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Carlos Olachea, el célebre artista plástico de BCS, a 31 años de su muerte

FOTOS: Aníbal Angulo.

La Paz, Baja California Sur (BCS). José Carlos Olachea Boucsiéguez, cuyo nombre lleva la principal galería de arte del Estado —ubicada en la Unidad Cultural “Prof. Jesús Castro Agúndez”, exactamente frente al Teatro de la Ciudad— es, quizá, el artista plástico más trascendente de Baja California Sur. Murió el 21 de julio de 1986, por lo que este día se cumple su 31 aniversario luctuoso.

Este lunes cierra: ¡SIGUE EL CONCURSO DE FOTOS! Recordando a nuestras mascotas fallecidas.

El artista nació en Santa Rosalía, municipio de Mulegé, el 4 de noviembre de 1940. En fuentes consultadas en Internet, se señala que estudió Artes Plásticas en la Escuela de San Carlos de la UNAM, de 1960-1966; ese último año fue becario del gobierno francés y de la UNAM, realizando cursos de diseño gráfico en París.

Carlos Olachea Bouciéguez fue también consejero técnico y recientemente había representado a la ENAP en Cracovia, Polonia, con motivo de un Congreso Mundial de Artistas Plásticos. Hombre de mundo, el pintor logró tener —de forma individual— más de 30 exposiciones, siendo invitado a mostrar su obra en México, Cuba, Argentina, Francia, Estados Unidos y Canadá.

En 1986, año de su muerte, fue jurado del Premio Nacional de Grabado, y un grupo de importantes coleccionistas argentinos le habían propuesto la compra de buena parte de su producción.

Eligio Moisés Coronado escribió que “Tres días antes de su fallecimiento el 21 de julio de ese mismo año, ocurrido en el mejor momento de su brillante carrera, expuso parte de su obra en el Palacio de Bellas Artes, de la capital mexicana, y en los dos días previos había obtenido segundo lugar en el certamen de nacional de pintura efectuado en Oaxaca“.

Sobre él, Aníbal Angulo escribió “El 22 de Julio de 1986 murió Carlos Olachea en su casa de la Ciudad de México, en un trágico accidente. La noche anterior había llegado de ciudad de Oaxaca a donde había ido recoger su premio de la Bienal Rufino tamayo. No alcanzó a cobrar su cheque que quedó arriba de su sofá donde murió. Carlos es sin duda un gran pintor y tenía mucho que dar todavía. Estas son las últimas imágenes que le tomé en su estudio poco antes de morir. Descanse en paz”.

En Baja California Sur se cuenta con tres de sus obras, las cuales se exhiben en el Centro Cultural “Prof. Néstor Agúndez Martínez”, en Todos Santos.

Recientemente, el Instituto Sudcaliforniano de Cultura dio a conocer que se realiza una edición de colección con más de 100 fotografías con la obra del artista; se prevé que antes de concluir el año se presentará y dispondrá del material.




Crítica: Okja

FOTOS: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Entretiene

 

 La Paz, Baja California Sur (BCS). Fue en el pasado Festival de Cannes —celebrado en mayo—, el festival más popular, glamoroso y trascendente de cine en el mundo, donde por fin éste fue alcanzado por la tecnología del streaming. Y es que Netflix, en sus conocidos arranques de valentía y con la misma osadía que ha producido series icónicas de nuestros tiempos como House of Cards y Orange Is The New Black, se aventó la puntada de inscribir una de sus producciones originales en competencia. Claro, nos referimos a Okja, que cuenta la historia de una cerda modificada genéticamente que fue criada 10 años por una granjera surcoreana y que ahora, víctima del capitalismo, se la quieren quitar porque es parte de los activos de la trasnacional Mirando.

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¿Y porqué la polémica? Porque Okja no fue hecha para una sala de cine, sino para un aparato de televisión. Y al parecer nadie nunca había cuestionado esa obviedad de la forma en que Netlix lo hizo, y si bien el debate entre si la película tiene derecho o no a participar en festivales de cine puede parecer absurdo, es un tema que aún tiene mucha tela de donde cortar, a pesar de que Christopher Nolan ya lo dijo hace poco: “Lo que ha definido a una película es que se vea en un cine”, punto.

Pero esto no quiere decir que Netflix haya perdido, al contrario; logró elevar el hype de una producción con buenas intenciones pero resultado mediocre a hervideros de hashtags en Twitter consiguiendo que prácticamente todo aquel con una subscripción sintiéramos la curiosidad por ver el porqué de tanto alboroto, que al final fue solamente eso, un alboroto que elevó demasiado las expectativas de una película que no lo vale tanto.

Así, a un clic de distancia, tenemos en nuestro catálogo una historia con un tono muy extraño, que no se define entre ser una comedia, un thriller, una cinta de acción, de protesta, un drama corporativo o una fábula infantil. Si bien, el director Bong Joon-Ho quizo demostrar una versatilidad en el manejo de cada situación, lo logró a medias, pues no se siente como un producto sólido sino como una mezcla de géneros bastante pesada y artificial. Muy diferente de su producción anterior, Snowpiercer (2013), donde Chris “Capitán América” Evans tiene que derrocar al gobierno del tren en que el está condenado a vivir eternamente, en una cinta tan ágil como claustrofóbica que nos muestra las capacidades del director surcoreano.

Volviendo a Okja, el gran problema de la película se basa en esa artificialidad que no permite ser tomada en serio, porque sus personajes parecen salidos de animes japoneses que llevados a la acción real no provocan nada más que cejas levantadas y muecas que tratan de ocultar la pena ajena. Sí, tenemos a un Jake Gyllenhaal irreconocible y que actúa muy bien, si esta fuera una adaptación de un live-action de Dragon Ball donde perfectamente encajaría este extraño personaje mezcla de el tristemente fallecido cazador de cocodrilos y el maestro Roshi. Y que decir de Tilda Swinton, que su sola presencia es imponente pero cada vez que avanza la película, se debilita con cada diálogo y acción ridícula que su personaje lleva a cabo.

A pesar de todo, se agradece la propuesta de Netflix de ofrecer productos que difícilmente veríamos siguiendo los mismos esquemas de Hollywood, porque a final de cuentas, Okja es una obra que arriesga aunque no sale bien librada, y en esta época donde los remakes y las adaptaciones son la norma, ver una historia fresca es emocionante aunque al final el resultado haya sido un tanto decepcionante.

 

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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La prisión preventiva oficiosa: el remedio a la incompetencia

FOTO: Internet.

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La prisión preventiva oficiosa, es decir, la medida cautelar consistente en mantener en prisión a una persona sujeta a proceso, durante todo el desarrollo del mismo, sin importar si es inocente o culpable —por mandato de ley—, ha sido tradicionalmente en México una medida decretada para dar al gobernado la sensación de que el Estado cumple con la labor de investigar y perseguir los delitos. Si no podemos conseguir que condenen al supuesto delincuente, al menos, le damos al ciudadano la “tranquilidad” de que permanecerá en prisión un largo tiempo, pues es usual que por la sobrecarga de trabajo, los procesos penales que deben durar meses, se prolongan en muchos casos por años.

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La reforma constitucional de 2008, auspiciada por presiones internacionales, llevó al reconocimiento de la presunción de inocencia, pero en franca contradicción a dicho principio, se preservó en el marco constitucional, la figura de la prisión preventiva oficiosa, que con el bajo estándar probatorio que requiere la vinculación a proceso, hace que la simple imputación del Ministerio Público apoyada en un mínimo soporte evidencial, imponga la prisión preventiva tratándose de delitos que constitucionalmente se clasifiquen como de prisión preventiva oficiosa.

Se constituye entonces la prisión preventiva en una pena anticipada, y en muchos casos, en una pena injusta, cuando el procesado resulta absuelto en sentencia.

Lo ideal sería, conforme a los estándares internacionales y los postulados consagrados en los tratados internacionales suscritos por nuestro país, que desapareciera la prisión preventiva oficiosa, y que por ende, el encarcelamiento de una persona que enfrenta un proceso penal, se reservara única y exclusivamente a los casos en los que el procesado representara un peligro real e inminente para la víctima del delito, o existiera evidencia corroborable de que pretende sustraerse de la acción de la justicia.

El presupuesto de reserva de la prisión preventiva únicamente para casos extremos, es inviable en una nación donde en términos generales, la procuración de justicia es ineficiente.

Se culpa al nuevo sistema de ser una puerta giratoria que propicia impunidad, cuando en realidad lo que ocurre es que tanto las corporaciones policiacas como las instituciones encargadas de la procuración de justicia, realizan un trabajo ineficiente, por ignorancia, incompetencia, complicidad y otras variantes de corrupción.

La solución simplista planteada por la CONAGO es ampliar el catálogo de delitos que implican prisión preventiva oficiosa, y dotar de mayores facultades –excesivas, a nuestro parecer—, a policías y agentes del Ministerio Público.

En otras palabras, en lugar de esforzarse por acelerar e incrementar los programas de capacitación policial, y en vez de buscar la eficiencia en la integración de las carpetas de investigación, mejorar los servicios periciales y optimizar la actuación del Ministerio Público en investigación y prosecución de delitos, nuestros gobernadores están pugnando por regresar, retroceder, revertir los avances en materia de garantismo y respeto a los derechos humanos en los procesos penales, y convertir la presunción de inocencia en letra muerta, al saturar el listado de delitos que merecen prisión preventiva oficiosa.

De aprobarse la reforma que plantea la CONAGO, desvirtuaremos el sentido fundamental del nuevo sistema de justicia penal, y premiaremos la incompetencia del Ministerio Público y la incapacidad investigadora de nuestros cuerpos policíacos, frente al embate de la criminalidad.

La reforma que se plantea no sólo implica la ampliación del catálogo de delitos de prisión preventiva oficiosa, también propone darle más facultades a los policías en investigación, en detrimento de los derechos humanos de las personas sujetas a investigación.

Se pretende darle una fuerza de indicio a los informes policiales, suficiente para justificar un encarcelamiento. En otras palabras, si se aprueba la reforma, con el solo dicho de los policías de investigación, se “justificará” un auto de vinculación a proceso, y si se trata de delito de prisión preventiva oficiosa, nada evitará que una persona, por el simple hecho de ser señalada por un policía de investigación, permanecerá al menos ocho meses de su vida en prisión, sea o no culpable de aquello que el policía le impute (Fracción X del artículo 132 del Código Nacional de Procedimientos Penales).

También se propone negar la libertad durante la investigación, si la persona ha sido puesta a disposición del Ministerio Público con antelación por el mismo delito. Esto significa que bastará que un policía repita una presentación, para garantizar la detención de una persona (Artículo 140 in fine del Código Nacional de Procedimientos Penales).

Ni en los tiempos de la inquisición tenía tantas facultadas la policía. Grave retroceso.

Vivimos una grave crisis de inseguridad, entre otras causas, por la falta de capacitación policial, y por los nexos vinculantes entre la policía y los grupos delictivos.

En lugar de depurar las corporaciones y capacitar a la policía, la CONAGO pretende dotar de facultades extraordinarias a la Policía y al Ministerio Público, otorgándoles de poderes y facultades excesivas.

Si antes eran abusivos, de aprobarse la reforma, la prisión preventiva y el ejercicio de la acción penal se convertirán en herramientas peligrosas en manos de agentes de la policía y del Ministerio Público corruptibles e incompetentes.




El Día del Abogado en México; BCS, con menos abogados a nivel nacional

FOTO: Internet.

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

 

“Donde la moral del pueblo, consiste en someterse, en subordinarse, en la política de la sagacidad, de la astucia, de la desfiguración, del sometimiento rastrero, no se pueden formar caracteres; un terreno semejante sólo produce esclavos y sirvientes –aquellos que alcanzan la posición de amos, no son más que lacayos disfrazados, dominadores brutales contra los de abajo, cobardes y serviles ante los de arriba. Para el desarrollo del carácter hace falta a los hombres desde temprano el sentimiento de seguridad. Pero este sentimiento íntimo y subjetivo de seguridad, tiene por condición la seguridad exterior, objetiva, dentro de la sociedad, y esta última es garantizada a los hombres por el derecho”, Fragmento de El Fin en el Derecho, escrito por Rudolf von Ihering (1818 – 1892).

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado 12 de julio se celebró el Día del Abogado en México, tal y como ha venido sucediendo desde hace 57 años, pero ¿por qué?

La historia apunta que en 1959 el Diario de México, en voz del licenciado Rolando Rueda de León, pidió al entonces presidente de la República, Adolfo López Mateos, que se declarara el 12 de julio como el Día del Abogado en México. Dicha propuesta fue aceptada y entró en vigor desde 1960.

La fecha elegida para dignificar la abogacía, encuentra sustento en dos acontecimientos de suma relevancia, el primero es que el 12 de julio de 1533 se estableció en la Nueva España la primera cátedra para la enseñanza del Derecho y se dictaron las primeras Ordenanzas de Buen Gobierno, a partir de lo cual el rey Carlos V de España ordenó, por cédula de fecha 21 de septiembre de 1551, establecer en la Ciudad de México una universidad de todas ciencias, que dio lugar a la inauguración de la Real y Pontificia Universidad de México, el 25 de enero de 1553.

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El segundo acontecimiento que consolida la fecha elegida para la celebración del abogado en México, es que el 12 de julio de 1553 se dictó en América la primera cátedra de Derecho, Prima de Leyes, de la Real y Pontificia Universidad de México, impartida por el licenciado Bartolomé Frías y Albornoz. “La carrera de leyes (…), comprendía de cinco años de Prima y Vísperas de Derecho y dos cursos más de un año de Jurisprudencia Civil, en el que se daba las herramientas necesarias a los futuros abogados”, narra Leonel Cásares García en el artículo 12 de julio Día del Abogado, publicado en la edición número 21 de Hechos y Derechos, revista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

FOTO: Juristas UNAM.

Hace más de cuatro siglos y medio que comenzaron a impartirse las materias correspondientes al Derecho en el territorio que actualmente ocupa el Estado mexicano, y de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al primer trimestre de 2016, la población ocupada como abogado asciende a 342 mil 809 personas.

Otros datos de interés que proporciona la encuesta del INEGI antes referida son:

  1. Las entidades que presentan un mayor porcentaje de abogados en el país son la Ciudad de México con el 23.4%, el Estado de México con el 13.7% y Jalisco con el 9.8%, que concentran en conjunto un 46.9% de estos ocupados. Las entidades con un menor porcentaje de abogados son Campeche con el 0.5%, Baja California Sur con el 0.6% y Durango con el 0.6%.

  2. En materia de género, de cada 100 abogados que hay en el país, 62 son hombres y 38 son mujeres, y su edad promedio es de 39.5 años; en los hombres es de 40.9 y en las mujeres de 37.1 años. Su estructura por edad muestra que 80 de cada 100 de estos ocupados tienen menos de 50 años.
  3. Por lo que se refiere al nivel de escolaridad de los abogados en México, el 90.3% cuenta con licenciatura, el 9.2% con maestría y el 0.5% con doctorado.
  4. En cuanto a las características del empleo, el 98% de los abogados se emplea en el sector terciario o de servicios. De cada 100 de ellos, 63 trabajan en servicios profesionales, financieros y corporativos, 34 se desempeñan en actividades administrativas gubernamentales y de organismos internacionales y extraterritoriales; los tres restantes en transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento, o servicios sociales.

En México son cientos de miles quienes profesan el Derecho. Sin embargo, los buenos abogados, según comenta el abogado constitucionalista Miguel Carbonell, en el video de Youtube intitulado Enseñanza del Derecho, “tienen que ser sobre todo humanistas, por eso es importante que un abogado tenga una cierta formación literaria, una cierta sensibilidad artística también y que sepa apreciar el mundo contemporáneo, porque de esa forma descubrirá la justicia; la justicia tiene que ver con una representación del mundo, con una representación de los valores, en ese sentido el abogado necesita una formación humanista que no encontrará solamente en las leyes y en los códigos, sino que tiene que buscar mucho más allá, en la buena literatura, en la buena pintura, en las buenas películas y, por supuesto, e Internet, en donde también hay un conglomerado de información impresionante, que puede ayudar a la formación cultural de los futuros abogados”.

Quienes hemos estudiado la carrera de Derecho, debemos ser en nuestra vida profesional garantes de la seguridad y de la justicia, para que al igual que a Sancho Panza nos esperen días luengos, si seguimos un código ético, como el que para la gobernanza aportó Miguel de Cervantes Saavedra, a través de Don Quijote de la Mancha, al mundo.




Crítica: Spiderman, de regreso a casa

 

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Bien actuada, escrita y dirigida

La Paz, Baja California Sur (BCS). Un nuevo Hombre —adolescente, mejor dicho—  Araña regresa a casa, a Marvel, donde lo recibe su máxima estrella de su universo cinematográfico, nada menos que Iron Man, que ya empieza a denotar un cansancio de ser el héroe que salve al mundo, así como Robert Downey Jr. que empieza a sentirse un poquito desgastado por el papel (¿o seremos nosotros los espectadores que ya tuvimos demasiado?). Un regreso que le sentó bien después del reboot de dos películas que dirigió Marc Webb y que no logró afianzarse dejando más cabos sueltos que cualquier episodio de Game of Thrones.

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Este comentado regreso a Marvel ha entregado una película divertida, con un guión ágil y una dirección coherente. Con un ritmo adecuado y un humor básico pero eficaz. Este regreso a casa es una comedia de acción, donde se extraña el épico Hombre Araña. Ese mismo que ya una vez derrotó a un duende verde con máscara de Power Ranger y al mejor villano que ha salido de las películas Marvel, o sea el Doctor Octopus. Y sé que es una ociosidad enorme el comparar películas, pero en este caso es inevitable, y si por ende el tener una nueva película de Spidey aviva el debate de cuál versión es mejor, es la primer señal de que esta nueva película no logró superar a aquella primera trilogía dirigida por Sam Raimi.

Ahora, hay que ser justos con las situaciones de cada quién. En su momento, aquellas películas protagionizadas por Tobey Maguire eran su propio universo, digamos el Spiderman Cinematic Universe. No había vengadores, ni guardianes de la galaxia, ni Thanos ni guanteletes del infinito, y no los necesitaba. Con la tía May, con Mary Jane, con el inolvidable J. Jonah Jameson, con los Duendes Verdes, con eso era más que suficiente. En esta versión, el héroe de las telarañas revivió gracias a un acuerdo de último minuto entre Sony y Marvel para juntar sus universos cinematográficos y lo primero que hicieron fue meter “a güevo” a Peter Parker en la trama de Civil War, y de ahí pensar en su propia película.

Y ante esa situación, donde cualquier movimiento en falso podría provocar una catástrofe más grande que La Amenaza de Electro, Marvel Studios confirma que tiene perfectamente delineado su plan de trabajo y han desarrollado un músculo fuerte y tonificado en la elaboración de sus historias entregando una película en la que nuestro simpático vecino con poderes arácnidos siempre ha sido parte de este universo. Así que, aunque los guionistas se hayan sacado todos los ases bajo la manga que tenían para recrear y adaptar a este super héroe para compartir pantalla con Tony Stark y demás, ese requisito de pertenecer a un mundo ya establecido le quita mucho al ADN de nuestro trepamuros.

Porque así como Peter fue mordido por una araña para mutar en un ser que escala paredes con superfuerza y un sentido arácnido, el universo cinematográfico de Marvel vino a morder a esta saga para apoderarse de ella, quitarle su individualidad y dotarla de un servilismo mercantil que funciona y entretiene, pero con muy poco que heredar a la memoria colectiva del cine. Aquellas películas de Sam Raimi exudaban epicidad —palabra no reconocida por la RAE— en cada fotograma, y aun muchos podemos recordar con emoción las palabras del tío Ben o la sabiduría de la tía May que parecía que no se daba cuenta de nada. Acá, tenemos algunas escenas que seguramente inundarán las redes en forma de memes y una frase muy chaquetera en el más cómico e íntimo sentido de la palabra que puede ser vehementemente recordada.

Así que este rejuvenecimiento de la franquicia nos trae a un Peter de 15 años que aún no controla sus poderes del todo —¡pero aún así Tony Stark lo llevó a pelear contra el Cap!— y mucho menos sus hormonas, sumamente inseguro pero bien intencionado, deseoso de ser tomado en cuenta y dejar su huella. Todo esto muy bien representado por Tom Holland que se adueña del papel. Y en el bando contrario, tenemos a Michael Keaton como El Buitre, mostrando su portentoso talento histriónico y dándole profundidad y tono a un personaje que podría haber caído muy fácil en el cementerio de villanos muy olvidables del universo Marvel, siendo mucho más atemorizante cuando no tiene el traje puesto, lo cual es un logro enorme de su interpretación.

¿Debemos resignarnos a este Spiderman con sabor light? Espero que no. Como un paso introductorio para el ensamble de superhéroes me parece que ha salido muy bien librado, pero el amigable vecino tiene mucho para madurar en su propio universo, con su propio tono y su propia voz. El director Jon Watts supo transitar perfectamente en esa cuerda floja de seguir al pie de la letra la receta preestablecida dándole su sabor personal, pero con una vez fue suficiente. Ahora, hay que dejar que el sentido arácnido no se equivoque y recuerden que con un gran poder, viene una gran responsabilidad.

 

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

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1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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