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Sobre la incertidumbre y las encrucijadas infinitas

Colaboración Especial

Jorge Peredo

Para Ely

La Paz, Baja California Sur (BCS). Solo, perdido, casi paralizado ante el oscuro horizonte de la incertidumbre que me confronta, así se siente a veces la existencia; así debe sentirse también el gato en una caja. A veces parece que la vida misma es un experimento de aquel genio maligno del que hablaba René Descartes. Al filo de un prolongado estado de duda (en un cruce de caminos), hostigado por fuerzas a las que no quiero ponerle nombre y perplejo ante los misteriosos colores de nuestro encuentro, me siento impelido a retomar contigo estas reflexiones que se instalan (debo admitirlo) en una tenaz niebla. Son para mí, formas del fantasma o el mito primordial que me ha perseguido o fascinado desde que lo liberé al hojear La noche de los gatos cuánticos, una novela de ciencia ficción que narraba la existencia de interminables mundos donde todos los posibles sueños (o pesadillas) se hacen realidad.

Conoces la historia, pero no importa, te la cuento: imagina una caja de acero cerrada herméticamente. En el interior un gato observa como su destino depende de un “mecanismo perverso” (Blanco, 2023).  En palabras del físico Erwin Schrödinger (personaje de suma importancia para este relato):

En un contador Geiger hay una cantidad mínima de una sustancia radiactiva, tan pequeña, que quizá en el transcurso de una hora uno de los átomos se desintegre, pero quizá también, con la misma probabilidad, ninguno lo haga. Si ocurre, se produce una descarga en el tubo del contador y mediante un rielé se libera un martillo que hace pedazos una pequeña ampolla con una solución de ácido cianhídrico. Si se abandona el sistema a su suerte durante una hora, se dirá que el gato permanece vivo siempre y cuando no se haya desintegrado ningún átomo. La primera desintegración atómica lo envenenaría. (Schrödinger, 1935).

Nota.  El gato se encuentra en una superposición de estados: vivo y muerto hasta el momento del colapso de la función de onda, Princeton Univesity Press (1973).

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Lo desconcertante es que, desde la perspectiva de la mecánica cuántica, marco de referencia de este ejercicio mental, la incertidumbre de quien espera a que se abra la caja, podría ser reflejo de la realidad al interior: el gato existe en una superposición de estados, está vivo y muerto a la vez.

En el umbral de las maravillas

Hubo un día, en el que un grupo de seres humanos, que se hacen llamar físicos, tuvieron la osadía y vanidad de pensar que con ellos había llegado el fin de todas las incógnitas que durante milenios acuciaron a filósofos, naturalistas, magos y alquimistas. Pretendían haber agotado la comprensión del universo. Estaban convencidos de que no era otra cosa que un inconmensurable mecanismo de relojería. En 1814, el físico Simon-La Place aseveró que: el estado presente del universo es el efecto de su estado anterior, y la causa del que vendrá y que, por tanto, si existiera una inteligencia capaz de conocer todas las fuerzas y situaciones de los entes del universo, podrían conocerse los movimientos de todos los cuerpos existentes desde los átomos a las estrellas, el presente y el pasado. Vivimos, según esto, en un cosmos determinista.

Tras los grandes triunfos teóricos de la física del siglo XIX con la interpretación mecánica y estadística de la termodinámica y la electrodinámica, parecía quedar poco por resolver, pero el problema que se presentó, terminó por iniciar una turbulencia que cimbraría para siempre nuestra idea de lo real. Al internarse en el reino de lo infinitamente pequeño, los científicos notaron que el sueño ilustrado de un cosmos conformado a la medida del entendimiento del “hombre” se desmoronaba. Mientras que para la física clásica los fenómenos obedecen siempre a una cierta lógica inherente a la creación, lo que implica que, dependiendo de las condiciones, siempre observaremos los mismos resultados, y que por tanto podemos predecirlos, para la teoría cuántica “hay una probabilidad de que todos los sucesos posibles, por muy fantásticos que sean”, pueden ocurrir (Kaku, 2022, p.175).

A principios del siglo veinte la física clásica era incapaz de explicar fenómenos misteriosos. Las certezas se tambalearon y todos estos hombres que se sentían tan cerca de la verdad se encontraron de nuevo sumidos en la incertidumbre. Según las leyes clásicas de la física, como las leyes de Maxwell, se pensaba que un cuerpo caliente debería emitir radiación de manera continua en todas las longitudes de onda. Esto implicaría que a medida que se aumenta la temperatura de un cuerpo, la cantidad total de energía radiada en cada longitud de onda también debería aumentar sin límite. Sin embargo, las observaciones experimentales de la radiación emitida por cuerpos calientes, como el sol o cualquier objeto a alta temperatura, mostraron un fenómeno contradictorio con las predicciones clásicas. En lugar de emitir radiación en todas las longitudes de onda de manera continua, los cuerpos calientes emitían radiación en espectros discretos y específicos.

El problema central era que las teorías clásicas no podían explicar por qué la radiación emitida por un cuerpo caliente tenía un espectro de energía tan particular, en lugar de ser un continuo sin restricciones. Este desafío fue conocido como el problema del cuerpo negro, nombrado así por la propiedad idealizada de un cuerpo que absorbe toda la radiación incidente sin reflejar nada.

Las predicciones fallaron en proporcionar una explicación precisa de este espectro de radiación observado. Esta discrepancia entre la teoría y la observación experimental marcó un punto crucial en la historia de la física, ya que condujo a la necesidad de un nuevo marco teórico que pudiera abordar y resolver estos problemas: la mecánica cuántica.

La propuesta de Max Planck en 1900, al introducir el concepto de cuantización de la energía, es decir, según esto, la energía no se distribuye de manera continua, sino en pequeños “paquetes” llamados cuantos. Este fue uno de los eventos clave que condujeron a la revolución cuántica y transformó nuestra comprensión del mundo subatómico.

No mucho después, en 1905, Albert Einstein propuso que la luz también posee características de partículas, presentando el concepto de fotones. Este enfoque explicó el efecto fotoeléctrico, un fenómeno en el que la luz expulsa electrones de un material. Se reveló a raíz de esto que los electrones actúan al mismo tanto como partículas que como ondas. La física cuántica desentrañó este misterio al mostrar que el electrón, que danzaba alrededor del átomo, era una partícula, pero iba de la mano de una enigmática onda (Kaku, 2022, p.180).

El modelo cuántico del átomo, propuesto por Niels Bohr en 1913, consolidó aún más las ideas cuánticas. Bohr postuló que los electrones se movían en órbitas cuantizadas alrededor del núcleo, explicando el misterioso espectro de emisión del hidrógeno.  El modelo de Bohr demostró que era posible explicar fenómenos atómicos utilizando principios cuánticos y abrió la puerta a nuevas investigaciones en este campo revolucionario de la física.

En 1924 Louis de Broglie postuló que dependiendo de las condiciones ciertas partículas pueden comportarse como corpúsculo o como ondas, a eso se le conoce como “dualidad onda corpúsculo”. Esto despertó el interés de Erwin Schrödinger, quien en 1927 desarrolló la ecuación de onda, que describe la evolución temporal de la función de onda de una partícula. De forma simultánea, Werner Heisenberg introdujo el principio de incertidumbre, desafiando cualquier intuición, al afirmar que no se puede conocer simultáneamente con precisión la posición y el momento de una partícula. El sueño de la razón se cimbraba y sus adalides se vieron impelidos a cruzar el umbral al país de las maravillas, de donde, muchos juraban haber escapado para no volver.

Incertidumbre

El Principio de Incertidumbre de Heisenberg sostiene que no podemos conocer, simultáneamente, con precisión, la posición y la velocidad de una partícula subatómica. Cuanto más precisamente intentamos medir una de estas propiedades, menos precisión tendremos en la otra. Esta relación de intercambio entre la posición y la velocidad es un límite intrínseco en el mundo cuántico.

Este insólito principio, fue puesto a prueba con un experimento. Utilizando una rendija doble y un dispositivo de detección, un grupo de científicos enviaron electrones uno por uno a través de las rendijas hacia una pantalla de detección. Se esperaría que, al igual que con ondas de luz, se formaran patrones de interferencia en la pantalla.

La sorpresa llega cuando se coloca un detector en una de las rendijas para averiguar por cuál pasa cada electrón. Al hacer esto, los patrones de interferencia desaparecen, y se obtiene un patrón de dos franjas, como si los electrones se comportaran como partículas. Si se retira el detector, los patrones de interferencia vuelven a aparecer.

Este experimento resalta la llamada dualidad onda-partícula y la esencia del Principio de Incertidumbre. Cuando intentamos medir el camino exacto de un electrón, interferimos con su comportamiento ondulatorio, y perdemos la información sobre su velocidad y dirección. La interferencia entre los caminos posibles desaparece, y obtenemos un comportamiento más determinista, pero a expensas de perder información sobre la velocidad.

Esto desafía nuestra intuición clásica, donde podríamos esperar que las partículas siguieran trayectorias definidas. La mecánica cuántica, encapsulada en el Principio de Incertidumbre y ejemplificada por el experimento de las franjas, nos insta a reconsiderar nuestra percepción de la realidad y aceptar que, a nivel cuántico, la certeza completa es una ilusión.  La formulación más estricta de la ley de la causalidad indica que “si conocemos con exactitud el presente, podemos calcular el futuro”, mientras que para Heisenberg: “Nosotros no podemos, en principio, llegar a conocer el presente en todas sus partes determinantes.” (Heisenberg, 1927, p.197).

Función de onda

La introducción de la función de onda propuesta por Schrödinger en 1926 desempeña un papel clave en abordar el problema de la incertidumbre. Si bien, postula que no se pueden conocer, simultáneamente, con precisión la posición y el momento lineal de una partícula, la función de onda ofrece una descripción probabilística que la abarca.

La función de onda denotada comúnmente por la letra griega Ψ (psi), es una cantidad matemática asociada a una partícula cuántica que proporciona información sobre la probabilidad de encontrar la partícula en diferentes posiciones y estados de momento. La magnitud al cuadrado de la función de onda, Ψ², se interpreta como la densidad de probabilidad de encontrar la partícula en una ubicación particular. Esto significa que a nivel cuántico, la naturaleza funciona de forma totalmente distinta a la del universo observable: es fundamentalmente probabilística.

Esta teoría y su formalismo matemático fueron celebrados y aceptados de forma general, incluso por el mismísimo Heisenberg, quien había desarrollado su propia propuesta, llamada mecánica matricial. Aunque la función de onda proporciona una descripción probabilística más completa, no elimina completamente la incertidumbre. La incertidumbre está presente en la propia naturaleza de la teoría cuántica, y la función de onda propone una forma de cuantificar y trabajar con esa incertidumbre en lugar de eliminarla.

Imagina que estás en un juego de escondite, pero en lugar de esconderse detrás de muebles, las partículas subatómicas, como electrones tienen su propio juego de probabilidades llamado función de onda. Esta función es como un mapa que nos dice las probabilidades de encontrar una partícula en diferentes lugares.

La función de onda es como un sueño matemático, donde las ecuaciones nos dicen las formas en que una partícula podría estar distribuida en el espacio. Pero aquí está el truco: no nos dice exactamente dónde está la partícula, solo nos arroja un catálogo de expectativas, es decir todos los posibles escondites de la partícula. Parecería que las reglas de este juego, fueron ideadas por un demente: la partícula está escondida en todos los sitios que el mapa despliega.

Colapso

Un aspecto intrigante es que cuando observamos o medimos una propiedad de una partícula, esta deja de estar en todos los lugares posibles y, aparentemente “elige” un valor específico para la propiedad medida. Si seguimos la metáfora del juego, decide dejarse encontrar, en el momento en el que decidimos buscarla, el cual, no es nunca, donde esperábamos hallarla.

De acuerdo a la interpretación más tradicional de la cuántica, también llamada de Copenhague, se dice que la función de onda “colapsa”. Este “colapso” consiste en la transición de un mundo probabilístico a uno concreto. Es decir que en el momento de realizar la observación del comportamiento de un electrón “la suave evolución de la función de onda es interrumpida y emerge un único resultado. Todas las demás probabilidades se desvanecen de la realidad clásica. (Byrne, 2007)”.  El resultado parece ser por completo arbitrario, ya que no sigue la lógica de la información contenida en la onda. Hay que tener en cuenta que se trata de un postulado que no tiene lugar en las ecuaciones de Schrödinger y que sirve para explicar la emergencia de un estado específico de la partícula.

La postura de científicos como Bohr y Heisenberg, conocida como interpretación de Copenhague es que el funcionamiento del mundo cuántico únicamente cobra sentido en términos de los fenómenos “clásicamente observables”, no al revés. Las ecuaciones sólo pueden explicar lo que sucede en el mundo subatómico y que existe una clara separación entre este y el mundo clásico. Dicho enfoque privilegia el lugar de un observador externo ubicado en un “reino clásico” bien diferenciado del reino cuántico en el que ocurren los fenómenos observados. (Byrne, 2007, p.100) ¿Es la observación del científico la que causa el colapso? Esto implicaría una suerte de magia, más allá del mundo observable y por tanto perteneciente al reino de la metafísica.

En el contexto del experimento, cuando la caja se abre y se realiza la observación, la función de onda del gato, (que originalmente estaba en una superposición de estados, como vivo y muerto) colapsa en un estado específico. Esto significa que, después de la observación, el gato se encuentra en un estado definitivo, ya sea vivo o muerto, no en una superposición de ambos.

Es precisamente debido al peso de esta sospecha que Schrödinger confabuló aquella escena que parece más obra un genio maligno aficionado a las caricaturas de Bugs Bunny. El absurdo de aceptar la discontinuidad entre lo ocurrido en el sistema a nivel subatómico y la realidad en la que se instala el observador salta a la vista en el momento en el que se construye un sistema donde ambas interactúan irremediablemente, es decir se expresa su interdependencia. Este ejercicio obliga a ver las implicaciones de esta ruptura, de tal modo que la incertidumbre cuántica produciría un emborronamiento donde la muerte y la vida son indistinguibles hasta la intervención del observador.

A pesar de no poder explicar ese límite entre la realidad observable y el mundo clásico, los científicos adscritos a esta visión recurrieron a la mecánica cuántica con gran éxito. La lección aprendida por innumerables generaciones de físicos es que las ecuaciones sólo operan en el reino de lo microscópico, mientras que para el macroscópico carece de relevancia (Byrne 2007, p.100).

Bifurcaciones

Schrödinger, en una conferencia que se llevó a cabo en Dublín en el año de 1952, sugirió de forma casi casual un posible camino que permitiría encontrar solución a la paradoja: “Casi cualquier resultado que declare [un teórico de la mecánica cuántica] se refiera a la probabilidad de que esto o eso o aquello […] suceda, normalmente entre una gran cantidad de alternativas. La idea de que no sean alternativas sino que todas sucedan a la vez se le antoja demencial, sencillamente imposible.”

Diez años antes, en otro hemisferio, una pluma que hacía otro tipo de magia escribió una alegoría sobre la literatura, que parecía presagiar la fragorosa poesía encerrada en esa demente visión. Jorge Luis Borges imaginó un laberinto en el que cualquier principio o cualquier posible desenlace era una realidad:

La explicación es obvia: El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En este, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.

Seguramente te preguntarás qué sentido tiene que traiga esto a colación. Se trata de intentar discernir qué es lo que pasa con todas esas probabilidades que aparentemente se disuelven tan pronto como una se materializa. Esta posible respuesta es conocida como “la interpretación de los muchos mundos”.

Hugh Everett III fue un físico teórico estadounidense nacido el 11 de noviembre de 1930 en Washington D.C. Se graduó de la Universidad Johns Hopkins con una licenciatura en física en 1953 y obtuvo su doctorado en física teórica en la Universidad de Princeton en 1956.

Durante su tiempo en Princeton, Everett trabajó bajo la supervisión del renombrado físico John Archibald Wheeler. Fue durante este período cuando desarrolló su controvertida interpretación de la mecánica cuántica, conocida como la interpretación de los muchos mundos.

La interpretación de los muchos mundos, propuesta por Everett en su tesis doctoral en 1957, desafió las interpretaciones convencionales de la mecánica cuántica, especialmente la interpretación de Copenhague. Para resolver el problema de la función de onda, Everett fundió los mundos macroscópico y microscópico. Esto significa que la función de onda es universal y que por lo tanto la mecánica cuántica opera en la totalidad del universo.  El observador no es ajeno al sistema cuántico sino que tanto él como el objeto observado lo conforman.

Everett se planteó las siguientes preguntas:

¿Qué pasaría si la evolución continua de una función de onda no es interrumpida por actos de medición? ¿Qué pasaría si la ecuación de Schrödinger siempre se aplica y se aplica a todo, tanto a objetos como a observadores? ¿Qué pasaría si ningún elemento de superposiciones es eliminado de la realidad? ¿Cómo se vería un mundo así para nosotros? (Byrne, 2017, p.100).

Concluyó que la función de onda de un observador se bifurcaría en cada interacción del observador con un objeto superpuesto. La función de onda universal contendría ramas para cada alternativa que compone la superposición del objeto. En cada una existe una copia del observador que percibe una de esas alternativas como único resultado. Según una propiedad matemática fundamental de la ecuación de Schrödinger, una vez formadas, las ramas no se influyen entre sí. Por lo tanto, cada rama emprende un futuro diferente, independientemente de las demás (Byrne, 2017, p.100).

Esto significa que todas las probabilidades cuánticas se realizan en universos paralelos separados, lo que implica la existencia de una multiplicidad de realidades coexistentes. En cada uno de estos mundos, una versión diferente del resultado cuántico se manifiesta, lo que elimina la necesidad de un colapso de la función de onda y mantiene la coherencia de la evolución cuántica.

A pesar de la originalidad y el rigor matemático de su trabajo, la interpretación de los muchos mundos de Everett fue inicialmente recibida con escepticismo y críticas por parte de la comunidad científica establecida. Tal vez porque la idea de un universo infinitamente ramificado desafía por completo nuestro entendimiento y parece más la creación de un poeta visionario o de un chamán delirante que una teoría científica:

Para entender lo que el concepto de muchos mundos implica, sólo se necesita notar que, cualquier causa, por microscópica que sea, puede propagar sus efectos, a través del universo, por consiguiente toda transición cuántica que ocurre en toda estrella, en toda galaxia, en cada remoto rincón de este universo ramifica nuestro mundo local en miríadas de copias de sí mismo (DeWitt, p.179).

El gato está vivo en una realidad y muerto en la otra.

Nota.  Para Everett el gato vive en un mundo, en otro muere. Es un gato cuántico, Wikimedia Commons.

Desde esta perspectiva puedo decir: tú (qué me lees) y yo habitamos las ramificaciones de un árbol infinito. En unas somos amigos, en otras nos odiamos, en otras nunca nacemos, en unas existes y yo no, en otras nunca nos encontramos en nuestra encrucijada. Quizás de casualidad leas estas palabras y sientas una extraña curiosidad, y es todo. Tal vez en un mundo nos conocimos y el azar nos extravió al uno del otro; pero en otro nos volvemos a encontrar. Esta es la verdadera incertidumbre, la certeza de saber que en otro lado las cosas son como las soñamos y acá donde se afianza nuestra existencia, el azar nos arroja a regiones indómitas.

Referencias

Blanco, D.(2012), Schrödinger: El universo está en la onda, España: RBA.

Byrne, P. (2007), “The many worlds of Hugh Everett”, en Scientific American , Vol. 297, No. 6 (December 2007), pp. 98-105.

DeWitt, B. (1973), en Dewit Bryce S. (Edit), The Many Worlds Interpretation of Quantum Mechanics, (p.p. 178-179), Nueva Jersey: Princeton University Press.

Heisenberg, W. (1927), “Sobre el contenido descriptivo de la Cinemática y la Mecánica teórico-cuántica” en Z.Phys 43, p.p. 172-198.

Schrödinger, E. (1983), “The Present Situation in Quantum Mechanics. A translation of Schrödinger´s Cat Paradox Paper” en Proceedings of the American Philosophical

Society, 124, p.p. 323-38

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Proyecto minero submarino de fosfatos en el Golfo de Ulloa. Crónica de una autorización denegada

FOTOS: Internet.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El golfo de Ulloa representa una gran superficie marítima, donde existen bahías poco profundas, esteros muy importantes para la reproducción de crustáceos y donde se desarrolla en gran escala la pesca ribereña entre los pobladores de los pueblos aledaños. Este golfo se encuentra en la parte occidental del Estado de Baja California Sur, representa una alta biodiversidad de especies marinas, y fue muy famoso en épocas anteriores por la gran cantidad de tortugas caguamas que la habitaban, y que llevó a su saqueo indiscriminado y su casi extinción; en la actualidad tiene una veda permanente.

Geográficamente, el golfo de Ulloa se ubica entre la localidad de Punta Abreojos hacia el Norte y Cabo San Lázaro en la isla Magdalena hacia el Sur, está repartido entre la jurisdicción de los municipios de Mulegé y Comondú, siendo este último el que más pesca ribereña realiza desde sus litorales. Por la escasez de ojos de agua dulce en la zona y a pesar de tener su desembocadura arroyos de gran cuenca hidráulica —como el arroyo de La Purísima, de San Gregorio y de Las Bramonas, que no llegan a formar lagos de agua estacional—, en la época colonial no se crearon centros de población, ni se colonizó más allá del litoral, como sí se hizo en la misma península, pero del lado del golfo de California. Según se sabe, el lugar fue ampliamente navegado por las rutas que venían desde las Filipinas hacia el macizo continental.

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El epicentro del golfo de Ulloa lo representan las poblaciones de Las Barrancas y San Juanico, ambas en el municipio de Comondú, que se fundaron en los años cincuentas, como campos pesqueros de personas nativas del lugar y que con el paso de tiempo fueron formando pequeñas localidades hasta llegar a pueblos bien trazados y urbanizados. En la actualidad estos pueblos están unidos a través de una cooperativa de pesca, denominada “cooperativa pesquera Puerto Chale”, donde se benefician en gran medida con la extracción de langosta y abulón, dejando una buena derrama económica.

En el año 2012, la tranquilidad y bonanza con que vivían sus habitantes ribereños, empezó a cambiar, debido a la mortandad de la tortuga amarilla, según las autoridades gubernamentales, pero en ese año los pescaderos notaron la presencia de embarcaciones de tamaño medio en la lejanía, como una coincidencia. Por la lejanía de las embarcaciones y por no tener los medios modernos de persecución hacia dichas embarcaciones, la cooperativa pesquera solicitó al gobierno estatal la investigación sobre la razón de la presencia de esas embarcaciones en el golfo de Ulloa.

El gobierno explicó a los pescadores, que las embarcaciones en mención estaban realizando muestreos sobre la mortandad de las tortugas caguamas, e incluso se ofreció a los pescadores apoyos económicos, para que no se fomentara la pesca ilegal y en cierto modo dejar que se concluyeran las supuestas exploraciones.

La mortandad de tortugas siguió y, poco a poco la verdad salió a relucir, y es que los barcos fichados, estaban realizando pruebas submarinas de exploración para hallar fosfatos en el fondo marino. En todo el año de 2013 se agudizó el varado de diversas especies marinas mamíferas y la mortandad de tortugas, mientras que el gobierno seguía echando culpas a la pesca ribereña ilegal y de alguna manera haciendo de “la vista gorda” en las exploraciones que después se sabría que era la empresa estadounidense Odissey marine Explorations a través de su filial “Exploraciones Oceánicas” que, al amparo del gobierno realizaba exploraciones para yacimientos de fosfatos en el fondo marino.

Ya en el año 2014, el gobierno hizo una consulta con los pescadores y dio a conocer los resultados de las exploraciones, el proyecto se bautizó como “Proyecto minero Don Diego“, donde se presentaron 30 proyectos sobre la minería submarina, de las cuales 28 fueron rechazadas por los cooperativistas pesqueros, donde incluso exhortaron al gobierno a que hiciera pública la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), expedida por la Semarnat.

La empresa de capital estadounidense pretendía conseguir permisos por un periodo de 50 años y en una superficie de 91 mil hectáreas de fondo marino (22 km de línea paralela a la costa), según ellos, para la extracción de un estimado de 350 millones de toneladas de fosfato, que es un mineral de alta calidad para la fabricación de fertilizantes.

Después de presiones de pescadores, el gobierno negó los permisos en abril del 2016 por primera vez, siendo la empresa insistente, volvió a presionar y por segunda vez el gobierno negó los permisos en octubre del 2018. El inconveniente para el gobierno es que según la empresa minera Don Diego, se le dieron permisos para las exploraciones submarinas con la intención de conseguir el anhelado permiso, y en enero del 2022 presentó su tercera y última solicitud de permiso.

La empresa experta también en exploraciones de tesoros submarinos y barcos hundidos, y que cotiza en la bolsa de valores de Nueva York, lanzó un ultimátum al gobierno mexicano: o le concedían el permiso o se harían acreedores a una demanda millonaria 72 mil 240 millones de pesos, bajo un arbitraje internacional al amparo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Es muy posible —y se puede decir que es muy seguro—, que el gobierno niegue los permisos por presiones de los pescadores, que aun a pesar del apoyo creado por la Secretaría de Pesca denominado apoyo BienPesca, ven a la minería submarina en el Golfo de Ulloa, como un preludio de degradación de especies marinas, mientras que la empresa Odissey, reclama un supuesto bloqueo a su proyecto y argumenta que es una empresa amigable con el medio ambiente, pero es muy posible que haya habido desembolso de sobornos en aquel lejano año del 2012, con la promesa de conceder permisos, si no, cómo se explica permitir exploraciones en un lugar donde de antemano se sabe que no van a dar permiso de extracción.

En el mes de mayo del 2024 —sí… hace apenas 15 días—, los sudcalifornianos amanecieron con la noticia de bloqueos en carreteras por parte de pescadores de la cooperativa Puerto Chale y otros más de localidades aledañas; la noticia era porque se detectó en el golfo de Ulloa una embarcación ambientalista denominada Sea Sheperd, se hallaba realizando exploraciones en estas aguas.

Según el gobierno esta embarcación está haciendo estudios sobre la mortandad de tortugas amarillas, pero cabe hacer la reflexión, porque en todo momento las autoridades han culpado a los pescadores de dicha mortandad y sobre todo, porque sigue permitiendo que buques con banderas extranjeras hagan estudios que buques nacionales podrían hacerlos.

Tanta desconfianza y hacer sentir culpables a los pescadores, provoca estas situaciones y a la fecha se desconoce qué fin tendrá la solicitud de la empresa Odissey Marine Explorations, sobre si dan permiso o pagan la multa millonaria. Por lo pronto el gobierno sigue con sus apoyos económicos a diestras y siniestras, y muchas veces, no a los pescadores.

Escríbenos…

noeperalta1972@gmail.com

Página de la empresa: https://www.odysseymarine.com/

Página Fonmar (BCS) sobre el tema: http://fonmar.gob.mx/vigilara-semar-y-ong-golfo-de-ulloa-para-disminuir-mortalidad-de-la-tortuga-marina/

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Manganeso en Bahía Concepción: las minas abandonadas Los Pilares y Los Gavilanes

FOTOS: Google Earth.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de la minería en BCS está estrechamente ligada con el municipio de Mulegé, y es que, aunque en la parte Sur del Estado ya existían minas como en el pueblo de El Triunfo, muy cercano a la ciudad capital de La Paz, éstas no eran tan intensivas ni llegaron a producir gran cantidad como las que se establecieron en Santa Rosalía, al Norte del Baja California Sur.

Haciendo un poco de historia del lugar, se tiene que fue el señor Jorge Rosas Villavicencio quien descubrió una pequeña roca en los alrededores de Santa Rosalía —aun no existía el pueblo— en el año de 1868, y éste a su vez dio la pequeña roca a personas que iban a Guaymas para que la analizaran dando como noticia que había descubierto los primeros yacimientos de cobre en el entonces Territorio de Baja California.

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En toda la zona que abarca desde el puerto de Loreto hasta Santa Rosalía, se hicieron grandes esfuerzos por descubrir grandes cantidades de cobre, lo que no se logró más que en la zona adyacente a Santa Rosalía. De lo que sí había posibilidad de encontrar era manganeso, y en aquel tiempo hubo poco interés por ser más redituable económicamente la extracción del cobre.

Lo que poco se sabe, es que en plena preparación para la Segunda Guerra Mundial en Europa, Estados Unidos empezó a demandar en las industrias siderúrgicas, aunque en pequeñas proporciones, por la utilización de manganeso. Este material metálico —cuyo signo químico es “Mn”—, aumenta la resistencia al desgaste en la fabricación del acero.

Según se sabe por lecturas en la página de la UNAM, sobre un estudio que se hizo en 2008 llamado: Metalogenia de depósitos de manganeso en Baja California Sur, México, en la pequeña península frente a la Bahía Concepción y hacia el Sur hasta el pequeño pueblo pesquero de San Nicolás, existían grandes yacimientos de manganeso para su extracción. Fue así como aproximadamente en 1938, se crearon los puntos mineros llamados “Los Pilares” y “Los Gavilanes”. Al parecer, nunca lograron extraer la cantidad necesaria para que valiera la pena construir más infraestructura, incluso, no se sabe si realmente extrajeron alguna cantidad de manganeso, aunque fuera mínima.

Según pláticas de personas de edad avanzada avecinadas en La Purísima, se escuchó que en plena Segunda Guerra Mundial estaban contratando personal para las nacientes minas de manganeso de Bahía Concepción. En la parte más al Norte y casi en la orilla superior de la pequeña península se creó la mina Los Pilares, con pocas construcciones, en una buena bahía para atracaderos de embarcaciones, un kilómetro hacia el Sur se creó la mina Los Gavilanes, la cual contaba con más construcciones con paredes de block. A medio camino se tiene una pequeña plataforma de concreto que se cree pudo haber estado un faro, ya que se encuentra en una parte alta de un pequeño cerro a mitad del camino.

Según el relato del historiador sudcaliforniano Fernando Jordán, que hizo en el año de 1950, al navegar sobre el Golfo de California desde La Paz hacia Santa Rosalía, se maravilló de ver estas dos minas en total abandono, y constató que nunca fueron utilizadas por la apariencia; incluso, se apreciaba que algunas construcciones nunca las acabaron. En el mismo relato, Jordán preguntó a los vecinos del lugar y le dijeron que en 1948, se habían ido los últimos residentes, quedando únicamente un velador al que nunca pudo hallarlo para seguir escribiendo sobre la historia del lugar; los bajos precios en el mercado mundial del manganeso y también la modernización en la producción de acero que sustituyó al manganeso por otros metales, se cree que fueron los motivos del abandono total del lugar.

Con la tecnología actual y con ayuda del Google Earth se hallaron los lugares, y no se apreciaron caminos de acceso por tierra, la mina Los Pilares se halla en las coordenadas 26°56’13.07″ Norte y 111°48’12.20″ Oeste y la mina Los Gavilanes en las coordenadas 26°52’45.63″ Norte y 111°47’48.06″ Oeste.

En la misma aplicación satelital vienen fotos tomadas por el fotógrafo Jerry Bazant —del cual se toman como derecho de autor—, y se ve cómo está actualmente el lugar, así como el total abandono y falta de caminos de acceso de terracería por los caminos vecinales que conectan la parte occidental de la península con la carretera transpeninsular Benito Juárez.

Estas apasionantes y misteriosas historias sudcalifornianas nos hacen reflexionar que, a pesar del aislamiento del macizo continental, pudo haber existido población abundante de haber colonizado a tiempo, aunque el tener poca población tiene también su encanto.

Termino el artículo con palabras con las que el propio Fernando Jordán describió el lugar en aquel lejano 1950: “Los trabajos deben haberse llevado con cierta actividad, pues hay muchos caminos abiertos, amplios y todavía en buen estado entre las construcciones interrumpidas y el mineral. Se ven planchas de concreto donde debe haberse cimentado la maquinaria, ya retirada, y grandes restos de madera, mucha de la cual ha sido vendida a últimas fechas. También parece que el lugar se abandonó repentinamente, casi sin preparativos, pues aquí y allá quedan todavía, con su forma original, enormes montones de mineral de manganeso que no fue embarcado. Si a la población que trabajó y explotó el mineral de Los Gavilanes la hubieran matado repentinamente una epidemia, el fantasma de ciudad no habría quedado en forma muy distinta a la que actualmente conserva”.

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Localidades de BCS, geográficamente, mal ubicadas: el caso de Tembabichi (Parte II)

FOTOS: Internet.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur es un Estado que está lleno de playas, y lo mejor es que tiene para todos los gustos, desde grandes playas poco profundas en la bahía de La Paz, hasta olas de buen tamaño para surfear como en Todos Santos y San Juanico.

Pero es el golfo de California, el gran acuario mundial, que provee al estado de playas tranquilas y con arenas muy limpias y a veces de color blanco total. Sin embargo, los cinco municipios que conforman Baja California Sur, tienen colindancia hacia alguna playa en el también llamado Mar de Cortés. El municipio con menos proporción de línea de playa es Comondú, el cual tiene apenas 20 kilómetros, que incluso sirven de separación entre los municipios de Loreto y La Paz.

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El municipio de Loreto es el único que posee playas sólo hacia el golfo de California, y es precisamente en el límite Sur que colinda con Comondú, donde existe un pequeño pueblo con playas muy bonitas y una historia muy interesante de una casona que nos remite a la época de La Revolución Mexicana. El pueblo en mención se llama Tembabichi y a pesar de pertenecer a la jurisdicción del Ayuntamiento de Loreto, no tiene vías de comunicación terrestre hacia la cabecera y sus habitantes provienen, en su mayoría, de la zona serrana del municipio de Comondú, del cual también tienen un camino de terracería en medianas condiciones que hacen que toda la población acuda de manera continua a Ciudad Constitución, no sin antes pasar por Batequitos y el Ejido No. 5.

Cuando se creó el municipio de Loreto, en el año de 1993, en el Congreso local puso dentro de su jurisdicción el pequeño pueblo junto al mar Agua Verde, el cual tiene un acceso de terracería de la carretera transpeninsular. Los diputados de aquel entonces tomaron como cartografía la sección de votación de Agua Verde que corresponde a la Sección 347 del INE y dicha sección pasó a formar parte del nuevo municipio.

La consecuencia de esta partición, fue que los habitantes del pueblo —aunque poquitos—, pasaron a tener que tramitar todos sus asuntos de papeleo gubernamental hasta la ciudad de Loreto, y no a Ciudad Constitución, que queda más a modo en el trayecto de camino. Y claro está, también, en el tema territorial, al municipio de Comondú le “quitaron” un tramo de línea de bellas playas de 30 km de longitud, que según se ve en el mapa, no representa presencia de loretanos en el área.

Otro dato interesante de este pueblo, es que se fundó en 1906, cuando un lugareño halló perlas y una fue de gran tamaño que la vendió en La Paz, y con el dinero recabado construyó una gran hacienda dando a la vez trabajo a otras personas que se amplió a la pequeña agricultura y ganadería, pero con el tiempo se abandonó por falta de ventas de sus productos y la falta de perlas que extraer. En la actualidad, aún se puede visitar las ruinas de lo que alguna vez fue la gran hacienda y constatar sus bellas playas.

Tembabichi está ubicado en las coordenadas 25°15’28.986″ Norte y 110°57’04.397″ Oeste, según datos del INEGI de 2020. Tiene una población 22 personas —8 hombres y 14 mujeres.Se encuentra a 100 km por terracería de Ciudad Constitución, y el acceso por el puerto de Loreto es a través de pangas y por medio de la localidad de Agua Verde.

Al llegar al lugar, nos da la impresión que pudo haber sido un lugar de cultivos de perlas y también de siembra de cultivos orgánicos, queda el testimonio mudo de la “vieja casona” que muy bien, puede pasar como un museo de perlas.

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Discapacidad motriz y movilidad urbana

FOTO: Archivo.

Ius et ratio

Arturo Rubio Ruiz

La Paz, Baja California Sur (BCS). El 79% de la población en México radica en zonas urbanas, y se concentra en el 02.2% de las localidades del país (INEGI 2020). Vivir en una zona urbana tiene sus beneficios sobre todo si consideramos el acceso a los servicios básicos como agua, drenaje, suministro de energía eléctrica, conectividad vía Internet y/o comunicación vía telefonía fija o celular, educación, atención médica, seguridad, proveeduría, bienes y servicios, alimentación y entre todo lo anterior: la movilidad.

La búsqueda de tales satisfactores implica una alta concentración poblacional en las zonas urbanas. Baja California Sur, es un claro referente de esta distribución de habitantes concentrados en puntos urbanos focalizados y con problemas de abasto de servicios básicos, entre los que destacan el suministro de agua y la movilidad.

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FOTO: Archivo

Si la movilidad es un problema para las personas sin discapacidad, el conflicto se magnifica tratándose de personas con limitaciones físicas, en ciudades como Cabo San Lucas, San José del Cabo y La Paz, donde el servicio de transporte público carece de las facilidades necesarias para brindar un servicio adecuado, funcional, accesible y de calidad a quienes padecen limitaciones en su capacidad motriz.

Cuando hablamos de accesibilidad en el transporte público a favor de las personas con discapacidad y adultos mayores, planteamos la necesidad de diseñar estrategias que atiendan específicamente a ambos grupos.

Se requiere de los servicios de un transporte público como autobuses y taxis que sean accesibles en sus terminales y puntos intermedios de abordaje en ruta, instalaciones y espacios al interior de los vehículos y costos accesibles.

La inclusión en el transporte público, desde hace 20 años a la fecha, ha sido una invariable promesa de campaña que engrosa la lista de compromisos incumplidos por quienes una vez que acceden al poder, olímpicamente, olvidan lo prometido a sus votantes. Nuestros candidatos, sempiternos prometedores incumplidos, olvidan —o ignoran— que la inclusión es un imperativo legal, moral y económico, constitucional y convencionalmente tutelado.

Así lo ha determinado la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver el 17 de mayo de 2023 el amparo en revisión 686/2022 que versa sobre la accesibilidad al transporte público, otorgando el amparo y protección de la Justicia Federal a tres quejosos con discapacidad visual usuarios del metro de la Ciudad de México, en contra de las omisiones de las autoridades del sistema de transporte colectivo de la Ciudad de México de establecer ajustes razonables para garantizar la accesibilidad a dicho medio de transporte en condiciones de igualdad, vigilar las medidas de accesibilidad implementadas y establecer acciones para la toma de conciencia de la población, en general, sobre la situación de las personas con discapacidad que utilizan el metro.

Al respecto, la Sala enfatizó que la accesibilidad es una condición previa para que las personas con discapacidad puedan vivir de forma independiente y participar plenamente en la sociedad en igualdad de condiciones, y que los factores que un Estado debe atender para garantizar el derecho a la accesibilidad de dichas personas son, entre otros: la identificación de barreras y obstáculos; la implementación de acciones para su eliminación progresiva; y la concientización y sensibilización de quienes deben cumplir con las obligaciones de accesibilidad y de la población en general.

La resolución enfatiza que la accesibilidad en el transporte público constituye un prerrequisito para el disfrute de otros derechos como la educación, el trabajo y la salud, por lo que, la accesibilidad implica que tanto este medio de transporte como sus instalaciones sean accesibles; lo anterior, en el entendido de que toda persona tiene derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad.

El criterio sostenido por la Suprema Corte resulta obligatorio para todas las autoridades, de ahí que resulte exigible en el ámbito local, la implementación de medidas y disposiciones que garanticen que el transporte público en Sudcalifornia garantice el derecho a la movilidad de las personas con discapacidad.

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