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“Perlas negras”, el primer libro de Luis Fernando Gómez Cota

 

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El poeta Luis Fernando Gómez Cota. Foto: Ramón Cuéllar Márquez.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). No todos los poetas tienen el aliento. No todos los poetas enloquecen con sus lauros obtenidos o persiguiéndolos para inflar sus egos. No todos los poetas navegan con una poética (que sí, hombre, entiéndanlo, lo que escriben es su poética aunque digan lo contrario) clara, definida y estructurada. Hay poetas a los que uno admira de siempre, de donde abrevamos para lanzarnos al vacío de los versos, a los que tenemos la oportunidad de convivir junto a él o ella en carne viva. Luis Fernando Gómez Cota es uno de esos poetas.

Conocí a Luis Fernando Gómez Cota en el taller de poesía de los sábados que dirigía Héctor Domínguez Ruvalcaba, uno de los mejores de su tiempo, cuyas bases cimentaron a un buen número de entusiastas versificadores que hoy continúan en activo y muy presentes. La particularidad del taller de Héctor era que la visión de una poética sobresalía por sobre todas las cosas, lo que importaba era el goce estético y la euforia de conseguir imágenes y metáforas extraordinarias. Nada más. La interacción nos iba formando no sólo como interesados en el arte, sino en las relaciones de amistad que aún hoy perviven y son muestra de que lo vivido fue fructífero. Había competencia, sí, pero no era desleal, ni nadie exigía a nadie, ni siquiera el tallerista, quien también se exponía en sus propios poemas. Todos sugeríamos, comentábamos y criticábamos (a veces ácidos, a veces justos). Fue un tiempo fenomenal e insólito.

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Y justamente de ese tiempo recuerdo que de los poetas que yo más admiraba era Luis Fernando Gómez Cota; bueno, para decirlo con otras palabras: yo envidiaba sus versos y llegué a imitarlos en alguno de mis poemas. Yo quería escribir como él. Me parecía uno de los muchachos más honestos y sinceros a la hora de construir, tenía la capacidad de deslumbrarme con sus contundentes imágenes breves, que parecían salidas de lo más profundo. Aquel taller de la Preparatoria Morelos sí hizo fuerte y siempre éramos llamados para hacer lecturas en la ciudad. En una de esas presentaciones Héctor dijo que estaba sorprendido de lo que hacíamos, que las imágenes de los chicos lo asustaban por la forma tan brillante en que las escribían. Con nosotros ocurría que nos asumíamos como poetas, que en verdad nos creíamos eso de que el arte era lo más importante. Cómo olvidar los versos de Alejandra Manríquez, Angélica Vega, Eduardo Rojas Rebolledo, Esteban Beltrán, Óscar Joel Mayoral y Rubén Rivera. Todos ellos talentosos y brillantes. Una generación que no sé si se repita. Y en ese tiempo Luis Fernando Gómez Cota convivía con nosotros, nos seducía con sus poemas, que provenían de los impactos de la vida cotidiana.

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Presentación de “Perlas negras”, al lado del Gómez Cota, otro reconocido poeta: Rubén Rivera. Foto: Facebook.

En días recientes salió una plaqueta de poemas de su autoría. Hacía falta que sus poemas (que ya deben sumar cientos) se juntaran en una publicación dedicada exclusivamente para él. Perlas negras se llama. Es una colección de poemas que hablan de su oficio, que no ha olvidado la vena que lo movía, que su cualidad para nombrar los instantes de su vida, o de la familia o de lo divino o de un café o de un palacio gigante, todo compendiado entre versos vivos, sin ataduras de un lenguaje sinfónico, libre de decir con certera efectividad aquello que lo inquieta, siguen ahí latiendo como siempre. Si no vean:

Escuché

un murmullo de rebozos

livianos alejarse,

así como el agua

entre las piedras

y la huella de la luna

al atravesar tu cama.

 

O este otro:

 

¿a qué juega el café en nuestros labios?

a florecer nuestros lutos

en perlas del rosario.

 

Perlas negras es un manojo de poemas que sacuden e invitan a la delicadeza, pero también a detenernos en las partes esenciales de la palabra, de cómo todas ellas son células que conforman el sentido. Cada verso libre es muestra de que no es fácil escribir bajo ese estilo. Escribir verso libre no es hacer una lista del mandado ni ocurrencias alegres que suenan bien, pero que no funcionan; o como decía el gran Óscar Joel Mayoral: “Es bonito, más no bello.”

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Un merecido homenaje a este poeta que se ha destacado por su incansable labor cultural en pro de la lectura. Perlas negras es un repaso, una síntesis del oficio de un poeta que aspira a los latidos vivos de sus criaturas, que para nada tiene que pedirle nada a las latitudes e inquietudes de otros poetas; antes bien, nosotros a él. Con este libro confirmo mi admiración por un poeta que recién entra al mundo de las publicaciones, pero que siempre estuvo codo a codo combatiendo con sus delirios, sus fantasmas, sus imágenes increíbles, seguro de que el arte es curativo y revolucionario, una necesidad fundamental, un bálsamo para lo cotidiano, una terapia colectiva de la que podríamos salir fortalecidos y más humanos. Luis Fernando Gómez Cota es un poeta mayor.

*Luis Fernando Gómez Cota, Perlas negras, La Paz, BCS, Cuadernos de la Serpiente, Poesía, 2017, 24 páginas.




Crean el Consejo Editorial del Instituto Sudcaliforniano de Cultura

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La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un comunicado de prensa del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), se da a conoce que se llevó a cabo la reunión del Consejo Directivo del Instituto para la aprobación  y creación de la estructura de su Consejo Editorial.

Este órgano colegiado será el encargado de la selección de obras literarias que serán editadas y publicadas por el ISC.

Está integrado por cinco miembros, tres de los cuales son vocales que representantes a la sociedad civil, la Asociación de Escritores Sudcalifornianos y la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS); los otros 2 miembros son el Director General de esta institución, Christopher Alexter Amador  Cervantes y la recién nombrada Coordinadora de Fomento Editorial, América Pineda García; los tres vocales serán propuestos en la siguiente reunión a celebrarse el próximo 21 de marzo.

La creación de un Consejo Editorial atiende a uno de los ejes fundamentales denominado Transparencia y Buen Gobierno, mismo que forma parte del Plan Estatal de Desarrollo 2015-2021. Este Consejo Editorial otorgará de forma ordenada una mejor calidad de servicio a la sociedad sudcaliforniana, concluye el boletín de prensa del ISC.




A 52 años de la primera caminata en el espacio; ¡de película!

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Alexei Leonov realizó la primera caminata en el espacio, un gran acontecimiento dentro de la carrera espacial. Imágenes: Internet.

Científicamente divertido

Por Miguel Ángel Norzagaray Cosío

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, había gran interés de todos los países por conseguir la tecnología alemana de los misiles V1 y V2 desarrollados por Wernher von Braun, los cuales eran capaces de llevar una bomba cientos de kilómetros, desde Alemania hasta Inglaterra. Fue de gran interés —particularmente militar pues—, con el desarrollo de las bombas atómicas (1945-1949) y termonucleares (1952-1953), enviar las cabezas nucleares volando y era mejor opción que llevarlas en un avión que podía ser derribado. ¿Qué pasó antes de la primer caminata en el espacio por parte de un ser humano? ¿Y cómo ocurrió ese intrépido capítulo?

Inicia la carrera

El desarrollo de la aeronáutica, y particularmente la carrera espacial, comenzó en forma en 1955, cuando las dos grandes potencias: Estados Unidos y la Unión Soviética, hicieron públicas sus intenciones de colocar satélites en órbita de la Tierra. Ya estaban trabajando en ello y fue en 1957 cuando —sin previo aviso—, el mundo se enteró de que el primer satélite había sido colocado en órbita por parte de la Unión Soviética. Se dice que la intención original fue poner un satélite que hiciera mediciones en el espacio, pero optaron primero por uno pequeño por ser los primeros.

Fue un hecho de gran importancia y significados diversos. Por una parte, enorme aliciente moral para un pueblo que había quedado muy dañado luego de la guerra y, por otra parte, miedo para el público estadounidense, al ver que sus antagonistas políticos tenían un desarrollo tecnológico superior.

Un dato curioso es que el Sputnik I era apenas visible a simple vista, pero emitía una señal de radio en una banda que era fácilmente detectable por los radioaficionados, haciendo evidente su presencia en el espacio. En Youtube se puede escuchar la señal que emitía:

Esto duró tres semanas, hasta que fallaron las baterías, pero siguió en órbita. Su tiempo de vida terminó en tres meses porque fue bajando de órbita, debido a que la fricción con la ligera atmósfera lo frenaba poco a poco. Mil 400 vueltas a la Tierra luego de su lanzamiento, entró en la atmósfera y se quemó en enero de 1958.

A finales de ese mes, los estadounidenses lograron colocar su primer satélite en órbita, el Explorer I, luego de diversos fracasos de los cohetes Vanguard. El Explorer I orbitó durante cuatro meses. Sin embargo, de nuevo los rusos ya habían puesto en órbita el Sputnik II, en noviembre de 1957, llevando a bordo el primer ser vivo: la perra Laika. No estaba planeado su regreso a tierra, así que sería sacrificada luego de 10 días con veneno en su última comida, pero murió a las pocas horas por sobrecalentamiento y estrés. Con este experimento se obtuvo la primera información de cómo afecta el espacio a los seres vivos. Luego enviaron otras dos perras, en 1960, que lograron regresar vivas. Estaban acompañadas de ratones. Años después, serían tortugas las primeras en dar la vuelta por la Luna.

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En 1961 la Unión Soviética logra otro gran paso. Pone al primer ser humano, Yuri Gagarin, en órbita el 12 de abril de 1961 y lo regresa con vida luego de una vuelta a la Tierra, en 90 minutos. Viajó a bordo de la nave Vostok, sin salir de la cápsula, pero se pudo asomar por una ventana. Sobra decir que ésto no agradó tampoco a los norteamericanos, quienes de manera apresurada enviaron al espacio a Alan Shepard, pero no entró en órbita, fue un tiro balístico suborbital. Fue hasta febrero de 1962 cuando pusieron en órbita a John Glenn.

Pocos meses después, en agosto de 1962, la Unión Soviética envió otra nave Vostok ahora con dos tripulantes y un año después puso a la primera mujer en el espacio. El líder del programa espacial Soviético, Sergei Koroliov, planeaba hacer más investigación en otras naves Vostok, pero, ante el anuncio de la creación de la NASA, a Koroliov le exigieron más primeros lugares, por lo que puso en órbita a tres tripulantes. A Koroliov se le quiso entregar el premio Nobel de física, pero la Unión Soviética guardó siempre el secreto de quién estaba detrás de todos sus progresos. Fue conocido por el mundo entero hasta que murió y se organizó un gran funeral de estado.

La caminata en el espacio

Con todos estos antecedentes, se planeó realizar otra gran hazaña: la primera caminata en el espacio. Esto ocurrió el 18 de marzo de 1965, hace 52 años. El cosmonauta elegido fue Aleksei Leónov, piloto de la fuerza aérea. Junto con su compañero de vuelo, Pavel Balyayev, capitán de la nave, emplearon una nave Voskhod, que era una Vostok modificada. En siete minutos inflaron la cabina de salida y todo estaba listo. Leónov se puso su equipo para salir, que le permitiría respirar hasta más de 40 minutos, pero estuvo fuera poco más de 12, unido a la nave con una cuerda de 15 metros. El cosmonauta recuerda haber visto el Estrecho de Gibraltar y el Mar Caspio.

Debido al vacío del espacio, el traje de Leónov se infló al punto de no permitirle manipular su cámara fotográfica instalada en el pecho, perdiendo la oportunidad de fotografiar la nave ni activar la cámara externa de la cabina inflable. Peor aún, ¡con el traje inflado no cabía por la entrada de la nave a la hora de regresar! Por lo mismo no pudo recoger la cámara fotográfica de la cabina de salida, que fue expulsada por Belyayev, como parte de los procedimientos. Años después Leónov comentó que llevaba una píldora para suicidarse en caso de no poder regresar a la nave y tener que ser abandonado en el espacio. Los registros indicaron que su temperatura subió casi dos grados en 20 minutos y que por poco le da un infarto.  Tuvo que sacar oxígeno para reducir la presión, luchar para desatorarse y regresar a la nave, donde lo esperaba su compañero de vuelo, Belyayev.

La mala suerte no terminó ahí.  Ambos cosmonautas experimentaron diversos problemas en la nave. No podían sellar adecuadamente la escotilla de salida debido a una deformación térmica y los esfuerzos de Leónov por entrar. En el reingreso a la atmósfera terrestre, una falla del sistema de control los obligó a Belyayev a moverse de su asiento para usar modo manual. El poco espacio dentro de la cápsula impidió que regresara a tiempo al asiento de piloto para hacer que la distribución de masa de la nave fuera la correcta y esto ocasionó un retraso de 46 segundos, por lo que aterrizaron a cientos de kilómetros lejos del sitio planeado.

Ya en tierra, los problemas continuaron. El comando central no tenía idea de dónde buscarlos. Se creía que estaban a menos de 100 kilómetros. Tuvieron que buscarlos con helicópteros en la dirección de la órbita. El sitio era una zona boscosa donde no podían descender los helicópteros para su adecuado rescate. Disponían de una pistola para defenderse en caso de osos o lobos. Tuvieron que pasar la noche a 5 grados centígrados bajo cero porque el sistema eléctrico dejó de funcionar. Un equipo de rescate llegó la mañana siguiente, para limpiar una zona cercana y se instalaron adecuadamente para esperar las naves de rescate. Esa segunda noche ya no pasaron frío. Fueron rescatados al día siguiente y en pocos días nombrados héroes de la Unión Soviética.

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Leónov voló de nuevo en 1975, en la misión Apollo-Soyuz, en la que una nave norteamericana se acopló en el espacio con una nave soviética.




Cómo escribir mejor que tu abuela

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¿Escribir mejor que la abuela? Los interminables recovecos de escribir Literatura. Imágenes: Internet

Colaboración Especial

Por Octavio Escalante

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al ver a mi abuela de 72 años agregarme a Facebook para que le diera like a su página sobre un libro que escribió, de prosa poética contra las telenovelas, me doy cuenta que los géneros literarios todavía tienen mucho qué ofrecer. Algunos se han opacado, otros irán apareciendo. Uno de ellos, antiquísimo, persiste a pesar de no tener éxito comercial como las novelas. Ese género (o subgénero) es la poética.

Ha existido desde los griegos. No es la poesía, sino un tipo de manual en el que se trata de ofrecer al aspirante de poeta-escritor, consejos para lograr una efectiva obra literaria, sin grandes tropiezos, y con la mejor expresividad.

La poética de Aristóteles y la de Horacio son ejemplos clásicos de este asunto. En ellas se establecen las pautas que hay que atender para que no se nos destartale a medio camino la epopeya o la tragedia. Sorprende que entre sus tips para escribir bien se hayan colado algunos otros buenos tips para cocinar papa, para aprovechar el aceite de ballena y para fabricar mermelada basada en betabel. Más allá de esos detalles gastronómicos, los textos se concentran en la escritura.

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Con el paso de los siglos encontramos poéticas que, como en el caso de Horacio, no iban dirigidas al público en general, sino que eran cartas enviadas a destinatarios específicos, como los Pisones, o al joven poeta y soldado que milenios después mantuvo correspondencia con Reiner María Rilke. El género de la poética o arte de creación literaria no es ejercido solamente por los buenos autores. Habemos muchos a los que nos gustaría hacer nuestro propio decálogo sobre cómo escribir, sin por ello ser buenos aprendices. Mi hipótesis al respecto es que, después de tantos intentos, hemos identificado muy bien los consejos que quisiéramos seguir y que, no obstante, nunca cumplimos con disciplina.

La idea de un manual de escritura repele casi a cualquiera. En lo personal, me he dado cuenta con el tiempo que la repugnancia que me causaban dichos manuales era resultado de mi falta de experiencia. He encontrado que si bien algunos preceptos de poética podemos pasarlos por alto, hay otros que dan en el clavo, y que su estancia en el librero de los libros empolvados de la humanidad no ha sido fortuita, sino basada en una constante revisión por los autores modernos que encuentran en ellos elementos eficaces hoy, aplicables hasta en las redacciones más experimentales.

Por otra parte, ni los diez mandamientos, ni las señales de tránsito, ni la ley de ingresos para el ejercicio fiscal, son reglas que se tengan que seguir al pie de la letra. De vez en cuando podemos pasarnos un semáforo en rojo, evadir nuestros impuestos o no santificar las fiestas sin que por ello caiga necesariamente sobre nosotros el rayo destructor de Jehová. Lo que no podemos dejar de hacer es estar conscientes de que, aunque Jehová esté muy ocupado rodeado de su corte de ángeles y arcángeles, decidiendo quién será el próximo delegado del planeta, otros agentes pueden caer sobre nosotros como un rayo, por ejemplo Hacienda, un fanático o un auto que se nos estampa porque para él la luz sí estaba en verde.

El destino de los individuos es misterioso y el de la humanidad entera en cada época da muestras de ser atroz e irreversible.

De vez en cuando aparecen miles de libros, también atroces e irreversibles, que provocan la destrucción de grandes bosques alrededor de la Tierra, tan fatales como la producción de aceite de palma o las mineras. Las glorias literarias actuales, como las musicales, están muy por debajo de las glorias de la música clásica (el año pasado Mozart vendió más discos que nadie) o de El Quijote, si las midiéramos por su éxito comercial. No se trata de que nos quedemos en una parálisis que sólo mira al pasado y lo imita de forma lamentable. Pero ya que no somos como los venados o casi cualquier fauna, que al nacer aprende lo que debe hacer el resto de su vida como si se hubiese levantado de un sueño y no del vientre materno, necesitamos echar un ojo a lo que nos precede, que encierra tanta riqueza, a la que por buena fortuna hoy podemos acceder a través de Internet, o de esos asilos de ancianos que los antiguos llamaban bibliotecas.

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En numerosos escritores canonizados encontramos confesiones íntimas, diarios o decálogos sobre consejos para escribir. Algunos intentan persuadir de que se pueden llegar a escribir 14 cuentos a la vez, poco a poco, pero simultáneamente. Otros dan consejos tan devastadores como dejar de escribir si la escritura no te somete, te obliga y quiebra tu alma. Otros más sobrios, hablan sobre no dejar de escribir al menos una frase al día, con la intención de ir formando la propia voz, como suelen decir, y que no es otra cosa que un acento muy bien trabajado, que sólo puede aparecer después de muchas correcciones, documentos en la papelera de reciclaje, desempleo, divorcios, problemas con la policía, sentimientos de culpabilidad, complejos de inferioridad, delirios de grandeza, robo en supermercados y otras cosas por las que pasan los escritores antes de escribir un libro breve y aceptable.

Hoy en día tenemos a nuestro alcance conversaciones videograbadas sobre el oficio de escribir, donde nos habla gente que a todas luces es común y corriente, pero que se ha dedicado con disciplina e intentado comprender las entrañas de la literatura hasta donde su capacidad lo permite. Es gente tan común y corriente como tú y yo que, a veces, al verlos, uno se desencanta de la imagen poco pintoresca del escritor actual. Pero el cambio de esa imagen poco singular de los escritores de hoy tienen ciertas ventajas que no se tenían en el pasado, como el usar condones de látex, y no de tripa de cerdo, ni tener que posar más de una hora para que les tomen una foto; tampoco tienen que soportar mucho tiempo la sífilis, entre tantas otras cosas, como la peste, la carencia de medicamentos y la brevedad de la vida, aun mayor en aquellos tiempos que ahora. Teniendo en cuenta las aflicciones de los escritores del pasado, no resulta tan decepcionante parecer un personaje de comedia gringa y al mismo tiempo ser escritor.

Mis únicos consejos respecto a la escritura es leer todo lo que se pueda, leer también a los clásicos, revisar en Internet los programas de estudio de las carreras de Letras y echarle un vistazo a los autores que estudian. Ver entrevistas sobre esos escritores, escucharlos hablar sobre su trabajo, oír sus opiniones y escribir lo más que se pueda, todos los días, dejar reposar lo escrito, releerlo y no publicarlo nunca, hasta que alguien por error o una casualidad misteriosa lo lea y te suplique que lo publiques, ¡por el amor de Dios, mándalo a una editorial, dejaste tus tripas ahí!; luego comprarte un automóvil usado, comenzar a salir con alguien, beber más cerveza en bares y menos en los parques, aprender a cocinar cosas raras, aceptar el abandono de tu nueva pareja, y volver a escribir.




Empleado mentiroso

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Gobernador Carlos Mendoza Davis. Foto: Gladys Navarro.

A botepronto

Por Gladys Navarro

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Atrás quedaron los días en que el entonces candidato a gobernador, Carlos Mendoza Davis, alardeaba que sabía bien cómo erradicar el crimen en Baja California Sur. En donde tenía oportunidad lo decía. Dependiendo del lugar, lo enfatizaba todavía más. Los loretanos lo recordarán, por ejemplo, porque les tocó recibirlo en su arranque de campaña el 5 de abril del 2015 y entonces admitió que la violencia repuntó en el periodo de su antecesor, Marcos Covarrubias (cuatrienio del que formó parte desde la Secretaría General una temporada) y se lanzó muy seguro: “vamos a limpiar el estado, y lo vamos a hacer rapidito”. Creo que muchos nos preguntamos cotidianamente cuál es su definición de rapidez porque justo el pasado viernes 10 de marzo se cumplió un año y medio de su gestión y es evidente que la inseguridad no sólo no ha disminuido, sino que se ha agudizado y los hechos violentos a los que llaman “de alto impacto” se han extendido de La Paz al resto de los municipios sobre todo a Los Cabos, el motor económico de la entidad. Sólo tomando en cuenta la estadística del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el mes de enero BCS tuvo una cifra histórica junto a Colima se ubicaron como las dos entidades que más homicidios dolosos registraron por tasa poblacional, en el caso de nosotros, tuvimos 55, esto es 7 veces más que la cifra de enero de 2016, una tasa de 7.7 homicidios por cada 100 mil habitantes (como referencia, la media nacional para enero fue de 1.8 muertes violentas por cada cien mil habitantes). Pero si las cifras no les dicen mucho, o les dicen pero hacen como que no (y me refiero a los defensores y aplaudidores del Gobernador), basta con contabilizar los eventos violentos de la última semana: 11 personas asesinadas del lunes 6 de marzo hasta la tarde de ayer, incluyendo dos mujeres, una de ellas con una amenaza en una manta, una adolescente lesionada al quedar en un fuego cruzado y una captura de un presunto narcomenudista en pleno lobby del hotel Hyatt Ziva en San José del Cabo. Un clima de violencia, pues, nunca registrado en aquel destino y que sin duda repercutirá negativamente por más que lo nieguen. La imagen del destino, cuya economía depende del turismo y es impulso importante para el resto del estado, ya está dañada, y no se advierte que se haga algo contundente para revertir esta situación. ¿Qué pensarán los empresarios que decidieron contratar a Carlos Mendoza? A un año y seis meses de su gestión conviene recordar aquellos discursos esperanzadores para muchos, simuladores para tantos, y seguramente que ahora coincidirán varios, plagados de mentiras. ¿Necesita el empleado más tiempo de prueba? ¿Qué no dijo con tal seguridad que sabía como hacerlo y “rapidito”? Durante su campaña enmarcaba la inseguridad de BCS en el contexto nacional y no en las fallas locales. Hoy como Gobernador responsabiliza a la familia. Culpa al núcleo familiar de producir ciudadanos consumidores de drogas y que al tiempo se convierten en delincuentes. Y la tarea ya no le parece tan sencilla de atender, hoy nos dice que el problema “duerme en nuestras casas”, acusa la falta de atención a jóvenes y los problemas de violencia entre padres, y la sola presencia policíaca no lo frenará, ha dicho. Lo entendemos en parte, porque es un problema que se dejó crecer como en el resto del país. Pero el cambio en el discurso y el panorama que enfrentamos día a día muestra que la situación no sólo está peor de lo que se pensaba, sino que confirma la opinión de quienes no le creyeron antes. Ratifica, pues, que el aspirante mintió una y otra vez y con demagogia barata en su carta de presentación, por.que la experiencia presumida no se ha traducido en resultados significativos. No hay una postura enérgica hacia la Federación para que enfrente su parte y tampoco se advierte que la llamada estrategia coordinada se traduzca en resultados positivos contundentes como aseguró una y otra vez, o sea “rapidito”. Hasta aquí de momento, queridos. Gracias por leerme. Los leo en abotepronto@gmail.com

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