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Crítica: T2 Trainspotting. La secuela que mata la ilusión

Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 ADVERTENCIA: Esta reseña contiene algunos spoilers.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS)Trainspotting marcó una época en todos aquellos pubertos que nos ufanábamos de, al fin, poder ver películas clasificación “C” sin necesidad de andarnos escondiendo. Fue la entrada a un nuevo universo, donde nuestros ojos y nuestras mentes se enfrentaban a una prodigiosa manera de contar historias, que nos sorprendían al igual que ponían a nuestras mentes a trabajar. Fue un golpe que nos dejó en shock y que nos dejó  hambrientos  de ese estilo tan inusual y de esos héroes tan ineptos y poco preparados para la vida, porque al reflejarnos en ese espejo de celuloide creíamos que como Renton, a pesar de estar sumidos en nuestra propia mierda, podríamos huir hacia la redención, enterrar el pasado, y escoger nuestro camino. En términos millenials, porque YOLO, equis, soy chavo.

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20 años después, Danny Boyle vuelve a la silla de director y reúne a todo el elenco original para contarnos la segunda parte. Una segunda parte tan innecesaria de realizar como ineludible de ver. Una segunda parte que se soporta en su original, que abusa de la nostalgia de la primera porque ya no tiene la fuerza ni la agilidad para volver a ser ese producto revolucionado que alguna vez fue. Una segunda parte que es importante sólo por su legado, pero que sabe perfectamente su lugar y no trata ni siquiera de enfrentarse a ella. Una segunda parte que se sabe derrotada, innecesaria, pequeña, inferior y que vive de oportunidades perdidas; pero que por eso es genial y tiene un impacto más brutal que la anterior.

Si Trainspotting nos aventaba en la cara la pregunta de ¿Qué demonios estoy haciendo con mi vida? y al final nos esbozaba una respuesta de que aún éramos seres capaces de elegir, ‘T2’ es más brutal todavía. En esta secuela, la pregunta es ¿Qué demonios hice con mi vida? y la respuesta no es nada agradable. La esperanza se ha desvanecido, se es lo que se es y es demasiado tarde para intentar cualquier otra cosa. El ciclo se cierra y no hay manera de escapar de él. Renton es un Godínez con un matrimonio fracasado, Sick Boy se dedica a chantajear tipos con videos comprometedores, Spud sigue en su eterno programa de rehabilitación y Begbie no logra la libertad bajo palabra y le dan cinco años más de encierro. Si antes podías elegir una carrera, una casa o un trabajo, ahora las elecciones son una foto de perfil en Facebook, una filtro de Instagram o una animación de Snapchat.

Y sin quererlo, dos generaciones con 20 años de distancia se miran a los ojos y se saben mucho más cerca de lo que pensaban. Las malas elecciones del pasado se enfrentan a las elecciones sin sentido de ahora. Los caminos son paralelos y ambos llevan a un muro que parece infranqueable o a un abismo donde la vida termina. Y la preguntas retumban en la cabeza, pero la generación ‘T1’ ya sólo responde a sus instintos y se las quita de la cabeza, es demasiado tarde para detenerse a pensar y es mejor dejarse llevar. Lo hecho, hecho está. Quizás los que vienen atrás, puedan elegir mejor, aunque las opciones son cada vez más escasas.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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