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Javier Valdez y una larga herencia de asesinatos en Sinaloa

El sombrero de Javier Valdez el día que lo mataron. Foto: Proceso.

Colaboración Especial

Por Leónidas Alfaro Bedolla

 

¿En dónde y quién incuba a la venenosa serpiente que ha impuesto la carta natural de la violencia en Sinaloa? Ésta y muchas otras preguntas surgieron a causa del terrible, pero más injusto asesinato de Javier Valdez Cárdenas, un culichi de estirpe guerrera y corazón alegre que conquistó a toda una nación al ejercer un periodismo valiente que sólo buscaba decir la verdad para que tuviéramos el valor de enfrentarnos al monstruo de la barbarie. Así lo hizo desde que ingresó como reportero en el Canal 3, luego trabajó para Noroeste, de ahí salió para cofundar Río Doce y luego se convirtió en corresponsal de La Jornada. En sus libros: Miss Narco, Los Morros del Narco y Narcoperiodísmo —escritos a lo largo de 20 años—, nos dejó un recuento, a la vez que un análisis de nuestra historia negra.

San José del Cabo , Baja California Sur (BCS). ¿En dónde y quién incuba a la venenosa serpiente que ha impuesto carta natural de la violencia en Sinaloa? Ésta y muchas otras preguntas surgieron a causa del terrible, pero más injusto asesinato de Javier Valdez Cárdenas, un culichi de estirpe guerrera y corazón alegre que conquistó a toda una nación al ejercer un periodismo valiente que sólo buscaba decir la verdad para que tuviéramos el valor de enfrentarnos al monstruo de la barbarie. Así lo hizo desde que ingresó como reportero en el Canal 3, luego trabajó para Noroeste, de ahí salió para cofundar Río Doce y luego se convirtió en corresponsal de La Jornada. En sus libros: Miss Narco, Los Morros del Narco y Narcoperiodísmo —escritos a lo largo de 20 años—, nos dejó un recuento, a la vez que un análisis de nuestra historia negra.

Una de aquellas muchas preguntas, fue esta: ¿Existen periodistas corruptos? Creo que una de las respuestas más claras sobre esta, la dio precisamente Javier Valdés cuando Enrique Mendoza Hernández, del semanario ZETA (2251 mayo 25), le preguntó: ¿Cómo ha sido recibido Narcoperiodismo en el gremio periodístico? Respuesta de JVC fue: “Yo siento que a los periodistas les vale madre los periodistas; que no hay una sociedad que acompañe al periodismo valiente y digno que se realiza en el país, entonces, mediáticamente bien pero no veo a los periodistas preocupados por lo que están pasando compañeros de Tamaulipas, Veracruz, Chihuahua, del extranjero porque se tuvieron que ir del país o Sinaloa (…) Si no eres de la Ciudad de México prácticamente no hay una condición en la que valoren tu trabajo, revisen, se preocupen; creo que el mejor ejemplo es Rubén Espinosa, que murió solo y desolado, abandonado en medio del páramo, refleja nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad frente al narco, a la narcopolítica, como si no hubiera salvación; así siento yo que estamos (…) A los periodistas no le interesan los periodistas, no hay un proceso de revisión de que este libro o cualquier otro material sobre el trabajo que hacemos esté provocando una discusión, un debate, una revisión al interior, un ejercicio de autocrítica, absolutamente y eso me preocupa mucho, porque eso es más espantoso que estas historias que yo publico. Entonces, esa indiferencia social, esa apatía y la deshumanización se traslada al ámbito periodístico; yo al contrario, veo soberbia, veo arrogancia a este ejercicio de autocrítica”.

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Intentando encontrar una respuesta a la ancestral violencia que nos lastima y denigra, que nos hunde en una nostalgia amarga y dolorosa. Voy a citar los recuerdos remotos y actuales de acontecimientos que nos han cimbrado, pero que a la vez nos ratifican como una entidad violenta; y esto se lo debemos a unos cuantos, entre los que destacan malos gobernantes.

A veces me pregunto si ello es una maldición. No sé que pasó antes del 29 de septiembre de 1531 en este lugar cuando aún no era una ciudad, pero sí un conglomerado que contaba con aproximadamente 10,000 habitantes, algo así como 200 poblaciones en lo que ahora abarca el municipio de Culiacán. Esto fue lo que encontró el conquistador don Nuño Beltrán de Guzmán, cuando en aquella fecha fundó La Villa de San Miguel de Culiacán. Tal hecho fue violento, ellos, los españoles, impusieron sus leyes y religión con base en la violencia, el despojo y el sometimiento. Ayapín era un aborigen, se reveló y les dio pelea. No pasó mucho tiempo cuando fue aprendido por las fuerzas españolas, y para que sirviera de escarmiento, se convocó a la población para que asistieran a la plaza, donde ahora está la Catedral, y vieran como fue descuartizado por cuatro caballos. El horripilante suceso y la sangre del caudillo se regó, causando el terror y el miedo perenne en la población de los tehuas. ¿Será aquella sangre la que nos mantiene la maldición de la violencia?

En el año de 1941, a las 2:10 horas en el hotel Belmar, lugar donde había un sarao de carnaval, fue asesinado el coronel Rodolfo T. Loaiza (1893-1944). Él era el Gobernador del estado, la causa de su asesinato quedó enredada y oscurecida por manipulaciones de sus enemigos políticos; para ello ligaron el caso con el narcotráfico que había sentado sus reales en Badiraguato, pero lo que sí quedó claro, fueron las recurrentes zancadillas que sus enemigos políticos atizaron durante su mando.  La muerte del coronel, fue una puñalada para la gente del pueblo, pues él había demostrado con obras que intentaba dar avance al progreso del Estado. Fue un político brillante que ocupó dos diputaciones federales, dos senadurías, la Secretaría de Gobernación y Jefe del Estado Mayor Presidencial.

El 1 de octubre de 1989, a las 9:45 a.m., por la carretera internacional No. 15, cerca del poblado de Tacuichamona, un camión pesado arroyó al ingeniero Manuel de Jesús Clouthier Del Rincón, “Maquío” (1934-1989). Fue un empresario de mucho éxito, ello se debía a que trataba a sus empleados, obreros y gente del campo en general, con justicia; les brindaba protección social y económica más allá de lo que dictaban las leyes. Ocupó puestos de líder en el sector campesino y empresarial. Al darse cuenta de la abusiva política impuesta por el unipartidismo, decidió participar y en 1988 fue candidato a la Presidencia de la República. Los resultados favorecieron holgadamente al ingeniero Cuahutémoc Cárdenas, pero el PRI se las ingenió para sabotear. Al día siguiente Maquío declaró: “la razón por la que cayó el sistema de cómputo fue que los representantes de los partidos de oposición descubrieron un banco de datos ya con resultados, esto fue apenas dos horas de concluida la jornada electoral”. Así se comprobó el fraude y Maquío inició la lucha civil, lo que a la postre le costó la vida. Para nadie es un secreto que su muerte fue un crimen de Estado.

15 de mayo de 2017, al filo de las 12:00 horas del día, muere asesinado, cerca de las oficinas del Semanario Río Doce, Javier Valdez Cárdenas. Sus asesinos intelectuales —bestias de panza insaciable y mente retorcida—, es posible estén en una cómoda residencia primaveral, de una playa o un rancho, tragando carne asada, mariscos, bebiendo cerveza o vino tinto con canapés de caviar. Entonces aquí surge esta pregunta: ¿Qué sigue? La respuesta es única: ¡Hemos de seguir el ejemplo de Javier! Alcemos nuestras voces, manifestemos nuestro repudio a los asesinos y exijamos al gobernador Quirino Ordaz Coppel, al presidente Enrique Peña Nieto y a todo el aparato gubernamental y político que respondan y castiguen a los culpables. ¡Entiéndalo señores! ¡Javier no debió morir! ¡Javier, estás con nosotros!




Terrorismo de Estado en BCS

John Moreno Rutowsk. Foto: SDP Noticias.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El sistema político mexicano se finca en un proceso de simulación donde el acceso y la permanencia en el poder se establece a partir de una partidocracia disfrazada de democracia representativa; un juego de poder pactado entre grupos delictivos y agrupaciones políticas tan íntimamente vinculados, que muchas veces es imposible distinguir cuántos delincuentes pertenecen a la agrupación política, o cuántos políticos forman filas en la delincuencia organizada.

Cuando algún actor ajeno a los grupos de poder sujetos a control gubernamental, emergiendo desde la sociedad civil alza la voz para cuestionar, criticar, señalar y denunciar, se convierte en una amenaza para el esquema de poder, que debe ser neutralizada a la brevedad posible, a efecto de que su influencia e impacto sean eliminados.

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El primer paso es difamar, calumniar, denostar, desacreditar. Se teje una red de infundios, con el apoyo incondicional de los medios afines al Estado, cuyos informadores sistemáticamente señalan verdades a medias e infundios plenos, para dañar la imagen y credibilidad del indeseable ciudadano que comete el osado crimen de cuestionar al grupo en el poder, o peor aún, llega al extremo inadmisible de denunciar ilegalidades y corruptelas.

Si la estrategia falla, entonces todo el aparato persecutor se activa. Se aceita la maquinaria acusadora, y si no hay pruebas, se fabrican, sin importar que en el curso de integración de las acusaciones se caiga en lo burdo y lo grotesco. Y es que no importa si en el devenir del proceso, la falsedad queda evidenciada, pues la pinza de sometimiento se cierra cuando la autoridad judicial soslaya la falsedad y la incongruencia, con tal de justificar la acción represora en cuyo trámite se llega al extremo del abuso, cuando sin respetar el debido proceso y desoyendo el mandato constitucional, se encarcela al perseguido, se le niega el derecho a la defensa, y se le impone prisión de manera oficiosa y ominosa.

Cuando lo anterior ocurre, estamos en presencia de un acto de terrorismo de Estado, gestado y desplegado con el avieso fin de eliminar la amenaza que representa quien critica al sistema y denuncia sus corruptelas. Al encarcelar al detractor, se busca no sólo silenciarlo, se pretende además utilizarlo de escarmiento y advertencia para los demás miembros de la sociedad, se busca acobardar a los demás simpatizantes que comulgan con la voz de protesta que al encarcelarlo intentan acallar; se pretende intimidar a toda colectividad que manifieste su reproche el tema que genera la protesta social, y así  quebrar desde la base la amenaza disidente.

Es el caso de John  Moreno Rutowski, a quien para encarcelarlo se ha recurrido a la falsificación por alteración de pruebas utilizadas para consignarlo. Pese a que tal falsedad fue pericialmente acreditada, y pese a que dicho dictamen no fue ni cuestionado ni objetado por el agente del ministerio público adscrito al juzgado del conocimiento, el titular del juzgado estimó que dichas pruebas le eran admisibles, porque el ministerio público es un órgano “de buena fe”, que además goza de “la presunción de inocencia”, y por tanto, si utilizó probanzas falsas, es posible que la falsedad resulte atribuible a una secretaria y no reprochable al ministerio público.

Si realmente John fuera un delincuente, la Procuraduría de Justicia no tendría necesidad de falsificar pruebas para utilizarlas en su contra.

El terrorismo de Estado no termina en esa fase. La opresión y negación del derecho a la defensa se prolonga en el trámite de la causa ante el juzgado, donde a nueve días de la detención de John Moreno y Joella —su compañera de causa—, el juzgado se niega a proporcionar copias del expediente a los abogados defensores, pretextando “excesiva carga de trabajo”.

Cuando leímos el auto de formal prisión, se nos negó el derecho a tomar una impresión fotográfica del mismo, “por órdenes de la juez”, mandamiento que carece de fundamento legal alguno, por lo que tuvimos que ejercimos el derecho de defensa “a escondidas”, y en un descuido del personal tomamos las impresiones que por este medio les comparto.

John Moreno Rutowski enfrenta confinado en una celda, todo el poder represivo del terrorismo del Estado. Su único pecado: encabezar una protesta social contra actos de corrupción y abuso de poder del gobierno sudcaliforniano.




20 años de ‘OK Computer’. Cuando Radiohead puso melodía a la depresión

Thom Yorke, líder y cantante de Radiohead. Fotos: Internet.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 21 de mayo de 1997 fue lanzado OK Computer, el tercer álbum de Radiohead. Para entonces, quien esto escribe, ni cuándo oírlo. Para mí, ellos sólo habían sido “la banda británica que cantaba Creep“. ¡Pfff, qué vergüenza! Seguramente escuché aisladamente alguna que otra canción de este álbum —que desde la portada, me parecía bastante fea, y con un título incomprensible— pero nunca me llamó la atención ni fui un seguidor entusiasta. Aquí escribo un poco de la historia de cómo llegó a mí y se convirtió para siempre en parte del soundtrack de mi vida, y con ello no sólo rindo un sencillo homenaje, sino que puedo hermanarme con quienes encuentren en esta música una píldora de placer… o de acompañamiento para la depresión.

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Yo había llegado a La Paz hacía diez años, en 2007, solo, con sólo 200 pesos que mi padre me dio para venir a buscar trabajo, luego de varios meses sin uno estable. Mi amigo Erik me prestó su vivienda en una zona al sur de esta ciudad, bastante retirado de la mancha urbana. Por ese periodo de tiempo trabajé en un restaurante, y por las mañanas dejaba solicitudes en todos lados; no me llamaban de ningún lado y yo tenía que lavar platos; así que llegaba agotado, de madrugada, a una casa semivacía y frecuentemente con unas cervezas, lo que constituía mi única compañía. Semanas pasaron en la misma situación, y junto a la grabadora de mi amigo encontré algunos CDs de Lucho Dalla, Joaquín Sabina, y el OK Computer de Radiohead, que pude escuchar de cabo a rabo, con un poco de escepticismo y un creciente deleite.

No soy un erudito en música, pero sí un apasionado del rock. Y sabía que dicho álbum estaba considerado entre los mejores en cualquier listado de la historia del rock. Sin embargo, con Thom Yorke y compañía me pasó lo que con Julio Cortázar: en los primeros acercamientos —más por una cuestión de que ‘había’ que conocerlos como un referente, que por auténticas ganas— no me impresionaron, no me convencían, incluso, me parecían sobrevalorados. Su material era poco entendido por mí y no lograban conectarme. Y al tiempo, tanto el escritor como los músicos, habrían de formar parte indisoluble mí. Y no me tuve que obligar a nada, llegaron en el tiempo adecuado, y tocaron las fibras más íntimas cuando se necesitó. Me parece un cliché bastante petulante decir que ciertos autores o bandas “no son para cualquiera”; creo que a veces, con algunos, se da un clic emocional/espiritual en ciertos momentos y es todo, pero cuando sí, su permanencia puede ser para siempre.

Radiohead, para mí, es un estado de ánimo, y en particular su OK Computer. Y por cierto, deprimente. No es la idea promover u orgullecerse de ciertos trastornos emocionales —otro cliché petulante el de aquellos que presumen sus enfermedades—, pero para nadie es un secreto que la banda británica posee esa peculiaridad. Su música no es, ciertamente, optimista. Sería un poco loco decir que este álbum está lleno de ‘baladas’; si bien, hay un par de momentos muy rítmicos, el álbum es predominantemente deprimente, nostálgico, denso y oscuro. Seamos francos: quienes lo han oído y no les gusta lo tildan de aburrido.

¿Qué tiene de especial este disco valorado mundialmente como uno de los mejores de la historia? Olviden que dije que la portada era fea y el título poco entendible. Cuando te conviertes en un apasionado y le navegas un poco en Internet, comprendes mejor las cosas: te apropias de la obra de arte. El diseño de portada e interiores buscaba reflejar la alineación en la tecnología, con un toque futurista de deshumanización. Y el ‘OK Computer’ —declaró Thom Yorke—, fue el grito que lanzó un chico japonés en una tienda de discos, y sonaba como una “aterradora frase”. Se sabe también que el álbum fue grabado en una zona rural en Inglaterra, lejos de los estudios de las grandes ciudades, producido por ellos mismos, lo que le dio no sólo el toque indie sino quizá el ambiente místico idóneo, para finalmente crear el disco que los catapultó a la fama mundial, y que les ha valido el reconocimiento como los genios de la música que son.

Los ‘cabezas de radio’ pueden hacer tranquilamente lo que quieran: el álbum de casi una hora de duración obtuvo discos de platino en Estados Unidos e Inglaterra, y es considerado de los mejores de la historia, comparado con los trabajos de The Beatles. Probablemente, junto con el Nevermind de Nirvana, OK Computer sea una de las obras maestras monumentales del rock de las últimas décadas. Pero todo esto es ‘apenas’ el producto y sus resultados. ¿Qué hay de sus canciones? ¿Porqué ha logrado conmover a millones de personas en el planeta, incluyendo a los de habla no inglesa, que quizá a veces no podemos analizar sesudamente las letras, pero el conjunto de su obra nos sedujo?

No es éste un minucioso de análisis, y ya que confesé no ser un erudito —éstas líneas son más producto del gusto y el amor que del conocimiento—, he de decir que Radiohead me conquistó hace diez años en esa etapa de desempleo, desamor y soledad. Así, en resumidas cuentas. Creep ya no es, de hecho, para su servidor, ni la mayor referencia ni su mejor canción. La primera que me embrujó de este álbum fue No Surprises; luego repetía y repetía en la grabadora, boquiabierto, ¡lo que se habían logrado estos virtuosos en Paranoide Androide!; y después —y hasta la fecha—, escribo una historia de ficción donde Let Down formaría parte si algún día llegara a trasladarse a un guión de televisión o cine; y ¿qué decir de Airbag que arranca el disco con una rabiosa guitarra para hablarnos de que una bolsa de aire nos salvó de morir aplastado en un accidente de auto?

Y esta producción me llevó a oírlos disco por disco, ignorando la fama de ciertos sencillos, para redescubrir sus primeros trabajos y encontrar una constante exploración en los posteriores —como suele pasar en la relectura de libros chingonsísimos. Por cierto, he leído recientemente que In Rainbows, otro disco excelente, pudo haberse gestado con el disco del que hablamos, es decir, pudo haber sido originalmente un álbum doble, pero hubieron de esperarse diez años para lanzarlo. No suena tan descabellado. De cualquier modo, el disco referido que cumplirá 20 años este 21 de mayo, fecha oficial de su lanzamiento, es una verdadera joya de la música contemporánea. Radiohead logró lo que sólo los grandes artistas pueden: dar voz —y ritmo— al sentir de una generación; OK Computer le puso melodía a la depresión y a la preocupación por el lado oscuro de la tecnología.

 




Día del Estudiante: origen y destino. ¿Cuántos hay en BCS?

Marcha de estudiantes en el malecón de La Paz. Fotos: Internet.

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

 

“Pensar que fui el estudiante soñador, y tú la humilde y bella flor que perfumaba mi sentir. Y que una vez que era ‘tu santo’ te obsequié con un soneto que rimé, pensando en tu boca punzó… Entonces sí que era feliz y al estudiar, entre mis libros solía hallar tu nombre escrito de mujer… ¡Qué podrá ser de tu inconstante corazón, y del cuartito de pensión donde más tarde te adoré!”, fragmento de  Como un sueño, por Domingo Enrique Cardícamo. 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mayo es uno de los meses que presentan un mayor número de días festivos en el calendario, pues no sólo se celebran el 5 de mayo con la Batalla de Puebla, el 10 de mayo con el Día de las Madres y el 15 de mayo con el Día del Maestro, sino también el 23 de mayo, con el siempre memorable Día del Estudiante, y cómo no iba a serlo si en esa fecha se realizan diversas actividades artístico-culturales y recreativas, en las que el cotorreo de los alumnos de distintos niveles educativos da rienda suelta a la risa.

Juventud, divino tesoro, escribía Rubén Darío en Canción de otoño en primavera y es verdad. El origen del Día del Estudiante en México no tiene, sin embargo, un punto de partida afable. Corrían los meses de abril y mayo de 1929, cuando al interior de la Universidad Nacional de México —que más tarde daría sitio a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)—, el rector y el director de Jurisprudencia, Antonio Castro Leal y Narciso Bassols, respectivamente, propusieron un nuevo sistema de reconocimiento trimestral para evaluar a los alumnos. Ello motivó, primero, que los estudiantes de Leyes celebraran una asamblea general y nombraran un comité provisional de huelga para que tratara de resolver el conflicto con el secretario de Educación, Ezequiel Padilla, y segundo, que ante la amenaza de la rectoría de clausurar la Escuela de Jurisprudencia, si seguía en curso el plan de acción de sus estudiantes, éstos declararan la huelga.

Al paro iniciado por los estudiantes de Leyes se sumaron estudiantes de otras escuelas, incluyendo a los de la preparatoria, las secundarias, Odontología y Medicina, no obstante el anuncio del entonces presidente Emilio Portes Gil y el rector Castro Leal, de clausurar también las escuelas que secundaran el movimiento.

Los enfrentamientos entre estudiantes y policías, así como los subsecuentes lesionados, no se hicieron esperar. El 23 de mayo de 1929, se realizó una gran manifestación estudiantil frente a la Escuela de Medicina, ubicada en el antiguo Palacio de la Inquisición, frente a la plaza Santo Domingo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, ahí se suscitaron enfrentamientos con policías y bomberos, y se sumaron lesionados al conteo.

La violencia perpetrada contra los estudiantes fue repudiada y algunos profesores universitarios renunciaron como acto de protesta contra la represión; como consecuencia, Portes Gil  mandó retirar las fuerzas públicas de los edificios universitarios, a efecto de garantizar a los estudiantes la libertad para deliberar.

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El movimiento estudiantil redactó una carta dirigida al Presidente de la República, en la cual expusieron sus demandas, entre éstas destacaban la renuncia de las autoridades educativas, incluyendo la del rector, además de la del jefe de la policía metropolitana; el retiro inmediato de las fuerzas del orden público de las cercanías de la Universidad; la aceptación de las variaciones de los planes de estudio propuestas por los estudiantes; la abolición del sistema de reconocimientos; la reincorporación de las secundarias a la Escuela Nacional Preparatoria, así como la organización de la vida universitaria “con sujeción a sus propias normas, sosteniendo que la autodeterminación universitaria no es un ideal anárquico”. Sumado a lo anterior los estudiantes de Derecho rindieron homenajes a los heridos del día 23 y reclamaron que ese día fuera recordado como el Día del Estudiante y que la Plaza de Santo Domingo fuera llamada “Plaza 23 de mayo”.

La conmemoración de la lucha en pro de una educación más abierta y participativa, cada 23 de mayo, tuvo como primera victoria que el 10 de julio de 1929 fuera promulgada la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Actualmente y tomando en cuenta que el Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos considera obligatoria la educación básica, es decir, aquella que comprende el preescolar, la primaria y la secundaria, así como la educación media superior, tenemos que a nivel nacional más de 34 millones de personas, de entre 3 años y más de edad, asisten a la escuela (esto es, 30.4% del total nacional), 50.3% hombres y 49.7% mujeres, lo anterior de acuerdo a los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con motivo del Día del Estudiante celebrado en 2016.

Estudiantes en BCS

Por lo que se refiera a Baja California Sur, la entidad contribuyó a la cantidad de  alumnos antes referida con 207,344, de estos 26,447 asisten a preescolar; 80,324 a primaria; 39,079 a secundaria, y 29,227 a preparatoria, dichos datos se encuentran contenidos en el estudio Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos. Principales cifras 2014 – 2015, que elaboró la Secretaría de Educación Pública.

Los datos que hasta aquí se han descrito y que colocan a Baja California Sur en el cuarto lugar del grado promedio de escolaridad a nivel nacional, para el rango de edad de 15 años y más, de acuerdo a la información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en la publicación intitulada Panorama sociodemográfico de Baja California Sur 2015 , palidecen cuando se observa la variable de no asistencia a la escuela, para el mismo rango de edad, que proporciona el Fondo de las Naciones para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés), en el estudio Niñas y niños fuera de las escuelas en México, pues 7,367 menores de entre 15 y 17 años son los que no asisten a recibir educación escolar.

Sería aventurado tratar de precisar aquí las razones por las que miles de niños no acuden a la escuela en Baja California Sur —si tomamos el rango de edad desde los 3 años se eleva hasta 26,239 la cantidad de menores de edad que no estudian—, pero las consecuencias pueden ir desde un carácter práctico, con la futura limitación para encontrar un trabajo bien remunerado, hasta las de carácter humanista, como aquella que rezaba Julio Cortázar en Esencia y misión del maestro, cuando éste regresa cargado, para maravilla de su educando, del interior del espíritu de este último, trayendo consigo “la noción de bondad y la noción de belleza: ética y estética, elementos esenciales de la condición humana”.

En unos días, el 23 de mayo, será el Día del Estudiante, celebrémoslo y exijamos las condiciones socioeconómicas y de seguridad necesarias, para que los estudiantes de Baja California Sur miren hacia el futuro de frente, sabiendo que la posibilidad de cumplir cada uno de sus anhelos está en sus manos.




Diego, el litigante

Diego Fernández de Ceballos. Foto: Proceso.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mi admiración por Diego Fernández de Ceballos data de hace cuarenta años. Yo era agente del Ministerio Público Federal y él era un pujante abogado penalista. Lo que haya realizado años después, ya encumbrado como prominente político, es harina de otro costal.

Entonces, me desempeñaba como jefe de control de procesos en la PGR, y tenía a mi cargo el grupo XII que abarcaba los estados de Chiapas y Yucatán. Es en ese entonces que por motivos laborales conocí a Diego, no personalmente, sino a través de sus promociones presentadas por escrito en los tribunales federales, unos diez años antes de que iniciara su carrera política como diputado. Era un combativo abogado penalista, y en sus escritos desplegaba una gran calidad argumentativa. Eso es lo que generó mi admiración.

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Para ubicarnos en el contexto histórico, en ese tiempo todo nuestro sistema penal era positivista, y se regía la argumentación bajo el esquema a veces simplista, de la lógica aristotélica. Premisa Mayor, Premisa Menor y Conclusión. Aplicado al derecho penal, llevó ese sistema a grandes injusticias que sobre poblaron las cárceles mexicanas. “Si parece delito, es delito”; “en caso de duda condena”, y el principio “in dubio societas” se imponía al “in dubio pro reo”. No existía la presunción de inocencia, aunque en el discurso se dijera lo contrario.

Contra la lógica aristotélica positivista, surge una corriente inspirada en la corriente filosófica griega clásica que diera origen a la escuela romana de los proculeyanos, liberales y contestatarios, que influyeron en la escuela alemana, de la que emergen los modernos penalistas, que nos hablan del funcionalismo y garantismo.

Esa escuela es la que moldea el pensamiento de litigantes como Diego que a finales de los 70’s hicieron una gran contribución reformista a nuestro sistema de justicia penal.

Era común en los 70’s y 80’s que llegara el ejército a las plantaciones de marihuana o amapola en las zonas serranas, y detuviera a los cultivadores –indígenas en gran proporción—, y se les procesara penalmente por la siembra y cultivo de la hierba, mientras los grandes traficantes, como Caro Quintero, en el Pacífico, y Díaz Parada, en la zona del Istmo, acumulaban enormes fortunas comercializando la droga, lejos del brazo de la ley. A los campesinos los detenían y en automático les imponían condenas de siete años y dos meses.

Gracias a la argumentación de abogados como Diego Fernández de Ceballos, la Suprema Corte terminó por reconocer que a esos campesinos no los movía el “animus doli” —el deseo de delinquir—, sino la extrema necesidad, la ignorancia y la falta de oportunidades. Criterios reiterados llevaron a modificar el Código Penal Federal, y muchos campesinos, recuperaron su libertad. La mayoría de ellos ni siquiera hablaba español y realmente nunca entendieron los pormenores de los procesos que los llevaron a prisión.

Con Diego se inicia el ejercicio en el foro judicial, de exigencias garantistas, soportadas en impecables ejercicios de argumentación jurídica, con bases que inspiraron a la postre la gran reforma al sistema penal del 2008. No fue el único ni el más importante, pero si el que mejor argumentaba. Como Jefe de control de procesos en PGR tuve oportunidad de leer todas sus promociones en procesos federales, y de ahí mi reconocimiento y admiración al abogado visionario. Que después haya alcanzado un enorme poder y se le relacione con descarados actos de corrupción, es una historia posterior.

Es a los tiempos de su abuso del poder, posteriores a la brillantez en el litigio, los que generan todos los comentarios malos que aparecen en la foto que publiqué en Facebook. Sobre ellos no tengo nada que decir, probablemente esa mala fama la tiene bien ganada, pero –insisto—, esa es harina de otro costal.

Diego Fernández de Ceballos con Arturo Rubio Ruiz. Foto: Cortesía.

Mi admiración y respeto es al abogado que hace cuarenta años aportó al sistema judicial mexicano una tendencia revolucionaria, garantista y humanista. Lo que haya hecho después, ya sentado el poder, no le resta mérito a su aporte previo.

Si nos fijamos, solamente por la edad de quienes comentan en esa publicación, ninguno de ellos tuvo oportunidad de conocer al penalista Diego de los 70’s y 80’s, y solo conocen el lado oscuro del personaje.

Cuando tengan oportunidad, acudan a la Casa de la Cultura Jurídica, y pidan la versión pública de los procesos penales contra los indígenas por cultivo, previos a la reforma que refiero. Se van a sorprender de la riqueza argumentativa empleada por los defensores de esa corriente, y de entre ellos, Diego fue el más destacado. Compartirán seguramente mi reconocimiento a ese importante aporte dado a nuestro sistema de justicia penal.

Si me dicen que años después, abusando del poder político hizo cosas descalificables, les diré que por ello merece el mayor de los reproches, pero el brillante penalista que hizo un enorme aporte hace 40 años, ahí queda. Podrán denostarlo y condenarlo a cadena perpetua y diez años más por todo lo que hizo después, al amparo del poder, pero como dijo la viejita: “esa es otra historia”.