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Ante el COVID-19, dinero para todos. Ingreso Básico Universal (III)

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Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Esta es la tercera y última entrega sobre el Ingreso Básico Universal (IBU), al cual es importante saber que también se le conoce como renta universal o renta básica universal.

Durante las últimas semanas, en España, los partidos de izquierda han tenido fuertes discusiones para poder legislar a su favor. En Finlandia existe un derivado de ésta idea (del Ingreso Básico Universal) desde hace décadas, se utiliza como seguro de desempleo, y se entregan 800€ (unos $20,000) al mes si no tienes trabajo o no encuentras una labor que te guste. Ha habido años en los que el 25% de la población vive de éste seguro ¿cómo lo hacen?

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Su sistema de recaudación es eficiente, la distribución de impuestos es equitativa y estratégica, y la tasa de impuestos es de las más altas en europa. En México, recientemente Muñoz Ledo (presidente de la Cámara de Diputados Federales) impulsa la iniciativa para que todos los mexicanos tengan derecho a un salario mínimo, un ingreso periódico pagado por el Estado a cada ciudadano sin ninguna condición de por medio.

¿Cuál es la meta del Ingreso Básico Universal? 

Con ésta propuesta, desarrollada por la política de izquierda, se buscaría primeramente sacar a la sociedad mexicana de la desigualdad, la explotación, de carencias y privaciones de derechos civiles, y, a la vez, garantizar una sociedad post trabajo, una en la que la clase trabajadora elija a quien intercambiarle su fuerza de trabajo y no al revés. Cambiar la asimetría de poder entre mano de obra y capital y liberar al trabajador de la coerción laboral remunerada (bajo salario, horas extras no remuneradas, explotación laboral, ausencia de seguridad social), incrementando el poder de los trabajadores sobre su propia fuerza de trabajo, transformando el poder político al obtener ellos la ventaja de la mano de obra.Otra meta al alcance con el IBU es poder reducir la semana laboral -a tres días-, producir una economía sustentable y, como dicen Srnicek y Williamsen, “inventar el futuro”:

Un IBU transforma la precariedad, reconoce el trabajo social, permite la movilización más sencilla del poder de clase y amplía el espacio para experimentar con las formas en que organizamos comunidades y familias.

En otras palabras, el IBU contribuye a reducir la pobreza, mejora la salud pública, reduce los costos sanitarios y la deserción escolar, los delitos menores, y permite invertir mayor tiempo con la familia y amigos, y menor burocracia estatal.

¿Qué beneficios tiene?

El derecho a ser flojo: la autorrealización se ha centrado, desde el siglo pasado, en ser productivo económicamente y en mantener una ética laboral en la cual la remuneración debe estar ligada al sufrimiento -la gente debe padecer el trabajo antes de poder recibir un salario-. Un IBU permite que el trabajo y el sufrimiento dejen de ser glorificados, y en cambio dignifica el tiempo libre y las ganas de laborar (hacerlo en algo que realmente nos interese y nos haga plenos).

Al sumarle a esto menos semanas laborales, contando con el ingreso económico suficiente, se pueden invertir horas en actividades anheladas/deseadas que pudieran brindar al beneficiario nuevas y mejores oportunidades laborales, como estudiar una o dos carreras, posgrados o nuevos idiomas, aprender nuevas habilidades tecnológicas o incursionar en el arte.

Por último pero no menos importante, uno de los beneficios que brinda el Ingreso Básico Universal es reconocer las contribuciones de las trabajadoras domésticas no remuneradas, convirtiéndose en una propuesta primordialmente feminista. La independencia económica que surge a partir de obtener un ingreso suficiente produce ciertas libertades para las mujeres, permitiéndoles implementar distintas formas, estructuras y dinámicas familiares, más comunitarias y alejadas del modelo heteropatriarcal de la familia nuclear privatizada. Así como reconfigurar las relaciones de pareja y evitar las relaciones disfuncionales, que se basan en la limitación de los medios económicos a las mujeres (violencia económica y dependencia estricta a la pareja por falta de oportunidades e ingresos propios).

¿Quién me preguntó? Si hubiera un ingreso básico universal en México, no habría necesidad de pañuelos rojos colocados en las ventanas, repartición de despensas al por mayor, o represión selectiva por parte de algunos elementos policiales.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Hay petróleo en la península de Baja California?

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El llamado oro negro, vuelve a estar en noticias de todos los medios de comunicación recientemente, debido a la falta de entendimiento entre dos de los países que más producen petróleo en el mundo, por un lado Rusia (como productor individual) y por otro lado Arabia Saudita (máximo representante de la OPEP); que ocasionó un desplome histórico en el precio del barril, y es que, como dice el viejo dicho de economía, entre más producto hay, más bajo será el precio. El tema de México, si hizo bien o mal en negociar su producción con los países productores, utilizando la benévola asesoría de Estados Unidos, puso al gobierno federal a cuestionarse si en este momento conviene extraer el petróleo a discreción o será mejor esperar a que mejoren los precios.

Y es que, históricamente, se nos enseñado en las escuelas que México es un gran productor de petróleo y tenemos reservas suficientes para poder vivir de los ingresos derivados de su venta; lo cierto es que desde la década de los ochentas se cambió esa perspectiva que se tenía, para bien de la nación, al diversificar los ingresos, apoyado sobre todo del turismo y las maquiladoras. Pero, antes de la década de los ochentas, el gobierno andaba como loco buscando petróleo en todo el territorio nacional para su extracción, así como nos imaginamos a los buscadores de tesoros.

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Por tradición, el Golfo de México y todos los estados que forman la cuenca de esa gran masa de mar, son productores por excelencia de petróleo mexicano; según datos recabados de la revista SciELO, de auspicio de CONACYT, el petróleo comenzó a extraerse en la zona del estado de Tamaulipas en el año de 1911 con grandes concesiones a empresas estadounidenses y británicas, para su producción y posterior envío a las recién creadas refinerías al otro lado de la frontera, donde el país vecino, al mismo tiempo iniciaba con la gran demanda de combustible para sus vehículos e industrias; fue hasta el 15 de julio de 1914, cuando se inauguró la primera refinería de petróleo en México, tocándole a la empresa petrolera ¨El Águila¨, su construcción, recordando que los dueños de dicha empresa eran los ingenieros e inversionistas ingleses Weetman Pearson y James Hyslop.

A la naciente empresa se le llamó ¨Refinería Doña Cecilia¨, la cual inició produciendo alrededor de 20 mil barriles diarios; a raíz de esto, con la gran cantidad de trabajo creado y por las oportunidades de empleo que representaba, en la desgastante guerra revolucionaria mexicana se fundó un centro de población el día primero de mayo de 1924, con el nombre de Villa Cecilia, y renombrada después como Ciudad Madero, que sin duda en México es un referente de ciudad petrolera al 100%.

Con la llegada al poder del General Lázaro Cárdenas en 1934, se impulsó la nacionalización de la industria petrolera, donde a las empresas petroleras extranjeras se les dieron las gracias, y se optó por el camino total donde el gobierno interviene en todos los procesos de producción hasta la refinación del petróleo. Cabe decir que fueron los años de bonanza de la industria petrolera mexicana, incluso en la década de los cincuentas y sesentas, en el mundo se hablaba del milagro mexicano, al cual lo ponían de ejemplo al resto de Latinoamérica y, por lógica el gobierno al no tener llenadera, inició con exploraciones a lo largo y ancho del territorio nacional, incluyendo la atractiva península de Baja California, que por sus condiciones parecidas a los desiertos del medio oriente y su cercanía a California, donde ya había yacimientos explotados, hacían un lugar muy susceptible de hallar el preciado oro negro.

Las exploraciones iniciaron a inicios de los sesentas, en toda la parte occidental de lo que es el actual estado de Baja California Sur, en el tramo al sur de los Llanos de Hiray, hasta el desierto de Vizcaíno por el norte, sin adentrarse en la Sierra de la Giganta; 5 años se estuvieron realizando sondeos por parte de los ingenieros traídos desde el centro de la república mexicana, con mano de obra local para los demás trabajos en la exploración. A todo lo largo del estado sudcaliforniano, dejaron sellos metálicos muy visibles actualmente donde se lee la leyenda: ¨pemex + lugar de exploración¨ y otros datos no legibles; varios lugareños de La Purísima, estuvieron buen tiempo en todo el procedimiento, entre ellos los señores Modesto y Samuel Peralta Mayoral, quienes nos platican cómo llevaban a cabo su trabajo, del cual unos eran dinamiteros, otros hacían el trabajo de baliceros topográficos y otros más de asistentes de los ingenieros, para recoger la información plasmada en papel después de realizar las explosiones provocadas.

A pregunta directa hecha, sobre si en las pláticas de los ingenieros, se mencionó sobre la posibilidad de hallar petróleo, don Modesto, comenta que en aquel tiempo contaba con 26 años y escuchaba muy poco sobre la posibilidad, razón entendible de los técnicos, porque los estudios terminan de realizarse en escritorio con la toma de toda la información posible, pero las ganas de hallar petróleo eran vistas. Una vez que acabaron los contratos con los trabajadores locales, sellaron los pozos, y partieron de regreso a las oficinas centrales de Pemex en la Ciudad de México, dejando en suspenso la noticia sobre la posibilidad de haber encontrado yacimientos generosos de petróleo en Baja California Sur, y de ahí naciendo el mito hasta hoy, de que bajo el subsuelo del desierto bajacaliforniano hay grandes reservas de petróleo, y que México está cuidando de estas para un futuro, incluso leyendas urbanas que Estados Unidos las va a explotar una vez que se haga de la península, razón por la cual ha presionado a México para que ¨se las cuide¨, mientras eso sucede.

Las conclusiones sobre la existencia del petróleo en Baja California Sur, claro, que sea en grandes cantidades para que valga la pena extraerlo, aún hoy dan mucho de qué hablar; pero, volviendo a la historia, se tiene que en su búsqueda desenfrenada por hallar oro negro en alguna parte del territorio nacional, ya con noticias no muy alentadoras de poder explotar yacimientos en la península, el gobierno federal recibe la noticia petrolera del siglo: hay petróleo abundante cerca de Ciudad del Carmen, Campeche. Un pescador ribereño llamado Rudesindo Cantarell Jiménez, hace público un descubrimiento que ya tenía años observando sobre unas aguas someras del Golfo de México en el año de 1971 y, ahora sí, a la dependencia paraestatal le brillan los ojos de avaricia y enfoca todo su objetivo para ir tras el petróleo campechano (metafóricamente hablando). El complejo Cantarell, en honor a Rudesindo, inició con los trabajos de explotación a gran escala, y fue hasta 1979 cuando alcanzó su tope de producción con poco más de 4mil barriles diarios, incluso es en la actualidad el segundo yacimiento más importante del mundo. Un análisis hasta este momento, ¿creen que con las condiciones de aquel tiempo, y de haber encontrado petróleo en la península Bajacaliforniana, no lo hubieran extraído en ese momento?.

Después de revisar varias páginas oficiales de Petróleos Mexicanos (PEMEX), no se ha encontrado en ninguna fuente sobre la posibilidad de extraer petróleo en cantidades ideales del desierto sudcaliforniano, no se halló ninguna posibilidad de reservas futuras para que se puedan explotar, y aún sigue en el colectivo sudcaliforniano la incertidumbre sobre cuál fue el resultado de aquellas legendarias exploraciones petroleras que sucedieron en los años sesentas en territorio comundeño, principalmente.

En las imágenes satelitales de internet, puede verificar los trazos muy bien alineados que construyeron los ingenieros, para hacer los caminos y llevar un registro ordenado de sus exploraciones, sobre todo al norte del poblado de Santo Domingo, donde se pueden buscar los famosos sellos que pusieron en cada uno de las excavaciones para buscar el ambicionado petróleo.

Y, si es aficionado a unas vacaciones de campismo, acérquese a la comunidad de La Purísima, donde podrá ver de cerca en la parte posterior del cerro del pilón un sello metálico, hágase acompañar de algún habitante de la región de preferencia que haya vivido en los años sesentas, le agradarán sus pláticas sobre las míticas reservas de petróleo sudcaliforniano.

 

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La biblioteca pública “Maestro Justo Sierra no. 192”. Un bastión de la cultura en sudcalifornia

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Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los jóvenes que cursamos la educación primaria, secundaria y profesional en La Paz de los años ochentas y noventas, recordamos con gran gusto las tardes en que acudíamos a la biblioteca Justo Sierra, que ya entonces estaba ubicada en lo que antaño fuera la cárcel municipal de la ciudad y la delegación, el famoso edificio Manuel Sobarzo. Su ambiente tranquilo y sobrio nos transportaba a años atrás en que este mismo sitio fue el hospital destinado para atender a las personas que habían contraído tuberculosis, pero que, gracias al esfuerzo de los gobiernos de la segunda mitad del siglo XX, había trocado este sitio a un templo del saber, la sede de una de las bibliotecas más antiguas de toda la península de Baja California.

De acuerdo a las investigaciones del emérito historiador sudcaliforniano Profr. Eligio Moisés Coronado, la biblioteca Justo Sierra fue fundada en esta ciudad y puerto de La Paz el 5 de mayo de 1939, siendo el jefe político y militar del territorio sur de la Baja California el Gral. Rafael M. Pedrajo. En sus inicios, la mencionada biblioteca ocupó un espacio en la sala principal de la que fuera la Secundaria No. 34 (que más tarde tomara el nombre del insurgente José María Morelos y Pavón).

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El edificio que ocupaba la mencionada institución se encontraba en la calle Belisario Domínguez entre 5 de mayo e Independencia. Algo que es necesario reconocer es que esta biblioteca nació bajo el signo de una gran estrella, el nombre con el cual fue investida nos remite a una de las grandes personalidades que ha tenido México en el campo de las letras y la educación. Por cuestiones de nomenclatura a esta institución le tocó llevar el número 192

Justo Sierra Méndez (San Francisco de Campeche, Campeche, 26 de enero de 1848; Madrid, 13 de septiembre de 1912) fue un escritor, historiador, periodista, poeta, político y filósofo mexicano, discípulo de Ignacio Manuel Altamirano. Fue decidido promotor de la fundación de la Universidad Nacional de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se le conoce también como “Maestro de América” por el título que le otorgaron varias universidades de América Latina. Es considerado uno de los personajes más influyentes de la historia moderna de México” (Wikipedia)

Al dar arranque este eslabón de la cultura Baja Californiana, se designó a Fortunato Moreno Corral ser su primer administrador. Sus primeras acciones estuvieron encaminadas a clasificar y administrar los 1931 ejemplares bibliográficos con la que fue dotada. El Sr. Moreno informaba periódicamente al gobierno del territorio de sus actividades y entre las notas que enviaba se encuentra que el horario de atención de esta biblioteca era de las 9 a.m. a las 14:00 hrs y de 16:00 a 18:00 hrs., también menciona que los principales usuarios son los niños y los jóvenes y que los profesionistas no acudían. Cinco años después, en 1944, el gobierno del territorio encabezado por el Gral. Francisco J. Mújica V. comisiona al Profr. Alberto Miranda Beltrán para que se trasladase a la Ciudad de México y recibiera un curso de capacitación sobre bibliografía y bibliotecas, el propósito del jefe político era mejorar los servicios educativos y dentro de ellos las bibliotecas. A partir de este momento y a su regreso a esta ciudad, el Profr. Miranda pasó a ocupar el puesto de administrador de la biblioteca.

Lenta, pero de forma decidida, la Biblioteca Maestro Justo Sierra fue ganándose el reconocimiento de los estudiantes y la ciudadanía en general. En 1944, el director de la Secundaria José María Morelos y Pavón propuso la fusión de la biblioteca pública con la de su propia institución y así poder brindar un mejor servicio, sin embargo, la defensa férrea que presentó el Profr. Miranda Beltrán logró que esta institución se mantuviera autónoma. Ya para el de mayo de 1944 se observa un reporte con la afluencia de 642 personas a la biblioteca, 382 eran mujeres y 260 hombres, siendo las principales obras consultadas las bellas artes, los periódicos y revistas. En el año de 1945 se imprimieron catálogos con todos los libros que contenía esta biblioteca y en 1946 se elabora una propuesta de reglamento de préstamo a domicilio. Durante los siguientes años, el funcionamiento de esta biblioteca fue muy irregular e incluso hubo periodos en que permaneció cerrada.

Fue hasta el 24 de marzo de 1966, durante el gobierno del Gral. Bonifacio Salinas Leal, que aparece publicado en el boletín informativo del gobierno territorial lo siguiente: “se pone en servicio la biblioteca Justo Sierra en los altos del edificio construido en la Plaza de la Constitución”. La responsabilidad de esta nueva etapa de la institución corrió a cargo de Angelina Carrillo de Gutiérrez. Durante los siguientes años el acervo bibliográfico, que ya era de 2657 libros, se ve ampliado con las donaciones de los siguientes benefactores: Pedro Vázquez Colmenares, secretario particular del gobernador en turno, Néstor Agúndez Martínez, Ignacio del Río Chávez, entre otros. También el Archivo Histórico Diplomático Mexicano de la Secretaría de Relaciones Exteriores realizó una importante donación.

Es un acto de justicia el reconocer el loable desempeño que tuvo Angelina Carrillo de Gutiérrez en la dirección de la biblioteca: formó un Club de Lectores con el propósito de leer y conversar sobre obras de literatura universal, al mismo tiempo que todos ellos agenciaban material bibliográfico para engrandecer el acervo, el lema de este Club fue Cultivar nuestras mentes es engrandecer a Sudcalifornia. También pretendió desarrollar un Servicio de Orientación Vocacional destinado a los usuarios que egresaban de la educación secundaria. Fue una permanente asistente a las actividades de las instituciones culturales nacionales y de los cursos que estas ofertaban, en donde estableció un trato cordial y respetuoso con sus dirigentes los cuales le ofrecieron todo el apoyo en capacitación y en materiales para fortalecer la biblioteca de esta ciudad. Propuso un anteproyecto de un plan para establecer bibliotecas en el Territorio, el cual consistía en formar una “biblioteca modelo” que se encargara de clasificar los libros que se distribuirían, así como el capacitar y actualizar al personal que trabajaría en ellas, promovería los clubes de lectores, procedimientos de registro de usuarios, donaciones, canje y, en general, establecer un servicio de comunicación entre todas las bibliotecas del territorio.

Con la conversión de nuestro Territorio a Estado Federal vinieron cambios en los representantes de las diferentes instituciones; fue el primero de abril de 1978 que nuevamente es reinaugurada la biblioteca pública Maestro Justo Sierra, pero ya en una nueva sede, el remozado y acondicionado edificio Manuel Sobarzo, ubicado en la esquina de las calles Altamirano y Constitución, siendo su directora Mary Nogales. Ya para ese entonces la biblioteca llegó a contar con 5697 libros. El 30 de agosto de 1984 la biblioteca fue incorporada al Programa Nacional de Bibliotecas Públicas, recibiendo la dotación de 3282 libros, un pie de biblioteca y una cantidad considerable de estantería. Durante los siguientes años continuó ofreciendo los diferentes servicios a sus usuarios, sin embargo, debido a un accidente ocurrido en el año de 1992 (caída de algunas losas del techo), se suspendió la atención y se ordenó que los materiales fueran guardados hasta que se solucionara este problema de infraestructura. El 15 de marzo de 1994 volvió a abrir sus puertas este recinto y hasta el día de hoy sigue ofreciendo su trabajo, con un acervo documental de 12,500 libros, con la calidad y calidez que ha logrado recabar en estos 80 años de vida.

El escritor y predicador francés Jacques Benigne Bossuet dijo alguna vez “En Egipto se llamaba a las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás.” Creo que, a través de los años, la biblioteca pública Maestro Justo Sierra No. 192 se ha ganado el título de ser el remedio del alma de todos los sudcalifornianos que tuvimos el honor de estar en ella.

 

Bibliografía:

  • Varios Autores, 2019. “Textos breves de la Historia de la Biblioteca Mtro. Justo Sierra”, Ed. Gobierno del estado de B.C.S., México. 32 p.
  • Columba Galván Gaytán. Tradición y actualización bibliotecaria en Baja California Sur.
  • Lomelí Venegas, Leonardo (2011). «El proyecto de Justo Sierra». Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, ed. La UNAM en la historia de México. De la inauguración de la Universidad Nacional al final del rectorado de Balbino Dávalos. La Universidad durante la década revolucionaria (1910-1920). México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México. pp. 9, 10.

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Poetas del like ¿el nuevo paradigma?

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Se acusa frecuentemente que la poesía es la menos leída y sin embargo, es de la que más se habla en diferentes sectores. Y del medio intelectual, que es el grupo que eleva a la diosa a los brazos inalcanzables de la pureza, el elitismo, la especialidad y, en algunos casos, la visión selectiva de poetas que sí son de los que no son. Los hay de todos los colores y sabores, desde los que buscan un nuevo paradigma que rompa con sus propias argucias, hasta los que sólo desean comunicar sentimientos y emociones.

Los primeros acusan a los segundos de no estar haciendo poesía y que no se puede considerar la simpleza y la cursilería un acto poético; los segundos acusan a los primeros de estar en un mundo intelectual que pocos leen, escuchan y que no transmite nada a sus lectores. Autores de ambos bandos hay miles. Millones. Pero sólo unos pocos quedan en la posteridad histórica y marcan pauta en las dos posturas.

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Hay, en nuestros días modernos que corren, un movimiento de poetas que incursionan en las redes sociales para hablar de lo que creen un acto poético que desmitifica a los consagrados por la literatura mundial. Suelen ser muy emotivos, intimistas, ventrales, donde la búsqueda del like es lo más importante, sin que importe si lo leído posee alguna calidad escritural.

Tienen muchos seguidores e incluso convocan a los lectores a hacer lo propio, creando cuentas para también entrar en el mundo de la poesía de Instagram, Facebook, entre otros. También hay un nicho de jóvenes en Wattpad que escriben novelas, cuentos, sus experiencias, ficciones, dolencias, tristezas, alegrías, basados sobre todo en su mirada digital de series televisivas animadas o aquellas dirigidas a los adolescentes. No hay una búsqueda de quedar bien con alguien, o de querer pertenecer a grupos literarios, sino sólo de divertirse, expresarse y sin la idea de asentar una trascendencia. Sólo quieren ser tendencia.

El cambio de paradigma está a la vista. Cuando jóvenes, muchos comenzamos a escribir por vanidad intelectual, porque la lectura de poesía nos hacía especiales o por alguna otra circunstancia. Pero hoy no. No les interesa que los reconozcan como poetas, ni buscan becas o premios: sólo comunicarse.

Es una generación que está creando su propio mundo, su propio lenguaje, su propia manera de establecer sus parámetros, a los que no llaman literatura sino diversión.

Esta evolución está frente a nuestros ojos, se está gestando día a día y los que crecimos con una idea de poesía no entendemos a las nuevas tribus de poetas a los que no les gusta ser llamados así, porque nos les interesa el futuro de sus textos, sino que sus voces sean escuchadas aunque se pierdan en el mar de las redes sociales.

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Gobernadores, alcaldes, ciudadanos y conspiranoicos del COVID-19

FOTO: El Sudcaliforniano

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En Baja California Sur el gobernador, los alcaldes y algunos ciudadanos ignorantes, o demasiado creyentes, brillan por el caos y la incertidumbre que generan, pero lo más grave es que con sus acciones ponen en riesgo a la ciudadanía.

Por ejemplo, las restricciones a la movilidad que se han impuesto desde el gobierno estatal, que implican la instalación de retenes y nos hacen a los ciudadanos tener que hablar con los oficiales de la ley, cuando la idea es no entrar en contacto con la gente; además, los puestos de control no sólo funcionan a partir de las 22 horas. De igual manera, con esta medida, la autoridad también pone en riesgo a los uniformados, ya que el coronavirus COVID-19 es altamente transmisible y el cubrebocas no es 100% efectivo para evitar el contagio.

 

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Lo anterior, sin tomar en cuenta que los arrestos de los infractores no se hacen con Susana Distancia de por medio, y en la entidad ya van varias detenciones; si el infractor de las draconianas medidas es portador del virus, con síntomas o sin éstos, puede representar un riesgo de contagio para los guardianes de la ley y para la gente que se encuentre laborando o recluida en las instalaciones a donde es llevado.

Este tipo de ordenamientos restrictivos que salen del marco legal constitucional, pero que ya se implementaron en la entidad, han causado desinformación y controversia; varios medios de comunicación han confundido o malinterpretado las instrucciones del gobierno estatal y el municipal, llamando a tales acciones toque de queda, lo que es gravísimo, pues una orden como esa no es un amistoso “quédate en casa” y, los que sabemos lo que implica, pues entramos en profunda y estresante reflexión de los posibles alcances de medidas de este tipo; cuando los más “chabacanos” corren despavoridos a la tienda a comprar papel de baño, alcohol y víveres, en ese orden de importancia, generando aglomeraciones y más infectados.

A nivel municipal llaman la atención las faramallas politiqueras de la alcaldesa de Los Cabos, amagando con prohibir la venta de alcohol, o las brillantes ideas del alcalde de La Paz de poner túneles sanitizantes en mercados de la localidad, mismos que ya tienen contraindicaciones para su uso en esta pandemia de parte de la autoridad sanitaria federal, pero aún así si quieres ir al mercado por el túnel de la limpieza debes pasar; dice la autoridad que usan hipoclorito de sodio (NaClO) y que es inocuo; seguramente están considerando las cantidades de este compuesto químico que rocían a las personas de acuerdo a su condición fisiológica: tamaño, peso, así como las posibles alergias de todos los ciudadanos; pues dependiendo de la cantidad de este compuesto el resultado a su exposición puede no ser inocuo y sí muy dañino, ya sea por el contacto de la sustancia con la piel o por la respiración de los gases que despide este líquido al entrar en contacto con el ambiente. Y seguramente, además de observar las condiciones anteriores, ya alguna autoridad sanitaria debió certificar que la mezcla que usan elimina al virus del COVID-19.

Pero la joya de nuestra política municipal es el alcalde de Mulegé, quien prohibió la entrada y la salida del pueblo, al más duro estilo del salvaje viejo oeste.

Y cuando no han sido las autoridades las que ponen el desorden o demuestran su ignorancia, son los ciudadanos los que implementan las barricadas en los accesos a pueblos y rancherías, emulando a guardias blancas o a guerrilleros de la montaña, y como ahora todos usan cubrebocas, aunque sea de la tela de la muñeca de trapo, pues quedan a la moda para la foto. Y ya en el rubro de la ciudadanía, tenemos también al joven conspiranoico alucinado que a la brava intentó ingresar a un hospital vociferando que el COVID-19 no existe, que es un invento para tenernos controlados; mayor estúpido será difícil de encontrar, bueno, se me olvidan sus seguidores en las redes, porque aunque usted no lo crea los tiene.

Los que a continuación señalo son menos espectaculares, y si no idiotas, si son ignorantes, son todos aquellos ciudadanos que la vida les vale una pura y dos con sal, la suya y la de los demás, son esos que se siguen reuniendo en la calle, que hacen fiestas en sus casas y que salen a delinquir en arrancones durante las restringidas noches paceñas; a este grupo de mentecatos debemos sumar a un ciudadano, miembro de un partido político bastante incoherente, que anuncia en sus redes sociales que burla las disposiciones de la jornada de sana distancia al ir con su esposa al supermercado; y el gracioso sube la foto de su intrépida aventura amoroso-alimentaria, declarándose además de imbécil, inútil, pues acepta que es incapaz de hacer bien las compras del mandado y que por eso su esposa de cerca lo vigila.

Es gracias a estos ciudadanos con déficit de conciencia del bienestar común que se da el ciclo vicioso del gobernante incompetente e inoperante, que, con tal de mostrarse más activo y comprometido que el alcalde de al lado, que el gobernador del otro estado o por querer evidenciar fallas en el gobierno federal, se pone a vociferar duras medidas impertinentes e incontinentes, a prohibir aquí y allá el ejercicio de las garantías individuales y no son ellos del todo culpables, pues la tentación de ejercer el poder absoluto y sentirse dioses de nuestra medimareana tierra les nace como consecuencia del comportamiento del ciudadano que sale a pasear, del que realiza fiestas o simples borracheras banqueteras y del que hace de la ida al supermercado la aventura amorosa del mandilón inútil.

Y aquí el debate se puede desatar, pues estos poco solidarios conciudadanos están ejerciendo sus garantías individuales, su derecho a ocupar el espacio público y con mayor razón el privado, pero también ponen en riesgo la salud y el bienestar del resto de la sociedad. Esto no es cosa de leyes o de la imposición de la fuerza pública, y sí es asunto de sentido común, que parece ser en algunos ciudadanos y en no pocos gobernantes el menos común de los sentidos.

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