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Educación ambiental ¿Qué es?

Colaboración Especial

Ariadna Esmeralda Ávila García

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ayer se celebró el Día Mundial de la Educación Ambiental con el objetivo de enfatizar la importancia de generar conciencia sobre el cuidado del ambiente. De acuerdo a Infobae, este día se originó con la Declaración de Estocolmo, en 1972, en la Conferencia sobre el Medioambiente Humano, la cual fue organizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En la misma, se estableció la Educación Ambiental como una prioridad. Como resultado, tres años después se firmó un acuerdo entre países llamada la Carta de Belgrado, estableciendo un marco general para la educación ambiental– donde se establecieron metas ambientales, y objetivos, metas y principios de su educación.

Puntualmente, la UNESCO, establece que, es importante empoderar mediante los conocimientos, las competencias y los valores con miras a proteger el planeta. La Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) es la respuesta del sector educativo de la UNESCO a los desafíos urgentes y dramáticos a los que el planeta está confrontado. Las actividades colectivas de los seres humanos han modificado los ecosistemas de la Tierra de tal manera que nuestra propia supervivencia parece estar en peligro debido a los cambios que, cada día, resultan más difíciles de revertir. Para detener el calentamiento global antes de que alcance niveles catastróficos es necesario abordar los problemas ambientales, sociales y económicos de manera holística. La EDS para la Agenda 2030 de Educación de la UNESCO tiene como objetivo lograr la transformación personal y social necesaria para cambiar de rumbo.

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Sumado a lo anterior, la Comisión Mundial para el Desarrollo y el Medio Ambiente creó el término sostenible en 1987; en 1992 la Conferencia de Río lo redefinió como una forma de coevolución de la sociedad y la naturaleza que consigna asegurar la supervivencia y el desarrollo seguro de la civilización y la biósfera. Por tanto, la sostenibilidad ambiental es el equilibrio social, económico y medioambiental que garantiza una continuidad para las siguientes generaciones.

¿Por qué nosotros y nosotras debemos preocuparnos por el ambiente? Es claro que, existe una crisis ambiental que, aunque no lo parezca está cada vez más cerca de nosotros, al no tener un cuidado del ambiente de forma integral, es decir, tener cuidado del agua, de no generar contaminación y otras cosas más, nos expone a no tener los recursos suficientes para nuestra sobrevivencia en el planeta. Ni siquiera pensando en las siguientes generaciones, sino nosotras y nosotros mismos en unos años.

Lo notamos de diferentes formas, en los diferentes estados de nuestro país y en todo el mundo. La falta de agua, la contaminación de mantos acuíferos, los organismos de tallas más pequeñas en el ambiente o la presencia de organismos que son fauna nociva o intrusiva en zonas que se consideraban prístinas o en las mismas ciudades o donde somos testigos de las grandes olas de calor, variación climatológica y la aparición de hambruna que ya se ha dado en algunos países como Madagascar.

Todo esto, nos hace pensar, ¿aún estamos a tiempo? Debemos tener claro dos cosas, una es que este problema no es reciente, la degradación del ambiente ha dado inicio de la fase crítica y que este planeta, por el momento, es nuestra única fuente de recursos tanto renovables como no renovables.

Por lo que, es fundamental cobrar consciencia, en lo básico, mirar a nuestro alrededor y verlo, no normalizar el descuido del ambiente y sobre todo ver el impacto que nosotras y nosotros mismos provocamos. Revisar nuestras huellas por el planeta y ver que desde nuestro interior podemos hacer para mejorar, pues, aunque no se trata de romantizar, el cambio que uno produce se magnifica en el otro y en la otra. Con ello, se puede lograr un cambio colectivo y usar los recursos actuales y la tecnología a nuestro favor en pro de todos y todas. La educación ambiental debe ser un proceso continuo y permanente que se debe ir adaptando a las necesidades de cada época dando respuesta a las crisis que afectan al planeta.

Es así como la educación ambiental se vuelve clave en toda la sociedad, siguiendo principalmente los objetivos de la Educación Ambiental que se encuentran dentro de la Declaración de Tbilisi:

  •  Consciencia y conocimiento: adquirir mayor sensibilidad, conciencia y comprensión básica del medio ambiente, además de los problemas conexos, además de la presencia y función de la humanidad en él.
  • Actitudes y aptitudes: Ayudar a desarrollar valores, actitudes, compromiso y habilidades para proteger y mejorar el medio ambiente.
  • Acción y participación: Crear nuevos patrones de comportamiento desde la responsabilidad que ayuden al individuo y comunidad a cuidar de su entorno.

Otro punto importante a considerar es que de acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos es que, la educación ambiental no es solo tener y dar a conocer la información sobre el ambiente, es aumentar la conciencia y el conocimiento sobre temáticas ambientales, enseñar a los individuos a pensar de manera crítica, mejorar las habilidades para resolver problemas y tomar decisiones y no definirla solamente desde una opinión particular.

Finalmente, te dejo algunos consejos de la página de ecología verde que podemos hacer desde casa:

  • Ahorrar agua, reducir su consumo y reutilizarla.

  • Apagar luces y aparatos electrónicos cuando no los estemos utilizando para ahorrar así energía.

  • Apostar por las energías renovables.

  • Usar medios de transporte públicos de bajo nivel de contaminación.

  • Reducir, reutilizar y reciclar.

  • Consumir de forma responsable.

  • Realizar actividades en la naturaleza y turismo sostenible para conocer, respetar y conservar la biodiversidad y los ecosistemas.

 

 

Cuando uno tira de una sola cosa en la naturaleza, se encuentra que está agarrada del resto del mundo.

 

 

Referencias

INFOBAE. 2023. Día Mundial de la Educación Ambiental: un llamado urgente para cuidar el planeta – Infobae.  Consulta 26 de enero de 2023.

UNESCO. 2023. Educación para el Desarrollo Sostenible. Consulta 26 de enero de 2023.

Gobierno de México. 26 de enero: Día Mundial de la Educación Ambiental  | Procuraduria Federal de Proteccion al Ambiente | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx) Consulta 26 de enero de 2023.

Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. 2023. La importancia de la educación ambiental | US EPA  Consulta 26 de enero de 2023.

Gaceta CCH. La educación ambiental en la enseñanza | UNAM Global Consulta 26 de enero de 2023.

Ecología verde. Cómo cuidar la naturaleza: 13 consejos y acciones (ecologiaverde.com). Consulta 26 de enero de 2023.

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Marco normativo contra el acoso laboral

Ius et ratio

Arturo Rubio Ruiz

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 15 de marzo de 2022, México ratificó el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo OIT – Convenio sobre la violencia y el acoso que reconoce el derecho de todas las personas a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso y, en conjunto con la recomendación 206, el Estado Mexicano se obliga a adoptar y aplicar el enfoque inclusivo, integrado, abordando la violencia y el acoso laboral en el marco normativo que rige el ámbito laboral y en el marco penal, según corresponda.

A este instrumento internacional se suman los compromisos contraídos en las convenciones:

• Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra La Mujer Convención De Belém Do Para. Artículos 1º, 3º, 4º, incisos b, c, e, f y j; 6º Inciso a y b; 8º y 9º.

• Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).

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En el ámbito nacional, la LEY GENERAL DE ACCESO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA en sus artículos: 10, 11, 12, 13, 14 y 15. Define la violencia laboral como aquella que se presenta en el marco de una relación laboral, independientemente de la relación jerárquica. Asimismo, señala la diferencia entre hostigamiento y acoso sexual y marca las obligaciones de los tres órdenes de Gobierno frente a la violencia laboral, y define “acciones o conductas” que constituyen la violencia laboral, tales como:

a) Negativa ilegal a contratar a la víctima o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo.

b) La descalificación del trabajo

c) Intimidación

El artículo 102 define la Violencia Laboral como aquella que: Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, independientemente de la relación jerárquica, consistente en un acto o una omisión en abuso de poder que daña la autoestima, salud, integridad, libertad, y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad.

La LEY FEDERAL DEL TRABAJO en su Artículo 3 Bis define el hostigamiento como: el ejercicio del poder en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en el ámbito laboral, que se expresa en conductas verbales, físicas o ambas ; y el Acoso sexual como: una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo del poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima, independientemente de que se realice en uno o varios eventos.

El artículo 47 establece como causal de rescisión de la relación de trabajo, sin responsabilidad para el patrón: fracción VIII: Cometer el trabajador actos inmorales o de hostigamiento y/o acoso sexual contra cualquier persona en el establecimiento o lugar de trabajo.

El artículo 51 señala como causal de rescisión de la relación de trabajo, sin responsabilidad para el trabajador, en su fracción II: Incurrir el patrón, sus familiares o cualquiera de sus representantes, dentro del servicio, en faltas de probidad u honradez, actos de violencia, amenazas, injurias, hostigamiento y/o acoso sexual, malos tratamientos u otros análogos, en contra del trabajador, cónyuge, padres, hijos o hermanos.

Se prohíbe a patrones (Art. 133, fracción XII) y a trabajadores (Art. 135, fracción XI) llevar a cabo, permitir o tolerar actos de hostigamiento y acoso sexual en el trabajo, respectivamente, sancionando con multa de 250 a 5000 veces el salario mínimo general, al patrón que cometa, facilite o tolere actos de hostigamiento y acoso sexual. (Art. 994 fracción VI.

La Norma oficial mexicana NMX-R-025-SCFI-2015 EN IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN tiene como objetivo: evaluar y certificar las prácticas en materia de igualdad laboral y no discriminación, en los centros de trabajo además de dar cumplimiento a la normatividad nacional e internacional en materia de igualdad y no discriminación laboral, previsión social, clima laboral adecuado, accesibilidad, ergonomía y libertad sindical.

CÓDIGO PENAL BCS (Art. 182) define el delito de hostigamiento sexual: quien valiéndose de su posición jerárquica derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o de cualquiera otra que implique subordinación, solicite favores de naturaleza sexual para sí o para un tercero.

En Acoso sexual (Art. 183) lo comete: quien se exprese verbal o físicamente de manera degradante con relación a la sexualidad de otra persona, sin que exista subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral o escolar.

El delito de discriminación (art. 205) lo define como: quien por motivo de género, edad, estado civil, embarazo, raza, procedencia étnica, idioma, religión, ideología, preferencia sexual, color de piel, nacionalidad, origen, posición social, trabajo, profesión, posición económica, discapacidad, características físicas, estado de salud o cualquier circunstancia que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o afectar los derechos o libertades de las personas, fracción IV: Niegue o restrinja derechos laborales.

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Planimetría y altimetría

FOTOS: Internet

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el espacio todo cuerpo ocupa 3 dimensiones y que desde que estábamos en la escuela primaria nos enseñaban: Largo, Ancho y Alto. Sin excepción y sin meternos en cuestiones metafísicas estas dimensiones se pueden medir y hacen que cada objeto tenga forma y si le agregamos la masa, pues se tiene que dicho objeto ocupa un lugar en el espacio, en todo el sentido de la palabra.

Si necesitamos medir un objeto, forzosamente ocupamos realizar giros al objeto ó nosotros tenemos que movernos para ver cada una de las dimensiones, pero ¿qué pasa si no hacemos lo anterior? Nuestro ojo humano únicamente puede ver dos dimensiones y es a lo que llamamos plano o matemáticamente hablando se le dice plano (x,y). la otra dimensión se le llama en las matemáticas eje z, y tenemos que el espacio se conforma con los ejes (x,y,z).

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La corteza terrestre o también llamada superficie terrestre, tiene el mismo número de dimensiones de las cuales llamamos plano a todo lo que se mueve sobre la faz de la tierra, incluso de aquí se derivan vocablos como planicie, que se refiere a extensos valles en el globo terráqueo, o llanura que proviene de la palabra llano.

Dentro de la ingeniería se ha medido el plano desde siglos pasados, encontrando ejemplos de medición desde los antiguos mesopotámicos y egipcios que, ya tenían conocimientos de geometría para medir extensiones de tierra, tanto de longitud como de superficies de terreno. Usaban codos, manos, pies o cualquier cosa que pudiera ser fácil de entender y de utilizar.

En la topografía existe un aparato que se llama Teodolito, y que se inventó en el año 1787 por el ingeniero ingles Wiliam Gravatt y que fue una creación que vino a revolucionar la ingeniería, ya que por primera vez se tenía un instrumento que podía obtener ángulos dentro del plano, dando inicio el estudio de la planimetría en la medición de cualquier superficie sobre la superficie terrestre.

Desde el invento del teodolito a quien también se le llamó tránsito, el ser humano pudo medir todo lo que estuvo a su vista y trazar largos caminos sin tener error de desvío. Cabe indicar que el antecesor del teodolito es el goniómetro o sextante, los cuales eran inventos de la época de los grandes navegantes en el siglo XVI, y el teodolito tomó de estos inventos la idea de la orientación que tenía la brújula hacia el norte magnético terrestre.

Teodolito antiguo

Los conceptos de azimut y rumbo fueron el complemento para forjar la ciencia de la planimetría. Pero aún faltaba conocer las altitudes de las colinas, de los cerros, o de las construcciones hechas por el hombre; y llegó a la civilización humana el invento adicional que también revolucionó el mundo de la ingeniería y fue el nivel fijo, y ya en esta revista digital se había elaborado un artículo de investigación.

Dentro de la topografía se le llama planimetría al estudio de las técnicas para medir a escala la superficie plana de la tierra; y la altimetría es la que se encarga de conocer la diferencia vertical entre dos puntos de la tierra, o lo que es lo mismo estudia las altitudes de puntos en la tierra, comúnmente se utiliza el nivel del mar como referencia.

En la actualidad y con los grandes avances tecnológicos se han inventado aparatos muy completos que ya fusionan el teodolito y el nivel fijo. Con la ayuda del rayo láser hacen que las mediciones sean cosa de niños, pero niños con alma de ingenieros. Estos aparatos se les llama GPS, que es el acrónimo de Global Positioning System (Sistema de Posicionamiento Global), y viene a simplificar el trabajo de los topógrafos e ingenieros en lo que se refiere a medición de todo lo que relacionado con la superficie terrestre.

La rama de la ingeniería que se encarga a todo lo relacionado con las mediciones de la superficie terrestre, tanto en el plano como en la altitud, se le llama Topografía; pero con la curvatura que tiene la tierra, se creó la Geodesia, la cual toma en cuenta dicha curvatura. La Geodesia se deriva en algunas ramas siendo las más comunes: la Cartografía (elaboración de mapas), Fotogrametría (uso de la fotografía aérea) y Astronomía Geodésica (estudio y medición de cuerpos celestes).

 

Escríbenos…

noeperalta1972@gmail.com

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¿Las hormigas sueñan con el fin de la historia?

 

El librero

Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Llegué a pensar que era cierto, que había llegado el fin de la Historia como pregonaban a principios de los noventa los intelectuales neoliberales adscritos al salinismo. Trataba de entender cómo es que la dialéctica espiral de los hechos sociales se había detenido o quizá ralentizado. De pronto introdujeron nuevos conceptos como posmodernidad, sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, ecologismo, derechos humanos. Recuerdo que un día el poeta Hernán Lavín Cerda nos preguntó en clase: ¿Derechos humanos? ¿Somos exclusivos con respecto a otras especies? ¿También habrá los derechos de las hormigas? ¿No es estar vivo un derecho, en sí mismo, de cualquier ser viviente

Parecía que en efecto ya no era necesaria la lucha social ni la Historia: todo lo solucionarían esas organizaciones desde sus respectivas posturas e intereses particulares —¿los derechos de las hormigas?—; es más: el Estado era fútil porque la mano invisible del mercado lo resolvería todo, junto con las instituciones apartidistas, pero privadas, que actuaban en función de la clase económica y política porque fomentaban y alentaban la inversión extranjera

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Lo que se omitía, era que esa lucha de la sociedad civil se hacía con recursos públicos del Estado —que negaban en el discurso, pero en los hechos dependían— y se repartía a diestra y siniestra a quien los solicitara, con la única condición de que fuera sin fines de lucro ni políticos y que estuvieran legalmente constituidos como asociaciones civiles para que pudieran bajar recursos

Si algún personaje de la elite caía en desgracia bastaba con que fundara una asociación para que de inmediato tuviera presupuesto asignado. Era suficiente con erigir legalmente la defensa, por ejemplo, del camarón azul por su origen extraterrestre (sarcasmo) para que tuviera acceso al erario. No importaba si era verdad, bastaba con que se le diera un marco teórico creíble y sustentado con ambigüedades científicas. O políticos que quedaron fuera del presupuesto creaban asociaciones civiles que les permitía seguir usufructuando del erario.

Claro está que no es una generalidad, pues existen grupos —activistas sociales— que en verdad luchan sin ningún presupuesto por causas justas, convencidos/as de la necesidad de cambiar el estado de cosas y de defender los principios más equitativos; su lucha es más por la justicia que por un presupuesto. En ese sentido, hay cientos de organizaciones que hacen un enrome trabajo por las comunidades marginadas y logran con mucho la reconstrucción del tejido cívico y social.

Pero la Humanidad sí se mueve y no fue el fin de la Historia. Hubo un tiempo en que nos parecía que la vida cotidiana se había reducido a telenovelas, programas cómicos donde se denigraba y estigmatizaba la marginación social, el color de piel, la pobreza, el origen étnico, la homosexualidad, y todo era perfectamente normal, se asumía como una verdad inalienable. Los programas de opinión estaban en manos de unos cuantos comentaristas que analizaban la realidad del país sin afectar los intereses de los medios donde hablaban ni de los anunciantes publicitarios, especialmente del Gobierno, su mayor cliente. Esos medios e individuos crecieron económicamente tanto, que se volvieron millonarios. 

Durante décadas esos medios fueron dueños de la opinión pública y controlaban lo que se decía y lo que no debía saberse. No había réplica y rara vez daban ese derecho, aunque estuviera estipulado constitucionalmente. No se podía dialogar o debatir con la televisión o la radio: era una relación unidireccional y unidimensional. Había casos excepcionales donde se otorgaba una contestación cuando ellos decidían, si era conveniente y era útil a sus intereses. ¿Por qué habrían de compartir la industria de la opinión si ellos eran los dueños? Si querías opinar debías pagar o si querías recibir beneficios, debías apegarte al guion comercial de la comentocracia, dueña y señora de la República simulada de la opinión pública.

El secuestro de la palabra era una realidad sobre el terreno de los hechos. Si querías destacar culturalmente debías pertenecer al selecto grupo de la elite intelectual mexicana. Si no era así, estabas medio muerto y terminabas desapareciendo del espectro o bien si la terquedad y el amor al arte era muy fuerte, seguías adelante por un sentido de la vida más que por tener reconocimiento de algún tipo. No demerito los logros de muchos/as, se aplauden los esfuerzos, pero algo nos ocurrió en el camino que los premios, becas, viajes, canonjías y mimos se volvieron más importantes que la propia actividad de hacer arte: la persecución del reconocimiento se volvió cooptación de pensadores, críticos, intelectuales. He escuchado a poetas y narradores hacer berrinches públicos con tal de que les den lo que exigen como un privilegio divino. 

Acceder a la elite por supuesto que era una cuestión de castas, color de piel, familias acomodadas. Hasta en la Literatura hay razas, escuché alguna vez en los noventa. La rebatinga por esos premios, becas, etcétera, se volvió una lucha de egos y relaciones públicas. Hasta los escritores/as consagrados/as combatían entre ellos para ver quién tenía los mejores conectes, la simpatía y aceptación de los dioses culturales y políticos. Si ellos te admitían, tenías garantizada una producción próspera.

Esos grupos que se adueñaron de la voz pública, que privatizaron la opinión, que hicieron de la vida cotidiana una dictadura disfrazada de democracia, están muriendo. Se resisten a desaparecer, no están dispuestos a dejar ir el negocio que les costó cuarenta años para que fuera rentable. Hacen desplegados, señalan con dedos flamígeros, chantajean, montan en cólera, crean granjas de bots para robarse el debate público e implantar el propio, quieren establecer que ellos llevan la voz cantante, que deciden el rumbo del país, en especial de las ideas y creencias para que no haya memoria histórica. Era el negocio redondo y perfecto.

No obstante, no fue el fin de la Historia, aunque la habían hecho una empresa. El fin fue hacerla lucrativa y mantener una narrativa de control social. Hoy ese control cultural se derrumba: miles de narradores, poetas, artistas plásticos, actores y actrices, cronistas están cuestionando, impulsando para que abandonemos el sistema de castas culturales que se establecieron bajo el disfraz de la crítica liberal. 

El discurso empantanado y caro ha perdido convocatoria —nunca lo tuvieron, más que entre ellos—; por otro lado, el llamado cuarto poder ha dejado de tener influencia, ahora se enfrenta a una sociedad que siempre fue inteligente, más informada, conectada con el conocimiento y las redes sociales, que, aunque nunca tuvo derecho de réplica hoy vive en un país que comienza a estrenar sus primeros pasos hacia una vida democrática y participativa, con sus deficiencias y errores. La dictadura de una crema y nata cultural está desfalleciente, vemos sus estertores y gritos como almas en pena que no se han dado cuenta de que ya son meros fantasmas que no asustan porque hemos adquirido nuestra mayoría de edad por derecho propio.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Jaws no fue la culpable

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde hace tiempo se ha satanizado la película Jaws de Steven Spielberg como si fuera responsable de haber satanizado a los tiburones, un despropósito. El objetivo del arte no es moralizar ni educar, sino sublimar y mitificar, todo en el arte es símbolo -mimesi- re-presentación de lo real por medio de la ficción. El fenómeno masivo que implicó la película no fue el origen de la satanización de los tiburones sino su culmen.

La novela de Peter Benchley no inventó un género nuevo, no fue original en la base del horror, sino que retomó un terror atávico desde que los homínidos aparecieron en la Tierra, el miedo a ser devorado. 

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FOTO: UABCS

Benchley conocía a los tiburones por su experiencia desde niño cuando pescaba con su padre en Nantucket. En 1964 leyó una noticia que le llamó la atención. Un legendario pescador llamado Frank Mundus había capturado un tiburón blanco de dos toneladas y lo exhibía en la costa de Montauk. En 1971, el agente literario de Benchley consiguió que el editor Thomas Congdon le pagase $ 1000 dólares por cien páginas de una novela atractiva. Benchley ya desde hacía años escribía una historia sobre un tiburón que ataca gente y se queda rondando en la zona. La trama no es nada nuevo, durante siglos ha sido una creencia de los pescadores llamada tiburón cebado. Hace una referencia antropocéntrica a que cuando un tiburón prueba carne humana se queda en el área y ya no desea probar algo más. 

Ese mismo año se estrenó un documental dirigido por Peter Gimbel y el matrimonio Taylor, buzos que filmaron tiburones blancos en Sudáfrica y Australia dentro de jaulas. El título del filme es Blue Water, White Death y el slogan rezó: La más aterradora y fascinante aventura marina

Muerte y Terror.

Benchley vio el documental y junto con la célebre historia de los ataques de Nueva Jersey en 1916, acabó la novela en 1973. Aún no había sido publicada cuando el editor les comentó a los productores Richard Zanuck y David Brown acerca de ella. Zanuck y su compañero habían ya financiado el célebre filme El golpe y buscaban otro gran éxito. Se reunieron en Francia con un joven director, Steven Spielberg.

El resto es historia del arte, el filme fue un ícono en la historia del cine y los negocios. Fue el primer blockbuster masivo, generó pasión, histeria, neurosis y fanatismo. Es, tanto una película de terror como de aventuras y le debe gran porcentaje de su éxito a la música de John Williams. La película costó 9 millones de dólares y consiguió recaudar 471 millones.

Generó vasos comunicantes entre el comportamiento del tiburón y la sobrepesca. Su protagonista es un tiburón blanco casi mecánico. El personaje Hooper repite a lo largo de la trama que se enfrentan a una máquina prefecta, una máquina de comer. Además, la historia que cuenta el personaje Quint sobre el USS Indianapolis, liga la profanación del hombre al cosmos debido al transporte de las bombas atómicas con el castigo que los animales infligen a los marinos. 

Fidel Castro interpretó el filme como un reflejo de la codicia capitalista en aras de sacrificar la vida de las personas para proteger sus inversiones. El tiburón es visto por fuerzas económicas desde tierra, que intentan velar los ataques para proteger la fama de un lugar turístico.

Quizá ayudó a difundir la leyenda negra sobre estos peces que estaba circunscrita a los hombres de mar, pescadores y marineros principalmente, y la llevó a masas de poblaciones urbanas muy ignorantes respecto a los animales marinos. 

Después de Jaws se realizaron numerosas películas de baja calidad que plagiaban la misma trama y se concentraban en el pánico que generaban los ataques exagerados. Una pléyade de bazofias ha inundado las pantallas. Yo le llamo pornografía de tiburones.  Los protagonistas son tiburones desproporcionados, mutantes, con tentáculos de calamar y de pulpo, dientes de piraña, escualos gigantes que se meten a pantanos, que viven en la arena del desierto, híbridos de dinosaurios y tiburones que se deshielan; tiburones que atacan góndolas en Venecia, incluso megalodones redivivos que saltan y se llevan a un avión de pasajeros entre sus fauces. Representados por muñecos de goma, títeres, gráficos de animación digital, juguetes robotizados; a todos se les elimina matándolos de los modos más nefastos: con cargas explosivas, quemándolos con lanzallamas, electrocutándolos, volándolos con lanzamisiles y como ya he escrito, también asesinando tiburones reales. 

El filósofo Luke White incorpora la noción de tecnonaturaleza. Implica las ansiedades crecientes sobre un aparente cosmos que el hombre no puede controlar, sobre todo a principios del siglo XX, mezclada con la tecno ciencia derivada del capitalismo que desea transformar la naturaleza. Esta noción genera una visión de la vida como una fuerza que responde a la intromisión del hombre.

Lo cierto es que tanto la fobia como el odio a los tiburones y particularmente contra el tiburón blanco llevaba milenios fermentándose.

Ya en la antigüedad, algunos autores clásicos los llamaron monstruos. Bestias malvadas y Plagas son epítetos que Plinio el viejo utilizó para referirse a estos peces. Opiano, poeta griego de Cilicia, que nació a finales del reinado de Marco Aurelio, escribió su poema didáctico Haliéutica (De la pesca). Cito:

En cuanto a los monstruos marinos de potentes y enormes miembros, maravillas del mar, cargados de fuerza invencible, cuya contemplación causa terror, siempre armados de mortífera rabia, muchos de ellos andan errantes por los inmensos mares en donde están los desconocidos laboratorios de Poseidón.

Note el lector la afirmación: causa terror.

Pero es durante los últimos 400 años que el tiburón adquirió su configuración conceptual moderna como símbolo del terror, del shock y el castigo. Los vocablos modernos que se refieren a los tiburones surgen de los viajes de conquista como palabras insultantes. ¿Cómo nació esta concepción? Debido a los testimonios y crónicas de conquistadores, mercaderes y esclavistas europeos en sus viajes transoceánicos. 

Algunos capitanes utilizaban restos humanos para atraer tiburones. En papeles del Parlamento inglés referente a las bitácoras de barcos negreros en 1791, el capitán Thomas Bolton testifica que:

Nuestra forma de atraerlos era arrojando por la borda un negro muerto al que podían seguir hasta comérselo.

Desde el siglo XVII los marineros europeos que navegaban rumbo a América, África y Asia contaban anécdotas de tiburones enormes que, al abrirles la tripa, brotaban miembros humanos. El origen no es tanto legendario como conductual. Al arrojar basura por la borda, restos de cerdos, gallinas, cabras, sobras, despojos orgánicos, y por supuesto, cadáveres humanos envueltos en lonas. 

La mayoría de los marineros eran envueltos en una lona y arrojado a las aguas en cuanto morían. Un horror para sus compañeros era observar cómo sus cuerpos eran devorados por los tiburones que rodeaban el barco. Los negreros también arrojaban los esclavos enfermos o asesinados al océano donde los esperaban los inhumanos monstruos ansiosos por cebarse con su carne. 

Las crónicas de los viajes de la Compañía Jan hacia la Indias Orientales de los Países Bajos nos ilustran de cómo los marineros capturaban tiburones con bicheros y al hacerlo se enardecían. La tripulación de un retourschip se divertía vengándose de un escualo. Cuando el animal agonizaba en cubierta le arrancaban los ojos, le rebanaban las aletas pectorales, amarraban un barril a su cola y lo devolvían al océano.

Los buques negreros encontraron grandes tiburones alrededor de las islas Canarias, Madeira, Cabo Verde, Congo y Angola. 

Lo cierto es que entre mayor fuese la mortalidad a bordo, más tiburones se congregaban junto al barco. Los reportes registraban que los tiburones aumentaban al llegar a América, en las costas de Brasil, del Caribe y del Sur de Virginia. Los barcos llevaban tras ellos gran número de tiburones que alarmaban a los pueblos costeros como lo demuestra una noticia publicada en un periódico de Kingston de 1785:

Los hombres de Guinea que acaban de arribar han introducido tal número de ingentes tiburones que bañarse en el río se ha vuelto extremadamente peligroso. Uno muy largo fue capturado el domingo al lado de los Hibberts, Capitán Boyd

Los capitanes utilizaban a los tiburones para evitar deserciones. En un barco negrero un africano experto en matar tiburones se arrojó al agua cuchillo en mano para matarles y que la tripulación pudiese bañarse en alta mar a gusto. En lugar de recompensarlo el capitán ordenó azotarle por la hazaña. 

Algunos capitanes utilizaban restos humanos para atraer tiburones. En papeles del Parlamento inglés referente a las bitácoras de barcos negreros en 1791, el capitán Thomas Bolton testifica que:

Nuestra forma de atraerlos era arrojando por la borda un negro muerto al que podían seguir hasta comérselo. 

Samuel Robinson recuerda en sus Memorias escritas en 1867 cuando navegó en buques de esclavos durante su niñez. Según él los tiburones seguían al barco debido a la cantidad de basura y desechos arrojados por la borda. Describe al tiburón como “un monstruo feo, largo y negro” y el sentimiento de terror que provocaba su presencia. Con su “aleta negra dos pies encima de la superficie, su morro ancho y ojos pequeños con una mirada de villano que hace temblar al que lo mira aún a la distancia”. 

En 1716 un marinero anónimo escribió en su diario: 

El tiburón es un pez muy voraz y algunos de ellos son muy vastos…con sus enormes mandíbulas podrían devorar fácilmente el cuerpo del marinero más robusto que tenemos a bordo…son grandes amantes de la carne humana…sus dientes son puntiagudos como sierras. 

La noción de que los tiburones aman la carne humana fue muy común en aquellas épocas donde el hombre era el centro del universo. El naturalista británico Thomas Pennant se basó en un reporte de un capitán esclavista para describir al tiburón blanco en su tratado Zoología Británica (1768 — 1770): 

Un tiburón blanco como la ceniza que mide 20 pies y pesa 4000 libras y tiene una vasta codicia por la carne humana.

El tiburón era el horror de los marineros y ladrón codicioso en espera de cualquier hombre que caiga por la borda. En 1744 un oficial de la Compañía Real Africana de Inglaterra, William Smith escribió:

Los tiburones bullían alrededor nuestro y esperaban con impaciencia a que el fondo de nuestra canoa se volteara. Estos voraces animales frecuentemente siguen a las canoas hacia las rompientes en espera de una presa. 

El siglo XX potenció la mala publicidad de los escualos.

 A partir de 1939 los hombres de todo el mundo volvieron a masacrarse en todos los rincones posibles. La Segunda Guerra Mundial estalló. La nueva tecnología naval permitió morir y matar en lugares donde antes no había tantos incidentes; el mar abierto.

Los constantes naufragios debido a las batallas navales multiplicaron los encuentros con los tiburones. Trágicos ataques masivos a los náufragos como el de las fragatas Nova Scotia, Empress of Canada, los japoneses frente al Golfo de Huon, el buque cubano de carga Libertad, el buque japonés Arisan Maru, del USS Hoel DD 533, el buque Cape San Juan, el buque hospital Centaur, el barco brasileño Alfonso Penna, el City of Cairo el buque inglés Empire Avocet y el celebérrimo USS Indianapolis que transportó la bomba atómica; provocaron un pánico tremendo.  Miles de hombres murieron en el mar y un porcentaje de ellos gracias a las mordidas de los tiburones. 

Incluso en la película, el pescador Quint es un superviviente del USS Indianapolis, lo que justifica su odio contra estos animales. 

De hecho, la investigación científica sobre los tiburones comenzó de manera sistemática justo acabando la guerra -no por la curiosidad biológica hacia estos seres- sino para minimizar las bajas en los futuros conflictos. 

Ahora bien, el tiburón blanco desde tiempos de Aristóteles se convirtió en el epítome del devorador de hombres. 

En 1776 Pennat describió al tiburón blanco en estos términos: 

Crecen hasta llegar a ser un gran bloque. Gillius dice que en su estómago se encontró un cadáver entero, lo cual no es increíble, considerando su vasta codicia por la carne humana. Son el pavor de los marineros del trópico, donde siguen a los barcos esperando alimento arrojado por la borda.  Un hombre que sufrió esta desgracia murió sin redención. Los nadadores frecuentemente son muertos por ellos. A veces pierden un brazo o una pierna, a veces son partidos en dos sirviendo como bocados de este hambriento animal.

El interés principal por este tiburón se debe a su fama de antropófago. Junto con el tiburón toro, Carcharhinus leucas y el tiburón tigre, Galeocerdo cuvier, es el tiburón que más humanos ha atacado. En la mayoría de estos ataques no han devorado a la víctima, aunque existen casos reportados donde el tiburón engulló al humano, como el de  Shirley Ann Durdin en 1985 y algunos ataques a buceadores chilenos.

Paradójicamente, en el siglo XXI los tiburones han pasado de verdugos a víctimas y hasta banderas de movimientos contra lo industrial. Quizá eso proviene del triste hecho de la disminución de poblaciones y la destrucción de hábitats, la contaminación de ecosistemas en un mundo cada vez más tecnificado e industrializado. Los animales poco a poco se van idealizando positivamente, porque cada vez son más raros. 

En las últimas décadas han surgido un sin fin de documentales que intentan desmitificar la visión aberrante sobre los tiburones. Otros subrayan la belleza de estos animales y su relación con un aparente equilibrio natural. Los documentales se enfocan en la defensa por la conservación y en la denuncia contra la destrucción del océano. 

Otra falsa concepción es que la película acrecentó las pesquería y matanzas.  Bastante exagerado. Para 1975 las poblaciones de tiburón blanco ya habían decaído casi al borde la extinción. 

Los tiburones blancos desaparecieron de aguas donde antes habían sido comunes como Perú en el Pacífico. Mientras que en la costa Atlántica donde hoy los registros del gran blanco son casi nulos, debajo de Brasil y las costas de Argentina exhibían áreas de reproducción de pinnípedos que fueron casi exterminados a finales del siglo XIX por la caza. Esto, aunado con la pesca indiscriminada de cetáceos en estas áreas ha hecho que los tiburones blancos no hayan regresado.

Frank Mundus fue la inspiración de Benchley para su personaje de Quint, el asesino de tiburones, en la novela.  Se consideraba a sí mismo como el pescador supremo de tiburones. Tenía su negocio en Long Island, costa del Atlántico. En 1958 empezó su pesca de monstruos donde mataba ballenas y delfines para atraer grandes blancos. Su cebo preferido era la carne de los calderones, animales muy dañinos según él porque eran destructores de peces comerciales. A bordo de su Cricket II, el capitán llevaba a sus clientes — sus idiotas según él— a capturar makos, tiburones azules, grises y zorros. Pero su objetivo dorado era el blanco. 

En 1960 encontró a cinco alimentándose del cadáver de una ballena y logró arponear a uno de 4 m y 1500 kg. En 1988, Mundus entró al libro de récords de la Asociación de Pesca gracias a un blanco de más de dos toneladas. 

Capturó en 1964 a Big Daddy; un gran blanco de 2041 kg y 5.3 m. Para arponearlo colgó a los lados de su embarcación una línea con tiburones azules y roció el mar con trozos de ballena. Cuando los desembarcó en Montauk, el animal todavía coleteaba así que Mundus le disparó quince veces con su arma. Tipos como este, dedicados al asesinato sistemático de tiburones blancos para vender sus mandíbulas como trofeos deportivos contribuyeron a su disminución poblacional. Todo esto sucedió antes de la película. 

En 1989 un equipo de filmación de la Cousteau Society viajó al sur de Australia para filmar tiburones blancos. Durante un mes, la tripulación arrojó cebos entre Dangerous Reef y las islas Neptune. Durante este periodo lograron atisbar tres tiburones pequeños que se alejaron con rapidez. Nicolas Dourassoff dijo: — Según van las cosas, el tiburón blanco estará extinto en 20 años.

Han pasado décadas y el tiburón blanco sigue en el planeta. ¿Por qué? Leonard Compagno — uno de los más reconocidos científicos que estudian tiburones en la actualidad— comenzó una campaña para proteger al tiburón blanco en Sudáfrica a la vera de las nuevas reformas políticas en los 90. Cientos de países se han unido a su protección desde entonces. Hoy ya no está en peligro de extinción, aunque sigue amenazado. 

Muy escasos ya en el Mediterráneo donde eran comunes, sus poblaciones se recuperan en Australia, California, la costa Atlántica de los Estados Unidos y Sudáfrica. Aun así, verlo es como encontrar a un tigre siberiano. Los siguen cazando de manera ilegal y en la mayoría de los casos no se registra el delito. Sin embargo, sus poblaciones se recuperan. 

Hay evidencias esperanzadoras. Desde 2004 se ha incrementado el número de avistamientos en la costa de Massachusetts especialmente cerca de la isla de Monomoy en donde se han registrado ataques a las focas grises Halichoerus grypus. Desde que se protegieron en 1972, las focas aumentaron y recolonizaron playas e islas de Cape Cod. El tiburón blanco ha vuelto para depredar sobre su alimento favorito. 

Las pesquerías de tiburones se industrializaron durante los años 40 gracias al boom del aceite de tiburón. Se instituyeron nuevas compañías en el Atlántico y se descubrió que todos los tiburones tenían vitamina A. Palangres, líneas, redes, boyas, arpones; todos los artefactos posibles. En Florida un bote capturó 1972 tiburones en un día. Sólo en Estados Unidos se alcanzó el pico en 1944: ¡24 000 toneladas de cazón! La pesquería comenzó a colapsar. En Massachusetts, una compañía ganó 2 millones de dólares al año vendiendo aceite de tiburón. Se abrieron factorías en Cuba, México, Jamaica y las islas del Caribe. A principios de la década de los cincuentas la pesquería colapsó; a mediados volvió a estabilizarse.

Nuevamente, a finales del siglo XX la presión pesquera sobre los tiburones a nivel mundial aumentó, pero las causas no tienen nada que ver con películas. Las poblaciones más afectadas no fueron los grandes blancos sino las especies de carcharhínidos (tiburones grises). 

La industria aumentó debido a la demanda de aletas para la sopa china desde los años 90. Cuando el gobierno chino abolió la prohibición comunista de la sopa de aleta como fineza burguesa, el comercio de aletas creció un 5% anualmente entre 1995 y el 2000. La gran demanda de aletas propició la práctica del finning o aleteo. Los pescadores rebanan las aletas de los tiburones vivos y los arrojan al mar donde mueren miserablemente. 

La demanda de cartílago para productos supuestamente anticancerígenos se exponenció desde mediados de los 70. Eso coincidió con la moda de la película, pero no hay correlación entre tales fenómenos.  

Entonces, la película de Spielberg no inauguró la visión negativa del tiburón blanco en particular y los tiburones en general, sino que la sintetizó. Logró capturar la esencia y la tesis de un horror atávico que fue potenciándose en la modernidad. 

Creemos que nuestros vicios e iniquidades brotan de lo natural como un espejo de nuestra impotencia. Nada más falso. Será difícil que el hombre como especie comprenda que somos uno más del torbellino de la evolución, que los fenómenos naturales pueden ser crueles y agresivos, que podemos ser víctimas de inteligencias que no entendemos, pero nunca de injusticia y maldad porque esos son adjetivos meramente humanos. 

 

Referencias

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Plinio Segundo, Cayo. Siglo I. Historia natural. Obra completa. Madrid. 2010. Editorial Gredos. 4 volúmenes.

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