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Antología de autores ficticios, de Octavio Escalante

FOTOS: Cortesía

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Octavio Escalante (La Paz, 1985) es uno de esos escritores que al leerlo sonreímos y disfrutamos, por su capacidad de narrar con precisión una multiplicidad de voces que asombran y entrañan un futuro prometedor para sus próximos libros. Tal es el caso de Antología de autores ficticios (ISC, 2017), un puñado de catorce relatos que en apariencia no se cruzan entre sí por ser de autores bien distintos (imaginarios), pero que por el cambio de voces logran un equilibrio narrativo que es de aplaudir.

Según nos plantea Escalante, se trata de autores que están vivos o que son reales, y que, gracias a esa condición, puede hacer lo que quiera con ellos porque no está obligado a buscar su autorización para publicarlos o, aún más, corregirles sus textos. Bajo esa premisa nos introduce en heterogéneos universos planteándonos situaciones inverosímiles, cargados casi siempre por una voz dinámica, rítmica, envolvente, que a veces raya en lo poético y que nos hace olvidar la historia contada para centrarnos más en el lenguaje.

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Y justamente ese lenguaje, bien definido, bien cuidado, bien estructurado nos evoca por momentos anotaciones de viaje, impresiones acerca de la vida cotidiana y de personas que nos resultan bien cercanas, pues la mayoría tienen rasgos locales, aunque estén revestidos de lejanas imágenes históricas. Tal vez una de sus narraciones más logradas es “Na zdravy!” del ficticio autor Jacobo Lara, que me recuerda a la maravillosa novela judía de Gustav Meyrink, El gólem. Sus otras historias tienen ese equilibrio que nos presenta a criaturas entrañables y extrañas, que perviven sus propias circunstancias, casi cíclicas, que se conectan unas con otras, creando puentes entre ellos por elementos narrativos más que por situaciones de vida literaria.

Esa vida literaria tiende redes entre los personajes, entre escritores tal vez desconocidos entre ellos (que incluye al propio Octavio Escalante y que se asume también como autor ficticio), pero que algunas costumbres particulares los unen en su naturaleza humana. Antología de autores ficticios explora una diversidad de temas que nos causan incertidumbre, incluso risas por la utilización de una sintaxis depurada y salpicada de localismos lingüísticos. A lo largo del libro descubrimos que la semana santa está deconstruida y nos revela que, en realidad, hay un propósito único que es vacacionar; asimismo, historias de narcos, de situaciones morbosas, de muertes.

Creo que Octavio Escalante es uno de los narradores sudcalifornianos que mejor logra edificar con solvencia su mundo narrativo, pero tal vez habría que esperar que algún día nos sorprenda con historias acabadas desde la ironía y el sarcasmo que lo caracterizan en las redes sociales, que creo yo es el germen estilístico de su voz narrativa.

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La Pata de Mula, una almeja con sangre roja

FOTO: Internet.

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Era un martes de noviembre, lo recuerdo porque era mi cumpleaños, y comenzaría mis actividades laborales con una salida al Mogote. Me habían asignado a una comisión de apoyo en un proyecto que analizaba diferentes asuntos relacionados con los manglares de esa zona, por parte del centro de investigaciones donde cursaba mis primeros meses de Maestría.

Ya sobre la embarcación, y mientras cruzábamos el espejo de agua de la Ensenada de La Paz, esta tranquila laguna costera que separa la ciudad capital de la barrera arenosa conocida como El Mogote, el investigador a cargo nos comentó que tenía colocadas unas redes en las ramas de los manglares para calcular cuántas hojas se desprendían de éstos cada cierto tiempo. También nos advirtió que, mientras algunos compañeros se dedicarían a encontrar esas redes, otros nos tendríamos que quedar en la panga haciendo algunas anotaciones en las bitácoras que llevábamos.

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Así lo hicimos. Nada más llegar a uno de los hermosos senderos de manglar, cada equipo comenzó con su trabajo. Los que nos quedamos en la embarcación no tardamos mucho en terminar lo que se nos había solicitado hacer. Y, como sucede cuando uno no tiene nada qué hacer arriba de una panga, comenzamos a platicar. Un tema tras otro fuimos agotando la conversación. El sol comenzaba a pegar más fuerte y la espera fue haciéndose larga. De repente, el panguero, chofer experimentado de embarcaciones marinas y conocedor del área de estudio, nos propuso que, para entretenernos un rato, sacáramos unas patas de mula y nos hiciéramos un cóctel sencillo.

Debo confesar que, después de haber vivido más de 20 años en La Paz – antes viví en El Valle (Ciudad Constitución) y Cachanía (Santa Rosalía) – nunca había visto cómo se capturaban ese tipo de almejas, ni cómo se preparaban y tampoco las había probado. Sin embargo, como dijo un buen amigo, “no tengo ningún talento en especial, tan solo soy curiosa” y, dado que las opciones de qué hacer en la panga estaban muy reducidas, inmediatamente acepté la propuesta.

Lo primero que nos dijo nuestro guía fue que nos pusiéramos zapatos porque los mangles estaban filosos. Yo no entendí muy bien a qué se refería, pero siempre hay que hacer caso a ese tipo de maitros que llevan toda su vida en el mar. Cuando bajamos de la panga, el agua nos llegaba casi a la cintura y avanzamos caminando hacia una zona más baja cercana a los mangles. El terreno era totalmente fangoso y fue difícil movernos, pero después de un rato logramos mejorar nuestra técnica. Al acercarnos a estos árboles marinos, comprendí a qué se refería el panguero cuando dijo que estaban filosos. Los mangles tienen raíces expuestas, que se conocen como raíces áreas, y se ven como unos pequeños tronquitos que sobresalen del lodo. Es en estas raíces donde los ostiones, con sus conchas de orillas cortantes, se fijan para vivir. De tal forma que, si no se tiene cuidado, un mal movimiento de la mano o el pie cerca de esas conchas puede causar una herida.

Al respecto, mientras caminábamos y notábamos con cautela esa situación, el guía consideró oportuno enfatizar su recomendación con una anécdota, o más bien, me gustaría pensar que es una leyenda. Un día de verano, un hombre de una comunidad cercana decidió ir a capturar almejas al Mogote, sin decirle a nadie. Al inicio todo transcurrió con regularidad, como lo evidenciaba su bolsita con algunas almejas dentro, pero, después de algún tiempo, el pescador descalzo se cortó profundamente en las venas de los talones y las piernas y murió desangrado entre los mangles. Así lo encontraron sus familiares quienes se encargaron de difundir la historia como una advertencia para los novatos.

Ahora bien, también aprendimos que para capturar almejas pata de mula no solo es necesario estar atentos con la visión del entorno, sino también con el oído. Estas almejas viven enterradas en el lodo y, de vez en cuando, hacen un sonido al abrir y cerrar sus gruesas valvas, algo así como un “clac clac”. Este sonido nos permitió ubicar los sitios donde, si excavábamos unos cuantos centímetros, probablemente, podíamos desenterrar una almeja. Sin embargo, sinceramente creo que para pescarlas es necesario conocer más allá de los consejos antes mencionados, ya que, como fue evidente aquel martes de noviembre, nuestro guía con su gran experiencia capturó el 95 por ciento de las almejas de ese día.

Cuando volvimos a la embarcación a preparar el coctel, la vida de esas almejas siguió impactando mis recuerdos al ver brotar hilos de sangre rojo brillante cuando eran abiertas por el hábil y afilado cuchillo del panguero. Muchas veces antes había visto que abrieran, o abierto o yo misma, diversos tipos de almejas para comer, incluidas almejas chocolatas, arroceras, blancas, pismo, callos de hacha, roñosas, etcétera; sin embargo, en ninguno de estos casos había visto sangre salir de ellas. De tal forma, ese cóctel fue uno de los más interesantes que he probado en mi vida, con un sabor intensamente agradable. Los ingredientes básicos fueron, almejas pata de mula limpias (sin la tripa; es decir glándula digestiva), sal, limón, salsa huichol y tostadas.

Las almejas pata de mula que se distribuyen en El Mogote tienen por nombre científico Anadara tuberculosa y su nombre común deriva de la semejanza de su concha con la pezuña de aquellos animales de carga. La concha de estas almejas está recubierta externamente por una capa de color café oscuro con unas proyecciones parecidas a pequeños pelos, denominada periostraco. Esta capa sirve para que las almejas puedan mimetizarse con el entorno ocultando al animal de predadores y también para proteger las capas más internas del molusco del ataque de otros organismos y del medio.

Asimismo, estas almejas presentan otras adaptaciones a su vida bajo el lodo de los manglares, como la coloración roja de su sangre. En este sentido, los moluscos – el grupo animal donde se incluyen las almejas – presentan en su sangre una proteína especializada en la respiración llamada hemocianina, que generalmente es incolora o con tonos verdes o azulados. Sin embargo, los miembros de la familia Arcidae – a la que pertenece la pata de mula – poseen hemoglobina, la cual presenta hierro en su estructura, y que al unirse con las moléculas de oxígeno se torna de color rojizo. La presencia de hemoglobina en la sangre de estas almejas se debe a que esta proteína es más eficiente para realizar el proceso de respiración (transporte, fijación y almacenamiento del oxígeno) en lugares donde hay poco oxígeno, como las zonas lodosas de los manglares y las profundidades marinas.

En Baja California Sur, existen más de diez especies de bivalvos que cuentan con gran potencial para su explotación comercial, entre las que se incluye la almeja pata de mula, Anadara tuberculosa. Este bivalvo de manglar explotado en todo el litoral del Pacífico es una especie con grandes posibilidades para el desarrollo pesquero. En Baja California Sur, en la región del Pacífico, su captura se realiza en la Laguna de San Ignacio, en los esteros El Cardón, El Dátil y El Bateque; así como en casi todos los esteros del complejo de Bahía Magdalena-Almejas; en el Golfo de California, su captura se realiza en la zona de manglar de Bahía Concepción, Bahía de Loreto, Isla San José, Bahía de La Paz y La Ribera. Sin embargo, el área de operación con mayor registro de capturas es el complejo Bahía Magdalena-Almejas. Ahí, las operaciones de pesca han sido constantes, registrándose una producción media de 673 toneladas anuales en la década de los 90’s y una alternancia de zonas conforme el abatimiento y recuperación de los bancos a través del tiempo, lo que ha sido posible gracias a su amplia distribución geográfica.

La almeja pata de mula, Anadara tuberculosa, se ha explotado como recurso pesquero durante cientos de años formando parte de la dieta de los grupos humanos costeros de México desde tiempos prehispánicos, como los demuestra el registro fósil de sus conchas. Sin embargo, la destrucción de su hábitat, los manglares, derivado de diferentes actividades humanas aunado a la creciente demanda del recurso, podría poner en peligro las poblaciones de esta especie. De tal forma, se hace necesario llevar a cabo estudios de su biología básica, particularmente de su reproducción, que puedan aportar elementos técnicos como la época de reproducción, la talla mínima de madurez y posibles variaciones latitudinales e interanuales en su patrón reproductivo, con el objetivo de elaborar propuestas de manejo de este importante recurso en sus distintas áreas de pesca. En este sentido, el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura (INAPESCA), en atención a sus atribuciones legales, realiza estudios de esta especie en el Centro Regional de Investigación Pesquera La Paz, los cuales aportarán la información necesaria para el manejo sustentable de este recurso sudcaliforniano.

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Los inmortales de La Paz

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 22 de marzo, al inicio de la propagación del coronavirus en Baja California Sur, cuando se detectó el primer caso de un paciente infectado por el virus en Cabo San Lucas, aún la pandemia parecía lejana. China dejaba de ser la noticia, no era más el foco de infección y se hacían memes de sopa de murciélago mientras ya gran parte de Europa agonizaba: Italia y España tenían sus jornadas con la más alta detección de contagios. Desgraciadamente, en Estados Unidos aún no se tomaban en serio el asunto y en consecuencia después vendría la catástrofe de Nueva York y la desgracia norteamericana.

Por entonces, para nuestra suerte tercermundista, en México, al menos en la capital del país y desde el gobierno federal habían tomado cartas en el asunto desde enero, ya tenían un plan de acción, una estrategia para contrarrestar un virus altamente contagioso y mortífero; al menos el más letal desde la pandemia de la gripe española que en 1918 se llevó a la tumba a más de 50 millones de personas.

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La estrategia era y sigue siendo simple, guardar distanciamiento social, pero a pesar de lo simple que técnicamente es alejarse de la gente, aun de los seres más queridos: la familia, los amigos, los amantes; la población no ha respondido a cabalidad, no toda. Qué nos pueden costar 40 días de aislamiento, eso, 40 días, tal vez más, 50 o 60, qué importa cuántos cuando eso le puede salvar el resto de sus días a alguien a quien amamos, a nuestros padres, al abuelo, al enfermo crónico por joven que sea, tal vez un primo, un amigo, un hermano; o tal vez se pueda salvar a ese al que sólo conocemos de vista pero que ama a alguien más y que con su muerte va a dejar un profundo dolor en quienes lo aman. Qué son unos días de guardarse en casa, cuando así se puede hacer, cuando al menos el grueso de la clase media podemos hacerlo.

Otra es la realidad de los más desfavorecidos social y económicamente, de los cuales muchos se están aguantando y la están sufriendo, pero esas ya son cuentas que luego ajustaremos; no puede en este país seguir habiendo tanta desigualdad social, pues un virus como el que nos acecha en cada esquina, en cada tienda, en cada mano, no nos hace iguales ante la muerte, sólo resalta nuestras diferencias económicas y eso hará que mueran más los pobres y menos los ricos; pero eso sí, por igual el COVID-19 se va a llevar a los pendejos: ricos y pobres, incrédulos y religiosos, capitalistas y socialistas; y es que, en la antesala de la muerte, pululan los ignorantes.

Y a este respecto me he llevado una gran decepción, entre mi círculo de amistades, tengo a más de un conocido con rimbombantes estudios de posgrado en colegios caros, gente de vida transnacional, que se han atrevido a llevar a cabo reuniones familiares, con el abuelo, los tíos y los nietos, reuniones con amigos, quedadas nocturnas; no podía yo creerlo, pero de ese tamaño es la ignorancia en la gente culta, pero ignorante al fin del beneficio de la acción social para el bienestar común. En esta aciaga temporada he perdido más amistades y me he distanciado de más familiares que en cualquier batalla ideológica previa y es que, aunque sean de mi sangre, no tolero a los que propagan noticias falsas para debilitar un gobierno que hace hasta lo imposible por salvar vidas; cuando sabes que al llegar la crisis a su máximo de letalidad los sistemas de salud privilegiarán a los más jóvenes para darles atención médica ante los más viejos o ante aquellos con más enfermedades crónicas, es cuando no puedo entender a las bestias disfrazadas de humanos que no han sabido quedarse en casa, que no han querido alejarse un poco para salvar algunas – tal vez más, posiblemente cientos o miles- vidas.

Antes, pensé que sólo los pobres salían a la calle en mitad de la pandemia, unos por hambre, otros por la ignorancia abrumadora que su condición socioeconómica les ha determinado, esa que nosotros les hemos asignado con nuestra complicidad con este sistema capitalista depredador y voraz; pero me equivocaba, cometen actos de lesa humanidad pobres, ricos, letrados, todos farsantes humanos que no ven más allá de sus necesidades inmediatas, económicas y afectivas. Con un carajo, estamos al garete ante un diminuto virus por su mortífero batallar, pero además por la estupidez y la incompetencia humana de muchos de nuestros congéneres, y muchos por ellos moriremos y otros sufriremos la pérdida de seres queridos cuando el sistema de salud se sature y los muertos rebosen en las fosas; esas, que en otros países ya se han cavado, incluso en naciones del primer mundo, fríos y oscuros agujeros para enterrar a miles de muertos a los que ni siquiera les lloraron.

Para cerrar mi reflexión, les digo que el título de este artículo lo escribí hace unas semanas, cuando la alerta de pandemia en México se había lanzado, cuando ya llevábamos algunos días con la instrucción de no salir de casa y muchos paceños seguían paseando por el malecón, haciendo bici, llevando al perro, divirtiendo a los niños en los juegos, cuando muchos aún abarrotaban las canchas de los parques de la ciudad y otros asistían a bares y, en periqueras, sin invitar a Susana Distancia, vociferaban estupideces cotidianas contagiando al otro comensal sin la menor discreción, sin la menor conciencia social. En ese tiempo pensé que ellos: los inconscientes, los ignorantes, los criminales, esos que hoy nos han mantenido por varios días como el estado con la tasa de contagios por COVID-19 más alta de la nación incluso siendo una de las entidades con menos población del país, pensé que ellos se consideraban los inmortales de La Paz; y tal vez ellos, algunos de ellos, no mueran, pero irremediablemente moriremos otros por ellos, a pesar de que hasta el día de hoy la estrategia del gobierno federal para contrarrestar la pandemia está funcionando bien.

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Amnistía e impunidad

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Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Preocupada por lo que pueda ocurrir a los reclusos en riesgo por la pandemia COVID-19, la presidente de la mesa directiva del Senado de la República convocó a sesión ordinaria del pleno, el lunes 20 de abril, a las 12:00 horas, para votar la Ley de Amnistía, cuya aprobación ya ha sido consensada por el partido con mayoría en la cámara alta, por lo cual, es inminente que entre en vigor esta misma semana.

Esto significa que en un plazo de sesenta días, aproximadamente siete mil reos del orden federal serán liberados, y dentro de seis meses, el Congreso de la Unión llevará a cabo un ejercicio de revisión de los delitos a que hace referencia esta Ley, con la finalidad de valorar la vigencia de sus elementos configurativos, lo que implica la posible derogación de conductas actualmente tipificadas como delitos de competencia federal, relacionados con la producción y tráfico de drogas, entre otras.

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En síntesis, se decreta amnistía (perdón legal) en favor de las personas procesadas o sentenciadas del fuero federal que no sean reincidentes, por delitos cometidos antes de la fecha de entrada en vigor de la amnistía, en los siguientes supuestos:

I. Por el delito de aborto, en cualquiera de sus modalidades, previsto en el Código Penal Federal, cuando:

a) Se impute a la madre del producto del embarazo interrumpido;

b) Se impute a las y los médicos, cirujanos, comadronas o parteras, u otro personal autorizado de servicios de la salud, que hayan auxiliado en la interrupción del embarazo, siempre que la conducta delictiva se haya llevado a cabo sin violencia y con el consentimiento de la madre del producto del embarazo interrumpido;

c) Se impute a los familiares de la madre del producto que hayan auxiliado en la interrupción del embarazo;

II. Por el delito de homicidio por razón de parentesco, cuando el sujeto pasivo sea el producto de la concepción en cualquier momento de la preñez, en los supuestos previstos en la fracción anterior.

De acuerdo a la estadística publicada por la SSP, no hay personas privadas de su libertad, en el fuero federal, por el delito de aborto. Este supuesto, por tanto, es inaplicable, pues además resulta Inconvencional, toda vez que legislar sobre el  aborto, es competencia exclusiva de las entidades de la, atendiendo a la reserva hecha por el gobierno de la República (D.O.F. 7 de mayo de 1981) al párrafo primero del Artículo 4º de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, que establece la protección a la vida desde el momento de la concepción.

Este apartado no se incluye por “razones humanitarias”, como aduce el líder de la bancada morenistas en el senado; en realidad, lo que se busca es que se replique la amnistía en el fuero común y, de ser así, toda modalidad de aborto, en cualquier etapa del embarazo, quedaría impune en toda la República.

III. Por los delitos contra la salud a que se refieren los Artículos 194, fracciones I y II, 195, 195 Bis y 198 del Código Penal Federal, siempre que sean de competencia federal, en términos del Artículo 474 de la Ley General de Salud, cuando:

  1. a) Quien los haya cometido se encuentre en situación de pobreza, o de extrema vulnerabilidad por su condición de exclusión y discriminación, por tener una discapacidad permanente, o cuando el delito se haya cometido por indicación de su cónyuge, concubinario o concubina, pareja sentimental, pariente consanguíneo o por afinidad sin limitación de grado, o por temor fundado, así como quien haya sido obligado por grupos de la delincuencia organizada a cometer el delito;
  2. b) Quien pertenezca a un pueblo o comunidad indígena o afromexicana, en términos del Artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y se encuentre en alguna de las hipótesis mencionadas en el inciso anterior;
  3. c) Las personas consumidoras que hayan poseído narcóticos en cantidades superiores hasta en dos tantos a la dosis máxima de consumo personal e inmediato, a que se refiere el Artículo 479 de la Ley General de Salud, siempre que no haya sido con fines de distribución o venta.

El grueso de los beneficiarios de esta amnistía se ubica en este parámetro. Obtendrán su libertad sujetos que enfrentan condenas de hasta 25 años de prisión, por actividades tales como producir, transportar, traficar, comercializar, suministrar narcóticos, aportar recursos económicos o de cualquier especie, o colaborar de cualquier manera al financiamiento, supervisión o fomento del narcotráfico.

Sin importar la gravedad de la conducta cometida, por el solo hecho de encontrarse en situación de pobreza o extrema vulnerabilidad, quedará sin sanción el delito. De pronto, la pobreza y la exclusión, el temor o la intimidación, se convierten en eximentes de responsabilidad penal.

La delincuencia organizada se fortalece con esta amnistía, pues nutrirá sus bases operativas con pobres o discapacitados, que podrán operar impunemente.

IV. Por cualquier delito, a personas pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas que durante su proceso no hayan accedido plenamente a la jurisdicción del Estado, por no haber sido garantizado el derecho a contar con intérpretes o defensores que tuvieran conocimiento de su lengua y cultura;

Esta causal ya se encuentra prevista en nuestra legislación, y se tutela bajo la figura del debido proceso, como derecho fundamental de todo justiciable. Abrir una instancia más de revisión de cada sentencia, y por cualquier delito, genera una instancia suprajudicial que rebasa los presupuestos normativos procesales en vigor.

V. Por el delito de robo simple y sin violencia, siempre que no amerite pena privativa de la libertad de más de cuatro años.

El que roba poquito puede ser perdonado, y merece quedar impune. La excusa festinada a un famoso presidente municipal, se convierte en derecho a la impunidad, siempre y cuando, robes poquito.

VI. Por el delito de sedición, o porque hayan invitado, instigado o incitado a la comisión de este delito formando parte de grupos impulsados por razones políticas con el propósito de alterar la vida institucional, siempre que no se trate de terrorismo, y que en los hechos no se haya producido la privación de la vida, lesiones graves a otra persona o se hayan empleado o utilizado armas de fuego.

No era necesario decretar una ley para alcanzar este beneficio, pues este supuesto está contemplado entre aquellos por los cuales el ejecutivo puede indultar, sin necesidad de estructurar todo un procedimiento como el que en esta ley se establece.

CONCLUSIÓN: Ya desde el debate en la cámara baja, se apuntó la falta de objeto social de esta amnistía, pues está elaborada más en función de beneficiar a delincuentes, que a proteger a la sociedad. Poco o nada contribuirá esta amnistía a la recuperación de la paz social, que es el objetivo que desde campaña enarboló el actual presidente de la República.

No necesitamos una amnistía para mejorar el acceso a la justicia. Lo que necesitamos es mejorar las instituciones encargadas de prevenir, investigar, perseguir y sancionar los delitos.

Capacitar y supervisar a los operadores del sistema, proveerlos de recursos tecnológicos adecuados, mejorar los procedimientos y pugnar por lograr la paz social, alcanzando los cuatro ejes de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación del daño y garantía de no repetición.

Liberar a delincuentes no es la mejor manera de frenar la violencia, la inseguridad y la corrupción.

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Espías, tras los pasos de la Reina Isabel II

Todas las fotos son de la fototeca del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”.

Colaboración Especial

Por Elizabeth Acosta Mendía

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). De acuerdo con los archivos que  fueron desclasificados de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), y que están disponibles para cualquier ciudadano  en el Archivo General de la Nación (AGN), se encontró que espías mexicanos siguieron paso a paso el viaje que la Reina Isabel II hizo a México en 1983.

La Reina Isabel visitó territorio mexicano cuando Miguel de la Madrid era presidente y el  mandatario tuvo información de todas y cada una de las actividades de la monarca en su paso por el  Pacífico Mexicano. De los tres mil  doscientos un archivos que se contiene en la lista de las versiones públicas -documento trabajado  y traducido por el periodismo de investigación a fin de testar datos personales y de interés confidencial para el estado mexicano, dispuesto en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública– , la Reina Isabel tiene un archivo que va de 1975 a 1983.

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En su vista en 1983, realizó dos visitas con escala una de otra, como se señala en el mencionado informe, a Michoacán y Baja California Sur.

En una de esas visitas , el 18 de febrero de 1983, la DFS  dio cuenta sobre la visita que realizó al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, y en ella se informa que la Reina Isabel II viajaba a bordo del yate Britannia, acompañada por su esposo el príncipe Felipe, Duque de Edimburgo. En este encuentro fue recibida por el entonces gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas  Solórzano; de ahí, abordó un autobús para hacer un recorrido por las instalaciones de Altos Hornos de México Sicartsa, “la soberana inglesa y su comitiva abordaron el autobús oficial General Lázaro Cárdenas, recorrió dos kilómetros entre el muelle fiscal y la puerta uno de Sicartsa, donde en el  trayecto aproximadamente mil personas saludaron a la Monarca.

Se redactó en el informe que, según el espía, le fue mostrada a la soberana una maqueta sobre las ampliaciones que tendría la fábrica de acero y sostuvo una pequeña charla con el director de operaciones, Gabriel Magañon, y posteriormente salió a saludar a los empleados y abordar el autobús que la transportaba de regreso al puerto. A las 17.00 horas, la Reina y sus acompañantes arribaron al muelle fiscal para posteriormente abordar el yate Britannia,  donde tomó el Té con el Gobernador del Estado, el Secretario de Relaciones Exteriores y el Director de Sicartsa; se dio cuenta y se informó que, a las 17.50 horas, el yate Britannia abandonó el muelle fiscal, siendo remolcado por dos embarcaciones de la Marina Nacional.

Por su parte, la Reina Isabel II de Inglaterra arribó el 24 de febrero de 1983 en Baja California Sur, visita que quedó inscrita en los anales históricos de sudcalifornia como uno de los hechos más relevantes en su tiempo, un acontecimiento que perdura en el imaginario colectivo sudcaliforniano; no hubo vallas ni retenes,  la gente se arremolinaba detrás de su paso, en compañía del Gobernador en esa época, Alberto Andrés Alvarado Aramburo, y una comitiva del Estado Mayor Presidencial y su familia. Cito textualmente la opinión personal del C. Gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo “la visita de la Reina Isabel II fue uno de los actos más plenos que me llenó de emoción y no porque crea en realezas, sino por la forma tan espontánea en que se volcó el pueblo para recibirla, como símbolo de un país tan poderoso, tan tradicional como lo es Inglaterra. Pero para mí, aparte de la responsabilidad que todo saliera bien, no obstante el permanente contacto con el embajador de Inglaterra, de la supervisión de la Secretaría de Relaciones Exteriores -nos checaban todos los detalles, lugares de visita y toda la logística del recorrido-, lo que más me llamó la atención, fue que la Reina, dentro de su porte, dentro de su forma de ser, nunca da la mano a la gente; por costumbre protocolaria o por seguridad, no saluda de mano. Pero era tal multitud, pocas veces he visto aquí en La Paz una concentración así, miles y miles de personas durante todo el trayecto, que la Reina saludó a su paso a muchas personas, se emocionó por la recepción que se le tributó en todo momento”.

“Posteriormente – continúa relatando el Gobernador – nos fuimos al Caimancito y, en un gesto muy humano, la Reina se desposeyó de su envestidura, se quitó su sombrero y se sentó a la mesa a charlar. Antes de pasar a comer, le ofrecí una copa (ella toma ginebra), nos tomamos dos ginebras cada uno: ella estaba feliz y se metieron a bañar a la playa, el príncipe consorte junto con otros acompañantes nadaron en las aguas del Caimancito”.

“Comimos una comida que el cocinero de la casa de Gobierno, Lupillo Cerpa, nos preparó: un platillo con el que quedo muy bien. Se les ofreció, entre otras cosa, una cabrilla como se prepara aquí. Ya  fuera del protocolo, fuera de todo, la Reina pidió otro plato y dejaba el plato brillante. Le llevamos unos cancioneros que fueron de su agrado, todo le gustó mucho, salieron las cosas muy bien, le gustó nuestra hospitalidad, las atenciones y la cocina ni se diga. Es más, hace como dos años o tres, en un viaje que hizo la Reina a Australia, la entrevistaron y habló que había un lugar en México, con el nombre de La Paz, Baja California Sur, donde, comentó, la atendieron como en ningún lado. Nos distinguió con decir que en ninguna parte la habían recibido como en este lugar, ni en los mismos lugares del Imperio Británico” (Tiempo de Gobernadores, 2003, p.p.228, 229. Rubén Muñoz Álvarez).

Lo cierto es que el viaje de la soberana inglesa a Baja California Sur quedó muy marcado en sus recuerdos, a tal grado que ya existe una leyenda – nunca confirmada por la casa real – sobre la perla más bella que adorna su corona real.

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