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El patrimonio histórico cultural de La Paz

Todas las fotos son de la fototeca del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”.

Colaboración Especial

Por Elizabeth Acosta Mendía

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para valorizar el patrimonio histórico cultural de La Paz, es necesario formular un inventario actualizado de los elementos considerados en este rubro.  De igual forma, falta conocer la historia de los edificios y monumentos antiguos, y todo lo que ello conlleva, por ejemplo, el estilo arquitectónico, tipo de construcción, régimen de propiedad, fecha de construcción, modificaciones o alteraciones en su interior o exterior, características y estado de conservación. Los edificios y monumentos son imágenes de una ciudad, son símbolos de la historia y de la identidad, son el puente del pasado con el presente y sin duda alguna, forman parte del acervo cultural de una ciudad.

De acuerdo con la Ley Nacional de la materia, son considerados monumentos históricos los edificios construidos para utilizarlos con distintos fines, cronológicamente, de 1521 hasta el año de 1899. En este sentido, no están considerados otros valores del patrimonio cultural antes y después de este período. En Baja California Sur, los monumentos más antiguos son las edificaciones misionales establecidas por los jesuitas franciscanos y dominicos. No obstante ser un Estado joven y que sus poblaciones surgieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la mayor parte de sus construcciones no son consideradas por la citada ley. Sin embargo, los edificios y construcciones edificadas en las primeras décadas, son parte del patrimonio cultural del Estado, pues están ligados al devenir cotidiano de los acontecimientos más sobresalientes de la historia de la región.  De ahí la vital importancia de conocer mucho más acerca de ellos.

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El objeto de estudio de la historia es el ser humano y la sociedad. Por ello, la historia tiene una función básica con la comunidad que es proporcionarle, desde su perspectiva, una visión de su pasado para así lograr conceder su presente. Es función del historiador, la de difundir el pasado y sus raíces a la comunidad sudcaliforniana. En este contexto, no es sólo indagar sobre el conocimiento de la historia de Baja California Sur, a través de la crónica de sucesos, centrándose en la memorización de fechas, lugares y nombres de personajes, sino en sus procesos históricos; sus diversas facetas, sus ciudades, pueblos, personajes, instituciones, edificios, monumentos, problemáticas, actividades económicas, políticas, sociales, culturales, deportivas, etcétera.  Es decir, la historia debe propiciar la concientización de la comunidad y sus integrantes.

Sus habitantes —en forma especial, las nuevas generaciones— al conocer la importancia y el valor que poseen tendrán elementos suficientes para identificarse con ellos y sentirse orgullosos y los tomarán como parte suya, es decir, tendrán conciencia histórica de su pasado, de sus antecesores, de sus instituciones y organizaciones.  Así lograrán satisfacer su necesidad de arraigo y de identidad, no sólo nacional sino local y sobre todo en La Paz, que es una ciudad aislada con el resto del país.

Sin embargo, acaso sabemos ¿cuántos monumentos y edificios históricos existen en nuestra ciudad? ¿Cuántos han desaparecido, por desastre natural como los incendios o intencionalmente para dar cabida a otro edificio más moderno? ¿En qué consiste el Patrimonio Histórico-Cultural del Municipio de La Paz? ¿Existe alguna Ley o reglamento que regule si se debe modificar o alterar los edificios públicos o privados? Estas son sólo algunas preguntas que nos planteamos para saber en qué condiciones se encuentra el patrimonio histórico cultural de La Paz.

Leyes y reglamentos

Durante el siglo XX, el Gobierno de la República decretó varias leyes sobre  la conservación de monumentos  históricos y objetos históricos y artísticos, inclusive en la de 1972 se estipuló que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) era el organismo competente para planificar y conservar el patrimonio histórico-cultural de México.

En este decreto se mencionaba como patrimonio cultural al “conjunto de bienes y expresiones artísticas e intelectuales desarrolladas en la entidad; la suma de obras de relevancia histórica, estética, arquitectónica, urbanística, científica y tecnológica; el compendio de manifestaciones y prácticas sociales significativas desde el punto de vista de los valores y tradiciones populares, así como los bienes y zonas paleontológicas, arqueológicas, históricas y naturales de importancia para los habitantes del estado”.

En el caso concreto de BCS, en el año 1985 se realizó el levantamiento físico y de investigación para la elaboración del Catálogo Nacional Monumentos Históricos Inmuebles de Baja California Sur, también se hicieron en otros estados de la república, publicado  por el mismo INAH, la Secretaría de Educación Pública, el Programa  Nacional de las Fronteras y el Gobierno del Estado.

El objeto del  catálogo fue, en ese momento, proporcionar y enriquecer el conocimiento del patrimonio histórico “arquitectónico” y saber  cómo está conformado dicho patrimonio  y cuáles son sus características.  Este un elemento importante para tener en cuenta una primera evaluación de lo que se puede considerar como monumentos e inmuebles históricos.

En dicho catálogo se levantaron un total de 205 fichas de inmuebles históricos,  de las cuales correspondieron a los cuatro municipios en esa fecha serían Comondú, Mulegé, La Paz y Los Cabos. Los inmuebles considerados se tomaron en cuenta a la fecha de su construcción, a partir del siglo XVIII hasta la tercera década del siglo XX. Es de mencionarse que al ser un proyecto elaborado  desde la Ciudad de México, hubo un desconocimiento de una gran cantidad de edificios que no fueron considerados inmuebles históricos.

Hoy en día, algunos de estos inmuebles inventariados en 1985, se encuentran abandonados, descuidados e incluso algunos demolidos para dar entrada a una construcción modernista. Otros que no fueron tomados en cuenta han desaparecido total o parcialmente. En esos espacios han surgido una serie de negocios de diversa índole.  Inclusive edificios oficiales se encuentran en la actualidad ocupados como oficinas.

Ley en la congeladora

Ante estos ejemplos de destrucción que han hecho las autoridades para el rescate  de los inmuebles, ya sean públicos o privados que todavía permanecen de pie, el 4 de noviembre del 2008 el Poder Ejecutivo envió a consideración del Congreso del Estado, la iniciativa de ley denominada Ley  para el Desarrollo Cultural del Estado de Baja California Sur, para su ratificación y publicación correspondiente. En ella se expone la importancia del patrimonio cultural, desde el punto de vista jurídico, se entiende de como una rama del derecho cultural que regula la investigación, protección, conservación, restauración, recuperación y uso de los bienes culturales muebles e inmuebles valiosos y los espacios en que se encuentran, así como los objetos singulares creados y legados históricamente por la sociedad a través de su evolución en el tiempo.

Son pues, estos conceptos, los que se plasmaron en la referida iniciativa de Ley que aún permanece atorada o congelada y se insiste en reafirmar en la iniciativa que la protección, la promoción, y el mantenimiento de la diversidad cultural son una convicción esencial para el desarrollo sostenible en beneficio de las generaciones actuales y futuras.

Se dice también, que la cultura constituye una dimensión fundamental del proceso de desarrollo y contribuye a fortalecer la independencia, la soberanía y la identidad de las naciones. Se reconoce que el patrimonio cultural que además de lo edificado, se integra por los usos, representaciones, expresiones, conocimiento y técnicas de cada comunidad, toda vez que nuestra entidad posee una riqueza natural que se manifiesta en tradiciones, costumbres, historia, monumentos, es decir, en servicios y bienes culturales, tangibles e intangibles de valor incalculable.

Ante este panorama actual, resulta  imperativo desahogar y activar la presente iniciativa que se encuentra durmiendo en los sueños de los justos porque es urgente implementar una política implementada por los principios de democratización, regionalización, eficacia, participación y respeto que fortalezca nuestra entidad, reduzcan el fenómeno de transculturización, y estimule las manifestaciones culturales de BCS ejerciendo estrategias acurdes con las exigencias del presente siglo que permita dar respuesta a las necesidades propias del Estado y sus municipios con el compromiso de preservar su entorno histórico.

En la actualidad se carece de un compromiso para la protección del patrimonio cultural tangible, ya sea arquitectónico o de otra índole, para preservar la imagen rural y urbana que es motivo de orgullo para Baja California Sur, que sea un ejemplo protegiendo y respetando siempre la propiedad pública y privada, y respetuosa de las diferentes esferas de gobierno y sus respectivas competencia como son el Municipio y la Federación.

En los últimos años, mucho se ha comentado en diferentes medios de comunicación la importancia y el objeto de esta ausencia legal que propicie las mejores condiciones para todos los factores, pero sólo hemos encontrado un grupo de investigación de la UABCS preocupado por el ordenamiento, preservación y protección del patrimonio histórico a través del doctor Gilberto Piñeda Bañuelos, quien en diferentes foros ha manifestado la pertinencia de contar con el instrumental adecuado para este punto en comento. Ninguna asociación civil, organismo camaral, profesor, arquitecto, ingeniero o arqueólogo, se ha interesado por el rescate del patrimonio. Ello es de vital importancia promover el surgimiento de organismos y comisiones que se integren y se interesen en la preservación del patrimonio histórico cultural, de las ciudades, pueblos y del Estado en general.

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Lagunas en Baja California Sur. Llanos de San Julio (I)

FOTOS: Noé Peralta Delgado

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La parte sur de la península de Baja California, que por cierto es la más antiguamente conocida y explorada por los aventureros y misioneros jesuitas, está conformada por el hoy estado de Baja California Sur; por mucho tiempo fue una región inhóspita, con escasa población nativa, en gran medida por la falta de fuentes de importantes fuentes de agua, y con un clima tan seco que los oasis fueron los únicos lugares donde los antiguos nómadas podían subsistir y ya después, con la llegada de los jesuitas, estos oasis fueron la cuna de los primeros centros de población.

El clima tan seco de la península, hace que tengamos un desierto con muy poca humedad derivada de las también pocas lluvias; aún así, existen plantas y hierbas que sobreviven con la gran cantidad de humedad que les acarrea el Océano Pacífico por el lado occidental, y los principales oasis están precisamente a las laderas de la gran sierra, que corre en sentido longitudinal la región y que, en las partes más altas, el clima tiende a ser más suaves por la elevación propia con respecto al nivel del mar.

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Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos un clima con lluvias abundantes, tipo selva lacandona?  Pues en años recientes se generaron lluvias extraordinarias, procedentes de la cada vez más frecuente presencia de huracanes formados en el Océano Pacífico, los cuales, a pesar de dejar una estela de destrucción a su paso, también dejan una gran cantidad de precipitación pluvial, que han sacado a relucir hermosas vistas de lagunas que por mucho tiempo estuvieran completamente secas.

Llanos de San Julio

En la parte más inaccesible de la Sierra de la Giganta, donde corre la línea divisoria entre los municipios de Comondú y Loreto, se encuentra una serie de lagunas, que los lugareños llaman ¨llanos de San Julio¨, y que históricamente han servido como una fuente de recargas para un arroyo que nace muy cerca. Es importante aclarar que este llano no tiene una salida que desfogue su cantidad de agua, en caso de una lluvia excesiva que pudiera caer; por lo tanto, estamos hablando de una laguna tal y cual, aunque con el inconveniente que, con falta de precipitaciones constantes durante el año y la alta evaporación ocasionada por los intensos rayos solares veraniegos, el agua recaudada no dure mucho, aunque las fuertes lluvias ocasionadas por el huracán Jimena en septiembre del 2009, se presentó el fenómeno de que un año entero estuvo la laguna llena de agua y ahora si funcionado como una laguna.

Existen leyendas de los moradores de los pueblos de San José y San Miguel de Comondú, de que cuando los llanos están a su máxima capacidad de agua, se escuchan como remolinos en su interior, donde se supone existen corrientes que saturan de agua los mantos acuíferos, incluso tuvimos la oportunidad de conocer unos de los ¨ojos de agua¨ donde nace el arroyo de los Comondús, y que a pesar de haber años con mucha sequía, siempre tiene una fuente de agua, claro que con mucha menor intensidad que en épocas lluviosas; la localización de este manantial está en las coordenadas: 26.059824 latitud norte y -111.808809 longitud oeste, a pleno pie de la serranía que sirve de represo a los Llanos de San Julio.

En las imágenes satelitales, se pueden ver con mucha claridad la forma tan bien definida de la laguna o Llanos de San Julio que, de manera natural, juntan el agua de las lluvias para dar lugar a imágenes muy agradables a la vista en tiempos que se encuentran a una alta capacidad de captación de agua; para muchos, la única laguna que existe con agua en Baja California Sur es la que se forma en la sierra del mismo nombre, y que se encuentra cerca de Todos Santos, pero no cumple con las características de un lago, ya que nunca llega retener grandes cantidades de agua por tener un desagüe natural muy bien estructurado hacia el lado este, que da origen al arroyo que pasa por el poblado de Santiago en el municipio de Los Cabos.

Volviendo a los llanos comundeños, estos se encuentran en las siguientes coordenadas: 26.079097 latitud norte y -111.759832 longitud oeste, en pleno corazón de la Sierra de la Giganta; alrededor se encuentran un sinfín de pinturas rupestres de menor tamaño, donde da pista que el lugar fue en tiempos remotos un lugar de convivencia de los indios cochimíes en tiempos de lluvia, ya que, de acuerdo con los historiadores, los indígenas de la Antigua California eran nómadas y casi de una cultura tipo aborigen, sin ningún rastro de viviendas ni vestigios de construcción.

El acceso a estos llanos, es sumamente imposible en vehículos chicos o automóviles, siendo los carros grandes o camionetas de doble tracción los únicos que pueden acceder por el pedregoso camino que comunica a San José de Comondú con el poblado de San Javier en el municipio de Loreto. También se puede acceder en el sentido contrario, pero el camino, aparte de lejos, está igual de inaccesible; las pocas personas que transitan por esa geografía son los rancheros que tienen su ganado y sus propiedades a los alrededores o los guías de cazadores que andan en busca de venados o borregos cimarrones, ya que una vez que se atraviesan los llanos (en época seca), se puede tener un libre  camino hacia el cerro de la Giganta que, con sus pocos más de 1600 metros sobre el nivel del mar, lo convierten en el lugar más altos de la Sierra de la Giganta.

Seguramente que en algún tiempo el lugar fue una zona con mucha actividad volcánica, ya que por la forma de sus rocas y la serranía dan un aspecto parecido a zonas donde hubo erupciones, lo que se aprecia en los caminos de acceso demasiados pedregosos y totalmente carentes de vegetación, con la excepción del propio llano, donde con el tiempo se ha juntado tierra fértil y hay abundantes mezquites, palos fierros, palos blancos y arbustos diversos así como biznagas de varios tamaños, como la que se aprecia en la foto de portada del presente artículo.

Según se dice, cuando se viaja en avión desde la ciudad de La Paz hasta la fronteriza ciudad de Tijuana, y acaba de pasar un fenómeno de precipitación extraordinario derivado de un huracán, se puede ver por la ventanilla una belleza inigualable de una laguna en el municipio de Comondú, en pleno corazón de la sierra sudcaliforniana, así como también otra laguna que está más hacia el sur, en el municipio de La Paz y denominado Llanos de Kakigüi, que será la próxima entrega.

 

 

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Calafia Piña, la mística del teatro sudcaliforniano

FOTOS: Gabriel Larios Heredia.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para ir a ver el teatro de Calafia Piña, es mejor ir sin expectativas. En varias puestas en escena, he observado en el público reacciones que van desde la impaciencia a poner cara de ¿Qué diablos es esto? Usualmente, sus trabajos generan comentarios de no entenderse, pero también de envidiarse. Así, esta paceña ha ganado en varias ocasiones las Muestras Estatales de Teatro y otras convocatorias que la han hecho viajar al interior de México. Y es que hay algo muy particular en su teatro: hay una poética, una apuesta diferente, algunas veces una desnudez muy personal, en síntesis, un estilo propio que ya quisiéramos muchos.

Calafia Piña Juárez nació en 1979 en La Paz, BCS. Hace algunos años vivió en Bogotá, Colombia, donde cursó la Maestría en Teatro y Artes Vivas, y regresó a La Paz a crear proyectos en su compañía de teatro independiente Escénica Colectiva. Siempre he creído en la posibilidad de regresar al origen, a la ciudad o al terruño, para poder justamente aportar desde lo que uno ama hacer para el panorama cultural y artístico del Estado —nos dijo. Cerró el 2019 con María Amatzontli, y acaba de estrenar Corazón de lago. La mujer, siempre activa, va de proyecto en proyecto, y en exclusiva para CULCO BCS, nos contó sobre sus inicios, sus influencias y las motivaciones que la hacen continuar en el arte dramático, ese, en el que siempre falta dinero pero sobran las ganas.

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Desde muy pequeña, junto con mi hermano, siempre tuvimos la fortuna de que mis padres nos dieron ofertas de clases y unas de esas fueron teatro y danza. La primera vez que yo hice algo de teatro estaba muy chiquitita y fue con Raúl Conde, en uno de estos talleres que daba en El Ágora de La Paz. Después tuve también algunos otros talleres o cursos de iniciación a las artes en general y ahí empecé también a escribir. Recuerdo que escribía muchos cuentos y cosas para narrar; entonces, antes de que yo sintiera que me había atrapado el teatro empecé también a escribir una pequeña obrita de teatro; yo aún no sabía que estaba haciendo eso, y me ponía en la casa a hacer como playbacks y demás, con mi hermano.

Cuando yo sentí que el teatro me atrapó fue un poco antes de entrar a la preparatoria. Tuve la intención de acercarme al teatro porque yo en ese momento estaba más metida en el piano y era una de las artes que yo sentí que no había probado del todo, entonces empecé y mi mamá me apoyó mucho, mis papás me apoyaron mucho. Empezamos a buscar un grupo para que yo fuera viendo de que trataba esto de ser o de hacer teatro, y así fue como llegué con el grupo Altaira, con Alfonso Álvarez Bañuelos, y yo no sabía, no sabía muy bien de que se trataba esto de hacer teatro. Con Alfonso yo tuve la gran fortuna de tener como mis primeras herramientas que también me sirvieron para poder afrontar el examen de la escuela y algunos ejercicios de actuación, pero yo no tenía ni idea de que quería: si quería actuar, si quería dirigir. La primera impresión creo yo para muchos es actuar, pero ya que vas conociendo el teatro te das cuenta que hay muchas otras cosas que hacer en el suceso teatral.

Después de que terminó la preparatoria, Calafia Piña estudió la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana. De 4 años que duró la carrera, se quedó cinco más y descubrió al que sería el maestro de su quehacer escénico. Después de que yo terminé la escuela intenté hacer un grupo con algunos colegas, hicimos algunas cosas para calle, pero no fue sino hasta que yo entre a un laboratorio del maestro Abraham Oceransky que yo siento que encontré a mi maestro, yo en la escuela tuve muy buenos maestros pero para mí ha sido él. El maestro tenía su teatro estudio, que es su espacio de laboratorio, del trabajo de enseñanzas. Y él fue de mis primeras y más importantes influencias. Para mí él fue determinante en mi formación y mi quehacer teatral.

Además de Oceransky, su visión y formación tuvo influencias de las obras escritas de Peter Greenaway y de Luis de Tavira. Todos ellos sí influyeron mucho en cómo mirar qué tipo de teatro era el que me interesaba hacer (…) En su momento de cada una de esas experiencias creo que me dejaron marca y me dejaron como la inquietud de poder hacer una introspección y pensar qué tipo de teatro me interesaría, desde dónde o de qué. Y es que una de sus principales motivaciones es que lo representado signifique un cambio en el espectador. A mí me gusta mucho pensar que mi quehacer pueda ser un religue para que el espectador pueda despertar algo en sí, una conciencia, o una sensación, y ya. Esto es demasiado arrogante de mi parte pensarlo, pero a lo mejor, que pueda tener también un cambio en su vida.

María Amatzontli

Así se tituló la obra de teatro con la que Calafia Piña cerró exitosamente el año pasado. Suya es la dramaturgia y la dirección. Se presentó en Casa Parra, en esta ciudad, en noviembre pasado, pero tuvo también la oportunidad de representarla en campamentos cercanos a San José del Cabo, Ciudad Constitución y El VizcaínoLa presentamos en varios campos agrícolas como parte de los objetivos de ISMujeres y PAIMEF ya que fuimos invitadas a colaborar con ellas. Por eso el germen de esta obra fue esa primera colaboración, sin embargo, el montaje que actualmente presentamos es una reescritura de la dramaturgia y un remontaje de la puesta en escena, y por ende, ya una producción totalmente de Escénica Colectiva. La obra fue seleccionada para presentarse en Mérida en el festival Sacbé; en 2018, se presentó en la Muestra Regional de Teatro en Mexicali; y en Colima fue a la Muestra Nacional de Teatro 2019, donde cabe destacar que BCS estuvo presente tras 20 años de ausencia.

El primer germen fue una invitación a colaborar con el Instituto Sudcaliforniano de las Mujeres para trabajar con mujeres migrantes de los campos agrícolas. Ahí fue donde surgió la semilla de mazontli. Este es un remontaje de esa primera experiencia y con este remontaje, con esta obra también, representamos el año pasado al Estado en la Muestra Regional del Noroeste (…) Esta obra es la historia de una mujer que viene migrando del Sur del país al Noroeste de México, buscando la pizca del tomate, y es una mujer de origen triki y nahua, que justamente se enfrenta a este territorio y trae toda una carga y una historia a resolver que nos conecta además con toda su cosmogonía de un México antiguo que también nos pertenece. Es un falso documental que nos invita a reflexionar sobre la violencia, no sólo a las mujeres sino hacia los indígenas que sufren en México, y hacia la desiguladad social; incluso la sutilezas de desigualdades que a veces sufrimos también como hacedoras de teatro.

Corazón de lago

Actualmente, Calafia Piña presenta esta nueva puesta en escena. Una obra de teatro que será un viaje entre amigos en donde los caminos se cruzarán para dejarnos ver que la claridad más grande es aquella que viene del corazón y su escucha. Es una dramaturgia mía en donde se atraviesan temas como la migración infantil, la inclusión, la niñez que es cooptada o capturada por el negocio del narcotráfico y la trata de personas. Sin duda, no son temas fáciles de tratar y en este montaje esas han sido las apuestas. Además de contar con la dirección escénica de Perla Salas por primera vez en Escénica Colectiva.

Las últimas funciones serán en marzo el 9, 10, 11 ,12, 13, 17, 18, 19 y el 20 a las 9:00 y 11:00 horas en el Teatro de la Ciudad, aquí en La Paz. Corazón de Lago es apta para toda la familia y forma parte del Programa de Teatro Escolar, un estímulo que promueve la Secretaría de Cultura, el INBAL y la Coordinación Nacional de Teatro en colaboración con las secretarías o institutos de cultura. Es importante destacar que cada uno de lo proyectos beneficiarios de este programa federal se evalúa por un jurado especializado en material teatral que califica que la es proyecto sea viable, que las compañías que lo proponen cuenten con el perfil para asumir el compromiso que implica y pertinente para el público infantil y juvenil. Quienes se interesen en asistir habrá boletos en taquilla y en la página de Facebook de Escénica Colectiva.

El cuello de la botella

Para finalizar, Calafia Piña habló de la gran experiencia que le resultó presentar María Amatzontli en la Ciudad de Colima y su reflexión sobre el lugar que ocupan los teatreros en las políticas estatales y nacionales, donde dicho sea de paso, no es ningún secreto que actores y actrices tienen dificultades para sobrevivir de su trabajo y que tienen que abrirse a la iniciativa privada. Ver la calidad y la cantidad de montajes (en Colima) a mí me hizo muy feliz, porque yo dije, ¡Qué bárbaro!, en México sí tenemos mucho talento y sí tenemos buen teatro, y sí tenemos gente que cree en esto. La pregunta sería, yo me lo pregunto muchas veces, cada año egresan actores o artistas escénicos de las escuelas, con estas políticas nacionales ¿realmente que lugar ocupamos y cuál es nuestra función en este país?

Muchas veces pareciera que vamos como a un cuello de botella donde las oportunidades siempre son súper limitadas, donde cada vez se voltea a ver menos, porque hay una falta de trabajo y resentimiento gremial hacia las instituciones con las que no ha habido diálogos sanos en muchos de los casos y en mucho tiempo. Entonces estamos también mirando a la iniciativa privada, pero pasa que el Estado no se quiere responsabilizar, hay una serie ahí de dialécticas que se destapan a raíz de esto, pero lo otro es lo que yo digo, es que a pesar que la crisis que vivimos, a pesar de que año con año egresan más y más personas en el teatro a hacer una labor, en realidad son oficios utópicos como el escritor, el bailarín: ¿de qué viven? ¿de qué vivimos? No sé, y no sé tampoco para qué estamos porque muchas veces nos han dicho que “porque somos los que vamos a alimentar el espíritu del espectador”, y pues sí, es una frase un poco gastada, pero ¿de qué vivimos?. Entonces, a mí me lleno de orgullo, de mucha felicidad, ver la calidad y la cantidad de buen teatro que hay en este país y que se produce, y me da aliento.

Calafia Piña. FOTO: Modesto Peralta Delgado.

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Tres insignes sudcalifornianas

FOTOS: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sin lugar a dudas, la mujer sudcaliforniana siempre ha sido motor y motivación de grandes cambios en esta parte de la geografía mexicana. Su inteligencia, carácter y belleza la han hecho sobresalir en cada una de las diferentes etapas del devenir histórico de nuestra patria chica, de tal forma que establece la fórmula perfecta y equilibrada en el binomio hombre-mujer que promueve la evolución en estas tierras.

El primero, de los muchos ejemplos que existen, lo encarna la señora Encarnación Canalizo Valdéz. Tal vez para muchos de los sudcalifornianos en la actualidad este nombre les resulte extraño, sin embargo, los hechos que esta dama de nuestra sociedad porteña realizó bien le valdrían el colocarla en un sitio preponderante entre los benefactores de la libertad que hoy disfrutamos. Encarnación, que era conocida por sus contemporáneos como Chonita Canalizo, era hija de los señores Antonio Canalizo Danila y Procopia Valdez. El señor Canalizo fue hijo de Valentín Canalizo, uno de los políticos que cubrió de forma temporal las incontables ausencias de la silla presidencial de Antonio López de Santa Ana. En el año de 1850, el señor Antonio Canalizo llega a nuestro puerto de La Paz, donde desempeñó los siguientes cargos: Diputado en el Congreso de la Unión, Secretario de la Jefatura Política, Secretario de Gobierno con el general José María Rangel y, en 1864, fue Presidente del ayuntamiento paceño.

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En el año de 1899, Encarnación Canalizo contrajo nupcias con Alejandro Elliot Allinson Suárez, el cual, dentro de los diversos cargos públicos que ostentó, fue el de ser Presidente Municipal sustituto a la renuncia de Gastón J. Vives en el año de 1912. La figura fuerte y decidida de la señora Canalizo salta a la historia durante los aciagos años de la Revolución Mexicana. En el año de 1915, durante el tiempo en que el General brigadier Félix Ortega Aguilar dirigía los destinos de nuestro territorio y empezó a llevar a cabo ciertos cambios y mejoras, buscando beneficiar a las clases sociales menos favorecidas, se empezó a gestar un movimiento en su contra, encarnado a nivel local por los comerciantes y militares que se sentían perjudicados en sus ganancias y negocios, al quedar bloqueados para seguir lucrando con la necesidad de la población y al no poder continuar con su régimen de corruptelas y canonjías, a las que estaban acostumbrados. A nivel nacional, el triunfo del ejército constitucionalista al mando de Venustiano Carranza y contrario a los villistas, a cuya línea se había sumado el General Ortega Aguilar, ocasionaron que en la madrugada del 29 de mayo de 1915 se sublevara la guarnición militar de la ciudad de La Paz y buscaran apresar a Félix Ortega y a todos aquellos que lo apoyaban. Afortunadamente el General Ortega logra huir de la ciudad, sin embargo, algunos de sus seguidores fueron apresados o perseguidos.

Uno de ellos fue el Mayor Eduardo Encinas, quien cuando iba a ingresar al cuartel fue conminado a deponer las armas y caer prisionero; no contaban con que este bravo militar estaba dispuesto a vender cara su detención, se hizo de tiros con la escolta que pretendía apresarlo y logró ultimar a dos de ellos, sin embargo, cayó herido de un balazo en una pierna. Al ver la superioridad numérica se da a la fuga y, no sabiendo a dónde ir, decide refugiarse con una familia amiga, los Allinson Canalizo, los cuales tenían su residencia en la calle Playa (hoy Álvaro Obregón) y callejón Constitución. Al llegar a la casa y ver su condición, los señores Alejandro Elliot y Encarnación, de inmediato lo reciben y curan sus heridas. Para ellos la amistad y el afecto eran valores que estaban muy por encima de la política y sus vaivenes. De inmediato Chonita envía a unos propios a que oculten el rastro de sangre que dejó el Mayor Encinas al llegar a su casa.

Casi en la madrugada llegaron a su casa un pelotón de soldados, los cuales le informaban que buscaban al Mayor Eduardo Encinas y que sería mejor que no lo ocultaran o, de lo contrario, sufrirían terribles consecuencias. Dejan entrar a su casa a los soldados, los cuales tras una intensa búsqueda se retiran sin encontrar al militar herido. La astucia de la señora Chonita les había permitido ocultar al Mayor Encinas en un ropero disimulado por una falsa pared. Pasaron algunos días y, cuando la salud del mayor se compuso y estuvo en condiciones de poder ser trasladado a otro sitio, fue la misma señora Chonita Canalizo la que dispuso, una noche, que se colocara una embarcación a la orilla del malecón y ella misma ayudó a subir al Mayor Encinas. Durante varias horas impulsó la canoa remando con todas sus fuerzas hasta un sitio que se encuentra cerca de la actual playa El Tesoro (la playa de Enfermería) y ahí esperaron varios días hasta que un barco pasó por él y lo trasladó hacia el puerto de Mazatlán, en donde, ya restablecido del todo, se incorporó a las fuerzas del general José María Maytorena, un destacado villista.

María Dionisia Villarino

Otra de las grandes mujeres que han saltado al escenario de la historia nacional es la egregia figura de la Señora María Dionisia Villarino Espinoza. Esta aguerrida sudcaliforniana nació en el pueblo de Todos Santos el 25 de junio de 1865, siendo sus padres los señores Jesús Villarino Villalobos y doña Liberata Espinoza Nieto. Sus primeros años los pasó entre las huertas y bellas playas de su pueblo natal y posteriormente se traslada a vivir con unos familiares en San Francisco, EUA. Ya siendo una señorita regresa a Todos Santos y contrae matrimonio con el señor Antonio Salgado Albáñez. En su matrimonio de corta duración, debido a la muerte prematura de su marido, logró procrear a 7 hijos. Presionada por la necesidad de dar sustento y cobijo a sus hijos se traslada a principios de 1910 al mineral de Santa Rosalía en donde pone un pequeño taller de costura así como venta de alimentos.

Durante el año de 1913 y ante los lamentables sucesos del asesinato del presidente Francisco I. Madero y la usurpación de la primer magistratura por parte de Victoriano Huerta, la señora Villarino, Nicha como era conocida cariñosamente, siente hervir en su sangre los deseos de libertad y de luchar en contra de esa dictadura que laceraba la vida de todos los mexicanos. En Santa Rosalía, los administradores de las minas mantenían un control férreo sobre la vida de sus empleados, sometiéndolos a condiciones infrahumanas de trabajo e impidiéndoles en todo momento el manifestar su descontento ante estas condiciones tan deplorables.

Es así como Dionisia decide formar parte activa de la Revolución Mexicana. “Se cuenta que Dionisia y sus amigas María Jesús Carlón y La Chayola, con el pretexto de vender alimentos, ofrecían tequila a las tropas enemigas y emborrachaba a los soldados de quienes obtenía preciada información que pasaba a los revolucionarios”.

Fue durante ese tiempo que llegan al mineral los revolucionarios Gaspar G. Vela y Manuel F. Montoya, los cuales deciden iniciar acciones de convencimiento de los trabajadores de las minas para que se unan a ellos e iniciar un movimiento armado en el lugar. Lamentablemente son delatados y se refugian en el sitio conocido como “la calera”, específicamente en La Casa Blanca. De inmediato, inicia el asedio de los soldados acantonados en el lugar y, ante la imposibilidad de hacerlos deponer las armas, solicitan al cañonero “Tampico”, que se encontraba en el lugar, que bombardee el sitio. Con saña inaudita, el cañonero lanza 86 cañonazos, con lo cual destruye completamente el sitio y da muerte a sus ocupantes. El jefe del piquete de soldados de ese lugar, un tal Pedro Condés de la Torre, ordena que sus cuerpos sean incinerados para evitar que puedan ser convertidos en mártires de la revolución. Al retirarse los soldados del lugar, Dionisia Villarino apaga el fuego que consumía a los cuerpos y, en franca rebeldía ante las órdenes de los militares, hace que lleven los cuerpos de los valientes revolucionarios a su casa en donde los vela. Cuando el militar Condés de la Torre se entera la manda apresar y la destierra presa al puerto de Guaymas, Sonora. No le dolió tanto el sufrir destierros por causa de su amor a la revolución, lo que más le dolió fue tener que dejar a sus pequeños hijos a cargo de buenas personas que prometieron cuidarlos en su ausencia.

Durante los meses que estuvo presa y debido a su bravura y temple, la gente la empieza a llamar La Coronela. Para poder mantenerse y enviar algo de dinero a sus hijos, reanuda la venta de alimentos al interior de la cárcel y, gracias a su don de gente y vitalidad, se le concede el que pueda vivir fuera de ella. Es en ese tiempo que Dionisia pone en funcionamiento un lugar de hospedaje para los viajeros que llegaran al sitio. Sin embargo, lejos de dejar de lado su compromiso con la revolución, éste se ve incrementado y reanuda sus actividades de espionaje obteniendo importante información la cual trasmitía a los revolucionarios.

En 1914 regresa a Santa Rosalía, se reúne con sus hijos y se dedica a las labores de costurera y partera, habilidad esta última que seguramente adquirió durante el tiempo que estuvo en la cárcel de Guaymas. En el año de 1932, el Doctor Quevedo le entrega una licencia para poder oficialmente atender a parturientas, así mismo, en ese mismo año, el delegado de Gobierno del Mineral, Felipe A. Montoya, le entrega una licencia automovilística para poder hacer uso de este medio de transporte y poder atender sus actividades de partera.

Para el año de 1938, La Coronela regresa a su pueblo natal en donde su carácter fuerte, dinámico y gestor se da rienda suelta siendo promotora de las candidaturas de destacados políticos, como el señor Braulio Maldonado Sández y Adán Velarde. También se afilia al naciente Partido Nacional Revolucionario, en donde fue una incansable promotora del los derechos de las mujeres sudcalifornianas y gestora de incontables mejoras para su pueblo natal. En el año de 1943, el Gobierno del territorio, que en ese entonces estaba bajo el mando del General Francisco J. Múgica Velásquez, le otorga un diploma “por la patriótica aportación que prestó a la legalidad de la República durante los aciagos días que dieron vida al movimiento revolucionario, como estímulo de un pueblo agradecido”. La señora María Dionisia Villarino Espinoza, La Coronela, fallece el 27 de abril de 1957 en su pueblo natal.

 

Amelia Wilkes

Y finalmente quiero traer a este escrito a la maestra, directora, enfermera, política y empresaria de nombre Amelia Wilkes Ceseña. Ella nació en Cabo San Lucas el 26 de febrero de 1907, sus padres fueron Cipriano Wilkes Ceseña y Petronila Ceseña. Tuvo una infancia muy tranquila y pasaba sus días disfrutando del sol y las hermosas playas, en ese entonces vírgenes, de aquel bello y paradisíaco lugar. Fue en el año de 1923, a sus 16 años que inicia su carrera de maestra rural en el rancho de la Candelaria. En 1948, se le asigna el puesto de directora de la escuela del rancho El Salto de San Nicolás.

Dentro de su intensa vida como gestora de mejoras para su pueblo natal, formó parte del “Comité de agua”, llegando a introducir el agua potable por medio de hidrantes a las principales calles y colonias. Colaboró con el comité de introducción de luz eléctrica al conseguir una planta pequeña, antes de ser construida la termoeléctrica. Fue la primera mujer distinguida con un cargo político en Baja California Sur. Ocupado la subdelegación municipal, hoy conocida como la delegación de Cabo San Lucas, cargo obtenido gracias a sus méritos en el año de 1966 y otorgado por el entonces Gobernador, Hugo Cervantes del Río. Fue socia fundadora del Club de Mujeres Profesionistas y de Negocios de San José del Cabo.

Como maestra, termina su fructífera carrera en el año de 1966 con 43 años de servicio docente ininterrumpido. Amelia Wilkes Ceseña, conocida cariñosamente como Melucha, fallece un 18 de Mayo de 1989 a la edad de 82 años; sus restos se encuentran descansando en el panteón del pueblo donde nació y al cual dedicó todos sus afanes y esfuerzos.

Haber nacido mujer en sudcalifornia es todo un privilegio, puesto que es una tierra que desde siempre se ha distinguido por ofrecer a todos sus ciudadanos la libertad y equidad que se merecen. Es una tierra en donde existe una cultura de gran aprecio y respeto por la figura de la mujer y que, sin lugar a dudas todos, ellas se han logrado empoderar obteniendo con ello una sociedad cada vez más próspera y acorde a la realidad que se vive a nivel mundial.

 

Bibliografía:

 

Doña Chonita Canalizo, de la revolución sudcaliforniana – Leonardo Reyes Silva.

Pervivencias – Ortega Romero, Félix Alberto, Gobierno del Estado de Baja California Sur, 1990.

Mujer y literatura mexicana y chicana. Culturas en contacto. DIONISIA VILLARINO, “LA CORONELA” – José Ríos Villarino.

Discurso pronunciado en el Aniversario Luctuoso de Amelia Wilkes Ceseña –  Eda Palacios Márquez.

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#8M en La Paz, BCS

FOTOS: Roberto E. Galindo Domínguez

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Miles de mujeres marcharon. Hoy, ellas y las cientos de miles de mujeres más que se manifestaron en el país son el movimiento social más grande, el más potente, luchan por sus vidas y por sus derechos; ellas están en la primer línea de protesta ante la violencia y en la última trinchera de la defensa social.