo bombardeo que sufrió esta ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, el cual destruyó todo su centro histórico, que es donde se encontraba el colegio de la Compañía de Jesús. En pocas palabras, lo más seguro es que las cartas originales del padre Johann Jacob Baegert ya no existan.

En lo que respecta a la copia encuadernada del abad Johann Adam Scheideck, éste regresó a Séléstat en 1800 luego de que Napoleón iniciara negociaciones con el papa Pío VII para regularizar la situación de la Iglesia en Francia y restablecer relaciones diplomáticas con los Estados Pontificios. A los pocos años falleció el abad Scheideck, luego de lo cual el paradero de su juego de copias se pierde por un buen tiempo. Después, se tiene registro de que éste manuscrito llegó a manos de un tal profesor Kirschleger, botánico de la Universidad de Estrasburgo, hacia la segunda mitad del siglo XIX. Luego de su defunción, su viuda donó las cartas a la Biblioteca Municipal de Estrasburgo en 1872, donde permanecieron un siglo sin alteración hasta que en 1972 se les hizo una copia en microfilme. A partir de esta última, en 1982, el historiador estadounidense Doyce B. Nunnis y la profesora alemana Elsbeth Schulz-Bischof elaboraron la primera y única edición de las cartas del padre Johann Baegert, traduciéndolas del alemán al inglés. Considerando todo lo anterior, realmente es casi un milagro se haya conservado hasta el día ése manuscrito encuadernado del abad Scheideck, sin el cual no se pudiera conocer la correspondencia que Johann Jacob Baegert mantuvo con su familia durante su apostolado, misma que es una ventana hacia el interior de la mente de éste controvertido jesuita alemán.

Continuará…

Bibliografía:

Baegert, J.J. (2013). Noticias de la península americana de la California. La Paz: Archivo Histórico Pablo L. Martínez.

Clavijero, F.X. (2007). Historia de la Antigua o Baja California. Ciudad de México: Editorial Porrúa.

Crosby, H.W. (1994). Antigua California: Mission and Colony on the Peninsular frontier, 1697-1768. Albuquerque: University of New Mexico Press.

Martínez, P.L. (2011). Historia de Baja California. La Paz: Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

Martínez-Morón, N. (2018). La California de Baegert. La Paz: Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

Nunis, D.B. (1982). The letters of Jacob Baegert 1749-1761: Jesuit missionary in Baja California. Los Ángeles: Dawson’s Bookshop

Ponce-Aguilar, A. (2011). Misioneros jesuitas en Baja California, 1683-1768. Tijuana: Bubok Publishing.

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Guerras y fenómenos paranormales

FOTOS: Internet

 

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Parece que los tiempos pandémicos han terminado, curiosamente, para dar paso a tiempos bélicos y como lo hemos mencionado anteriormente, los acontecimientos mundiales, no son ajenos de los fenómenos sobrenaturales. Por ello, en esta ocasión hablaremos de algunos que aun siguen siendo un misterio.

Un ejército de arqueros fantasmas en la Primera Guerra Mundial, la batalla de Mons

La batalla de Mons (23 de agosto de 1914) fue el primer combate donde participaron las fuerzas militares británicas durante la Primera Guerra Mundial contra las fuerzas alemanas, mientras éstas avanzaban sobre Bélgica siguiendo el llamado Plan Schlieffen. Después de esta batalla surgiría una leyenda, la de los Ángeles de Mons, donde se cuenta como un ejército de fantasmas arqueros había regresado al mundo de los vivos para ayudar a las tropas británicas contra el enemigo alemán.

Al oeste de Bélgica, el 23 de agosto de 1914. Los alemanes superaban el número de combatientes de los ingleses, lo que llevó al alto mando alemán a lanzar a sus tropas en un ataque frontal contra unas posiciones defendidas por unos fusileros ingleses, los cuales estaban bien entrenados gracias a las guerras coloniales y a un excelente entrenamiento, causando una impresionante victoria sobre los alemanes. Quienes se justificarían diciendo haber sufrido un intenso fuego de ametralladora. Pero los ingleses, apenas disponían de ametralladoras, lo que ocasionó los problemas, entre los alemanes. Sería, tal vez, la precisión y la rapidez con la que los  ingleses disparaban con sus fusiles Lee-Enfield. Al día siguiente, los ingleses se vieron obligados a retirarse, pero en el Reino Unido esta victoria y esta retirada, serían percibidas por el público inglés como un momento clave, pues, al comprobar el número de fuerzas con el que contaban los alemanes, hizo que se multiplicaran las peticiones para alistarse en el ejército.

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Esta hazaña británica, dio pie a una leyenda conocida como la de los Ángeles de Mons. Todo parece indicar que se trató de propaganda patriótica surgida por un relato de ficción del autor Arthur Machen (1863-1947), titulado The Bowmen (los arqueros), publicado el 23 de septiembre de 1914, sin duda inspirado en aquella batalla y agregando hechos fantásticos.

En aquella historia se relataba como en una batalla entre ingleses y alemanes en Mons cientos de fantasmas arqueros, dirigidos por San Jorge de Capadocia (soldado romano considerado mártir y más tarde santo cristiano) en la mítica batalla de Agincourt (batalla entre ingleses y franceses que tuvo lugar en 1415, durante la guerra de los Cien Años, con victoria inglesa) regresaron de entre los muertos para ayudar a sus compatriotas ingleses. Incluso la iglesia tomo por milagro el hecho, lo cual le dio mayor validez a la leyenda. Pero, quizás lo que la inmortalizó, fue que el famoso JRR Tolkien, autor de El Señor de los Anillos, introdujo en su tercer libro El retorno del Rey una escena muy importante con una similitud muy grande, en la parte donde Aragorn recorre el Sendero de los Muertos para pedir ayuda a éstos en su lucha contra las fuerzas de Mordor. Aunque no se escucha muy sobrenatural, sin duda esta historia, nos demuestra como se forjan las leyendas.

Pilotos Fantasmas

Otro caso de soldados que regresan de la muerte, en esta ocasión después de cumplir su misión, se dio en la Segunda Guerra Mundial Tres pilotos de aviones bombarderos Douglas DB-7 Boston que, después de una misión de bombardeo a las defensas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, regresaron a la base con el terror impreso en sus rostros. El mariscal, quien los recibió, los envió inmediatamente a elaborar su informe y luego les otorgo un descanso para que se relajaran y tomaran unas cervezas,

Minutos después, el mariscal recibió la noticia de que estos mismos pilotos habían muerto en esta misión. Este caso es muy interesante porque se dejó la evidencia física de la manifestación de estas tres almas en pena, que incluso después de la muerte escribieron el informe que contenía una descripción detallada de como murieron en la misión.

Los Foo Fighters  y los gremlins

Durante la segunda guerra mundial, los pilotos observaban extrañas bolas de fuego llamadas Foo Fighters o Feuerballen, los cuales parecían ser causadas por tecnología de vuelo desconocida utilizada por los alemanes, aunque posteriormente se hablo que los alemanes también habían reportado estas luces, y ellos también las desconocían.

La mayoría de nosotros al subir a un avión, de vez en cuando en pleno vuelo echamos un vistazo a los motores del avión, esperando no ver una extraña criatura jugando con los sistemas eléctricos de la aereonave, capítulos como pesadilla a 20000 pies de altura de la dimensión desconocida, donde un pasajero observa como una extraña criatura sabotea el avión, y nadie le cree, nos recuerda el terror que sentían los pilotos que afirmaban ver estas criaturas sabotear su aeronaves, y además tener evidencia, de los mismo al aterrizar, y observar los extraños daños ocasionados por los llamados Gremlins.

El soldado español que le disparo a fantasmas en BCS

En Baja California Sur, también tenemos un hecho curioso ya que durante una de las largas exploraciones de un misionero Jesuita por la península de Baja California, al llegar a descansar a un paraje, se dieron cuenta que el lugar tenia restos de sangre e indicios de lucha, pero al ir acompañado de soldados, el jesuita no dudo en pasar la noche en el lugar.

A media noche, disparos alertaron a los soldados y al misionero, al despertar se dieron cuenta que el soldado que estaba de guardia, estaba disparando a la nada afirmando que había visto unas figuras fantasmales acercarse, se relevo al soldado, asumiendo que se trataban alucinaciones por el cansancio, y el soldado que se quedo en su lugar ya no observo dichas apariciones. Como recuerdo, al lugar se le quedo el nombre de El espanto

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CODA

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Una de las sorpresas de las nominaciones a mejor película del Oscar 2022 es Coda, dirigida por Sian Heder y protagonizada por Emilia Jones, Marlee Matlin, Troy Kotsur y Eugenio Derbez, cuenta la historia de Ruby Rossi, adolescente que creció en una familia donde todos son sordos, excepto ella, por lo que enfrenta el reto de decidir si buscar su sueño de ser cantante o quedarse a ayudar a su familia con la empresa de pesca que están iniciando.

Bajo esta premisa, que es un remake de la película francesa de 2014 La Familia Belier, nos encontramos con un melodrama con tintes de comedia que soporta su creación en el grupo de actrices y actores que conforman su elenco y desde luego, la magistral ejecución de la dirección, para lograr la comunicación entre los actores en cada una de las escenas y que a pesar de que en muchas ocasiones, los diálogos son hablados mediante lenguaje de señas, podamos entender perfectamente los sentimientos de los personajes.

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Por otro lado, si bien, el argumento termina por caer en convencionalismos sobre la lucha por perseguir los sueños, la película se mantiene a flote mediante la dinámica de la familia que protagoniza la historia y el trascendente papel de Eugenio Derbez, que protagoniza como el maestro de canto de Ruby. He de decir que es difícil no imaginarse a Derbez como alguno de sus personajes, pero en este filme definitivamente logra sacudirse un poco todo ese bagaje televisivo que arrastra en nuestro país, pero que a los vecinos del norte no les significa mucho. Conteniendo esa inercia de tantos años llevando a sus personajes a los extremos del ridículo, crea una figura que sirve como el puente que hace avanzar la historia, y aunque no llegará a ser un personaje memorable de maestros que dejan huella cinematográfica, esto se debe más al guion que a su interpretación.

Ahora, es de remarcar que los actores que dan vida a la familia de Ruby, son sordos en la vida real, lo que aumenta el nivel de significado de su interpretación, y el mensaje del filme, pues es la muestra viva, tanto a nivel argumental como a nivel de producción, que la inclusión de personas con discapacidad es necesaria y debe ser una prioridad para la sociedad.

Finalmente, aún con los convencionalismos de la historia, creo que la fuerza narrativa de este filme recae precisamente en eso. No busca mostrar la discapacidad como un vehículo para la tragedia o el desamparo, sino que nos muestra a una familia como cualquier otra, en el que la discapacidad es sólo un problema, de los cientos que todas las familias tenemos en nuestra vida.

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Discutir por la sombra de un asno

 

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el siglo II, el gran enemigo de los cristianos, Celso, escribió un libro titulado Discurso verdadero, cuyo objetivo era burlarse de sus creencias. Con su sentido común, el filósofo arremetía contra las discusiones estériles entre religiosos. No hay nada más divertido que la disputa de los cristianos y los judíos, y respecto a Jesús y su controversia, recuerda este proverbio: Discutir por la sombra de un asno. Se supone que esta sección – que casi nadie lee en este páramo desértico- trata sobre conocimiento científico pero mi apatía me traiciona. ¿Para qué escribir sobre ciencia?

Hoy pensé en escribir sobre el origen de la ética desde un punto de vista evolutivo, el porqué no existe un progreso moral a nivel evolucionista. Luego, leí un artículo de Muneyuki y Kensuke, sobre la emergencia de la proliferación en coacervados, construidos en laboratorios sometidos a diversos estímulos fisicoquímicos, lo que da el espaldarazo una vez más a la teoría de la materia auto-organizada como origen de la vida y hasta pensé en relatar un debate del siglo XIX entre filósofos coreanos neoconfucionistas, sobre sí los animales tenían moral o no. Pero el ruido me ha abatido. Quizá la grasa que tragué ayer, condiciona mi pereza mental y la tristeza que amenaza convertirse en depresión.

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¿Para qué escribir sobre fantasmas cuando la sangre se derrama en el circo diariamente?¿Es relevante discutir sobre estos temas cuando hay miembros de niños mutilados en las cunetas? ¿Es relevante vomitar algunas líneas mientras miles de virólogos desarrollan las armas biológicas que matarán a nuestros hijos en laboratorios nivel 4? Esto pienso mientras veo una garza azul en un manglar y al fondo un cielo magenta. Se podría modelar cada espacio con vectores, ecuaciones químicas, cálculos de masa atómica, medidas anatómicas… ¿y? ¿La ciencia es vana, el arte falso?

El ruido de las discusiones estériles prima bajo la bóveda celeste. Debates infinitos entre simios. Por allá, los moteles bullen de fornicarios, las iglesias de fanáticos y la entropía reina como un monstruo helado. Una vez Adorno, se lamentó con una lucidez casi divina: «Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie».

La naturaleza no habla. Los humanos, como chachalacas inagotables, deseamos interpretarla.  Pero las palabras son sombras de las cosas, no las cosas, dioses falsos que no se pueden asir y jamás salvarnos. ¿Dónde está el diablo para engañarlo con mi sombra?

Se dice que cuando los otomanos cercaron Bizancio en 1453, los monjes discutían en un concilio, cuántos ángeles cabían de pie en la punta de un alfiler o si tenían sexo. Desde el año 589 hasta 1978, los cristianos heterodoxos pelearon contra los ortodoxos por el filioque, una forma de rezar el Credo desde el año 381. La pelea, es si, el Espíritu Santo procede del Padre o también del Padre y del Hijo. Esta tontería causó miles de muertes a lo largo de siglos, publicaciones de decretos, concilios, penas de muerte y campos sembrados de rencor. Se discutió también, si los monjes deben ayunar el sábado o el domingo de Cuaresma, si se pueden comer huevos y leche o si los sacerdotes deben rasurarse.

Durante el Sínodo de Macón en el 486 sucedió un malentendido cuando en el debate se propuso que en el momento de la resurrección de la carne las mujeres deberían convertirse en hombres (varones) para poder ir al paraíso a lo que un obispo replicó que las mujeres no son hombres empleando impropiamente el término homo (ser humano) en vez del más apropiado vir (varones).

Si usted, lector, piensa que esto solo sucedía en la Edad Media, piénselo dos veces. Por allí, un rubio discute con un zombi y una mujer, se llenan de adjetivos, de categorías completamente estúpidos. Poetas, activistas, afromexicanos, coordinadores, estrategias, saberes itinerantes, colectivos, educativos, edulcorantes; y discuten y discuten entre ellos intentando convencerse sobre un progreso moral que uno trata de imponer a otro. Por allá un autodefinido comunista materialista intenta convencer a un autodefinido liberal minarquista que Putin es una especie de mesías salvador satanizado por la perversa maquinaria lavacerebros del imperialismo yanqui, mientras el otro, brama contra el imperio ruso como un nicho de fascistas revividos. Y así, discuten a 10 mil 700 kilómetros de una madre que ha perdido a su hijo en pedacitos gracias a un misil.

Un grupo de criminalistas intenta racionalizar por qué dos monjas amantes mataron por envidia a otra mujer. Un apologeta alega que las hipótesis históricas valen para todas las religiones menos para el cristianismo pues este es la verdad. Otros debaten si el feto es una persona o solo un trozo de carne. Algunos adolescentes furiosos compran botellitas de agua sucia donde supuestamente se bañó una mujer que jamás conocerán. Otros defienden a políticos que jamás les servirán mientras debaten a insultos. Uno clama porque le cambiaron un nombre a su equipo de futbol americano por supuesto racismo, otra llora porque la interrumpieron mientras gritaba, otro más llora por que se le rompió su teléfono móvil; dos ex boxeadores se acusan en la radio de hacer trampa.  Mientras tanto, en la isla de los monos de Liberia, cientos de chimpancés infectados por hepatitis por científicos vagan libres desde que cerraron un laboratorio secreto en 2005.

Los odios saltan, cristianos progresistas contra cristianos tradicionales, cultura fitness contra obesas orgullosas de su deformidad, treintañeros discutiendo la última película de Spiderman debió tener tal escena o tal personaje… Todo plagado de falacias y sesgos cognitivos, hoy entiendo la soledad de Sábato.

Desde marzo de 2021 hasta febrero de 2022 todos los pobladores de Palmas Altas en Zacatecas huyeron dejando un pueblo fantasma ante las amenazas de grupos armados, y mientras; el presidente del país llora por un acoso a sus hijos adultos o acusa como niño berrinchudo a periodistas que lo critican. Se discute por la sombra de un asno, los que discuten son asnos y las materias de discusión asnal. Linneo bautizó a la especie humana como Homo sapiens…eso demuestra que Linneo fue un gran botánico.

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